Caso Agustín Carbajal: más dudas que certezas

Agustín Nicolás Carbajal tenía 18 años cuando falleció en la madrugada del 8 de marzo de 2016. Se dijo que inhaló nafta y que luego se quemó con ese combustible, pero la autopsia reveló dos golpes en su cabeza. La causa se archivó y ahora se activó. Cuestionamientos por el papel de la Fiscalía.

08 JUL 2018 - 20:41 | Actualizado

Pueden los padres de un chico de 18 años dudar sobre la versión de que su muerte fue un suicidio y no un crimen? Sí.

¿Pueden tener ellos, los padres, elementos como para poner en relevancia elementos de una causa que se reabrió? Sí.

¿Hay cuestiones que generan cuestionamientos en la investigación original para que el presunto suicidio vire hacia un posible homicidio? Los padres del joven fallecido sostienen que sí.

Es el caso de la muerte de Agustín Nicolás Carbajal, sucedida en la madrugada del 8 de marzo de 2016 en una plaza pública de Rawson.

El 7 de marzo de 2016, Agustín iniciaba su primer día de clases en la Escuela Nocturna 753 de Rawson, a menos de 200 metros de su casa. Nunca se supo a qué hora se retiró. Ni las autoridades de ese establecimiento educativo provincial ni sus amigos, especificaron, jamás, el horario de salida del joven.

Agustín fue encontrado, aún con vida y literalmente en llamas, en la madrugada del 8

Con un 90% de su cuerpo quemado en la plaza del Papa; cerca del viejo puente de ingreso a la ciudad capital y a casi 700 metros de su escuela, aproximadamente a las 5,45, el joven de 18 años fue auxiliado por primera vez. El horario no es preciso, como nada en la causa.

Según la Policía estaba solo y llegó vivo al Hospital Subzonal “Santa Teresita”. De acuerdo a la versión de uno de los médicos que lo atendió, llegó lúcido, diciendo su nombre y apellido y la dirección donde vivía. Preguntó por su mochila y también preguntó qué tan quemado estaba y si podía ir a su casa, distante, nuevamente, a 200 metros. Sostuvo que estaba con amigos y pidió por sus padres.

Tres horas después, sus progenitores son avisados por el entonces comisario Felipe González (por entonces jefe de la Comisaría local) que su hijo, Agustín, había muerto. ¿La causa? Un paro cardiorrespiratorio originado por la acción de elemento ígneo (Síndrome del gran quemado).

La fiscal Griselda Encina no tuvo en cuenta la autopsia que habla de una lesión postraumática en la zona posteo superior del cráneo, sobre el sector izquierdo, herida contusa compuesta por dos lesiones en forma de arcos con un edema importante subyacente, originado por un elemento rígido y ocasionado aún con vida y con la magnitud suficiente para provocar alteraciones de su estado de conciencia. Es decir, una conmoción cerebral.

Las pericias versan que esos traumas craneales pudieron ser producidos por quien o quienes apagar el fuego del cuerpo de Agustín con la mochila del joven, sin prever que dentro de ese bolso había botellas de vidrios y golpearlo. Pero esas mismas pericias no otorgan ninguna certeza. Sólo habla de probabilidad. Cómo que pudo ocasionarse de otra manera. Ya sea adrede o sin querer.

La primera versión fue que Agustín había cometido suicidio tras inhalar combustible, rociarse con este y prenderse fuego. Y, luego, también, que hubo abandono de persona de un joven que se hallaba junto a él cuando comenzó a quemarse y sus pedidos de auxilio fueron ignorados.

Sin embargo, aún persisten las dudas. Más para sus padres. Y luego de que la causa se archivara y ahora vuelta a activar.

Es que pese a la autopsia contundente y a las pericias, la fiscal del caso, Griselda Encina, negó el acceso del expediente a sus padres, se trasladó a Trelew y archivó la causa el 26 de diciembre de ese año. El adolescente que se escapó cuando Agustín empezó presuntamente a quemarse fue absuelto; ya sea por su condición de menor de edad y por no poseer antecedentes.

En julio de 2017 se desarchivó la causa a partir de un pedido de los padres de Agustín y su abogado patrocinante, Oscar Romero. La reactivación del caso se produce con nuevas pericias de la mecánica de la muerte que están listas en septiembre del mismo año. Después de las mismas, el fiscal Osvaldo Heiber se tomó su tiempo. Y hasta ahora no se produjeron novedades de relevancia.

A raíz de ello, tanto los padres del joven fallecido en confusas circunstancias como lo de su abogado patrocinante, sostienen serias dudas sobre la muerte y posterior investigación, tanto de la Policía como de la Fiscalía .

Las preguntas se caen de maduras.

¿Cómo se presupuso suicidio, si estaba sólo?

¿Por qué había numerosas manchas de sangre (dos de goteo, una más de goteo descendente en una pared, un coágulo y tres manchas más ubicadas a 1,75, 1,69 y 1,43 metros de altura respecto del suelo, si el cuerpo estaba quemado?

¿Por qué no se hallaron fósforos ni un encendedor, presuntamente verde de acuerdo a las versiones testimóniales que Agustín poseía?

¿De qué se tratan las dos heridas en su cabeza?

¿Por qué la botella de nafta súper con la que presuntamente se roció Agustín, se encontraba perfectamente cerrada en un rincón, con combustible y sin huellas?

Hay poca certezas e ineficacia o desinterés en la investigación. Hay una búsqueda de conocer lo que sucedió por parte de los padres de Agustín. ¿Habrá justicia?. Pasaron más de dos años y cuando el tiempo pasa, es la verdad la que huye.

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08 JUL 2018 - 20:41

Pueden los padres de un chico de 18 años dudar sobre la versión de que su muerte fue un suicidio y no un crimen? Sí.

¿Pueden tener ellos, los padres, elementos como para poner en relevancia elementos de una causa que se reabrió? Sí.

¿Hay cuestiones que generan cuestionamientos en la investigación original para que el presunto suicidio vire hacia un posible homicidio? Los padres del joven fallecido sostienen que sí.

Es el caso de la muerte de Agustín Nicolás Carbajal, sucedida en la madrugada del 8 de marzo de 2016 en una plaza pública de Rawson.

El 7 de marzo de 2016, Agustín iniciaba su primer día de clases en la Escuela Nocturna 753 de Rawson, a menos de 200 metros de su casa. Nunca se supo a qué hora se retiró. Ni las autoridades de ese establecimiento educativo provincial ni sus amigos, especificaron, jamás, el horario de salida del joven.

Agustín fue encontrado, aún con vida y literalmente en llamas, en la madrugada del 8

Con un 90% de su cuerpo quemado en la plaza del Papa; cerca del viejo puente de ingreso a la ciudad capital y a casi 700 metros de su escuela, aproximadamente a las 5,45, el joven de 18 años fue auxiliado por primera vez. El horario no es preciso, como nada en la causa.

Según la Policía estaba solo y llegó vivo al Hospital Subzonal “Santa Teresita”. De acuerdo a la versión de uno de los médicos que lo atendió, llegó lúcido, diciendo su nombre y apellido y la dirección donde vivía. Preguntó por su mochila y también preguntó qué tan quemado estaba y si podía ir a su casa, distante, nuevamente, a 200 metros. Sostuvo que estaba con amigos y pidió por sus padres.

Tres horas después, sus progenitores son avisados por el entonces comisario Felipe González (por entonces jefe de la Comisaría local) que su hijo, Agustín, había muerto. ¿La causa? Un paro cardiorrespiratorio originado por la acción de elemento ígneo (Síndrome del gran quemado).

La fiscal Griselda Encina no tuvo en cuenta la autopsia que habla de una lesión postraumática en la zona posteo superior del cráneo, sobre el sector izquierdo, herida contusa compuesta por dos lesiones en forma de arcos con un edema importante subyacente, originado por un elemento rígido y ocasionado aún con vida y con la magnitud suficiente para provocar alteraciones de su estado de conciencia. Es decir, una conmoción cerebral.

Las pericias versan que esos traumas craneales pudieron ser producidos por quien o quienes apagar el fuego del cuerpo de Agustín con la mochila del joven, sin prever que dentro de ese bolso había botellas de vidrios y golpearlo. Pero esas mismas pericias no otorgan ninguna certeza. Sólo habla de probabilidad. Cómo que pudo ocasionarse de otra manera. Ya sea adrede o sin querer.

La primera versión fue que Agustín había cometido suicidio tras inhalar combustible, rociarse con este y prenderse fuego. Y, luego, también, que hubo abandono de persona de un joven que se hallaba junto a él cuando comenzó a quemarse y sus pedidos de auxilio fueron ignorados.

Sin embargo, aún persisten las dudas. Más para sus padres. Y luego de que la causa se archivara y ahora vuelta a activar.

Es que pese a la autopsia contundente y a las pericias, la fiscal del caso, Griselda Encina, negó el acceso del expediente a sus padres, se trasladó a Trelew y archivó la causa el 26 de diciembre de ese año. El adolescente que se escapó cuando Agustín empezó presuntamente a quemarse fue absuelto; ya sea por su condición de menor de edad y por no poseer antecedentes.

En julio de 2017 se desarchivó la causa a partir de un pedido de los padres de Agustín y su abogado patrocinante, Oscar Romero. La reactivación del caso se produce con nuevas pericias de la mecánica de la muerte que están listas en septiembre del mismo año. Después de las mismas, el fiscal Osvaldo Heiber se tomó su tiempo. Y hasta ahora no se produjeron novedades de relevancia.

A raíz de ello, tanto los padres del joven fallecido en confusas circunstancias como lo de su abogado patrocinante, sostienen serias dudas sobre la muerte y posterior investigación, tanto de la Policía como de la Fiscalía .

Las preguntas se caen de maduras.

¿Cómo se presupuso suicidio, si estaba sólo?

¿Por qué había numerosas manchas de sangre (dos de goteo, una más de goteo descendente en una pared, un coágulo y tres manchas más ubicadas a 1,75, 1,69 y 1,43 metros de altura respecto del suelo, si el cuerpo estaba quemado?

¿Por qué no se hallaron fósforos ni un encendedor, presuntamente verde de acuerdo a las versiones testimóniales que Agustín poseía?

¿De qué se tratan las dos heridas en su cabeza?

¿Por qué la botella de nafta súper con la que presuntamente se roció Agustín, se encontraba perfectamente cerrada en un rincón, con combustible y sin huellas?

Hay poca certezas e ineficacia o desinterés en la investigación. Hay una búsqueda de conocer lo que sucedió por parte de los padres de Agustín. ¿Habrá justicia?. Pasaron más de dos años y cuando el tiempo pasa, es la verdad la que huye.


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