Del Potro, a las puertas de la gloria nueve años después de tocar el cielo

El tandilense saboreó las mieles del éxito hace nueve años al coronarse en Nueva York. Casi una década después, el de Tandil se despidió con sabor amargo al quedarse a las puertas de tocar el cielo de nuevo en su "torneo favorito", pero confirmó que de aquí en adelante habrá que tenerle en cuenta.

Del Potro pasó de las lágrimas al emotivo consuelo de Novak Djokovic, tras la final del US Open.
10 SEP 2018 - 13:08 | Actualizado

Que vuelve a ser uno de los mejores tenistas del circuito.

El argentino, sin embargo, abandonó este domingo las pistas duras de Flushing Meadows entre lágrimas, abatido, sintiéndose "un perdedor".

"He estado llorando hasta ahora (en conferencia de prensa). Estoy muy triste por ser un perdedor hoy. Pero Novak (Djokovic) se merecía tener el trofeo. Jugó un gran partido, un partido muy inteligente", apuntó frente a los medios de comunicación tras sucumbir en la final del US Open por 3-6, 6-7 (4/7), 3-6.

"Creo que hice un gran torneo pero es duro perder para mí. Estoy realmente triste por haber perdido la final de este campeonato porque le puse tanta pasión a la final intentando ganar el título...", añadió.

A pesar de la sensación agridulce del final, la travesía de la Torre de Tandil en esta edición del torneo ha estado marcada por las sonrisas y la ilusión que solo las victorias y el buen juego son capaces de provocar.

En marzo ganó su primer Masters 1000 en Indian Wells pero, en estas dos semanas, se ha demostrado a sí mismo y al resto del mundo que, después de años peleando con sus doloridas muñecas, está definitivamente de vuelta. Y para quedarse.

"Ahora es el momento de tomarme un descanso, de ver cómo se siente mi cuerpo de cara al futuro y estar listo para el siguiente", aseveró confiado en que aspirará de nuevo muy pronto a los grandes torneos.

El resultado de la última instancia no empañará cómo llegó al partido ante Djokovic, tras haber cedido un único set en todo el campeonato, dejando por el camino a rivales de la talla del español Rafael Nadal en semis o del estadounidense John Isner en cuartos.

"Va a ser un gran desafío porque he estado lidiando con muchos problemas para estar aquí ahora. Si gano estaré contento y sino también por haber hecho un gran torneo", dijo luego de batir a la primera raqueta mundial por 7-6 (7/3), 6-2 y abandono del español.

Un apoyo con aroma a título

Porque, como Del Potro se ha empeñado en repetir una y otra vez desde el comienzo del evento que lo más importante para él ahora es estar sano, no sentir dolor en sus muñecas -que le obligaron a pasar por el quirófano hasta en cuatro ocasiones- y ser competitivo.

Esta temporada así ha sido: ha levantado su primer Masters 1000, ha firmado la mejor posición de su carrera en la clasificación de la ATP, al auparse al último cajón del podio antes del US Open, y ha llegado a su segunda final de un Grand Slam, casi diez años después de la primera.

Por si fuera poco, siguió alimentando su leyenda en la Gran Manzana, que lo ha adoptado como hijo predilecto hasta el nivel de apoyarlo incluso cuando se enfrenta a jugadores locales en la Arthur Ashe.

Acompañado de un ruidoso grupo de amigos durante todo el torneo, Del Potro dijo adiós entre lágrimas pero con una ovación que se le quedará en la memoria para siempre. Como aquel título que levantó hace casi una década. Un recuerdo inolvidable.

"Gracias a mi equipo, a mis amigos y a Argentina: sentí la energía. A veces uno puede ganar un torneo o perderlo pero el amor de toda esta gente vale lo mismo que esta copa. Esta copa ya la tengo y hoy me llevo el cariño de toda esta gente", sentenció emocionado.

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Del Potro pasó de las lágrimas al emotivo consuelo de Novak Djokovic, tras la final del US Open.
10 SEP 2018 - 13:08

Que vuelve a ser uno de los mejores tenistas del circuito.

El argentino, sin embargo, abandonó este domingo las pistas duras de Flushing Meadows entre lágrimas, abatido, sintiéndose "un perdedor".

"He estado llorando hasta ahora (en conferencia de prensa). Estoy muy triste por ser un perdedor hoy. Pero Novak (Djokovic) se merecía tener el trofeo. Jugó un gran partido, un partido muy inteligente", apuntó frente a los medios de comunicación tras sucumbir en la final del US Open por 3-6, 6-7 (4/7), 3-6.

"Creo que hice un gran torneo pero es duro perder para mí. Estoy realmente triste por haber perdido la final de este campeonato porque le puse tanta pasión a la final intentando ganar el título...", añadió.

A pesar de la sensación agridulce del final, la travesía de la Torre de Tandil en esta edición del torneo ha estado marcada por las sonrisas y la ilusión que solo las victorias y el buen juego son capaces de provocar.

En marzo ganó su primer Masters 1000 en Indian Wells pero, en estas dos semanas, se ha demostrado a sí mismo y al resto del mundo que, después de años peleando con sus doloridas muñecas, está definitivamente de vuelta. Y para quedarse.

"Ahora es el momento de tomarme un descanso, de ver cómo se siente mi cuerpo de cara al futuro y estar listo para el siguiente", aseveró confiado en que aspirará de nuevo muy pronto a los grandes torneos.

El resultado de la última instancia no empañará cómo llegó al partido ante Djokovic, tras haber cedido un único set en todo el campeonato, dejando por el camino a rivales de la talla del español Rafael Nadal en semis o del estadounidense John Isner en cuartos.

"Va a ser un gran desafío porque he estado lidiando con muchos problemas para estar aquí ahora. Si gano estaré contento y sino también por haber hecho un gran torneo", dijo luego de batir a la primera raqueta mundial por 7-6 (7/3), 6-2 y abandono del español.

Un apoyo con aroma a título

Porque, como Del Potro se ha empeñado en repetir una y otra vez desde el comienzo del evento que lo más importante para él ahora es estar sano, no sentir dolor en sus muñecas -que le obligaron a pasar por el quirófano hasta en cuatro ocasiones- y ser competitivo.

Esta temporada así ha sido: ha levantado su primer Masters 1000, ha firmado la mejor posición de su carrera en la clasificación de la ATP, al auparse al último cajón del podio antes del US Open, y ha llegado a su segunda final de un Grand Slam, casi diez años después de la primera.

Por si fuera poco, siguió alimentando su leyenda en la Gran Manzana, que lo ha adoptado como hijo predilecto hasta el nivel de apoyarlo incluso cuando se enfrenta a jugadores locales en la Arthur Ashe.

Acompañado de un ruidoso grupo de amigos durante todo el torneo, Del Potro dijo adiós entre lágrimas pero con una ovación que se le quedará en la memoria para siempre. Como aquel título que levantó hace casi una década. Un recuerdo inolvidable.

"Gracias a mi equipo, a mis amigos y a Argentina: sentí la energía. A veces uno puede ganar un torneo o perderlo pero el amor de toda esta gente vale lo mismo que esta copa. Esta copa ya la tengo y hoy me llevo el cariño de toda esta gente", sentenció emocionado.


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