Histórica cumbre de las dos Coreas: Kim y Moon tuvieron un distendido encuentro

En una ceremonia marcada por los simbolismos y un constante buen humor que permitió bromas y momentos de espontaneidad, los líderes de Corea del Norte, Kim Jong-un, y Corea del Sur, Moon Jae-in, sellaron hoy una histórica reunión en la frontera de facto, en la que se comprometieron a avanzar hacia "la completa desnuclearización" de la península.

27 ABR 2018 - 8:29 | Actualizado


"Sur y Norte confirmaron su meta común de lograr una península libre de armas nucleares a través de una completa desnuclearización", reza la declaración firmada por ambos líderes al término de la cumbre mantenida hoy, la tercera de la historia entre ambas naciones, que técnicamente continúan en guerra.

En ningún lugar de la declaración, sin embargo, se especifican cuáles serán las medidas concretas que tomarán para conseguir la desnuclearización.
"Una nueva Historia empieza desde ahora, el momento en que empieza una era de paz", escribió Kim en el libro de honor, mientras Moon aprovechó su mensaje a la prensa para destacar la promesa de "una Península Coreana libre de armas nucleares", según la agencia de noticias EFE.

La esperada cumbre arrancó con una primera imagen para el recuerdo, el instante en que el líder del Norte cruzó a pie la militarizada frontera y pisó territorio surcoreano -un hecho nunca visto hasta ahora- y estrechó la mano al presidente del Sur, un hijo de refugiados norcoreanos. 

Fue un encuentro diplomático, pero emotivo. Los dos líderes se permitieron un tiempo para hablar, cruzar bromas y hasta se tomaron de la mano exactamente en el lugar donde día tras días, desde hace más de 60 años soldados norcoreanos y surcoreanos se ven las caras en un clima de constante tensión. 

"Fue una decisión muy valiente venir hasta aquí", le agradeció Moon y le propuso que la próxima vez sea él quien viaje y cruce la frontera de facto hacia el Norte, según relató la cadena de noticias surcoreana KBS y la oficina presidencial de Seúl.

Ante la invitación de su par surcoreano, Kim sonrió y le hizo una contraoferta: "Quizás ahora es un buen momento para que vengas".

Acto seguido lo llevó de la mano al lado norteño de la demarcación establecida por el armisticio que puso fin a la guerra en 1953 y se tomaron varias fotos, sonriendo ambos, sobre territorio norcoreano. 

Moon, de 65 años, se mostró muy sonriente en todo momento, mientras que Kim, a quien su vecino del sur casi dobla en edad, apareció con un semblante más serio, aunque también sonrió y bromeó en varias ocasiones. 

Para el líder norcoreano, se trató de su primera aparición en vivo y directo ante las cámaras de todo el mundo. Sin embargo, se mostró bastante cómodo y no dudó en saludar, sonreír y charlar de manera descontracturada.

Antes de comenzar con la firma del texto y los discursos, Kim y Moon bromearon sobre cómo los lanzamientos nocturnos de misiles norcoreanos despertaban a Moon en plena madrugada o cómo la hermana del líder comunista, Kim Yo-jong, la directora de propaganda de su país, se había vuelto una celebridad en el Sur tras su visita hace unas semanas. 

La jornada estuvo cargada de simbolismos y de un clima de fiesta. 

Uno de los grandes gestos fue cuando los dos líderes echaron tierra de los dos territorios sobre un pino de 1953, año en el que se firmó el alto el fuego entre los dos países, que fue transplantado a la frontera. 

El pino es considerado una suerte de árbol nacional en los dos países y las palas empleadas estaban hechas con madera de un árbol típico del Norte y con acero sureño y la tierra para abonar el árbol procede de los volcanes Halla y Paektu, los picos más altos y venerados a cada lado de la frontera.

El árbol fue plantado además junto a un camino que en su día utilizó el fundador del grupo Hyundai, Chung Ju-yong, un norcoreano de nacimiento, para visitar hace veinte años su pueblo natal y donar mil reses a Corea del Norte cuando el país trataba de superar la durísima hambruna de los años noventa.

Al lado del árbol transplantado, Kim y Moon también descubrieron una placa conmemorativa en la que se grabaron las firmas de los dos mandatarios y en la que se lee: "Estamos plantando paz y prosperidad".

"Espero que como este árbol, nuestra relación se mantenga siempre verde, incluso en invierno", dijo el líder norcoreano tras concluir esa ceremonia.

Ambos líderes firmaron un texto común, leyeron dos discursos frente a las cámaras, compartieron junto a sus esposas un almuerzo con platos tradicionales del Norte y Sur y, finalmente, disfrutaron un recital de música y luces en plena noche con artistas de los dos países. 

En el texto final que acordaron, Moon destacó los recientes gestos del gobierno de Pyongyang, principalmente su decisión de congelar las pruebas nucleares y misilísticas, las mismas que junto a la belicosidad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hicieron temer un conflicto armado el año pasado. 

Tras firmar el documento, el líder norcoreano prometió que se esforzará "por lograr la paz en la península y por cumplir lo escrito en la declaración", pero no mencionó en ningún momento el término "desnuclearización" o el programa de armas nucleares de su país.

Moon, por su parte, se comprometió a visitar la capital norcoreana en algún momento del segundo semestre de este año para profundizar este proceso de deshielo recién comenzado.
 

27 ABR 2018 - 8:29


"Sur y Norte confirmaron su meta común de lograr una península libre de armas nucleares a través de una completa desnuclearización", reza la declaración firmada por ambos líderes al término de la cumbre mantenida hoy, la tercera de la historia entre ambas naciones, que técnicamente continúan en guerra.

En ningún lugar de la declaración, sin embargo, se especifican cuáles serán las medidas concretas que tomarán para conseguir la desnuclearización.
"Una nueva Historia empieza desde ahora, el momento en que empieza una era de paz", escribió Kim en el libro de honor, mientras Moon aprovechó su mensaje a la prensa para destacar la promesa de "una Península Coreana libre de armas nucleares", según la agencia de noticias EFE.

La esperada cumbre arrancó con una primera imagen para el recuerdo, el instante en que el líder del Norte cruzó a pie la militarizada frontera y pisó territorio surcoreano -un hecho nunca visto hasta ahora- y estrechó la mano al presidente del Sur, un hijo de refugiados norcoreanos. 

Fue un encuentro diplomático, pero emotivo. Los dos líderes se permitieron un tiempo para hablar, cruzar bromas y hasta se tomaron de la mano exactamente en el lugar donde día tras días, desde hace más de 60 años soldados norcoreanos y surcoreanos se ven las caras en un clima de constante tensión. 

"Fue una decisión muy valiente venir hasta aquí", le agradeció Moon y le propuso que la próxima vez sea él quien viaje y cruce la frontera de facto hacia el Norte, según relató la cadena de noticias surcoreana KBS y la oficina presidencial de Seúl.

Ante la invitación de su par surcoreano, Kim sonrió y le hizo una contraoferta: "Quizás ahora es un buen momento para que vengas".

Acto seguido lo llevó de la mano al lado norteño de la demarcación establecida por el armisticio que puso fin a la guerra en 1953 y se tomaron varias fotos, sonriendo ambos, sobre territorio norcoreano. 

Moon, de 65 años, se mostró muy sonriente en todo momento, mientras que Kim, a quien su vecino del sur casi dobla en edad, apareció con un semblante más serio, aunque también sonrió y bromeó en varias ocasiones. 

Para el líder norcoreano, se trató de su primera aparición en vivo y directo ante las cámaras de todo el mundo. Sin embargo, se mostró bastante cómodo y no dudó en saludar, sonreír y charlar de manera descontracturada.

Antes de comenzar con la firma del texto y los discursos, Kim y Moon bromearon sobre cómo los lanzamientos nocturnos de misiles norcoreanos despertaban a Moon en plena madrugada o cómo la hermana del líder comunista, Kim Yo-jong, la directora de propaganda de su país, se había vuelto una celebridad en el Sur tras su visita hace unas semanas. 

La jornada estuvo cargada de simbolismos y de un clima de fiesta. 

Uno de los grandes gestos fue cuando los dos líderes echaron tierra de los dos territorios sobre un pino de 1953, año en el que se firmó el alto el fuego entre los dos países, que fue transplantado a la frontera. 

El pino es considerado una suerte de árbol nacional en los dos países y las palas empleadas estaban hechas con madera de un árbol típico del Norte y con acero sureño y la tierra para abonar el árbol procede de los volcanes Halla y Paektu, los picos más altos y venerados a cada lado de la frontera.

El árbol fue plantado además junto a un camino que en su día utilizó el fundador del grupo Hyundai, Chung Ju-yong, un norcoreano de nacimiento, para visitar hace veinte años su pueblo natal y donar mil reses a Corea del Norte cuando el país trataba de superar la durísima hambruna de los años noventa.

Al lado del árbol transplantado, Kim y Moon también descubrieron una placa conmemorativa en la que se grabaron las firmas de los dos mandatarios y en la que se lee: "Estamos plantando paz y prosperidad".

"Espero que como este árbol, nuestra relación se mantenga siempre verde, incluso en invierno", dijo el líder norcoreano tras concluir esa ceremonia.

Ambos líderes firmaron un texto común, leyeron dos discursos frente a las cámaras, compartieron junto a sus esposas un almuerzo con platos tradicionales del Norte y Sur y, finalmente, disfrutaron un recital de música y luces en plena noche con artistas de los dos países. 

En el texto final que acordaron, Moon destacó los recientes gestos del gobierno de Pyongyang, principalmente su decisión de congelar las pruebas nucleares y misilísticas, las mismas que junto a la belicosidad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hicieron temer un conflicto armado el año pasado. 

Tras firmar el documento, el líder norcoreano prometió que se esforzará "por lograr la paz en la península y por cumplir lo escrito en la declaración", pero no mencionó en ningún momento el término "desnuclearización" o el programa de armas nucleares de su país.

Moon, por su parte, se comprometió a visitar la capital norcoreana en algún momento del segundo semestre de este año para profundizar este proceso de deshielo recién comenzado.
 


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