Editorial / La Columna del Domingo / Asoman las tijeras de un recorte feroz

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Sobre llovido mojado. Un recorte brutal que impactará drásticamente en Chubut.
21 JUL 2018 - 21:36 | Actualizado

Chubut será unas de las provincias más perjudicadas por el recorte discrecional que planifica el Gobierno nacional para 2019”. No lo dijo un dirigente peronista, ni uno de izquierda ni un antimacrista de la primera hora. Lo sentenció un informe de la agencia calificadora internacional Moody´s, que advirtió que el acuerdo por el crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la Argentina traerá consecuencias negativas “en términos crediticios” para las provincias.

Después de semejante análisis, casi que no quedan muchas cosas para terminar de entender que lo que se viene en 2019 será mucho más profundo y doloroso de lo que la mayoría de los chubutenses –y patagónicos, incluidos- imaginaban.

Si no se estructura una defensa conjunta de los intereses locales, si muchos gobernadores y legisladores nacionales de cada una de las provincias siguen haciéndose los distraídos y cuidan sus quintitas políticas y sus alianzas electorales, el costo que habrá que pagar será excesivo y sus consecuencias, impredecibles.

Si la alianza Cambiemos avanza en su plan de recortes para contentar al FMI, a las provincias no les quedará otra salida que compensar esa disminución de las transferencias discrecionales reduciendo sus gastos, lo que puede resultar muy difícil de implementar por el alto nivel inflacionario y las restricciones que impondrá el año electoral que se avecina, agrega el análisis de Moody’s.

Algunas provincias, además, ya están en una situación de quebranto (solo hay que mirar un poco lo que pasa en Chubut) y un recorte brutal como el que planea hacer Nación sería casi un golpe de gracia.

Sin nada en los bolsillos

La sensación de que lo que se viene será dramático la tuvieron en carne propia los funcionarios de Chubut que esta semana comenzaron las conversaciones con sus pares del Gobierno nacional por el Presupuesto 2019.

El martes pasado, cuando el ministro de Economía, Alejandro Garzonio, se reunió con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quedó poco menos que anonadado. La charla duró apenas cinco minutos y el panorama que pintó el ministro nacional fue tan oscuro que los otros veinte minutos de reunión con otros funcionarios de menor rango estuvieron de más.

Lo que más sorprendió a Garzonio fue que el que describiera el infierno que se viene haya sido, nada más y nada menos, que Frigerio, uno de los pocos funcionarios nacionales que hasta ahora había mostrado cierta sensibilidad en su relación con las provincias.

Sin demasiadas vueltas, Frigerio le explicó a Garzonio y al subsecretario de Coordinación Financiera, Luis Tarrío, que del total del recorte que tiene planeado la Casa Rosada, al menos unos 100 mil millones de pesos deberán ser asumidos por las provincias.

Sin embargo, el Gobierno nacional mandó a operar a sus dirigentes, medios y periodistas locales preferidos para instalar la idea de que el recorte no tendrá gran impacto y afectará de manera relativa a las cuentas de Chubut. Es más, el domingo pasado, la Casa Rosada mandó a publicar en un diario de Chubut una “columna de opinión” que se titulaba insólitamente “Este es el camino”.

El cinismo con el que se suelen manejar algunos funcionarios nacionales parece no tener límites. Y el Presidente no es ajeno a este comportamiento.

Ajustarse los cinturones

La reducción presupuestaria que Nación quiere hacer en Chubut no solo incluiría las obras públicas –que ya son pocas-, sino también la quita de los diferenciales por Zona, un ajuste de los fondos para planes sociales y hasta piensan recortar el plus de las asignaciones familiares y el adicional que cobran los jubilados de Anses.

Lo que el Gobierno no admite todavía pero todos los especialistas advierten que sucederá antes de fin de año, es que además del sablazo que planean para el Presupuesto ya está en marcha el plan para rebajar –en el mejor de los casos- o directamente eliminar los subsidios para el gas, la energía y el transporte, lo que terminaría impactando directamente en el bolsillo de los patagónicos.

Hasta el 15 de septiembre hay tiempo de seguir negociando porque hasta ese día el Gobierno nacional tiene tiempo de presentar el proyecto de Presupuesto. Aunque no parece que haya mucho más que discutir con la Casa Rosada porque la decisión ya está tomada.

Lo único que queda para hacer en estos casi dos meses es armar una estrategia conjunta con el resto de las provincias patagónicas. Cuesta creer que los mismos gobernadores que hasta hace pocos meses “militaban” el Pacto Fiscal que les impuso el presidente Mauricio Macri, ahora vayan a conseguir ser los líderes de un bloque regional que defienda los intereses de sus provincias. Pero no les quedará otra.

Las vergonzosas condiciones impuestas por el FMI a la Argentina y su consecuente impacto en las provincias, merece que todos los estamentos políticos se pongan detrás de los intereses de la gente y no de los partidos.

Sería bueno saber, por ejemplo, cómo piensan justificar los diputados y senadores patagónicos de Cambiemos el brutal ajuste que se avecina. En el caso de Chubut, el radical Gustavo Menna se lleva todas las miradas. Hasta ahora ha relativizado el tema y prefiere hablar todo el tiempo del aumento de los fondos que viene bajando Nación por coparticipación, algo que no es un mérito del Gobierno nacional sino una obligación establecida por ley.

Si Cambiemos –y sobre todo, la UCR Chubut- pretende ser una opción en 2019, tendrá que empezar a elegir entre dos opciones absolutamente contrapuestas: defender los intereses de los chubutenses o los del Gobierno de Mauricio Macri, que hasta ahora ha convertido a buena parte de la región patagónica en la letrina de su gestión.

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Sobre llovido mojado. Un recorte brutal que impactará drásticamente en Chubut.
21 JUL 2018 - 21:36

Chubut será unas de las provincias más perjudicadas por el recorte discrecional que planifica el Gobierno nacional para 2019”. No lo dijo un dirigente peronista, ni uno de izquierda ni un antimacrista de la primera hora. Lo sentenció un informe de la agencia calificadora internacional Moody´s, que advirtió que el acuerdo por el crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la Argentina traerá consecuencias negativas “en términos crediticios” para las provincias.

Después de semejante análisis, casi que no quedan muchas cosas para terminar de entender que lo que se viene en 2019 será mucho más profundo y doloroso de lo que la mayoría de los chubutenses –y patagónicos, incluidos- imaginaban.

Si no se estructura una defensa conjunta de los intereses locales, si muchos gobernadores y legisladores nacionales de cada una de las provincias siguen haciéndose los distraídos y cuidan sus quintitas políticas y sus alianzas electorales, el costo que habrá que pagar será excesivo y sus consecuencias, impredecibles.

Si la alianza Cambiemos avanza en su plan de recortes para contentar al FMI, a las provincias no les quedará otra salida que compensar esa disminución de las transferencias discrecionales reduciendo sus gastos, lo que puede resultar muy difícil de implementar por el alto nivel inflacionario y las restricciones que impondrá el año electoral que se avecina, agrega el análisis de Moody’s.

Algunas provincias, además, ya están en una situación de quebranto (solo hay que mirar un poco lo que pasa en Chubut) y un recorte brutal como el que planea hacer Nación sería casi un golpe de gracia.

Sin nada en los bolsillos

La sensación de que lo que se viene será dramático la tuvieron en carne propia los funcionarios de Chubut que esta semana comenzaron las conversaciones con sus pares del Gobierno nacional por el Presupuesto 2019.

El martes pasado, cuando el ministro de Economía, Alejandro Garzonio, se reunió con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quedó poco menos que anonadado. La charla duró apenas cinco minutos y el panorama que pintó el ministro nacional fue tan oscuro que los otros veinte minutos de reunión con otros funcionarios de menor rango estuvieron de más.

Lo que más sorprendió a Garzonio fue que el que describiera el infierno que se viene haya sido, nada más y nada menos, que Frigerio, uno de los pocos funcionarios nacionales que hasta ahora había mostrado cierta sensibilidad en su relación con las provincias.

Sin demasiadas vueltas, Frigerio le explicó a Garzonio y al subsecretario de Coordinación Financiera, Luis Tarrío, que del total del recorte que tiene planeado la Casa Rosada, al menos unos 100 mil millones de pesos deberán ser asumidos por las provincias.

Sin embargo, el Gobierno nacional mandó a operar a sus dirigentes, medios y periodistas locales preferidos para instalar la idea de que el recorte no tendrá gran impacto y afectará de manera relativa a las cuentas de Chubut. Es más, el domingo pasado, la Casa Rosada mandó a publicar en un diario de Chubut una “columna de opinión” que se titulaba insólitamente “Este es el camino”.

El cinismo con el que se suelen manejar algunos funcionarios nacionales parece no tener límites. Y el Presidente no es ajeno a este comportamiento.

Ajustarse los cinturones

La reducción presupuestaria que Nación quiere hacer en Chubut no solo incluiría las obras públicas –que ya son pocas-, sino también la quita de los diferenciales por Zona, un ajuste de los fondos para planes sociales y hasta piensan recortar el plus de las asignaciones familiares y el adicional que cobran los jubilados de Anses.

Lo que el Gobierno no admite todavía pero todos los especialistas advierten que sucederá antes de fin de año, es que además del sablazo que planean para el Presupuesto ya está en marcha el plan para rebajar –en el mejor de los casos- o directamente eliminar los subsidios para el gas, la energía y el transporte, lo que terminaría impactando directamente en el bolsillo de los patagónicos.

Hasta el 15 de septiembre hay tiempo de seguir negociando porque hasta ese día el Gobierno nacional tiene tiempo de presentar el proyecto de Presupuesto. Aunque no parece que haya mucho más que discutir con la Casa Rosada porque la decisión ya está tomada.

Lo único que queda para hacer en estos casi dos meses es armar una estrategia conjunta con el resto de las provincias patagónicas. Cuesta creer que los mismos gobernadores que hasta hace pocos meses “militaban” el Pacto Fiscal que les impuso el presidente Mauricio Macri, ahora vayan a conseguir ser los líderes de un bloque regional que defienda los intereses de sus provincias. Pero no les quedará otra.

Las vergonzosas condiciones impuestas por el FMI a la Argentina y su consecuente impacto en las provincias, merece que todos los estamentos políticos se pongan detrás de los intereses de la gente y no de los partidos.

Sería bueno saber, por ejemplo, cómo piensan justificar los diputados y senadores patagónicos de Cambiemos el brutal ajuste que se avecina. En el caso de Chubut, el radical Gustavo Menna se lleva todas las miradas. Hasta ahora ha relativizado el tema y prefiere hablar todo el tiempo del aumento de los fondos que viene bajando Nación por coparticipación, algo que no es un mérito del Gobierno nacional sino una obligación establecida por ley.

Si Cambiemos –y sobre todo, la UCR Chubut- pretende ser una opción en 2019, tendrá que empezar a elegir entre dos opciones absolutamente contrapuestas: defender los intereses de los chubutenses o los del Gobierno de Mauricio Macri, que hasta ahora ha convertido a buena parte de la región patagónica en la letrina de su gestión.


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