La igualdad entre el torneo de varones y el de mujeres de la Liga del Valle está lejos de concretarse.
En las primeras tres fechas del Clausura masculino, el 85% de los partidos disputados se jugó en superficie de césped, natural o artificial.
La proporción es inversa en el torneo femenino. El 83% de los encuentros de las mujeres se disputaron sobre tierra. Solo tres cotejos de 18 se celebraron en pasto. Esta situación es opuesta en Mendoza, por ejemplo, la sede del Nacional de selecciones.
El detalle
Este contexto posee responsables. J.J. Moreno, el campeón reinante, no ha disputado aún un partido en césped en el presente torneo. De hecho, las “Morenitas” suelen competir en condición de local en la cancha del “Naranja”, que es de tierra.
Sin embargo, el equipo masculino participó del pasado Federal B en la cancha de Alianza Fontana Oeste, que es de sintético.
Lo mismo se aplica para los otros dos equipos que compitieron regularmente en el TFB en los últimos años: Racing Club y Germinal. Salvo excepeciones, los elencos femeninos de la “Academia” y el “Verde” juegan en superficie de tierra.
En cambio, la Primera de varones, tanto por los torneos del Consejo Federal, como de la Liga del Valle, han jugado en pasto.
Otro caso emblemático es Alumni. El elenco subcampeón, dominador de la escena por años, también juega en cancha tierra. El elenco de hombres participa en el mismo escenario de las mujeres, dado que el “Carbonero” no posee otra cancha. Pero tampoco se aprecia que busque alternativas. Algo similar ocurre con Deportivo Roca de Rawson.
Independiente y Ever Ready no escapan a la tendencia general. Los elencos masculinos de dichos clubes compiten en el CeDeTre. En cambio, los femeninos lo hacen en Alberdi.
Las únicas excepciones a esta regla son Huracán, La Ribera y Mar-Che. Alianza Fontana Oeste, hasta el torneo pasado, integró ese lote. En la presente campaña, su rol no está claro.
Es cierto que el “Globo” no ha disputado cotejos aún en casa. Pero cuando lo haga, el porcentaje dispar solo se maquillará.
Brown y Madryn
Otro aspecto contribuye a este panorama. Los dos clubes de mejor actualidad a nivel nacional en AFA, Guillermo Brown y Deportivo Madryn, no poseen equipo femenino.
La dirigencia de la “Banda”jamás mostró interés en participar. El “Aurinegro” logró el Clausura 2014. Pero a partir de este año, tras un período de descuido, optó por discontinuar su participación. Por ende, las instalaciones de césped que poseen, no están a disposición y tampoco se ceden a otros conjuntos.
El rol de la Liga del Valle
Este panorma no sería posible sin el rol de la Liga del Valle. Solo exige que las finales se jueguen en césped. El resto del torneo está librado al libre albedrío de los clubes, que en masa privilegian al masculino sobre el femenino, sin una razón aparente.
La Liga, como autoridad de aplicación, tampoco le exige a Guillermo Brown y Deportivo Madryn, que compitan. La igualdad es solo un sueño.
La igualdad entre el torneo de varones y el de mujeres de la Liga del Valle está lejos de concretarse.
En las primeras tres fechas del Clausura masculino, el 85% de los partidos disputados se jugó en superficie de césped, natural o artificial.
La proporción es inversa en el torneo femenino. El 83% de los encuentros de las mujeres se disputaron sobre tierra. Solo tres cotejos de 18 se celebraron en pasto. Esta situación es opuesta en Mendoza, por ejemplo, la sede del Nacional de selecciones.
El detalle
Este contexto posee responsables. J.J. Moreno, el campeón reinante, no ha disputado aún un partido en césped en el presente torneo. De hecho, las “Morenitas” suelen competir en condición de local en la cancha del “Naranja”, que es de tierra.
Sin embargo, el equipo masculino participó del pasado Federal B en la cancha de Alianza Fontana Oeste, que es de sintético.
Lo mismo se aplica para los otros dos equipos que compitieron regularmente en el TFB en los últimos años: Racing Club y Germinal. Salvo excepeciones, los elencos femeninos de la “Academia” y el “Verde” juegan en superficie de tierra.
En cambio, la Primera de varones, tanto por los torneos del Consejo Federal, como de la Liga del Valle, han jugado en pasto.
Otro caso emblemático es Alumni. El elenco subcampeón, dominador de la escena por años, también juega en cancha tierra. El elenco de hombres participa en el mismo escenario de las mujeres, dado que el “Carbonero” no posee otra cancha. Pero tampoco se aprecia que busque alternativas. Algo similar ocurre con Deportivo Roca de Rawson.
Independiente y Ever Ready no escapan a la tendencia general. Los elencos masculinos de dichos clubes compiten en el CeDeTre. En cambio, los femeninos lo hacen en Alberdi.
Las únicas excepciones a esta regla son Huracán, La Ribera y Mar-Che. Alianza Fontana Oeste, hasta el torneo pasado, integró ese lote. En la presente campaña, su rol no está claro.
Es cierto que el “Globo” no ha disputado cotejos aún en casa. Pero cuando lo haga, el porcentaje dispar solo se maquillará.
Brown y Madryn
Otro aspecto contribuye a este panorama. Los dos clubes de mejor actualidad a nivel nacional en AFA, Guillermo Brown y Deportivo Madryn, no poseen equipo femenino.
La dirigencia de la “Banda”jamás mostró interés en participar. El “Aurinegro” logró el Clausura 2014. Pero a partir de este año, tras un período de descuido, optó por discontinuar su participación. Por ende, las instalaciones de césped que poseen, no están a disposición y tampoco se ceden a otros conjuntos.
El rol de la Liga del Valle
Este panorma no sería posible sin el rol de la Liga del Valle. Solo exige que las finales se jueguen en césped. El resto del torneo está librado al libre albedrío de los clubes, que en masa privilegian al masculino sobre el femenino, sin una razón aparente.
La Liga, como autoridad de aplicación, tampoco le exige a Guillermo Brown y Deportivo Madryn, que compitan. La igualdad es solo un sueño.