El soldado José Ortega tendrá su tumba en Malvinas

La familia del único santacruceño caído en combate y exvecino de Trelew fue identificada por el equipo de antropología forense que estudió los restos en el Cementerio de Darwin. Una comisión informó ayer a su familia de la novedad.

15 ENE 2018 - 20:59 | Actualizado

Por Dario Roberts

Fue una ceremonia desprovista de protocolo. “Fue sencillo, simple y emotivo”, dijo ayer a Jornada Sonia Cárcamo de Ortega, la madre del soldado caído en combate el 28 de mayo de 1982 durante el enfrentamiento entre tropas argentinas y británicas en Pradera del Ganso.

Pasaron poco más de 35 años desde que su hijo murió en la guerra, hasta que ayer tuvo la certeza del lugar donde descansan sus restos tras recibir una carpeta que detalla cómo se realizó el procedimiento de cotejo de rastros de ADN, por parte de un grupo de especialistas y bajo supervisión de la Cruz Roja Internacional, en el cementerio donde se encuentran enterrados los restos de los soldados argentinos muertos en combate durante la guerra.

José Honorio Ortega nació en 1963 y es el único santacruceño caído en combate durante la Guerra de Malvinas, pero su historia está ligada a Trelew, porque fue en esta ciudad donde pasó parte de su adolescencia y donde nacieron sus hijas Melisa y Noelia, las mellizas que no pudo conocer.

Trelew tiene una calle con su nombre y su figura es recordada al igual que la de otros chubutenses caídos en combate.

Hasta ahora era uno de los 123 argentinos sepultados en el cementerio de Darwin como “Soldado Argentino solo conocido por Dios”, pero ahora sus padres José y Sonia, sus hermanos, sobrinos, y a la distancia sus hijas Melisa y Noelia, ya saben que hay un lugar fijo dentro de la necrópolis insular.

La identificación de los restos de los soldados argentinos sepultados en Malvinas es en sí misma toda una historia, en la que están involucrados desde excombatientes hasta el músico Roger Waters. Finalmente, con los dos países en pugna –Argentina y Gran Bretaña- de acuerdo, la Cruz Roja Internacional conformó un equipo de expertos que tras trabajar en el terreno permitió en diciembre del año pasado confirmar de manera pública que 88 de los 123 soldados sepultados como NN habían sido identificados a partir de la comparación de material genético entre las muestras aportadas por familiares y de los restos que fueron exhumados en el cementerio de Darwin.

Una vez confirmados los datos, en nuestro país se inició un proceso de confirmación personal a cada familia. Los primeros casos se conocieron a fines del año pasado tras reuniones que se realizaron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero con el correr de los días una comisión se fue trasladando hacia ciudades del interior.

Ayer, en el Espacio Cultural del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas en Río Gallegos, Sonia Cárcamo y José Ortega fueron informados de los resultados del ADN sobre José Honorio Ortega.

Una espera de 35 años

“Recién nos confirmaron, nos dieron una carpeta con toda la documentación, con un croquis del lugar en el que ahora están sus restos en Darwin, donde también explica como hicieron el procedimiento”, indicó a Jornada la madre del soldado que había ido a la guerra como parte de la segunda sección de la Compañía de Infantería “C” que integraban conscriptos del Regimiento de Infantería 25 de Sarmiento, donde estaba cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio.

La carpeta fue entregada por una comisión integrada por funcionarios de Derechos Humanos de la Nación, Antropólogos Forenses y Cruz Roja Internacional, además de una escribana del gobierno nacional.

“Fue todo muy lindo, muy sencillo, no fue nada protocolar”, contó Sonia desde Río Gallegos, y dijo que para ella en lo personal “esto es cerrar un círculo, porque ahora sé dónde él está enterrado en el cementerio de Malvinas”.

“Cuando viajamos la primera vez a las islas y me enteré antes de salir que no había nombres en algunas tumbas, había empezado a ser medio trágico y en ese momento se decidió entre las personas ir, buscar una tumba y poner un nombre hasta que hubiera esperanza; en aquella época ni se hablaba de hacer un ADN”, dijo la madre de Ortega, recordando el primer viaje de familiares a visitar el cementerio ubicado en Malvinas.

Sonia no descarta volver a las Malvinas, donde su hijo peleó y murió defendiendo la soberanía argentina. Tiene la esperanza de un viaje pronto para estar frente a la tumba donde descansan los restos de su hijo, y hacerlo en compañía de otros padres y madres que durante más de tres décadas esperaron para poner una flor, rezar o tan solo llorar la ausencia de un hijo.

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15 ENE 2018 - 20:59

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Fue una ceremonia desprovista de protocolo. “Fue sencillo, simple y emotivo”, dijo ayer a Jornada Sonia Cárcamo de Ortega, la madre del soldado caído en combate el 28 de mayo de 1982 durante el enfrentamiento entre tropas argentinas y británicas en Pradera del Ganso.

Pasaron poco más de 35 años desde que su hijo murió en la guerra, hasta que ayer tuvo la certeza del lugar donde descansan sus restos tras recibir una carpeta que detalla cómo se realizó el procedimiento de cotejo de rastros de ADN, por parte de un grupo de especialistas y bajo supervisión de la Cruz Roja Internacional, en el cementerio donde se encuentran enterrados los restos de los soldados argentinos muertos en combate durante la guerra.

José Honorio Ortega nació en 1963 y es el único santacruceño caído en combate durante la Guerra de Malvinas, pero su historia está ligada a Trelew, porque fue en esta ciudad donde pasó parte de su adolescencia y donde nacieron sus hijas Melisa y Noelia, las mellizas que no pudo conocer.

Trelew tiene una calle con su nombre y su figura es recordada al igual que la de otros chubutenses caídos en combate.

Hasta ahora era uno de los 123 argentinos sepultados en el cementerio de Darwin como “Soldado Argentino solo conocido por Dios”, pero ahora sus padres José y Sonia, sus hermanos, sobrinos, y a la distancia sus hijas Melisa y Noelia, ya saben que hay un lugar fijo dentro de la necrópolis insular.

La identificación de los restos de los soldados argentinos sepultados en Malvinas es en sí misma toda una historia, en la que están involucrados desde excombatientes hasta el músico Roger Waters. Finalmente, con los dos países en pugna –Argentina y Gran Bretaña- de acuerdo, la Cruz Roja Internacional conformó un equipo de expertos que tras trabajar en el terreno permitió en diciembre del año pasado confirmar de manera pública que 88 de los 123 soldados sepultados como NN habían sido identificados a partir de la comparación de material genético entre las muestras aportadas por familiares y de los restos que fueron exhumados en el cementerio de Darwin.

Una vez confirmados los datos, en nuestro país se inició un proceso de confirmación personal a cada familia. Los primeros casos se conocieron a fines del año pasado tras reuniones que se realizaron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero con el correr de los días una comisión se fue trasladando hacia ciudades del interior.

Ayer, en el Espacio Cultural del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas en Río Gallegos, Sonia Cárcamo y José Ortega fueron informados de los resultados del ADN sobre José Honorio Ortega.

Una espera de 35 años

“Recién nos confirmaron, nos dieron una carpeta con toda la documentación, con un croquis del lugar en el que ahora están sus restos en Darwin, donde también explica como hicieron el procedimiento”, indicó a Jornada la madre del soldado que había ido a la guerra como parte de la segunda sección de la Compañía de Infantería “C” que integraban conscriptos del Regimiento de Infantería 25 de Sarmiento, donde estaba cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio.

La carpeta fue entregada por una comisión integrada por funcionarios de Derechos Humanos de la Nación, Antropólogos Forenses y Cruz Roja Internacional, además de una escribana del gobierno nacional.

“Fue todo muy lindo, muy sencillo, no fue nada protocolar”, contó Sonia desde Río Gallegos, y dijo que para ella en lo personal “esto es cerrar un círculo, porque ahora sé dónde él está enterrado en el cementerio de Malvinas”.

“Cuando viajamos la primera vez a las islas y me enteré antes de salir que no había nombres en algunas tumbas, había empezado a ser medio trágico y en ese momento se decidió entre las personas ir, buscar una tumba y poner un nombre hasta que hubiera esperanza; en aquella época ni se hablaba de hacer un ADN”, dijo la madre de Ortega, recordando el primer viaje de familiares a visitar el cementerio ubicado en Malvinas.

Sonia no descarta volver a las Malvinas, donde su hijo peleó y murió defendiendo la soberanía argentina. Tiene la esperanza de un viaje pronto para estar frente a la tumba donde descansan los restos de su hijo, y hacerlo en compañía de otros padres y madres que durante más de tres décadas esperaron para poner una flor, rezar o tan solo llorar la ausencia de un hijo.


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