Editorial / La Justicia que da vergüenza ajena

Leé La Columna del Domingo, el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

21 ABR 2018 - 22:21 | Actualizado

Trelew, abril de 2018. Un grupo de delincuentes es apresado en Trelew a punto de cometer un robo -o planéandolo, al menos-, luego de la denuncia de un vecino que estaba alerta. La Policía hace su trabajo. Detectan que uno de ellos es integrante de la conocida banda “Los Ramones”, que viene asolando a la ciudad valletana desde hace varios años, y que fue liberado pocos días antes. Pero ni siquiera hay audiencia de control de detención porque se considera que no hubo delito consumado, que se trató de una detención en el marco de la prevención y todos libres. Otra modalidad de la incomprensible “puerta giratoria”.

Rawson, abril de 2018. Las pericias toxicológicas a un pescador de Mar del Plata que hace pocas semanas chocó y mató a una enfermera capitalina que viajaba por la Ruta para ir a trabajar a Trelew, dan positivas. Además de pasado de alcohol, el hombre había consumido cocaína. Sin embargo, el juez César Zaratiegui dispone la libertad del imputado porque lo considera un “homicidio culposo”, causando la indignación de la familia de Marcela Méndez y de los fiscales, que consideran que se trata de un “homicidio simple con dolo eventual”, que tiene penas mayores. El imputado ya está libre y los familiares advierten que es posible que se fugue.

Puerto Madryn, abril de 2018. Juzgan a un hombre acusado de intentar abusar de su expareja, de la que estaba separado y con denuncias de violencia familiar al momento del hecho. La defensora pública María Angélica Leyba echa mano a un argumento que la llevará a la tapa de todos los diarios y las coberturas de medios de toda la Argentina: “No es a los fines hacer una acción discriminatoria ni es mi ánimo ofender la intimidad de la señora. Tenemos que trabajar sobre hechos reales y no con sentimentalismos. Lo que voy a decir la señora fiscal lo puede acreditar: Estamos analizando un hecho de abuso sexual de una mujer obesa”. Sí, una fiscal se pregunta ¿cómo puede un hombre de 75 kilos sacarle la calza por la fuerza a una mujer obesa? El hombre fue absuelto. Según las tres juezas, Patricia Reyes, Marcela Pérez y Patricia Asaro, no fue gracias al argumento insólito de la defensora sino porque la Fiscalía no pudo probar el delito. Pero otra vez Chubut llegó a la tapa de los grandes medios por decisiones judiciales vergonzosas.

Los tres relatos son apenas ejemplos de lo que pasa todos los días en la Justicia de Chubut. Fallos insólitos; o, peor aún, fallos destacables y ajustados a derecho que después son revertidos por las cámaras de apelaciones; fiscales que no acusan bien y hacen que las causas se caigan; defensores públicos que garantizan los derechos constitucionales de los delincuentes, como corresponde, pero terminan actuando con las artimañas de los defensores penales privados, que cobran fortunas por defender a culpables.

Se ha dicho desde esta Columna decenas de veces: en el Poder Judicial de Chubut hay cientos de jueces, fiscales y defensores que honran su trabajo. Pero todos juntos siguen siendo menos en número que los cientos de magistrados que deshonran a la Justicia con fallos e intervenciones cercanas al papelón.

Algunos, por ineptitud, impericia y falta de sentido común. Otros, lisa y llanamente por holgazanes. Para que quede claro: cometen errores porque trabajan menos de lo que deberían. Y lo peor: no les importa y siguen sumidos en un mar de soberbia que los convence cada día que están varios escalones por encima del resto de los mortales que a pesar de que romperse el lomo trabajando, tiene tiempo para darse cuenta que lo que hacen algunos jueces, fiscales y defensores de Chubut es una vergüenza nacional.

Si buena parte de la sociedad ve lo que está pasando, ¿por qué el Consejo de la Magistratura, que es el organismo creado por la democracia para controlar a los magistrados, no hace nada? ¿Usted se acuerda cuándo fue la última vez que el Consejo de la Magistratura sancionó a un juez?

Hace tiempo que lo único que hacen sus integrantes, muchos de los cuales –hay que hacerse cargo- fueron votados en las listas sábanas de los partidos políticos, es quejarse porque no tienen fondos para sesionar. De controlar y sancionar a los integrantes del Poder Judicial, poco y nada.

Las críticas a los magistrados más resonantes de los últimos tiempos no las hicieron los ciudadanos comunes sino dos ministros del Superior Tribunal de Justicia de Chubut. “Hay jueces que viven en una burbuja, desconocen el contexto social y la realidad en la que vivimos”, dijo el Dr. Mario Vivas. Obvio, le saltaron a la yugular desde la Asociación de Magistrados, que reacciona ante cualquiera que ose amenazar su placentero “statu quo”.

Y peor aún cuando Vivas sugirió que había que modificar el horario de trabajo y llevar la jornada laboral a 8 horas para mejorar el servicio de justicia. Le faltaron yugulares para atender a todos los magistrados y empleados que pusieron el grito en el cielo: cualquier cosa menos trabajar más.

Hace pocas semanas, otro ministro del Superior Tribunal, Alejandro Panizzi, también fue lapidario: “Las mujeres y los hombres del Poder Judicial dimos muestras claras de ineficacia para la persecución de delitos”, dijo hace poco en su discurso ante la Legislatura el presidente del cuerpo. Sin ser de los que habitualmente remarquen en público la ineficiencia de los jueces, Panizzi se animó por primera vez a desafiarlos: “Conocemos causas notorias de delitos violentos, de corrupción y económicos, que parecen no tener fin. Lo mismo ocurre con procesos de familia, comerciales, civiles y de todos los fueros cuya perpetua irresolución produce acostumbramiento. Hay trámites que están más allá de los límites de cualquier entendimiento posible”.

Y para rematarla, pronunció una frase de la que todavía se habla en los pasillos de la Justicia: “Ciertos funcionarios públicos han adquirido la habilidad de eludir el banquillo de acusados con destreza, para lo cual la pachorra de los jueces es una herramienta formidable. Criminales impunes, indemnizaciones incobrables y los ciudadanos bien, gracias”. La respuesta de la Asociación de Magistrados a un “aliado” que los expuso fue tan penosa como casi todas las acciones públicas de este “sindicato” de magistrados que parece estar más preocupado por cobrar los aumentos salariales que por mejorar la Justicia.

También hace poco tiempo, un integrante de la Cámara Penal de Trelew, Alejandro Defranco, trató a este diario de “prensa barata” por publicar un fallo impresentable que firmó junto a sus pares Florencio Omar Minatta y Roberto Adrián Barrios, que benefició a un hombre que abusó de tres nietas de su pareja.

El caso de la Cámara Penal de Trelew es para analizar. No fue solo ese un fallo polémico. Hubo muchos más: uno de los últimos, no considerar violencia de género que un hombre golpeara a su exmujer. Ambos fallos están en manos del Superior, que todo indica que los revertirá. Pero por ahora duermen en un cajón.

No es este el primer editorial que publica Jornada sobre la Justicia que da vergüenza ajena. Ni será el último. Pero no hay que callar las críticas hasta que alguien demuestre que está haciendo algo para cambiar a la Justicia de Chubut y se vayan todos los que avergüenzan con sus fallos y se siguen pavoneando como si fueran juristas probos.

Enterate de las noticias de PROVINCIA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.

Las más leídas

21 ABR 2018 - 22:21

Trelew, abril de 2018. Un grupo de delincuentes es apresado en Trelew a punto de cometer un robo -o planéandolo, al menos-, luego de la denuncia de un vecino que estaba alerta. La Policía hace su trabajo. Detectan que uno de ellos es integrante de la conocida banda “Los Ramones”, que viene asolando a la ciudad valletana desde hace varios años, y que fue liberado pocos días antes. Pero ni siquiera hay audiencia de control de detención porque se considera que no hubo delito consumado, que se trató de una detención en el marco de la prevención y todos libres. Otra modalidad de la incomprensible “puerta giratoria”.

Rawson, abril de 2018. Las pericias toxicológicas a un pescador de Mar del Plata que hace pocas semanas chocó y mató a una enfermera capitalina que viajaba por la Ruta para ir a trabajar a Trelew, dan positivas. Además de pasado de alcohol, el hombre había consumido cocaína. Sin embargo, el juez César Zaratiegui dispone la libertad del imputado porque lo considera un “homicidio culposo”, causando la indignación de la familia de Marcela Méndez y de los fiscales, que consideran que se trata de un “homicidio simple con dolo eventual”, que tiene penas mayores. El imputado ya está libre y los familiares advierten que es posible que se fugue.

Puerto Madryn, abril de 2018. Juzgan a un hombre acusado de intentar abusar de su expareja, de la que estaba separado y con denuncias de violencia familiar al momento del hecho. La defensora pública María Angélica Leyba echa mano a un argumento que la llevará a la tapa de todos los diarios y las coberturas de medios de toda la Argentina: “No es a los fines hacer una acción discriminatoria ni es mi ánimo ofender la intimidad de la señora. Tenemos que trabajar sobre hechos reales y no con sentimentalismos. Lo que voy a decir la señora fiscal lo puede acreditar: Estamos analizando un hecho de abuso sexual de una mujer obesa”. Sí, una fiscal se pregunta ¿cómo puede un hombre de 75 kilos sacarle la calza por la fuerza a una mujer obesa? El hombre fue absuelto. Según las tres juezas, Patricia Reyes, Marcela Pérez y Patricia Asaro, no fue gracias al argumento insólito de la defensora sino porque la Fiscalía no pudo probar el delito. Pero otra vez Chubut llegó a la tapa de los grandes medios por decisiones judiciales vergonzosas.

Los tres relatos son apenas ejemplos de lo que pasa todos los días en la Justicia de Chubut. Fallos insólitos; o, peor aún, fallos destacables y ajustados a derecho que después son revertidos por las cámaras de apelaciones; fiscales que no acusan bien y hacen que las causas se caigan; defensores públicos que garantizan los derechos constitucionales de los delincuentes, como corresponde, pero terminan actuando con las artimañas de los defensores penales privados, que cobran fortunas por defender a culpables.

Se ha dicho desde esta Columna decenas de veces: en el Poder Judicial de Chubut hay cientos de jueces, fiscales y defensores que honran su trabajo. Pero todos juntos siguen siendo menos en número que los cientos de magistrados que deshonran a la Justicia con fallos e intervenciones cercanas al papelón.

Algunos, por ineptitud, impericia y falta de sentido común. Otros, lisa y llanamente por holgazanes. Para que quede claro: cometen errores porque trabajan menos de lo que deberían. Y lo peor: no les importa y siguen sumidos en un mar de soberbia que los convence cada día que están varios escalones por encima del resto de los mortales que a pesar de que romperse el lomo trabajando, tiene tiempo para darse cuenta que lo que hacen algunos jueces, fiscales y defensores de Chubut es una vergüenza nacional.

Si buena parte de la sociedad ve lo que está pasando, ¿por qué el Consejo de la Magistratura, que es el organismo creado por la democracia para controlar a los magistrados, no hace nada? ¿Usted se acuerda cuándo fue la última vez que el Consejo de la Magistratura sancionó a un juez?

Hace tiempo que lo único que hacen sus integrantes, muchos de los cuales –hay que hacerse cargo- fueron votados en las listas sábanas de los partidos políticos, es quejarse porque no tienen fondos para sesionar. De controlar y sancionar a los integrantes del Poder Judicial, poco y nada.

Las críticas a los magistrados más resonantes de los últimos tiempos no las hicieron los ciudadanos comunes sino dos ministros del Superior Tribunal de Justicia de Chubut. “Hay jueces que viven en una burbuja, desconocen el contexto social y la realidad en la que vivimos”, dijo el Dr. Mario Vivas. Obvio, le saltaron a la yugular desde la Asociación de Magistrados, que reacciona ante cualquiera que ose amenazar su placentero “statu quo”.

Y peor aún cuando Vivas sugirió que había que modificar el horario de trabajo y llevar la jornada laboral a 8 horas para mejorar el servicio de justicia. Le faltaron yugulares para atender a todos los magistrados y empleados que pusieron el grito en el cielo: cualquier cosa menos trabajar más.

Hace pocas semanas, otro ministro del Superior Tribunal, Alejandro Panizzi, también fue lapidario: “Las mujeres y los hombres del Poder Judicial dimos muestras claras de ineficacia para la persecución de delitos”, dijo hace poco en su discurso ante la Legislatura el presidente del cuerpo. Sin ser de los que habitualmente remarquen en público la ineficiencia de los jueces, Panizzi se animó por primera vez a desafiarlos: “Conocemos causas notorias de delitos violentos, de corrupción y económicos, que parecen no tener fin. Lo mismo ocurre con procesos de familia, comerciales, civiles y de todos los fueros cuya perpetua irresolución produce acostumbramiento. Hay trámites que están más allá de los límites de cualquier entendimiento posible”.

Y para rematarla, pronunció una frase de la que todavía se habla en los pasillos de la Justicia: “Ciertos funcionarios públicos han adquirido la habilidad de eludir el banquillo de acusados con destreza, para lo cual la pachorra de los jueces es una herramienta formidable. Criminales impunes, indemnizaciones incobrables y los ciudadanos bien, gracias”. La respuesta de la Asociación de Magistrados a un “aliado” que los expuso fue tan penosa como casi todas las acciones públicas de este “sindicato” de magistrados que parece estar más preocupado por cobrar los aumentos salariales que por mejorar la Justicia.

También hace poco tiempo, un integrante de la Cámara Penal de Trelew, Alejandro Defranco, trató a este diario de “prensa barata” por publicar un fallo impresentable que firmó junto a sus pares Florencio Omar Minatta y Roberto Adrián Barrios, que benefició a un hombre que abusó de tres nietas de su pareja.

El caso de la Cámara Penal de Trelew es para analizar. No fue solo ese un fallo polémico. Hubo muchos más: uno de los últimos, no considerar violencia de género que un hombre golpeara a su exmujer. Ambos fallos están en manos del Superior, que todo indica que los revertirá. Pero por ahora duermen en un cajón.

No es este el primer editorial que publica Jornada sobre la Justicia que da vergüenza ajena. Ni será el último. Pero no hay que callar las críticas hasta que alguien demuestre que está haciendo algo para cambiar a la Justicia de Chubut y se vayan todos los que avergüenzan con sus fallos y se siguen pavoneando como si fueran juristas probos.


NOTICIAS RELACIONADAS