“Los límites legales de la acuicultura son pocos”

El Dr. Adrián Schiavini, investigador que ha estudiado el impacto de las especies exóticas en los ecosistemas patagónicos, alertó sobre los peligros del desarrollo de la salmonicultura en Tierra del Fuego y otras zonas de Patagonia.

Tras el episodio de Chile, la salmonicultura es motivo de debate.
21 JUL 2018 - 21:01 | Actualizado

Hoy no hay legislación y menos reglamentación para ver cómo se tiene que manejar la acuicultura, hoy lo que no está prohibido, está permitido. Los límites legales de la acuicultura son muy pocos, y eso permite que el escenario sea de apertura total, con los riesgos que eso implica”, dijo a FM Tiempo Trelew (91.5) el Dr. Adrián Schiavini, investigador del CADIC-CONICET con sede en Tierra del Fuego.
Desde Ushuaia, Schiavini sigue con atención los acontecimientos ocurridos en Chile, donde casi 700 mil salmones se escaparon de un centro de cría ubicado en la Isla Huar, en la zona de Calbuco, cuyo estuario se comunica mediante ríos y arroyos con la zona de Lago Puelo en Chubut.
El interés con el que se sigue el tema en el sur del continente tiene que ver con la posibilidad del desarrollo de la salmonicultura en esa zona del país, tras el acuerdo entre el gobierno fueguino y nación con una fundación noruega para la realización de estudios en el Canal de Beagle.
“Las consecuencias del cultivo de salmones no hay más que ver lo que ha sucedido en Chile en los últimos 25 a 30 años. Es una industria muy importante, hoy la exportación de salmones representa un rubro muy importante en la economía chilena, y las consecuencias que ha tenido esto a lo largo de su historia han sido muy diversas”.
El términos ambientales, el investigador indicó que “de cada kilo de comida que se le tira a los salmones para que engorden, la dos terceras partes terminan en el fondo del mar. No terminan siendo carne de salmón” dijo y en ese sentido explicó que entre la comida que no consume el pez, sus heces y los ejemplares muertos, “todo eso termina en el lecho marino, y es alimento en exceso que no puede ser procesado por lo microorganismos que tiene el sistema, entonces contamina el ambiente”.
Schiavini comparó esa situación con un riachuelo, pero con basura orgánica en el lecho marino”. A eso se suman otros factores, como los antibióticos que se suministran a los peces antes de su faena “y terminan también en el ambiente y en consecuencia pueden afectar a microorganismos que se encargan de reprocesar lo que termina en el mar; además sino son bien tratados pueden terminar en nuestro plato y esos antibióticos pasan a ser parte de nuestra dieta y eso no está bien”.
Sobre la fuga de casi 700 mil salmónidos en los criaderos de la Isla Huar, afirmó que “la mayoría de ellos no se las sabe arreglar por su cuenta, están acostumbrados a ser alimentados y están esperando que alguien les tire comida; y como nadie les va a tirar, algunos ejemplares podrían sobrevivir porque se procuran su alimento pero muchos van a estar muertos.  En cualquier caso pueden afectar la microfauna nativa del lugar y todos los organismos que se pueden alimentar de ella, como crustáceos, pequeños peces, es una posibilidad”, dijo.

Salmones en el Beagle

La iniciativa podría avanzar a futuro, según indicó el investigador del CONICET que desarrolla sus tareas en el CADIC de Ushuaia. “La nación y la provincia han hecho un acuerdo con una fundación noruega para que realicen estudio de capacidad de carga de cultivos de salmones en el Beagle” dijo Schiavini y explicó que se trata ni más ni menos de “ver cuántas jaulas pueden poner para saber la escala de potencial negocio;  entonces está claro que también pretenden instalar el cultivo de salmones”.
Los primeros datos indican que hay empresas de capitales noruegos y de otros países europeos que, obligados a levantar sus jaulas de algunos puntos del pacífico sur, buscan nuevos espacios para el cultivo de salmones. “Cuando terminan agotando los fondos marinos, y aparecen pestes, enfermedades o piojos de mar que terminan afectando el cultivo, van corriéndose a lugares no intervenidos previamente”, asegura el investigador, además de que en los últimos tiempos se sumó la decisión de la Controlaría General de la República de Chile, que mediante un dictamen prohibió el otorgamiento de nuevas concesiones acuícolas en Parques Nacionales de ese país.
Esa situación conlleva a que las empresas dedicadas a la explotación de la actividad busquen nuevos espacios para el desarrollo de la salmonicultura, y observan a la zona del Canal de Beagle como atractivos.
Por otro lado, los escenarios cada vez más restrictivos en otros países para el desarrollo de la actividad, donde se prioriza la producción, comercialización y consumo de alimentos saludables y naturales.
“El salmón de criadero se alimenta de un concentrado alimenticio, similar al que comen nuestros gatos o perros, es un animal que come un alimento balanceado y eso va a contramano de la tendencia mundial y obviamente estas empresas vienen a lugares donde los controles son muy diferentes a lo que hacen en sus sitios de origen”, opinó Schiavini.

Proyecto alternativo

El investigador explicó que mientras el Ministerio de Agricultura de Tierra del Fuego está promoviendo el acuerdo con las salmoneras, la cartera de Ciencia de esa misma provincia “está motorizando un proyecto para averiguar si es posible realizar un cultivo que sea superador al tradicional. Se llama granja multitrófica, donde la comida que no comen los salmones es captada por debajo de las jaulas por mejillones y algas terminan produciendo biomasa utilizable por el ser humano. Esa instancia sería superadora respecto al cultivo tradicional” sostuvo el Dr. Adrián Schiavini.#

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21 JUL 2018 - 21:01

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Desde Ushuaia, Schiavini sigue con atención los acontecimientos ocurridos en Chile, donde casi 700 mil salmones se escaparon de un centro de cría ubicado en la Isla Huar, en la zona de Calbuco, cuyo estuario se comunica mediante ríos y arroyos con la zona de Lago Puelo en Chubut.
El interés con el que se sigue el tema en el sur del continente tiene que ver con la posibilidad del desarrollo de la salmonicultura en esa zona del país, tras el acuerdo entre el gobierno fueguino y nación con una fundación noruega para la realización de estudios en el Canal de Beagle.
“Las consecuencias del cultivo de salmones no hay más que ver lo que ha sucedido en Chile en los últimos 25 a 30 años. Es una industria muy importante, hoy la exportación de salmones representa un rubro muy importante en la economía chilena, y las consecuencias que ha tenido esto a lo largo de su historia han sido muy diversas”.
El términos ambientales, el investigador indicó que “de cada kilo de comida que se le tira a los salmones para que engorden, la dos terceras partes terminan en el fondo del mar. No terminan siendo carne de salmón” dijo y en ese sentido explicó que entre la comida que no consume el pez, sus heces y los ejemplares muertos, “todo eso termina en el lecho marino, y es alimento en exceso que no puede ser procesado por lo microorganismos que tiene el sistema, entonces contamina el ambiente”.
Schiavini comparó esa situación con un riachuelo, pero con basura orgánica en el lecho marino”. A eso se suman otros factores, como los antibióticos que se suministran a los peces antes de su faena “y terminan también en el ambiente y en consecuencia pueden afectar a microorganismos que se encargan de reprocesar lo que termina en el mar; además sino son bien tratados pueden terminar en nuestro plato y esos antibióticos pasan a ser parte de nuestra dieta y eso no está bien”.
Sobre la fuga de casi 700 mil salmónidos en los criaderos de la Isla Huar, afirmó que “la mayoría de ellos no se las sabe arreglar por su cuenta, están acostumbrados a ser alimentados y están esperando que alguien les tire comida; y como nadie les va a tirar, algunos ejemplares podrían sobrevivir porque se procuran su alimento pero muchos van a estar muertos.  En cualquier caso pueden afectar la microfauna nativa del lugar y todos los organismos que se pueden alimentar de ella, como crustáceos, pequeños peces, es una posibilidad”, dijo.

Salmones en el Beagle

La iniciativa podría avanzar a futuro, según indicó el investigador del CONICET que desarrolla sus tareas en el CADIC de Ushuaia. “La nación y la provincia han hecho un acuerdo con una fundación noruega para que realicen estudio de capacidad de carga de cultivos de salmones en el Beagle” dijo Schiavini y explicó que se trata ni más ni menos de “ver cuántas jaulas pueden poner para saber la escala de potencial negocio;  entonces está claro que también pretenden instalar el cultivo de salmones”.
Los primeros datos indican que hay empresas de capitales noruegos y de otros países europeos que, obligados a levantar sus jaulas de algunos puntos del pacífico sur, buscan nuevos espacios para el cultivo de salmones. “Cuando terminan agotando los fondos marinos, y aparecen pestes, enfermedades o piojos de mar que terminan afectando el cultivo, van corriéndose a lugares no intervenidos previamente”, asegura el investigador, además de que en los últimos tiempos se sumó la decisión de la Controlaría General de la República de Chile, que mediante un dictamen prohibió el otorgamiento de nuevas concesiones acuícolas en Parques Nacionales de ese país.
Esa situación conlleva a que las empresas dedicadas a la explotación de la actividad busquen nuevos espacios para el desarrollo de la salmonicultura, y observan a la zona del Canal de Beagle como atractivos.
Por otro lado, los escenarios cada vez más restrictivos en otros países para el desarrollo de la actividad, donde se prioriza la producción, comercialización y consumo de alimentos saludables y naturales.
“El salmón de criadero se alimenta de un concentrado alimenticio, similar al que comen nuestros gatos o perros, es un animal que come un alimento balanceado y eso va a contramano de la tendencia mundial y obviamente estas empresas vienen a lugares donde los controles son muy diferentes a lo que hacen en sus sitios de origen”, opinó Schiavini.

Proyecto alternativo

El investigador explicó que mientras el Ministerio de Agricultura de Tierra del Fuego está promoviendo el acuerdo con las salmoneras, la cartera de Ciencia de esa misma provincia “está motorizando un proyecto para averiguar si es posible realizar un cultivo que sea superador al tradicional. Se llama granja multitrófica, donde la comida que no comen los salmones es captada por debajo de las jaulas por mejillones y algas terminan produciendo biomasa utilizable por el ser humano. Esa instancia sería superadora respecto al cultivo tradicional” sostuvo el Dr. Adrián Schiavini.#


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