Viajaba con 6 kilos de droga en un maletín e irá aprisión por 4 años y dos meses

Venía de Corrientes y pasó por Trelew rumbo a El Calafate. Lo condenó la Justicia Federal.

14 ENE 2018 - 20:35 | Actualizado

Por Rolando Tobarez  / Twitter: @rtobarez

El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a cuatro años y dos meses de prisión a un sujeto que fue sorprendido con un maletín con casi seis kilos de marihuana en siete ladrillos. Se trata de Miguel Alejandro Toledo, quien además deberá pagar una multa de $3.500. El hombre viajaba en micro desde Resistencia, Corrientes, hasta El Calafate, en Santa Cruz.
El episodio ocurrió la tarde del domingo 26 de octubre de 2014. El micro de Andesmar paró en la base operativa de la empresa, junto al Shooping Portal Trelew, por insumos y combustible.
Al revisar el colectivo como es habitual, con los pasajeros abajo, el azafato y los choferes hallaron un maletín en la parte trasera del piso superior. Reclamaron a viva voz por su dueño pero nadie contestó. Lo entregaron a una empleada de la base para esperar algún reclamo. Recién cuando el colectivo arrancó para seguir, Toledo –que iba abajo- pidió por un maletín que era suyo. Frenaron y regresaron.
Para chequear que fuera suyo fueron a una oficina y la empleada le preguntó qué contenía. El bolso no tenía identificación externa. Toledo primero dijo no saber porque se lo había dado un familiar en Corrientes. Después habló de una notebook. No supo decir la marca. Cuando abrieron aparecieron los envoltorios dentro de una bolsa de nylon de consorcio negra.
La droga iba preparada en ladrillos, suficientes para preparar 11.841 porros. Todo iba manchado con una sustancia viscosa con olor similar al de un suavizante de ropas, algodón,  desodorante Rexona y mucho olor a alcohol. “Esto no es una notebook”, dijo la empleada mirándolo. El  hombre se quedó callado y tranquilo. Sólo dijo que se lo había dado un familiar en Corrientes. Le avisaron a la División Drogas Peligrosas y Leyes Especiales, que secuestró el maletín y detuvo a Toledo.
El acusado declaró que el maletín no era suyo y que venía dormido en el asiento 8. Toledo es chofer de camiones pesados. Iba al sur a buscar trabajo con un conocido. Le dijo al tribunal que su verdadero maletín nunca apareció: tenía una computadora a Lenovo comprada en un Garbarino de Corrientes, papeles personales y fotos. Era negro de lona con partes de cuero. Ése fue el que reclamó y no el que tenía la droga, aseguró. Y que cuando la empleada le preguntó, negó que el maletín hallado fuera el suyo.
Los jueces Enrique Guanziroli, Nora Cabrera de Monella y Luis Giménez coincidieron en que “nada demuestra que existiera una conjura en contra del procesado”. Toledo dijo no saber nada de la droga: “Su pretendida ignorancia no es creíble y sólo es entendible como una forma de posicionarse mejor frente a la amenaza penal que sabe la acecha”.

Versiones

Su cambio de versión ante la empleada de Andesmar sobre el origen del bolso, como el argumento ensayado pretendiendo que se crea que hubo dos maletines “sólo pueden entenderse como excusas estériles ante el descubrimiento de su accionar”. La motivación que pudiera tener Toledo “no cambia en nada el comprobado traslado de una importante cantidad de tóxico con el peligro para la salud pública que  implicó”. El desplazamiento de marihuana, en un transporte público, por tan larga extensión de kilómetros, “tuvo la potencialidad de afectar el bien jurídico protegido”.
Toledo no tuvo una condena más grave porque, según la sentencia del Tribunal comodorense, “es joven, con capacidad de trabajo, y con instrucción, lo que permite visualizar que, si tiene interés y elige el buen camino, puede encarar un futuro mejor al presente que transita”. Es su primer antecedente.#

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14 ENE 2018 - 20:35

Por Rolando Tobarez  / Twitter: @rtobarez

El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a cuatro años y dos meses de prisión a un sujeto que fue sorprendido con un maletín con casi seis kilos de marihuana en siete ladrillos. Se trata de Miguel Alejandro Toledo, quien además deberá pagar una multa de $3.500. El hombre viajaba en micro desde Resistencia, Corrientes, hasta El Calafate, en Santa Cruz.
El episodio ocurrió la tarde del domingo 26 de octubre de 2014. El micro de Andesmar paró en la base operativa de la empresa, junto al Shooping Portal Trelew, por insumos y combustible.
Al revisar el colectivo como es habitual, con los pasajeros abajo, el azafato y los choferes hallaron un maletín en la parte trasera del piso superior. Reclamaron a viva voz por su dueño pero nadie contestó. Lo entregaron a una empleada de la base para esperar algún reclamo. Recién cuando el colectivo arrancó para seguir, Toledo –que iba abajo- pidió por un maletín que era suyo. Frenaron y regresaron.
Para chequear que fuera suyo fueron a una oficina y la empleada le preguntó qué contenía. El bolso no tenía identificación externa. Toledo primero dijo no saber porque se lo había dado un familiar en Corrientes. Después habló de una notebook. No supo decir la marca. Cuando abrieron aparecieron los envoltorios dentro de una bolsa de nylon de consorcio negra.
La droga iba preparada en ladrillos, suficientes para preparar 11.841 porros. Todo iba manchado con una sustancia viscosa con olor similar al de un suavizante de ropas, algodón,  desodorante Rexona y mucho olor a alcohol. “Esto no es una notebook”, dijo la empleada mirándolo. El  hombre se quedó callado y tranquilo. Sólo dijo que se lo había dado un familiar en Corrientes. Le avisaron a la División Drogas Peligrosas y Leyes Especiales, que secuestró el maletín y detuvo a Toledo.
El acusado declaró que el maletín no era suyo y que venía dormido en el asiento 8. Toledo es chofer de camiones pesados. Iba al sur a buscar trabajo con un conocido. Le dijo al tribunal que su verdadero maletín nunca apareció: tenía una computadora a Lenovo comprada en un Garbarino de Corrientes, papeles personales y fotos. Era negro de lona con partes de cuero. Ése fue el que reclamó y no el que tenía la droga, aseguró. Y que cuando la empleada le preguntó, negó que el maletín hallado fuera el suyo.
Los jueces Enrique Guanziroli, Nora Cabrera de Monella y Luis Giménez coincidieron en que “nada demuestra que existiera una conjura en contra del procesado”. Toledo dijo no saber nada de la droga: “Su pretendida ignorancia no es creíble y sólo es entendible como una forma de posicionarse mejor frente a la amenaza penal que sabe la acecha”.

Versiones

Su cambio de versión ante la empleada de Andesmar sobre el origen del bolso, como el argumento ensayado pretendiendo que se crea que hubo dos maletines “sólo pueden entenderse como excusas estériles ante el descubrimiento de su accionar”. La motivación que pudiera tener Toledo “no cambia en nada el comprobado traslado de una importante cantidad de tóxico con el peligro para la salud pública que  implicó”. El desplazamiento de marihuana, en un transporte público, por tan larga extensión de kilómetros, “tuvo la potencialidad de afectar el bien jurídico protegido”.
Toledo no tuvo una condena más grave porque, según la sentencia del Tribunal comodorense, “es joven, con capacidad de trabajo, y con instrucción, lo que permite visualizar que, si tiene interés y elige el buen camino, puede encarar un futuro mejor al presente que transita”. Es su primer antecedente.#


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