Historias Mínimas / Los tres palos del Bocha

03 FEB 2018 - 21:26 | Actualizado

Por Ismael Tebes / @Ismatebes

El diez, el de los rulos, de muslos torneados y una zurda de otro planeta, la dominó con el pecho y desde la media cancha midió el ángulo como con un radar. Pero no. Hasta ese lugar inhabitado, llegó una mano casi elástica que cambió la secuencia de los aplausos. El duelo siguió en un par de achiques mano a mano y en una goleada que llegó por decantación. Juan Carlos Rodríguez, el uno, terminó llevándose como regalo los guantes de Ubaldo Matildo Fillol y una lluvia de elogios en El Gráfico.

El diez en cuestión, conquistó al mundo. El “Bocha” fue un arquero a la antigua, persistente y tenaz, de esos que se moldearon volando en canchas de tierra que apenas se podían pisar. Un histórico de Huracán y de la Selección de la Liga que debutó a la edad en que sus pares no terminaban siquiera de dejar los pantalones cortos. Tenía 14 años cuando saltó a la Primera del Globo (ganó 4-3 en la cancha de Oeste) y apenas 17 cuando atajó en la Selección dirigida por Casimiro García en la Copa “Béccar Varela” en Mar del Plata junto a próceres de la época.

Nació en la calle Urquiza, futbolera y bohemia, donde los “grandes” le marcaron el destino con el Globo adherido al pecho. Y años después, se mudó a barrio Paso Viejo cuando ya tenía un nombre propio y le llovían las propuestas. “Estudiantes fue el primer club que me pidió, entrené un mes allá y el técnico que era Ignomiriello me quería pero Huracán pidió una fortuna y tuve que volverme.

Siempre me quedó la duda si podría haber rendido en ese nivel”, procesa hoy a los 71 sobre su única cuenta pendiente con el fútbol. También entrenó en San Lorenzo e Independiente, club del que es hincha, quienes intentaron contratarlo aunque con el mismo impedimento. Dos archirrivales como Jorge Newbery y Cipolletti lo sedujeron para quedarse con sus servicios.

A falta de entrenamiento específico, el “Bocha” solía recrear situaciones con sus amigos en un potrero lujoso, el Pinar del Colegio Deán Funes: Allí dedicaba horas a perfeccionar el achique y a cortar centros, trabajaba la reacción de las piernas que lo impulsaban hacia verdaderos vuelos mágicos. Ya alternaba el fútbol con su trabajo en la sección Modelos de YPF y era un portero “maduro” capaz de tomar decisiones.

En 1970 Huracán pareció tocar fondo, disputó una Liguilla por el descenso con Comferpet y eso llevó a los jugadores a autoprometerse un mayor compromiso. Ese cambio de actitud derivó en el primero de los tres torneos Nacionales que jugó el Globo. Con un plantel solo reforzado por locales, las goleadas en contra templaron el ánimo y fortalecieron al club que volvió a ganarse el derecho en el 74’ y nuevamente en el ’76 ya con futbolistas de renombre y un masivo acompañamiento popular en la vieja cancha del Pietrobelli, un templo que intimidaba a los rivales y creaba un microclima singular.

Desde la platea natural la familia “Miranda”, que sin entradas veía un solo arco desde los cerros, disfrutó de un 4-0 ante el Huracán de César Menotti; a San Lorenzo jugando de noche; el boom Talleres de Córdoba; el Argentinos “maradoniano” y al Independiente más copero de la historia, capitaneado por Ricardo Elvio Pavoni, un zurdo de pegada asesina que el “Bocha” Rodríguez sufrió en carne propia con un penal y un tiro libre.

En el primer Nacional fue titular y alternó con Eduardo Rípari, en el siguiente con Daniel Caminos y por último, fue suplente de Carlos Rodríguez, “La Pantera”, luego vendido a Boca. Aun hoy, la historia del club se aferra al casi milagro alcanzado por aquel plantel en el que brillaron Britapaja, Marcelo Sayago, Mario Olivera, Fernando Alí, Laffite, Murgía, el “Papa” Alvarez y Valenzuela. Por más de veintisiete años, el “Bocha” custodió el mismo arco y recién en su última etapa, jugó para Laprida del Oeste donde llegó a perder una final ante su club de toda la vida. La última ficha la jugó obligado por las circunstancias, convocado de apuro y casi retirado, reemplazando a un expulsado Adrián Llesona en un clásico ante “Cipo” en la Visera de Cemento.

Llegó a atajar dos penales en un mismo partido -1971 en cancha de Banfield-, todo un récord en su momento y fue titular en los dos partidos que disputaron en la ciudad los Selecciones Nacionales mayores. Primero en 1967 contra Marzolini, Albrecht, Butticce, Oscar Mas, Ermindo Onega, Hugo Gatti y Jorge Solari con Renato Cesarini como técnico. Y luego en una lluviosa tarde de 1980 con sillas en la pista de atletismo del entonces Estadio de YPF frente a la Selección de Passarella, Tarantini, Ramón Díaz, Maradona, Olguín, Américo Gallego, Fillol, Leopoldo Luque y José Daniel Valencia con César Luis Menotti en el banco. El buzo y los guantes, que casi implementó como novedad en la ciudad, fueron pasando; también el futsal, la vida comercial y los homenajes que llegan pero no siempre en el momento esperado.

El “Bocha” prefiere negar la “ingratitud” del puesto y desconfiar de los papelitos misteriosos a la hora de atajar penales. “Es pura suerte, todo lo demás es verso”. Es palabra de arquero.

Las más leídas

03 FEB 2018 - 21:26

Por Ismael Tebes / @Ismatebes

El diez, el de los rulos, de muslos torneados y una zurda de otro planeta, la dominó con el pecho y desde la media cancha midió el ángulo como con un radar. Pero no. Hasta ese lugar inhabitado, llegó una mano casi elástica que cambió la secuencia de los aplausos. El duelo siguió en un par de achiques mano a mano y en una goleada que llegó por decantación. Juan Carlos Rodríguez, el uno, terminó llevándose como regalo los guantes de Ubaldo Matildo Fillol y una lluvia de elogios en El Gráfico.

El diez en cuestión, conquistó al mundo. El “Bocha” fue un arquero a la antigua, persistente y tenaz, de esos que se moldearon volando en canchas de tierra que apenas se podían pisar. Un histórico de Huracán y de la Selección de la Liga que debutó a la edad en que sus pares no terminaban siquiera de dejar los pantalones cortos. Tenía 14 años cuando saltó a la Primera del Globo (ganó 4-3 en la cancha de Oeste) y apenas 17 cuando atajó en la Selección dirigida por Casimiro García en la Copa “Béccar Varela” en Mar del Plata junto a próceres de la época.

Nació en la calle Urquiza, futbolera y bohemia, donde los “grandes” le marcaron el destino con el Globo adherido al pecho. Y años después, se mudó a barrio Paso Viejo cuando ya tenía un nombre propio y le llovían las propuestas. “Estudiantes fue el primer club que me pidió, entrené un mes allá y el técnico que era Ignomiriello me quería pero Huracán pidió una fortuna y tuve que volverme.

Siempre me quedó la duda si podría haber rendido en ese nivel”, procesa hoy a los 71 sobre su única cuenta pendiente con el fútbol. También entrenó en San Lorenzo e Independiente, club del que es hincha, quienes intentaron contratarlo aunque con el mismo impedimento. Dos archirrivales como Jorge Newbery y Cipolletti lo sedujeron para quedarse con sus servicios.

A falta de entrenamiento específico, el “Bocha” solía recrear situaciones con sus amigos en un potrero lujoso, el Pinar del Colegio Deán Funes: Allí dedicaba horas a perfeccionar el achique y a cortar centros, trabajaba la reacción de las piernas que lo impulsaban hacia verdaderos vuelos mágicos. Ya alternaba el fútbol con su trabajo en la sección Modelos de YPF y era un portero “maduro” capaz de tomar decisiones.

En 1970 Huracán pareció tocar fondo, disputó una Liguilla por el descenso con Comferpet y eso llevó a los jugadores a autoprometerse un mayor compromiso. Ese cambio de actitud derivó en el primero de los tres torneos Nacionales que jugó el Globo. Con un plantel solo reforzado por locales, las goleadas en contra templaron el ánimo y fortalecieron al club que volvió a ganarse el derecho en el 74’ y nuevamente en el ’76 ya con futbolistas de renombre y un masivo acompañamiento popular en la vieja cancha del Pietrobelli, un templo que intimidaba a los rivales y creaba un microclima singular.

Desde la platea natural la familia “Miranda”, que sin entradas veía un solo arco desde los cerros, disfrutó de un 4-0 ante el Huracán de César Menotti; a San Lorenzo jugando de noche; el boom Talleres de Córdoba; el Argentinos “maradoniano” y al Independiente más copero de la historia, capitaneado por Ricardo Elvio Pavoni, un zurdo de pegada asesina que el “Bocha” Rodríguez sufrió en carne propia con un penal y un tiro libre.

En el primer Nacional fue titular y alternó con Eduardo Rípari, en el siguiente con Daniel Caminos y por último, fue suplente de Carlos Rodríguez, “La Pantera”, luego vendido a Boca. Aun hoy, la historia del club se aferra al casi milagro alcanzado por aquel plantel en el que brillaron Britapaja, Marcelo Sayago, Mario Olivera, Fernando Alí, Laffite, Murgía, el “Papa” Alvarez y Valenzuela. Por más de veintisiete años, el “Bocha” custodió el mismo arco y recién en su última etapa, jugó para Laprida del Oeste donde llegó a perder una final ante su club de toda la vida. La última ficha la jugó obligado por las circunstancias, convocado de apuro y casi retirado, reemplazando a un expulsado Adrián Llesona en un clásico ante “Cipo” en la Visera de Cemento.

Llegó a atajar dos penales en un mismo partido -1971 en cancha de Banfield-, todo un récord en su momento y fue titular en los dos partidos que disputaron en la ciudad los Selecciones Nacionales mayores. Primero en 1967 contra Marzolini, Albrecht, Butticce, Oscar Mas, Ermindo Onega, Hugo Gatti y Jorge Solari con Renato Cesarini como técnico. Y luego en una lluviosa tarde de 1980 con sillas en la pista de atletismo del entonces Estadio de YPF frente a la Selección de Passarella, Tarantini, Ramón Díaz, Maradona, Olguín, Américo Gallego, Fillol, Leopoldo Luque y José Daniel Valencia con César Luis Menotti en el banco. El buzo y los guantes, que casi implementó como novedad en la ciudad, fueron pasando; también el futsal, la vida comercial y los homenajes que llegan pero no siempre en el momento esperado.

El “Bocha” prefiere negar la “ingratitud” del puesto y desconfiar de los papelitos misteriosos a la hora de atajar penales. “Es pura suerte, todo lo demás es verso”. Es palabra de arquero.


NOTICIAS RELACIONADAS
MAGAZINE
Galensas y galensos en el mar
25 JUL 2020 - 21:00
MAGAZINE
Historias Mínimas / Ser gaviotera
28 DIC 2019 - 20:59
MAGAZINE
Historias Mínimas / El árbol de moras
31 AGO 2019 - 19:39