Un homenaje al fútbol de barrio

USMA lo hizo. Volvió a golear como local y con el 4-0 ante Hispano Americano de Río Gallegos se consagró campeón en el último Torneo Federal C. Hazaña de un equipo de barrio, con historia e infraestructura para seguir subiendo. Vuelta olímpica y festejo merecido en el “Armando Avila”.

15 ABR 2018 - 20:42 | Actualizado

El día ya pintaba histórico. Mientras el Torneo Federal C daba sus últimos coletazos, Unión San Martín Azcuénaga terminó rindiéndole un homenaje al fútbol de barrio. En su esencia, el “Patricio” que nació de una fusión y que no disimula sus raíces ypefianas y bien norteñas, le puso el sello a una participación inolvidable. El último y el primero, todo a la vez. Y más de medio Kilometro 5 se terminó uniendo en el mismo puño.

La final no fue distinta a los últimos partidos. USMA priorizó el orden y la posesión, impuso el ritmo y jugó sobre seguro. Jorge Lasso entró rápido en sintonía y se hizo cargo de una asociación lícita: movió a los defensores, creo espacios y le dio pista a un Calculef ya no tan sobrecargado. Todo se simplificó porque a la ventaja puesta, se le agregó un gol madrugador. Con 5’ cumplidos, Ruíz ejecutó un corner desde la izquierda; en la busqueda aérea Leonel Videla desvió la trayectoria y terminó batiendo su propio arco.

Hispano Americano no podía tener más presión: el 0-2 global lo desmoralizó. No logró imponerse en el duelo de volantes, sufrió sin la pelota y poco y nada progresó en ataque a pesar de los esfuerzos de Oyarzo y Elías Martínez. Pecovich, el medio abanderado, lideró la embestida cuando USMA parecía enredarse en sus propios conflictos y reposaba más de la cuenta en su diferencia. En su peor pasaje, el local se dejó llevar por la ansiedad; perdió precisión y ya no tuvo un control total del trámite porque Hispano nunca dejó de intentarlo. Fernando Vergara lideró cada intento y a partir de esto, Martínez logró quedarse mano a mano entrando al área y obligando a un achique extremo de Pierrasteguy. Una contra fue la llave al cierre del primer tiempo. Llegó Lasso liberado, cedió al medio para que Calculef, de cabeza establezca el 2-0 bastante más tranquilizador, ilevantable para Hispano.

El complemento volvió a rodar por los carriles de la normalidad. Unión San Martín Azcuénaga retomó el libreto original: bocha segura y mirada puesta en el arco de enfrente ante un oponente que se repitió en pelotazos y dividió en exceso sin demasiados estímulos. La expulsión de Pecovich tras un tumulto le terminó de agotar las reservas a la visita, ya decididamente alejada del área y sin vidas extras para gastar.

De lateral a lateral. A los 28’ la cruzó Farcy; Domínguez volvió a cambiarla y Fernando Calculef definió en “su” territorio para el tercer grito de la tarde y antes del final, hubo un nuevo gol por cabezazo de Nicolás Romero tras un corner, un premio casi para uno de los defensores más regulares del flamante campeón.

USMA se consagró como el mejor de un torneo en extinción, que debiera seguir por tratarse de una oportunidad -acaso única- de que las ciudades más pequeñas puedan progresar aún poniendo en riesgo en riesgo sus propias tesorerías. Seguro vendrán nuevas ideas, ojalá superadoras, para que la pelota se iguale y no pare de rodar. Con USMA ganó el potrero, los pibes que crecieron gastando zapatillas en el playón y los que entendieron el mensaje de los mayores. “Nunca dejar de hacer cuando se considera a un club como la casa de uno”. El viejo San Martín latió desde su corazón provinciano, escribiendo una página deportiva única, nunca dejando de crecer y sin perder la humildad aunque el barrio ya parezca quedarle chico.

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15 ABR 2018 - 20:42

El día ya pintaba histórico. Mientras el Torneo Federal C daba sus últimos coletazos, Unión San Martín Azcuénaga terminó rindiéndole un homenaje al fútbol de barrio. En su esencia, el “Patricio” que nació de una fusión y que no disimula sus raíces ypefianas y bien norteñas, le puso el sello a una participación inolvidable. El último y el primero, todo a la vez. Y más de medio Kilometro 5 se terminó uniendo en el mismo puño.

La final no fue distinta a los últimos partidos. USMA priorizó el orden y la posesión, impuso el ritmo y jugó sobre seguro. Jorge Lasso entró rápido en sintonía y se hizo cargo de una asociación lícita: movió a los defensores, creo espacios y le dio pista a un Calculef ya no tan sobrecargado. Todo se simplificó porque a la ventaja puesta, se le agregó un gol madrugador. Con 5’ cumplidos, Ruíz ejecutó un corner desde la izquierda; en la busqueda aérea Leonel Videla desvió la trayectoria y terminó batiendo su propio arco.

Hispano Americano no podía tener más presión: el 0-2 global lo desmoralizó. No logró imponerse en el duelo de volantes, sufrió sin la pelota y poco y nada progresó en ataque a pesar de los esfuerzos de Oyarzo y Elías Martínez. Pecovich, el medio abanderado, lideró la embestida cuando USMA parecía enredarse en sus propios conflictos y reposaba más de la cuenta en su diferencia. En su peor pasaje, el local se dejó llevar por la ansiedad; perdió precisión y ya no tuvo un control total del trámite porque Hispano nunca dejó de intentarlo. Fernando Vergara lideró cada intento y a partir de esto, Martínez logró quedarse mano a mano entrando al área y obligando a un achique extremo de Pierrasteguy. Una contra fue la llave al cierre del primer tiempo. Llegó Lasso liberado, cedió al medio para que Calculef, de cabeza establezca el 2-0 bastante más tranquilizador, ilevantable para Hispano.

El complemento volvió a rodar por los carriles de la normalidad. Unión San Martín Azcuénaga retomó el libreto original: bocha segura y mirada puesta en el arco de enfrente ante un oponente que se repitió en pelotazos y dividió en exceso sin demasiados estímulos. La expulsión de Pecovich tras un tumulto le terminó de agotar las reservas a la visita, ya decididamente alejada del área y sin vidas extras para gastar.

De lateral a lateral. A los 28’ la cruzó Farcy; Domínguez volvió a cambiarla y Fernando Calculef definió en “su” territorio para el tercer grito de la tarde y antes del final, hubo un nuevo gol por cabezazo de Nicolás Romero tras un corner, un premio casi para uno de los defensores más regulares del flamante campeón.

USMA se consagró como el mejor de un torneo en extinción, que debiera seguir por tratarse de una oportunidad -acaso única- de que las ciudades más pequeñas puedan progresar aún poniendo en riesgo en riesgo sus propias tesorerías. Seguro vendrán nuevas ideas, ojalá superadoras, para que la pelota se iguale y no pare de rodar. Con USMA ganó el potrero, los pibes que crecieron gastando zapatillas en el playón y los que entendieron el mensaje de los mayores. “Nunca dejar de hacer cuando se considera a un club como la casa de uno”. El viejo San Martín latió desde su corazón provinciano, escribiendo una página deportiva única, nunca dejando de crecer y sin perder la humildad aunque el barrio ya parezca quedarle chico.


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