Editorial / Arcioni se debate entre la resignación y los paros, mientras sigue subiendo el desempleo

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Mala idea. Arcioni puso la cara pero no tuvo respuestas para el pedido de los gremios.
24 MAR 2018 - 21:03 | Actualizado

Resignación, la palabra que utilizó el gobernador Mariano Arcioni el jueves pasado para intentar convencer a los principales dirigentes de los gremios de trabajadores estatales que ante la grave crisis no queda otra que esperar a que la situación mejore, no parece haber sido la mejor idea.

Muchos se preguntaron esa misma noche, cuando los dirigentes gremiales salieron de la Casa de Gobierno tras la fallida “mesa de diálogo” y anunciaron a los gritos en medio del acampe un paro general para el martes y otros dos para el 4 y 5 de abril, si era necesario exponer así al gobernador en una reunión en donde se sabía que no había nada para ofrecer.

No está mal que Arcioni quiera poner la cara siempre, que vaya al frente, que se muestre preocupado y ocupado por la crisis de Chubut. Pero los que lo rodean lo tienen que proteger más. No es sano para su gestión que se exponga a los cachetazos de la dirigencia de los distintos gremios de estatales que tiene argumentos para estar enardecida, pero que además está desatada jugando sus propias internas.

La crisis no empezó hace cuatro meses cuando asumió Arcioni. Por eso muchos se preguntan dónde estaban muchos de estos mismos dirigentes gremiales hace dos años cuando gobernaba Mario Das Neves. Siempre hay que tener cuidado con los temerosos envalentonados.

Las caras de la crisis

La foto de los rostros cansados y de resignación del gobernador, su inefable ministro coordinador, Sergio Mammarelli, y del ministro de Economía, Alejandro Garzonio -que ilustra esta Columna- y que fue distribuida por el aparato de prensa oficial la misma noche de la reunión con los gremios en la Sala de Situación de Fontana 50, es un claro ejemplo de los tiempos que se viven.

Esa resignación, tal vez, explica que cuando el gobernador no está en la Casa de Gobierno porque viajó a Buenos Aires o al interior, los pasillos de Fontana 50 luzcan desolados. Casi no se ven luces encendidas en las oficinas, señal de que alguien sigue trabajando hasta tarde para buscarle una vuelta a la crisis.

Cuando el jueves pasado –antes de reunirse con los gremios- el gobernador llegó a la Sala de Situación para presidir la reunión de Gabinete que había convocado, eran muy pocos los que habían llegado puntualmente. “¿Qué pasó con el resto? ¿Ya renunciaron?”, dijo con ácida ironía Arcioni. La sensación del gobernador es la misma de muchos de los que transitan diariamente los pasillos de la Casa de Gobierno: no todos los funcionarios están comprometidos ciento por ciento con la gestión. El cansancio, la resignación y la ineptitud son tres factores muy negativos.

Maldito desempleo

Por si fuera poco tener que sufrir en carne propia los efectos de la grave crisis económica y financiera generada puertas adentro de la Provincia, los chubutenses siguen sufriendo los latigazos de las medidas del Gobierno nacional, que simplemente ha dejado a la deriva a varias provincias, entre ellas la nuestra.

Para muestra basta un botón: el INDEC publicó hace pocos días el último informe del mercado del trabajo que no hizo más que confirmar que mientras el gobierno de Mauricio Macri expone una baja en la tasa de desempleo, en Chubut pasa exactamente lo contrario.

Con menor incidencia en la zona sur de Chubut (Comodoro Rivadavia-Rada Tilly), pero decididamente preocupante en la zona del Valle (Trelew y Rawson), el crecimiento de la desocupación sigue siendo el mayor problema a resolver. Que Trelew y Rawson en conjunto sean el segundo aglomerado urbano con mayor tasa de desempleo del país (sólo superado por Mar del Plata) es de una gravedad inusitada.

Según el INDEC, en el Valle inferior hay unas 17 mil personas con problemas de empleo. Unos 6 mil están directamente desocupados; otros 8 mil tienen algún trabajo pero buscan otro porque no llegan a fin de mes; y 3 mil están subocupados, es decir, trabajan menos horas de lo que quisieran, pero no les queda otra.

El panorama en Comodoro es un poco mejor: hay 3 mil desocupados registrados; 8 mil que trabajan en algo pero buscan sumar otro empleo; y 3 mil subocupados.

Precarización

La divulgación del informe del INDEC que el Gobierno nacional utilizó para exagerar la presunta “mejoría” del mercado laboral también dejó entrelíneas que algunos especialistas se encargaron de destacar.

Por ejemplo, el Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior (ODEP) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) alertó acerca de los síntomas de precarización del mercado laboral. En base a los datos del INDEC, el ODEP advirtió que la baja en la tasa de desocupación no es estadísticamente significativa: “Al comparar la tasa de desempleo de 2017 con el mismo trimestre del año anterior, se observa que el dato de 2016 (7,6%) está dentro del ‘intervalo de confianza’ del dato de 2017 (6,7% a 7,7%) que calcula el propio INDEC. Por lo tanto, dado el error muestral, la baja no es significativa en términos estadísticos”, indicó.

Sin embargo el dato más relevante sobre el que llama la atención el ODEP es que el aumento del empleo privado está motorizado por los monotribustistas (+7,4%) y los asalariados de casas particulares (+4,3%). Los asalariados registrados privados (la gran mayoría) son los que menos crecen (+1,3%), por lo que pierden participación en el total y recién recuperan los niveles de hace dos años.

Entre sus conclusiones el informe advierte que hay una tendencia al crecimiento de la informalidad y una caída en la tasa de asalarización.

Otro trabajo sobre el mismo tema, elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), confirmó que en febrero hubo una continuidad en los despidos: hubo 5.608 en todo el país durante el mes, contra 3.677 casos en febrero de 2017.

Y un dato contundente: los despidos en febrero fueron impulsados por las cesantías en el sector público, que representaron casi el 65% de los casos del mes. Se ve que achicar el Estado es la consigna en todas partes.

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Mala idea. Arcioni puso la cara pero no tuvo respuestas para el pedido de los gremios.
24 MAR 2018 - 21:03

Resignación, la palabra que utilizó el gobernador Mariano Arcioni el jueves pasado para intentar convencer a los principales dirigentes de los gremios de trabajadores estatales que ante la grave crisis no queda otra que esperar a que la situación mejore, no parece haber sido la mejor idea.

Muchos se preguntaron esa misma noche, cuando los dirigentes gremiales salieron de la Casa de Gobierno tras la fallida “mesa de diálogo” y anunciaron a los gritos en medio del acampe un paro general para el martes y otros dos para el 4 y 5 de abril, si era necesario exponer así al gobernador en una reunión en donde se sabía que no había nada para ofrecer.

No está mal que Arcioni quiera poner la cara siempre, que vaya al frente, que se muestre preocupado y ocupado por la crisis de Chubut. Pero los que lo rodean lo tienen que proteger más. No es sano para su gestión que se exponga a los cachetazos de la dirigencia de los distintos gremios de estatales que tiene argumentos para estar enardecida, pero que además está desatada jugando sus propias internas.

La crisis no empezó hace cuatro meses cuando asumió Arcioni. Por eso muchos se preguntan dónde estaban muchos de estos mismos dirigentes gremiales hace dos años cuando gobernaba Mario Das Neves. Siempre hay que tener cuidado con los temerosos envalentonados.

Las caras de la crisis

La foto de los rostros cansados y de resignación del gobernador, su inefable ministro coordinador, Sergio Mammarelli, y del ministro de Economía, Alejandro Garzonio -que ilustra esta Columna- y que fue distribuida por el aparato de prensa oficial la misma noche de la reunión con los gremios en la Sala de Situación de Fontana 50, es un claro ejemplo de los tiempos que se viven.

Esa resignación, tal vez, explica que cuando el gobernador no está en la Casa de Gobierno porque viajó a Buenos Aires o al interior, los pasillos de Fontana 50 luzcan desolados. Casi no se ven luces encendidas en las oficinas, señal de que alguien sigue trabajando hasta tarde para buscarle una vuelta a la crisis.

Cuando el jueves pasado –antes de reunirse con los gremios- el gobernador llegó a la Sala de Situación para presidir la reunión de Gabinete que había convocado, eran muy pocos los que habían llegado puntualmente. “¿Qué pasó con el resto? ¿Ya renunciaron?”, dijo con ácida ironía Arcioni. La sensación del gobernador es la misma de muchos de los que transitan diariamente los pasillos de la Casa de Gobierno: no todos los funcionarios están comprometidos ciento por ciento con la gestión. El cansancio, la resignación y la ineptitud son tres factores muy negativos.

Maldito desempleo

Por si fuera poco tener que sufrir en carne propia los efectos de la grave crisis económica y financiera generada puertas adentro de la Provincia, los chubutenses siguen sufriendo los latigazos de las medidas del Gobierno nacional, que simplemente ha dejado a la deriva a varias provincias, entre ellas la nuestra.

Para muestra basta un botón: el INDEC publicó hace pocos días el último informe del mercado del trabajo que no hizo más que confirmar que mientras el gobierno de Mauricio Macri expone una baja en la tasa de desempleo, en Chubut pasa exactamente lo contrario.

Con menor incidencia en la zona sur de Chubut (Comodoro Rivadavia-Rada Tilly), pero decididamente preocupante en la zona del Valle (Trelew y Rawson), el crecimiento de la desocupación sigue siendo el mayor problema a resolver. Que Trelew y Rawson en conjunto sean el segundo aglomerado urbano con mayor tasa de desempleo del país (sólo superado por Mar del Plata) es de una gravedad inusitada.

Según el INDEC, en el Valle inferior hay unas 17 mil personas con problemas de empleo. Unos 6 mil están directamente desocupados; otros 8 mil tienen algún trabajo pero buscan otro porque no llegan a fin de mes; y 3 mil están subocupados, es decir, trabajan menos horas de lo que quisieran, pero no les queda otra.

El panorama en Comodoro es un poco mejor: hay 3 mil desocupados registrados; 8 mil que trabajan en algo pero buscan sumar otro empleo; y 3 mil subocupados.

Precarización

La divulgación del informe del INDEC que el Gobierno nacional utilizó para exagerar la presunta “mejoría” del mercado laboral también dejó entrelíneas que algunos especialistas se encargaron de destacar.

Por ejemplo, el Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior (ODEP) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) alertó acerca de los síntomas de precarización del mercado laboral. En base a los datos del INDEC, el ODEP advirtió que la baja en la tasa de desocupación no es estadísticamente significativa: “Al comparar la tasa de desempleo de 2017 con el mismo trimestre del año anterior, se observa que el dato de 2016 (7,6%) está dentro del ‘intervalo de confianza’ del dato de 2017 (6,7% a 7,7%) que calcula el propio INDEC. Por lo tanto, dado el error muestral, la baja no es significativa en términos estadísticos”, indicó.

Sin embargo el dato más relevante sobre el que llama la atención el ODEP es que el aumento del empleo privado está motorizado por los monotribustistas (+7,4%) y los asalariados de casas particulares (+4,3%). Los asalariados registrados privados (la gran mayoría) son los que menos crecen (+1,3%), por lo que pierden participación en el total y recién recuperan los niveles de hace dos años.

Entre sus conclusiones el informe advierte que hay una tendencia al crecimiento de la informalidad y una caída en la tasa de asalarización.

Otro trabajo sobre el mismo tema, elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), confirmó que en febrero hubo una continuidad en los despidos: hubo 5.608 en todo el país durante el mes, contra 3.677 casos en febrero de 2017.

Y un dato contundente: los despidos en febrero fueron impulsados por las cesantías en el sector público, que representaron casi el 65% de los casos del mes. Se ve que achicar el Estado es la consigna en todas partes.


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