Mario Rancho, una vida con el transporte del Valle

Empezó lavando micros en Dolavon y el cierre del ferrocarril lo impulsó junto a otros trabajadores a formar una cooperativa. Fue chofer y gerente al mismo tiempo durante una década. Seis décadas después sigue a diario la marcha de la empresa

Símbolo. Mario Rancho es sinónimo de transporte en el Valle y tiene una historia plena de anécdotas y color.
03 MAR 2018 - 21:03 | Actualizado

La decisión que el gobierno nacional tomó en 1961 de cerrar el ramal del Ferrocarril Central del Chubut que unía entre si las localidades del valle y Puerto Madryn fue el puntapié para el nacimiento de una empresa de transporte que hasta nuestros días brinda un servicio esencial a los pobladores que no cuentan con movilidad propia y también definió para siempre la vida de aquellos hombres que apostaron a ese proyecto.

Uno de ellos es Mario Rancho, quien el pasado jueves 1 de marzo celebró 60 años en la actividad del transporte, en la cual supo transitar por diversas tareas, desde lavar y engrasar los micros hasta la de gerente y luego propietario de una flota de colectivos.

Nacido y criado en Dolavon, en la segunda mitad de la década de 1950 Mario junto a un primo intentaron establecerse como comerciantes en Trelew, donde atendían una carnicería, pero por distintos motivos el emprendimiento no prosperó y volvió a la chacra donde vivía su familia en busca de una actividad que le valiera el sustento.

De las charlas con personas de su pueblo surgió la idea de pedir trabajo en el ferrocarril, que por aquellos años además del tren tenía bajo su órbita una flota de colectivos que recorrían la comarca y así fue como el “1 de marzo de 1.958 empecé como lavador en la empresa de transporte que era del gobierno, primero con el gobierno de Perón y después continuó con los militares” recuerda Rancho en diálogo con Jornada.

Un trabajo duro

Los primeros años fueron duros. El trabajo de lavador y engrasador “no me gustaba mucho, pero no renunciaba por vergüenza. Mucha gente había ido a pedir trabajo y a todos le decían que no, pero a mí me aceptaron entonces pensaba sigo un mes más y así mantuve mi lugar”.

Tras dos años en esa función, lo pusieron como chofer en la flota que tenía alrededor de diez colectivos marca Leyland, aunque en la realidad no funcionaban más de dos o tres. Mario Rancho rememoró que durante el gobierno nacional de Arturo Frondizi se tomó la decisión de cerrar el ferrocarril y “estábamos prácticamente a la deriva, el gobierno nos pagaba el sueldo pero no sabíamos que iba a pasar. En ese momento era gobernador Gallina y vino (Marcelo) Pérez Catán que ministro de economía y trasladó la invitación para hacer una cooperativa porque el gobierno nacional quería sacarse de encima el servicio de colectivo. Éramos pocos los que quedábamos, apenas siete u ocho, muchos se habían ido con una indemnización, así que tuvimos que incorporar cinco o seis más de Trelew y Madryn porque nos pedían un mínimo de 10 para la cooperativa”.

Recorriendo el valle

Así fue como nació la Sociedad Cooperativa Limitada 28 de Julio, figura que sigue hasta el día de hoy manejando una de las líneas de colectivos más tradicionales del valle, que une con su recorrido Dolavon, Gaiman, Trelew, Rawson y Puerto Madryn. “Hicimos una cooperativa de 13 personas y así seguimos hasta ahora, con un promedio de diez personas; pasamos años muy malos y otros buenos” dice Mario Rancho, quien junto a Guillermo Ziegembalg son los únicos socios fundadores con vida de la compañía.

Aquella empresa se conformó con tres unidades Leyland que heredaron del ferrocarril, “el resto estaba destruido, pero fuimos reparando algunos y recuperamos dos o tres mes, así que en poco tiempo teníamos cinco o seis colectivos funcionando” con los que cumplían el recorrido entre las localidades del VIRCh y se sumaba en sus inicios el transporte de pasajeros al Dique Florentino Ameghino, pero esa ruta se dejó de cubrir una vez culminada la obra del complejo hidroeléctrico.

En los primeros años recibieron el apoyo del gobierno provincial “cuatro colectivos Ford Tame nuevos; todo por rutas de ripio y en esa época viajaba mucha gente, era lo único que había, pero también los caminos eran feísimos, tanto a Madryn como en el valle”.

En los años posteriores, especialmente en la segunda parte de la década de 1970 el parque se fue incrementando con nuevas unidades que iban llegando a la zona para prestar el servicio que de a poco fue diferenciándose en los recorridos “por el asfalto”, como también “por el valle”, tal la denominación que los pobladores daban a la ruta de chacras que hasta hoy se mantiene y de la cual solo un tramo entre Trelew y Gaiman es de ripio.

Durante los primeros tiempos, los micros de la cooperativa utilizaron como cabecera de salida las viejas estaciones de ferrocarril que habían quedado en distintas localidades del valle, como Dolavon o Puerto Madryn y en Trelew se usaba como punto de partida el edificio donde hoy funciona el Comedor Universitario.

Por aquellos años el trabajo era intenso en el transporte y más para Mario Rancho que durante más de una década tuvo una doble responsabilidad en la empresa. “Hasta el año 1.980 era gerente y chofer, fueron diez años más o menos, después me quedé en la oficina pero si hacía falta salía”.

Caras Conocidas

Recuerda de aquellos años al mando de las unidades de la cooperativa que “conocíamos a mucha gente del valle, eran casi siempre los mismos vecinos que viajaban en colectivo y a veces aparecía algún vendedor, pero eran todas caras conocidas”.

Esa familiaridad hacía que durante los recorridos las referencias del camino fueran “la chacra de tal o cual vecino”, pero con el correr del tiempo “se empezaron a comprar muchos vehículos en el valle y disminuyó la cantidad de pasajeros que viajaba. Tuvimos años bastante fuleros, en el 2.004 la pasamos re mal, no había mucho pasaje y tampoco había subsidios en ese momento” y destaca el acompañamiento que por ese entonces tuvieron de los empleados.

En las últimas seis décadas Mario Rancho no sólo ha acompañado el funcionamiento de la cooperativa que fundó junto a sus excompañeros del ferrocarril, sino que también emprendió el camino empresarial con la firma Mar y Valle, “que en un principio solo funcionaba con turismo, era para eso, con esos colectivos íbamos y veníamos con pasajeros a Punta Tombo o Península Valdés” hasta que finalmente él se quedó con la parte del transporte y expandió su labor como transporte de pasajeros uniendo el valle y la cordillera.

Afincado en Trelew desde hace más de cuarenta años, Rancho sigue cada mañana a paso firme el trabajo que se hace en las dos empresas de transporte con las cuales ha contribuido a acortar kilómetros entre los pobladores del valle.#

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Símbolo. Mario Rancho es sinónimo de transporte en el Valle y tiene una historia plena de anécdotas y color.
03 MAR 2018 - 21:03

La decisión que el gobierno nacional tomó en 1961 de cerrar el ramal del Ferrocarril Central del Chubut que unía entre si las localidades del valle y Puerto Madryn fue el puntapié para el nacimiento de una empresa de transporte que hasta nuestros días brinda un servicio esencial a los pobladores que no cuentan con movilidad propia y también definió para siempre la vida de aquellos hombres que apostaron a ese proyecto.

Uno de ellos es Mario Rancho, quien el pasado jueves 1 de marzo celebró 60 años en la actividad del transporte, en la cual supo transitar por diversas tareas, desde lavar y engrasar los micros hasta la de gerente y luego propietario de una flota de colectivos.

Nacido y criado en Dolavon, en la segunda mitad de la década de 1950 Mario junto a un primo intentaron establecerse como comerciantes en Trelew, donde atendían una carnicería, pero por distintos motivos el emprendimiento no prosperó y volvió a la chacra donde vivía su familia en busca de una actividad que le valiera el sustento.

De las charlas con personas de su pueblo surgió la idea de pedir trabajo en el ferrocarril, que por aquellos años además del tren tenía bajo su órbita una flota de colectivos que recorrían la comarca y así fue como el “1 de marzo de 1.958 empecé como lavador en la empresa de transporte que era del gobierno, primero con el gobierno de Perón y después continuó con los militares” recuerda Rancho en diálogo con Jornada.

Un trabajo duro

Los primeros años fueron duros. El trabajo de lavador y engrasador “no me gustaba mucho, pero no renunciaba por vergüenza. Mucha gente había ido a pedir trabajo y a todos le decían que no, pero a mí me aceptaron entonces pensaba sigo un mes más y así mantuve mi lugar”.

Tras dos años en esa función, lo pusieron como chofer en la flota que tenía alrededor de diez colectivos marca Leyland, aunque en la realidad no funcionaban más de dos o tres. Mario Rancho rememoró que durante el gobierno nacional de Arturo Frondizi se tomó la decisión de cerrar el ferrocarril y “estábamos prácticamente a la deriva, el gobierno nos pagaba el sueldo pero no sabíamos que iba a pasar. En ese momento era gobernador Gallina y vino (Marcelo) Pérez Catán que ministro de economía y trasladó la invitación para hacer una cooperativa porque el gobierno nacional quería sacarse de encima el servicio de colectivo. Éramos pocos los que quedábamos, apenas siete u ocho, muchos se habían ido con una indemnización, así que tuvimos que incorporar cinco o seis más de Trelew y Madryn porque nos pedían un mínimo de 10 para la cooperativa”.

Recorriendo el valle

Así fue como nació la Sociedad Cooperativa Limitada 28 de Julio, figura que sigue hasta el día de hoy manejando una de las líneas de colectivos más tradicionales del valle, que une con su recorrido Dolavon, Gaiman, Trelew, Rawson y Puerto Madryn. “Hicimos una cooperativa de 13 personas y así seguimos hasta ahora, con un promedio de diez personas; pasamos años muy malos y otros buenos” dice Mario Rancho, quien junto a Guillermo Ziegembalg son los únicos socios fundadores con vida de la compañía.

Aquella empresa se conformó con tres unidades Leyland que heredaron del ferrocarril, “el resto estaba destruido, pero fuimos reparando algunos y recuperamos dos o tres mes, así que en poco tiempo teníamos cinco o seis colectivos funcionando” con los que cumplían el recorrido entre las localidades del VIRCh y se sumaba en sus inicios el transporte de pasajeros al Dique Florentino Ameghino, pero esa ruta se dejó de cubrir una vez culminada la obra del complejo hidroeléctrico.

En los primeros años recibieron el apoyo del gobierno provincial “cuatro colectivos Ford Tame nuevos; todo por rutas de ripio y en esa época viajaba mucha gente, era lo único que había, pero también los caminos eran feísimos, tanto a Madryn como en el valle”.

En los años posteriores, especialmente en la segunda parte de la década de 1970 el parque se fue incrementando con nuevas unidades que iban llegando a la zona para prestar el servicio que de a poco fue diferenciándose en los recorridos “por el asfalto”, como también “por el valle”, tal la denominación que los pobladores daban a la ruta de chacras que hasta hoy se mantiene y de la cual solo un tramo entre Trelew y Gaiman es de ripio.

Durante los primeros tiempos, los micros de la cooperativa utilizaron como cabecera de salida las viejas estaciones de ferrocarril que habían quedado en distintas localidades del valle, como Dolavon o Puerto Madryn y en Trelew se usaba como punto de partida el edificio donde hoy funciona el Comedor Universitario.

Por aquellos años el trabajo era intenso en el transporte y más para Mario Rancho que durante más de una década tuvo una doble responsabilidad en la empresa. “Hasta el año 1.980 era gerente y chofer, fueron diez años más o menos, después me quedé en la oficina pero si hacía falta salía”.

Caras Conocidas

Recuerda de aquellos años al mando de las unidades de la cooperativa que “conocíamos a mucha gente del valle, eran casi siempre los mismos vecinos que viajaban en colectivo y a veces aparecía algún vendedor, pero eran todas caras conocidas”.

Esa familiaridad hacía que durante los recorridos las referencias del camino fueran “la chacra de tal o cual vecino”, pero con el correr del tiempo “se empezaron a comprar muchos vehículos en el valle y disminuyó la cantidad de pasajeros que viajaba. Tuvimos años bastante fuleros, en el 2.004 la pasamos re mal, no había mucho pasaje y tampoco había subsidios en ese momento” y destaca el acompañamiento que por ese entonces tuvieron de los empleados.

En las últimas seis décadas Mario Rancho no sólo ha acompañado el funcionamiento de la cooperativa que fundó junto a sus excompañeros del ferrocarril, sino que también emprendió el camino empresarial con la firma Mar y Valle, “que en un principio solo funcionaba con turismo, era para eso, con esos colectivos íbamos y veníamos con pasajeros a Punta Tombo o Península Valdés” hasta que finalmente él se quedó con la parte del transporte y expandió su labor como transporte de pasajeros uniendo el valle y la cordillera.

Afincado en Trelew desde hace más de cuarenta años, Rancho sigue cada mañana a paso firme el trabajo que se hace en las dos empresas de transporte con las cuales ha contribuido a acortar kilómetros entre los pobladores del valle.#


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