Schmid contó que estuvo a punto de renunciar a la CGT

El cotriunviro de la CGT Juan Carlos Schmid aseguró que el último paro de diciembre fue convocado por la central en "el momento oportuno" ante el embate oficial; afirmó que sufrió "desazón" ante "la desautorización de algunos gremios que no lo acataron" y sostuvo que esa instancia lo hizo reflexionar seriamente respecto de "la posibilidad de renunciar", aunque aclaró que finalmente se inclinó por "no abandonar el barco".

19 ENE 2018 - 18:06 | Actualizado


"Privilegié las costumbres adquiridas como marítimo y no como sindicalista. En esa actividad no se puede abandonar el barco en la mitad del océano. A bordo es imposible pegar un portazo. Hay que llegar a puerto. No puede haber desorden", señaló Schmid en un extenso reportaje concedido a la revista "Crisis".

El sindicalista reconoció que "la CGT es difícil, en el contexto de un gobierno no peronista y sin un frente homogéneo".

Schmid explicó que "las diferencias internas son previas a la unificación, e importantes sectores quedaron afuera y no por lo mismo, pero el último Comité Central Confederal (CCC) facultó a la CGT a negociar y protestar, aunque luego algunos criticaron hasta las tácticas", y fue taxativo al expresar:" Se cumplió el mandato, porque si cada tres meses hay que ratificar al triunvirato hay un problema. Hay que unificar criterios".

El líder de los gremios marítimos, portuarios y de la industria naval (Fempinra) y del transporte (CATT) aseguró que la CGT "no puede integrarse a un gobierno que defiende intereses contrarios a las mayorías", y aclaró que el universo sindical confronta con algo que comienza a decodificarse a partir de la reforma previsional.


Organizar la resistencia desde "otra dimensión, táctica y formato"

"Hay que organizar ahora la resistencia con otra dimensión, tácticas y formato. No con la violencia, porque la respuesta de la derecha en esas circunstancias siempre fue feroz. Hay que recrear la política para hacer valer las razones. Eso implica un significado de la trascendencia. Hay que atacar la desigualdad y ofrecer un debate sindical para acercar a los movimientos sociales y franjas gremiales que están en el fondo, como ladrilleros y ramas industriales que cobran 5 o 6 mil pesos", afirmó.

Para Schmid, el motor que activa la protesta es el impuesto a las ganancias y los salarios de sobrevivencia, por lo que propuso "una síntesis" para acercarse a "las fronteras de la dignidad que hace mucho tiempo abandonó la política y los políticos", subrayó.

Sobre la iniciativa previsional, Schmid explicó que la sanción de la norma demostró "el divorcio entre gran parte del pueblo peronista y sus dirigentes"; dijo que "el gobierno nunca inspiró confianza, no disciplinó al empresariado -que ya en 2016 saboteó el diálogo- y utilizó y ocultó la reforma laboral con el discurso de agencias de salud, formación y blanqueo, pero la idea era cambiar más de 100 artículos de la ley madre".

"Algunos sectores, en el Senado o las gobernaciones, conocían esa finta oficial. Por eso hubo entretenimiento y pirotecnia. El tema era dejar lo laboral para el futuro y aprobar en 15 minutos la reforma jubilatoria antipopular. Nunca el gobierno avisó sobre la sanción de esa ley. La CGT, entonces, no sostendrá ahora ninguna iniciativa laboral", aseguró.

Schmid aseveró que "este es un momento de calma chicha que precede a la tempestad"; señaló que "el último paro general no fue testimonial sino que era el momento para prestigiar a la CGT y, eso, deben explicarlo quienes no lo entendieron y no lo acataron".

"Era el momento para clavar una referencia antigubernamental en rechazo de la injusticia. Hay dificultades para coordinar porque la CGT está en crisis.
El futuro es incierto y hay que lograr una unidad medianamente homogénea. Habrá que decidir cómo confrontar, porque este año habrá problemas con las paritarias. De seguro habrá un Confederal o un plenario de secretarios generales para definir la relación con el gobierno", concluyó.

19 ENE 2018 - 18:06


"Privilegié las costumbres adquiridas como marítimo y no como sindicalista. En esa actividad no se puede abandonar el barco en la mitad del océano. A bordo es imposible pegar un portazo. Hay que llegar a puerto. No puede haber desorden", señaló Schmid en un extenso reportaje concedido a la revista "Crisis".

El sindicalista reconoció que "la CGT es difícil, en el contexto de un gobierno no peronista y sin un frente homogéneo".

Schmid explicó que "las diferencias internas son previas a la unificación, e importantes sectores quedaron afuera y no por lo mismo, pero el último Comité Central Confederal (CCC) facultó a la CGT a negociar y protestar, aunque luego algunos criticaron hasta las tácticas", y fue taxativo al expresar:" Se cumplió el mandato, porque si cada tres meses hay que ratificar al triunvirato hay un problema. Hay que unificar criterios".

El líder de los gremios marítimos, portuarios y de la industria naval (Fempinra) y del transporte (CATT) aseguró que la CGT "no puede integrarse a un gobierno que defiende intereses contrarios a las mayorías", y aclaró que el universo sindical confronta con algo que comienza a decodificarse a partir de la reforma previsional.


Organizar la resistencia desde "otra dimensión, táctica y formato"

"Hay que organizar ahora la resistencia con otra dimensión, tácticas y formato. No con la violencia, porque la respuesta de la derecha en esas circunstancias siempre fue feroz. Hay que recrear la política para hacer valer las razones. Eso implica un significado de la trascendencia. Hay que atacar la desigualdad y ofrecer un debate sindical para acercar a los movimientos sociales y franjas gremiales que están en el fondo, como ladrilleros y ramas industriales que cobran 5 o 6 mil pesos", afirmó.

Para Schmid, el motor que activa la protesta es el impuesto a las ganancias y los salarios de sobrevivencia, por lo que propuso "una síntesis" para acercarse a "las fronteras de la dignidad que hace mucho tiempo abandonó la política y los políticos", subrayó.

Sobre la iniciativa previsional, Schmid explicó que la sanción de la norma demostró "el divorcio entre gran parte del pueblo peronista y sus dirigentes"; dijo que "el gobierno nunca inspiró confianza, no disciplinó al empresariado -que ya en 2016 saboteó el diálogo- y utilizó y ocultó la reforma laboral con el discurso de agencias de salud, formación y blanqueo, pero la idea era cambiar más de 100 artículos de la ley madre".

"Algunos sectores, en el Senado o las gobernaciones, conocían esa finta oficial. Por eso hubo entretenimiento y pirotecnia. El tema era dejar lo laboral para el futuro y aprobar en 15 minutos la reforma jubilatoria antipopular. Nunca el gobierno avisó sobre la sanción de esa ley. La CGT, entonces, no sostendrá ahora ninguna iniciativa laboral", aseguró.

Schmid aseveró que "este es un momento de calma chicha que precede a la tempestad"; señaló que "el último paro general no fue testimonial sino que era el momento para prestigiar a la CGT y, eso, deben explicarlo quienes no lo entendieron y no lo acataron".

"Era el momento para clavar una referencia antigubernamental en rechazo de la injusticia. Hay dificultades para coordinar porque la CGT está en crisis.
El futuro es incierto y hay que lograr una unidad medianamente homogénea. Habrá que decidir cómo confrontar, porque este año habrá problemas con las paritarias. De seguro habrá un Confederal o un plenario de secretarios generales para definir la relación con el gobierno", concluyó.


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