Stella Maris: La pasión de un barrio hecha club de fútbol

Stella Maris se conformó para jugar en la Liga Independiente de los Barrios. Con instalaciones y jugadores propios, debutó en la Primera C de la Liga Oficial. Una historia de pasión contada en primera persona. El presidente es actual director técnico y fue también uno de los fundadores del club.

Para la estadística. Ricardo Ayala, surgido de la escuela de fútbol del club, marcó el primer gol oficial
08 MAR 2018 - 20:15 | Actualizado

Por Ismael Tebes.

Stella Maris más que club de barrio es una historia en sí mismo. Nació auténtico en los potreros del que fue un balneario muy visitado en otros tiempos, cuna de jugadores talentosos y sobre todo, de hombres comprometidos con una misión. Proveniente de la Liga Independiente de los Barrios concretó el sueño de debutar en el fútbol oficial, sumándose como el equipo más nuevo de la Liga local.

Héctor Echaniz tiene 59 años y cumple actualmente un doble rol: es presidente y a la vez, director técnico de la Primera. Jubilado en Clear, entendió que en Stella Maris estaba gran parte de su vida.

Hoy dirige a muchos jugadores que formó desde niños y también siente el orgullo de guiar los primeros pasos de los hijos de estos en la Escuelita de Fútbol que tiene ya más de cuarenta chicos.

Echaniz jugó en el primer equipo formado “en serio” y que desde el 84’ milita en la Liga Independiente de los Barrios.

“Vivíamos jugando con amigos en la playa y después de organizarnos, comenzamos a utilizar una cancha que estaba detrás de la Seccional Tercera y hasta Huracán, nos prestaba su campo cuando se mudaron al barrio Industrial. De hecho, fuimos los primeros en usarlo. Gracias al trabajo de don Dalmacio Miranda, un recordado vecinalista, nos dieron un terreno propio que tuvimos que ceder después para que hagan un plan de viviendas. Finalmente nos dieron nuestro predio porque había dos pozos sellados en el lugar”.

Con los colores de Chacarita, en honor a los pioneros del barrio que los eligieron y una tarea que trasciende el deporte, Stella Maris apunta a crecer institucionalmente para acompañar a los jóvenes de un sector humilde y en algunos casos postergados. “Nosotros hacemos una tarea de contención a través del fútbol y soñamos con tener mejores instalaciones para ampliar la oferta deportiva, sumar actividades y que las chicas y chicos del barrio encuentren en el club su propio espacio. Siempre tratamos de mostrar que se pueden hacer cosas, nos faltaría un gimnasio porque tenemos la playa contaminada. Lo que queremos es que se pueda trabajar en conjunto con el resto de las instituciones del barrio, incluidas las escuelas”.

“Nos preparamos mucho para esto, fue una prueba de fuego. Perdimos con un equipo que juega muy bien. El nivel es superior en lo físico, lo técnico y la organización. La liga de Barrios es más humilde y todo se hace a pulmón, de corazón”, reconoció Echaniz luego de perder 2 a 1 con Nueva Generación por la primera fecha del Torneo de Primera C.

“Stella Maris es una pasión enorme”, agrega desde el sentimiento de aquel joven que creyó en el fútbol y la pelota terminó devolviéndole con creces, tantas horas robadas a la familia.

El debutante sumó a Maximiliano Hauros, un delantero que pasó por Portugués y Jorge Newbery, forjado en el barrio; el ex-Ameghino Rodrigo Barro y Gerardo Castellano, con paso por Portugués y Nueva Generación. “De este club salieron Matías Delgado, volante de CAI (jugó en Argentinos Juniors) y Ariel Rubio, defensor que hoy se destaca en Jorge Newbery”, agrega con orgullo, el presidente, DT y hombre orquesta de Stella Maris.

El club no dejó de competir en a nivel barrial y afronta una doble competencia con planteles diferenciados (“No queremos que nadie se quede sin jugar…”) presentando además Reserva; Séptima, Octava y Novena división.

“No hubiera sido posible tener las instalaciones que tenemos sin contar con el acompañamiento de los vecinos. Le agradezco a Esteban Torraca y a Carolina Vecchione de “Juntos por un Corazoncito Feliz”; a Eladio Bustos que nos donó la totalidad del alambrado; César Riquelme; Juan Chapingo que nos hizo un fogón en el SUM y el presidente de la Vecinal, Franco Policicchio y su esposa”, completó Echaniz, hacedor y responsable de un club barrial con historia y futuro propios.

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Para la estadística. Ricardo Ayala, surgido de la escuela de fútbol del club, marcó el primer gol oficial
08 MAR 2018 - 20:15

Por Ismael Tebes.

Stella Maris más que club de barrio es una historia en sí mismo. Nació auténtico en los potreros del que fue un balneario muy visitado en otros tiempos, cuna de jugadores talentosos y sobre todo, de hombres comprometidos con una misión. Proveniente de la Liga Independiente de los Barrios concretó el sueño de debutar en el fútbol oficial, sumándose como el equipo más nuevo de la Liga local.

Héctor Echaniz tiene 59 años y cumple actualmente un doble rol: es presidente y a la vez, director técnico de la Primera. Jubilado en Clear, entendió que en Stella Maris estaba gran parte de su vida.

Hoy dirige a muchos jugadores que formó desde niños y también siente el orgullo de guiar los primeros pasos de los hijos de estos en la Escuelita de Fútbol que tiene ya más de cuarenta chicos.

Echaniz jugó en el primer equipo formado “en serio” y que desde el 84’ milita en la Liga Independiente de los Barrios.

“Vivíamos jugando con amigos en la playa y después de organizarnos, comenzamos a utilizar una cancha que estaba detrás de la Seccional Tercera y hasta Huracán, nos prestaba su campo cuando se mudaron al barrio Industrial. De hecho, fuimos los primeros en usarlo. Gracias al trabajo de don Dalmacio Miranda, un recordado vecinalista, nos dieron un terreno propio que tuvimos que ceder después para que hagan un plan de viviendas. Finalmente nos dieron nuestro predio porque había dos pozos sellados en el lugar”.

Con los colores de Chacarita, en honor a los pioneros del barrio que los eligieron y una tarea que trasciende el deporte, Stella Maris apunta a crecer institucionalmente para acompañar a los jóvenes de un sector humilde y en algunos casos postergados. “Nosotros hacemos una tarea de contención a través del fútbol y soñamos con tener mejores instalaciones para ampliar la oferta deportiva, sumar actividades y que las chicas y chicos del barrio encuentren en el club su propio espacio. Siempre tratamos de mostrar que se pueden hacer cosas, nos faltaría un gimnasio porque tenemos la playa contaminada. Lo que queremos es que se pueda trabajar en conjunto con el resto de las instituciones del barrio, incluidas las escuelas”.

“Nos preparamos mucho para esto, fue una prueba de fuego. Perdimos con un equipo que juega muy bien. El nivel es superior en lo físico, lo técnico y la organización. La liga de Barrios es más humilde y todo se hace a pulmón, de corazón”, reconoció Echaniz luego de perder 2 a 1 con Nueva Generación por la primera fecha del Torneo de Primera C.

“Stella Maris es una pasión enorme”, agrega desde el sentimiento de aquel joven que creyó en el fútbol y la pelota terminó devolviéndole con creces, tantas horas robadas a la familia.

El debutante sumó a Maximiliano Hauros, un delantero que pasó por Portugués y Jorge Newbery, forjado en el barrio; el ex-Ameghino Rodrigo Barro y Gerardo Castellano, con paso por Portugués y Nueva Generación. “De este club salieron Matías Delgado, volante de CAI (jugó en Argentinos Juniors) y Ariel Rubio, defensor que hoy se destaca en Jorge Newbery”, agrega con orgullo, el presidente, DT y hombre orquesta de Stella Maris.

El club no dejó de competir en a nivel barrial y afronta una doble competencia con planteles diferenciados (“No queremos que nadie se quede sin jugar…”) presentando además Reserva; Séptima, Octava y Novena división.

“No hubiera sido posible tener las instalaciones que tenemos sin contar con el acompañamiento de los vecinos. Le agradezco a Esteban Torraca y a Carolina Vecchione de “Juntos por un Corazoncito Feliz”; a Eladio Bustos que nos donó la totalidad del alambrado; César Riquelme; Juan Chapingo que nos hizo un fogón en el SUM y el presidente de la Vecinal, Franco Policicchio y su esposa”, completó Echaniz, hacedor y responsable de un club barrial con historia y futuro propios.


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