Editorial / Diario Jornada, 64 años informando

Testigo de innumerables situaciones históricas, pasó por etapas muy complejas para desarrollar esta profesión, y otras un tanto más benévolas, pero ejercer el periodismo nunca fue una tarea sencilla.

08 ENE 2018 - 21:12 | Actualizado

Diario Jornada cumple hoy 64 años desde su primera salida a la calle, el 9 de enero de 1954, en un país y en un mundo que poco tiene que ver con el de hoy. Fue en otro siglo, y en otros tiempos.

Jornada fue testigo de innumerables situaciones históricas, como la transformación de Chubut en Provincia desde su génesis como  territorio nacional, lo que ocurrió tres años después del nacimiento del diario; hasta la Masacre de 1972, que marcó a fuego a la ciudad que lo cobija. Pasó por etapas muy complejas para desarrollar esta profesión, y otras un tanto más benévolas, pero ejercer el periodismo nunca fue una tarea sencilla. Ni antes, cuando el modelo artesanal se imponía en las redacciones; ni ahora, cuando la tecnología parece acercarnos a todos y darnos mayores herramientas pero que, en rigor, nos impone desafíos inconmensurables a la hora de renovar el espíritu por buscar la noticia, desarrollarla y entregársela al lector, cuya fidelidad ha permitido el arribo a este nuevo aniversario.

Los 64 años nos encuentran en otro momento histórico, sino para la humanidad sí para el periodismo, que es nuestra razón de ser. Sin buscarlo, y mucho menos sin quererlo, las redacciones hoy son parte de esa gran noticia que con los años se marcará como un cambio de paradigma sin precedentes en la forma de ejercer esta profesión.

Está claro, además, que los tiempos que corren en nuestro país han puesto al periodismo en una situación de vulnerabilidad y de cuestionamiento constante por parte de la sociedad, o una buena porción de ella. Ocurre por razones variopintas, que van desde la crítica constante del kirchnerismo –el primer Poder real que se animó a enfrentar abiertamente a la Prensa- hasta la cada vez mayor universalidad de las redes sociales, que les han quitado a los medios de comunicación el monopolio sobre el  manejo de la noticia, que no es otra cosa que una forma de construir la realidad. Esa particularidad, que en principio fue tomada como un ataque al statu quo de los medios, aparece hoy como el contrapeso de las presiones políticas y obliga al periodismo –más allá de cualquier compromiso por fuera de la búsqueda de la información– a re?ejar con mayor rigurosidad los hechos, a la par que impiden morigerarlos, sino desecharlos.

La dinámica de los medios, por el progreso mismo, está parada frente a los desafíos del universo tecnológico, el cual ya es materia prima básica en la construcción de la noticia. En ese marco, Chubut no está lejos de lo que ocurre en los centros más poblados, aunque las diferencias se marquen sobre todo desde lo económico. Cuarenta años atrás los periódicos de Capital Federal, que históricamente marcaron y marcan las tendencias, llegaban a estas tierras con varios días de retraso. La irrupción de los vuelos cada vez más constantes, hasta hacerse diarios, achicó esa brecha. Y la web la aniquiló. Hoy el gran desafío está en cómo reaccionar frente a esta situación. Qué hacer con el papel, en el caso de los diarios; cómo subirse a esa tendencia tecnológica que parece arrasar con todo a su paso.

Se habla de la próxima desaparición de los diarios de papel y, si bien la caída de ventas es un fenómeno mundial, a casi cincuenta años de la creación de internet el papel sigue dando pelea. La pregunta es constante en las redacciones y no hay una respuesta única: ¿Cómo hacer para sostenerlo?

Los medios electrónicos ya son eso, “medios”, y la tecnología resulta en ellos una continuidad en el tiempo. Esa realidad es más notoria en los diarios. Por eso no se habla de la desaparición de la radio ni de la televisión, pero sí del formato papel, el único de los medios tradicionales que afronta la posibilidad de extinguirse. Por eso el reto, ahí, resulta enorme.

Esa transformación, según lo marcan las tendencias y los especialistas, será –es- radical. No se reducirá solo al traslado a la notebook, el teléfono, la tablet o cualquier otra plataforma, sino que impondrá reglas distintas en la extensión de las crónicas, el estilo de redacción y, obviamente, la presentación. El cambio de plataforma implica un desarrollo diferente, buscando interactividad y también convergencia de medios con audios, infografías dinámicas, videos. Y desarrollarlo constituye un desafío porque ya no depende solo de los periodistas, sino de su trabajo en equipo con especialistas en diseño y también en sistemas.

Diario Jornada llevaba más de una década desarrollando su sitio web, que se inició tímidamente con la publicación de su portada y que hoy se actualiza minuto a minuto. De aquella hoja de titulares pasó a tener hoy no solo textos, sino también audios y videos. Es decir, una convergencia de capacidades y herramientas para entregar una mejor y más desarrollada información a los usuarios, nombre que en la web tienen los otrora lectores del papel.

Ha sido y es una experiencia fantástica y enriquecedora, pero también engorrosa, de gran impacto y por ende de enorme exposición. En 2017, nuestro sitio (www.diariojornada.com.ar) tuvo más once millones de visitas únicas, marcando una fuerte tendencia entre los medios del interior del país, y más de 23 millones de páginas vistas, con un pico en noviembre de 2.475.804 de páginas vistas y 1.207.085 de tráfico total, lo que también está ensamblado con la presencia social, que ese mes marcó un tráfico de 261.547.

La discusión sobre “la web sí o la web no” quedó en el pasado, los medios de comunicación que no se suban a la red de redes estarán condenados a su desaparición, o a la reducción a una expresión mínima. No obstante, disipada esta duda, quedan otros cuestionamientos por resolver: ¿Cómo presentamos la noticia?; ¿Qué tipo de sitio es más atractivo?; ¿El lector pretende una pantalla con muchas posibilidades o algo más simple, más lineal? Hay todavía, en Jornada y en el mundo del periodismo, muchos interrogantes. Estamos en un camino sinuoso sobre el que se trabaja constantemente para encontrar las mejores respuestas.

No será fácil, pero el periodismo bien practicado nunca lo fue.#

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08 ENE 2018 - 21:12

Diario Jornada cumple hoy 64 años desde su primera salida a la calle, el 9 de enero de 1954, en un país y en un mundo que poco tiene que ver con el de hoy. Fue en otro siglo, y en otros tiempos.

Jornada fue testigo de innumerables situaciones históricas, como la transformación de Chubut en Provincia desde su génesis como  territorio nacional, lo que ocurrió tres años después del nacimiento del diario; hasta la Masacre de 1972, que marcó a fuego a la ciudad que lo cobija. Pasó por etapas muy complejas para desarrollar esta profesión, y otras un tanto más benévolas, pero ejercer el periodismo nunca fue una tarea sencilla. Ni antes, cuando el modelo artesanal se imponía en las redacciones; ni ahora, cuando la tecnología parece acercarnos a todos y darnos mayores herramientas pero que, en rigor, nos impone desafíos inconmensurables a la hora de renovar el espíritu por buscar la noticia, desarrollarla y entregársela al lector, cuya fidelidad ha permitido el arribo a este nuevo aniversario.

Los 64 años nos encuentran en otro momento histórico, sino para la humanidad sí para el periodismo, que es nuestra razón de ser. Sin buscarlo, y mucho menos sin quererlo, las redacciones hoy son parte de esa gran noticia que con los años se marcará como un cambio de paradigma sin precedentes en la forma de ejercer esta profesión.

Está claro, además, que los tiempos que corren en nuestro país han puesto al periodismo en una situación de vulnerabilidad y de cuestionamiento constante por parte de la sociedad, o una buena porción de ella. Ocurre por razones variopintas, que van desde la crítica constante del kirchnerismo –el primer Poder real que se animó a enfrentar abiertamente a la Prensa- hasta la cada vez mayor universalidad de las redes sociales, que les han quitado a los medios de comunicación el monopolio sobre el  manejo de la noticia, que no es otra cosa que una forma de construir la realidad. Esa particularidad, que en principio fue tomada como un ataque al statu quo de los medios, aparece hoy como el contrapeso de las presiones políticas y obliga al periodismo –más allá de cualquier compromiso por fuera de la búsqueda de la información– a re?ejar con mayor rigurosidad los hechos, a la par que impiden morigerarlos, sino desecharlos.

La dinámica de los medios, por el progreso mismo, está parada frente a los desafíos del universo tecnológico, el cual ya es materia prima básica en la construcción de la noticia. En ese marco, Chubut no está lejos de lo que ocurre en los centros más poblados, aunque las diferencias se marquen sobre todo desde lo económico. Cuarenta años atrás los periódicos de Capital Federal, que históricamente marcaron y marcan las tendencias, llegaban a estas tierras con varios días de retraso. La irrupción de los vuelos cada vez más constantes, hasta hacerse diarios, achicó esa brecha. Y la web la aniquiló. Hoy el gran desafío está en cómo reaccionar frente a esta situación. Qué hacer con el papel, en el caso de los diarios; cómo subirse a esa tendencia tecnológica que parece arrasar con todo a su paso.

Se habla de la próxima desaparición de los diarios de papel y, si bien la caída de ventas es un fenómeno mundial, a casi cincuenta años de la creación de internet el papel sigue dando pelea. La pregunta es constante en las redacciones y no hay una respuesta única: ¿Cómo hacer para sostenerlo?

Los medios electrónicos ya son eso, “medios”, y la tecnología resulta en ellos una continuidad en el tiempo. Esa realidad es más notoria en los diarios. Por eso no se habla de la desaparición de la radio ni de la televisión, pero sí del formato papel, el único de los medios tradicionales que afronta la posibilidad de extinguirse. Por eso el reto, ahí, resulta enorme.

Esa transformación, según lo marcan las tendencias y los especialistas, será –es- radical. No se reducirá solo al traslado a la notebook, el teléfono, la tablet o cualquier otra plataforma, sino que impondrá reglas distintas en la extensión de las crónicas, el estilo de redacción y, obviamente, la presentación. El cambio de plataforma implica un desarrollo diferente, buscando interactividad y también convergencia de medios con audios, infografías dinámicas, videos. Y desarrollarlo constituye un desafío porque ya no depende solo de los periodistas, sino de su trabajo en equipo con especialistas en diseño y también en sistemas.

Diario Jornada llevaba más de una década desarrollando su sitio web, que se inició tímidamente con la publicación de su portada y que hoy se actualiza minuto a minuto. De aquella hoja de titulares pasó a tener hoy no solo textos, sino también audios y videos. Es decir, una convergencia de capacidades y herramientas para entregar una mejor y más desarrollada información a los usuarios, nombre que en la web tienen los otrora lectores del papel.

Ha sido y es una experiencia fantástica y enriquecedora, pero también engorrosa, de gran impacto y por ende de enorme exposición. En 2017, nuestro sitio (www.diariojornada.com.ar) tuvo más once millones de visitas únicas, marcando una fuerte tendencia entre los medios del interior del país, y más de 23 millones de páginas vistas, con un pico en noviembre de 2.475.804 de páginas vistas y 1.207.085 de tráfico total, lo que también está ensamblado con la presencia social, que ese mes marcó un tráfico de 261.547.

La discusión sobre “la web sí o la web no” quedó en el pasado, los medios de comunicación que no se suban a la red de redes estarán condenados a su desaparición, o a la reducción a una expresión mínima. No obstante, disipada esta duda, quedan otros cuestionamientos por resolver: ¿Cómo presentamos la noticia?; ¿Qué tipo de sitio es más atractivo?; ¿El lector pretende una pantalla con muchas posibilidades o algo más simple, más lineal? Hay todavía, en Jornada y en el mundo del periodismo, muchos interrogantes. Estamos en un camino sinuoso sobre el que se trabaja constantemente para encontrar las mejores respuestas.

No será fácil, pero el periodismo bien practicado nunca lo fue.#


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