Brisa Amaral, la joven de 18 años, jefa de una banda narco-criminal rosarina

La novia de Jonathan Funes, quien fue acribillado el pasado 4 de febrero, lidera con apenas 18 años la banda narco que fue desbaratada este jueves junto con Daniela Ungaro. Su nombre sonó fuerte en las crónicas policiales cuando fue testigo de la ejecución de su pareja.

28 ABR 2018 - 19:38 | Actualizado

De golpe, Brisa Amaral se transformó en una jefa narco. Se endureció en pocas horas. Con apenas 18 años, cargó sobre sus espaldas el recuerdo fresco del cuerpo de su novio, Jonathan Funes, acribillado a balazos el 4 de febrero pasado. Su amor expiró esa tarde de calor furioso en la ruta A012, a unos metros de la cárcel de Piñero, a 25 kilómetros de Rosario. Quedó retratada en esa escena dramática, en la que se observó a la chica junto al cadáver de su pareja, quebrada en llanto, vestida con un short de jean, una remera azul y sandalias negras. Al lado brillaba el Audi A3 negro cero kilómetro. Los sicarios que ejecutaron a Jonathan decidieron dejarla viva. Subestimaron su carácter. Unos días después, a Brisa le dispararon desde un auto, cuando iba al velorio de su novio.

La joven fue la única testigo del atentado contra ese clan narco que se bate a sangre y fuego con los Caminos, con quienes disputan el territorio de la zona sur de Rosario, donde tenían la hegemonía Los Monos, para la venta de estupefacientes.

Brisa no se paralizó tras la pérdida. Sus cuñados, Lautaro y Alan, están presos, aunque son quienes le dan órdenes desde la cárcel con sus teléfonos celulares. Desde su calabozo, Alan le recomendó el 25 de febrero que buscara "el caño (pistola) con silenciador" y que le dijera a Leo (uno de los sicarios) que "le dé a Iván, que se está pasando de listo". Después ella se encargó de buscar las ametralladoras, según las escuchas, "la metra" como le dicen en las conversaciones.

Brisa Amaral fue detenida el jueves, junto con otras diez personas, en un megaoperativo que ejecutó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en Rosario, donde se realizaron 40 allanamientos para golpear a la banda de los Funes, este clan narcocriminal que manejaba una red de 25 puntos de venta de estupefacientes con una violencia extrema en la disputa por el territorio contra el clan Caminos, que provocó un recrudecimiento de los asesinatos, con más de 70 muertes este año.

Por primera vez, bajo la coordinación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) actuaron de manera coordinada fiscales provinciales y federales para abordar de manera integral la violencia asociada al narcotráfico. Este esquema de investigación se puso en marcha tras una reunión que mantuvieron en Rosario el procurador general de la Nación, Eduardo Casal; el titular de Procunar, Diego Iglesias, y el fiscal general de Santa Fe, Jorge Baclini. Se apuntó a la necesidad de actuar antes de que esta banda de escasa sofisticación, pero intenso poder de fuego, se transforme en un grupo más poderoso, como ocurrió con Los Monos, cuyos integrantes enfrentaron por primera vez una causa por narcotráfico en 2015.

La estructura criminal

La causa contra el clan Funes -expediente N° 39419 se inició el 7 de noviembre de 2016, con la denuncia de un testigo de identidad reservada que advertía que ese grupo dominaba la venta de drogas en el barrio La Tablada, donde nunca mermaron los asesinatos. El denunciante contó en su declaración cómo se movían los engranajes de violencia en el barrio. Dijo que un policía le dijo: "Ahí vive Lautaro Funes, si querés te libero la zona y lo matás de un tiro".

De acuerdo con la investigación, que llevaron adelante los fiscales provincial Gisela Paolicelli y federal Claudio Kishimoto, esta banda narco está liderada por dos ramas. Por un lado, por los Funes, con Jorge y sus dos hijos Lautaro y Alan, quienes actualmente están presos en el penal de Piñero. Y por otro lado, por los Ungaro, un apellido pesado e histórico en La Tablada. Los jefes son René, quien está preso por el crimen del jefe de la barra de Newell's, Roberto Caminos, y su hermana Daniela, quien fue detenida anteayer y es la exesposa del empresario narco Luis Medina, acribillado en diciembre de 2013 junto a su novia.

Ese cuadro superior de la organización manda un grupo integrado por diez personas, que ascendieron en la estructura tras la detención de Alan y Lautaro Funes. Por debajo, la banda tiene nueve soldaditos identificados. René Ungaro, preso, y Jorge Funes, quien fue atacado a balazos el 1° de enero pasado, eran en un principio quienes movían los hilos de la banda. Elegían los lugares de acopio, fraccionamiento y venta de los estupefacientes. También decidían blancos de asaltos y las represalias contra el rival clan Caminos. Lautaro y Alan Funes eran los que conseguían las armas y coordinaban los ataques, mientras que Jorgelina Selerpe, alias Chipi, novia de Alan, abastecía y recaudaba de las bocas de expendio de venta de droga.

Esta estructura del negocio del narcomenudeo cambia a partir de enero. Y Brisa Amaral, una sobreviviente de esta guerra, es la nueva jefa que retransmite las órdenes que dan los Funes desde sus calabozos.

Un muerto y tres heridos

La zona de guerra narco en el sur rosarino fue escenario ayer de otro enfrentamiento entre las bandas de los Funes y los Caminos que se disputan allí el control de los puestos de venta de drogas. Dos motociclistas armados con ametralladoras dispararon contra un grupo de jóvenes que compartía unas bebidas en el barrio Fonavi y provocaron una víctima mortal y tres heridos de gravedad. (La Nación).

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28 ABR 2018 - 19:38

De golpe, Brisa Amaral se transformó en una jefa narco. Se endureció en pocas horas. Con apenas 18 años, cargó sobre sus espaldas el recuerdo fresco del cuerpo de su novio, Jonathan Funes, acribillado a balazos el 4 de febrero pasado. Su amor expiró esa tarde de calor furioso en la ruta A012, a unos metros de la cárcel de Piñero, a 25 kilómetros de Rosario. Quedó retratada en esa escena dramática, en la que se observó a la chica junto al cadáver de su pareja, quebrada en llanto, vestida con un short de jean, una remera azul y sandalias negras. Al lado brillaba el Audi A3 negro cero kilómetro. Los sicarios que ejecutaron a Jonathan decidieron dejarla viva. Subestimaron su carácter. Unos días después, a Brisa le dispararon desde un auto, cuando iba al velorio de su novio.

La joven fue la única testigo del atentado contra ese clan narco que se bate a sangre y fuego con los Caminos, con quienes disputan el territorio de la zona sur de Rosario, donde tenían la hegemonía Los Monos, para la venta de estupefacientes.

Brisa no se paralizó tras la pérdida. Sus cuñados, Lautaro y Alan, están presos, aunque son quienes le dan órdenes desde la cárcel con sus teléfonos celulares. Desde su calabozo, Alan le recomendó el 25 de febrero que buscara "el caño (pistola) con silenciador" y que le dijera a Leo (uno de los sicarios) que "le dé a Iván, que se está pasando de listo". Después ella se encargó de buscar las ametralladoras, según las escuchas, "la metra" como le dicen en las conversaciones.

Brisa Amaral fue detenida el jueves, junto con otras diez personas, en un megaoperativo que ejecutó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en Rosario, donde se realizaron 40 allanamientos para golpear a la banda de los Funes, este clan narcocriminal que manejaba una red de 25 puntos de venta de estupefacientes con una violencia extrema en la disputa por el territorio contra el clan Caminos, que provocó un recrudecimiento de los asesinatos, con más de 70 muertes este año.

Por primera vez, bajo la coordinación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) actuaron de manera coordinada fiscales provinciales y federales para abordar de manera integral la violencia asociada al narcotráfico. Este esquema de investigación se puso en marcha tras una reunión que mantuvieron en Rosario el procurador general de la Nación, Eduardo Casal; el titular de Procunar, Diego Iglesias, y el fiscal general de Santa Fe, Jorge Baclini. Se apuntó a la necesidad de actuar antes de que esta banda de escasa sofisticación, pero intenso poder de fuego, se transforme en un grupo más poderoso, como ocurrió con Los Monos, cuyos integrantes enfrentaron por primera vez una causa por narcotráfico en 2015.

La estructura criminal

La causa contra el clan Funes -expediente N° 39419 se inició el 7 de noviembre de 2016, con la denuncia de un testigo de identidad reservada que advertía que ese grupo dominaba la venta de drogas en el barrio La Tablada, donde nunca mermaron los asesinatos. El denunciante contó en su declaración cómo se movían los engranajes de violencia en el barrio. Dijo que un policía le dijo: "Ahí vive Lautaro Funes, si querés te libero la zona y lo matás de un tiro".

De acuerdo con la investigación, que llevaron adelante los fiscales provincial Gisela Paolicelli y federal Claudio Kishimoto, esta banda narco está liderada por dos ramas. Por un lado, por los Funes, con Jorge y sus dos hijos Lautaro y Alan, quienes actualmente están presos en el penal de Piñero. Y por otro lado, por los Ungaro, un apellido pesado e histórico en La Tablada. Los jefes son René, quien está preso por el crimen del jefe de la barra de Newell's, Roberto Caminos, y su hermana Daniela, quien fue detenida anteayer y es la exesposa del empresario narco Luis Medina, acribillado en diciembre de 2013 junto a su novia.

Ese cuadro superior de la organización manda un grupo integrado por diez personas, que ascendieron en la estructura tras la detención de Alan y Lautaro Funes. Por debajo, la banda tiene nueve soldaditos identificados. René Ungaro, preso, y Jorge Funes, quien fue atacado a balazos el 1° de enero pasado, eran en un principio quienes movían los hilos de la banda. Elegían los lugares de acopio, fraccionamiento y venta de los estupefacientes. También decidían blancos de asaltos y las represalias contra el rival clan Caminos. Lautaro y Alan Funes eran los que conseguían las armas y coordinaban los ataques, mientras que Jorgelina Selerpe, alias Chipi, novia de Alan, abastecía y recaudaba de las bocas de expendio de venta de droga.

Esta estructura del negocio del narcomenudeo cambia a partir de enero. Y Brisa Amaral, una sobreviviente de esta guerra, es la nueva jefa que retransmite las órdenes que dan los Funes desde sus calabozos.

Un muerto y tres heridos

La zona de guerra narco en el sur rosarino fue escenario ayer de otro enfrentamiento entre las bandas de los Funes y los Caminos que se disputan allí el control de los puestos de venta de drogas. Dos motociclistas armados con ametralladoras dispararon contra un grupo de jóvenes que compartía unas bebidas en el barrio Fonavi y provocaron una víctima mortal y tres heridos de gravedad. (La Nación).


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