“Grizzly man”, la trágica historia del hombre que amaba a los osos

Timothy Treadwell era un aventurero que había dejado un pasado de drogas y alcohol para ir a vivir entre osos salvajes. Luego de 13 años documentando temerariamente a estas bestias, Treadwell y su novia fueron devorados en 2003 por un enorme grizzly de más de 3 metros.

15 OCT 2011 - 22:11 | Actualizado

En algún momento de nuestras vidas, quién no ha pensado que le gustaría ser un animal en particular. La idea de dejar esta existencia humana, aunque sea momentánea, y convertirnos en un ser poderoso como un león, un tigre, tal vez una enorme águila, un lobo o una majestuosa ballena, nos ha fascinado siempre. Ser libres realmente como estas criaturas y tener sus habilidades, ha sido el anhelo de todos.

Poder disfrutar de una existencia salvaje y sin fronteras que alguna vez el humano tuvo pero que hoy perdió al optar por las comodidades de la civilización.

Pero en la rebeldía que caracteriza al hombre, hay personas que no se quedaron con esa fantasía, llevaron sus deseos al extremo de volver a los orígenes de la vida y convivir salvajemente junto a las criaturas que aman. Pero lo que ellos nunca llegaron a entender es que nosotros ya no pertenecemos a ese mundo, un mundo donde ya no éramos bienvenidos y en el cual las palabras compasión y bondad se reemplazan por matar o morir.

La historia de Timothy

Timothy Treadwell fue una de esas personas que se cansó de la vida mundana, que anhelaba volver a lo natural, ser un “animal” libre, esperando encontrar su destino, el que jamás pudo hallar en la sociedad. Y quería hacerlo en compañía de osos salvajes, criaturas poderosas que admiraba desde siempre.

Nacido el 29 de abril 1957 en Long Island, Nueva York, Timothy era un autodidacta experto en el oso pardo, (conocido comúnmente como grizzly) conservacionista y director de documentales de vida silvestre.

Timothy Treadwell había sufrido graves problemas relacionados con drogas y su adicción al alcohol, cosas que lo llevaron a tener varios encontronazos con la ley antes de dedicarse íntegramente a los osos, lo que le dio un sentido a su vida.

Escapando de una existencia alocada a la que quería dejar atrás, Timothy visitó por primera vez como turista Alaska en el verano de 1989, y fue allí que cuando acampaba vio a los osos pardos en el Santuario del Río McNeil y se enamoró de aquellas fascinantes criaturas. La experiencia fue tan fuerte que Treadwell decide consagrar su vida a un único objetivo: la defensa de los grandes osos pardos de Alaska. Y lo hace de una manera que muchos tildarían de suicida: viviendo entre estos animales que pueden llegar a los tres metros de altura cuando se ponen sobre sus patas traseras, capaces de desgarrar a un humano con un simple zarpazo, y extremadamente agresivos cuando consideran su territorio amenazado.

Numerosos expertos, entre los que se encontraban miembros del propio Servicio de Parques Nacionales, habían criticado duramente a Treadwell por no respetar las normas básicas de seguridad en un entorno de estas características. En concreto, y de acuerdo con el archivo que se guardaba con respecto a él, Timothy Treadwell había violado entre 1994 y 2003 al menos seis normas de seguridad del parque. Entre estos incumplimientos estaba el de guiar a turistas sin poseer la licencia apropiada, almacenar de modo incorrecto la comida o acampar en el mismo lugar durante más de siete días (esta última fue conocida como la “regla Treadwell”, una norma creada ad hoc, específicamente para él). Asimismo, los guardabosques también le insistían en que llevase un spray de pimienta como arma de defensa personal, critica en la que coincidía el naturalista Charlie Russell, otro experto en la convivencia con los osos.

Pero durante 13 años, Timothy Treadwell se las arregló para vivir sin armas entre los gigantescos osos del Parque Nacional de Katmai y logró así filmar sus aventuras en la naturaleza durante sus últimos cinco temporadas.

En compañía de osos

Ya en 1992, y junto a su novia Amie Hughenard, estaba acampado de forma independiente en la Reserva de Katmai, viviendo entre los osos, en un lugar donde convergían estas bestias por las migraciones de salmón. Durante sus primeros 10 años, Treadwell realizó una crónica diaria de sus experiencias y observaciones con los osos. La difusión de las aventuras de un arriesgado hombre entre osos salvajes llegó a oídos de la firma Minolta que le facilitó una cámara fotográfica para que le ayudase con la documentación de sus experiencias con los grizzlys. En 1997, Treadwell comenzó a utilizar una filmadora para capturar la vida cotidiana de los osos de Katmai, como nunca antes se había hecho, y que serviría para realizar un documental que él estaba llevando a cabo con la ayuda de Discovery Channel llamado “Diario de los Grizzlys”, que se estrenó en 1999. Después de eso, Timothy incorporó el uso de una videocámara de mano en su documentación de la naturaleza.

Además de estudiar y vivir con los osos, Treadwell fue coautor de un libro, “Entre Grizzlies”, con su amigo Jewel Palovak para compartir sus experiencias con el mundo. En 1998, Treadwell y Palovak forman “Grizzly People”, una organización de base dedicada a la preservación de los osos y su hábitat. A través de esta organización benéfica, Treadwell educa a miles de escolares sobre la vida de los osos. Treadwell también utilizó su carisma y su creciente fama para difundir sus conocimientos, apareciendo en diversos programas de televisión.

Los 13 años que Timothy convivió con los osos se pueden decir que fueron afortunados. Muchos naturalistas no podían creer que nunca haya sufrido un solo rasguño o ataque de parte de estas formidables bestias en todo ese tiempo. La osadía de Treadwell rayaba lo suicida y por eso sus filmaciones impactaban no tan solo por los imponentes paisajes sino por la cercanía de los grizzlis con él.

Trágico final

Pero todo tiene una primera vez y la suerte tarde o temprano se acaba y Timothy había cometido un error gravísimo que a la postre pagaría con su vida. Cegado por su amor por los osos y empeñado en darles una personalidad humana que no tenían, fue peligrosamente desafiando el mundo de estas bestias, invadiendo sus espacios de caza y procreación. Finalmente, la noche del 5 de octubre de 2003, Timothy Treadwell murió en compañía de su novia, Amie Huguenard. Ambos fueron atacados, muertos y devorados por uno o más osos grizzly, y sus cadáveres los descubrió al día siguiente Willy Fulton, el piloto que tenía el trabajo de ir a buscarlos. Parte de sus restos fueron encontrados en el lugar de la matanza, y otra parte en el interior de uno de los osos que los devoró, el etiquetado como “oso 141”, un macho de gran tamaño y de más de tres metros que el propio Timothy consideraba (de acuerdo a sus grabaciones) como un animal peligroso y no precisamente amistoso. Este oso y otro más joven fueron muertos a tiros por los guardabosques durante la operación de recuperación de los restos humanos. También se encontró una cámara de vídeo que supuestamente habría grabado 6 minutos de audio correspondiente al ataque. En los 85 años de existencia del Parque Nacional de Katmai, éste había sido el primer caso de seres humanos muertos por las garras de un oso. La noticia de la horrible muerte de Treadwell y su novia, conmocionaron al público de ese año y a los naturalistas que habían conocido a este loco aventurero. Pero su final no dejó de ser cantado para algunas personas que conocieron a Timothy, y así se puede entender en este crudo pero realista comentario de un nativo del lugar, que afirma que “lo que le pasó fue lo correcto, porque quiso tratar a los osos como seres humanos, y eso es un error: el oso hizo lo que se supone que tienen que hacer los osos, así de sencillo”.

Timothy Treadwell encontró su destino, de una forma brutal pero tal vez como él hubiera querido, viviendo entre sus amadas bestias y en un lugar que verdaderamente lo hizo feliz y libre pese al alto precio que tuvo que pagar por vivir entre osos salvajes.#

Las más leídas

15 OCT 2011 - 22:11

En algún momento de nuestras vidas, quién no ha pensado que le gustaría ser un animal en particular. La idea de dejar esta existencia humana, aunque sea momentánea, y convertirnos en un ser poderoso como un león, un tigre, tal vez una enorme águila, un lobo o una majestuosa ballena, nos ha fascinado siempre. Ser libres realmente como estas criaturas y tener sus habilidades, ha sido el anhelo de todos.

Poder disfrutar de una existencia salvaje y sin fronteras que alguna vez el humano tuvo pero que hoy perdió al optar por las comodidades de la civilización.

Pero en la rebeldía que caracteriza al hombre, hay personas que no se quedaron con esa fantasía, llevaron sus deseos al extremo de volver a los orígenes de la vida y convivir salvajemente junto a las criaturas que aman. Pero lo que ellos nunca llegaron a entender es que nosotros ya no pertenecemos a ese mundo, un mundo donde ya no éramos bienvenidos y en el cual las palabras compasión y bondad se reemplazan por matar o morir.

La historia de Timothy

Timothy Treadwell fue una de esas personas que se cansó de la vida mundana, que anhelaba volver a lo natural, ser un “animal” libre, esperando encontrar su destino, el que jamás pudo hallar en la sociedad. Y quería hacerlo en compañía de osos salvajes, criaturas poderosas que admiraba desde siempre.

Nacido el 29 de abril 1957 en Long Island, Nueva York, Timothy era un autodidacta experto en el oso pardo, (conocido comúnmente como grizzly) conservacionista y director de documentales de vida silvestre.

Timothy Treadwell había sufrido graves problemas relacionados con drogas y su adicción al alcohol, cosas que lo llevaron a tener varios encontronazos con la ley antes de dedicarse íntegramente a los osos, lo que le dio un sentido a su vida.

Escapando de una existencia alocada a la que quería dejar atrás, Timothy visitó por primera vez como turista Alaska en el verano de 1989, y fue allí que cuando acampaba vio a los osos pardos en el Santuario del Río McNeil y se enamoró de aquellas fascinantes criaturas. La experiencia fue tan fuerte que Treadwell decide consagrar su vida a un único objetivo: la defensa de los grandes osos pardos de Alaska. Y lo hace de una manera que muchos tildarían de suicida: viviendo entre estos animales que pueden llegar a los tres metros de altura cuando se ponen sobre sus patas traseras, capaces de desgarrar a un humano con un simple zarpazo, y extremadamente agresivos cuando consideran su territorio amenazado.

Numerosos expertos, entre los que se encontraban miembros del propio Servicio de Parques Nacionales, habían criticado duramente a Treadwell por no respetar las normas básicas de seguridad en un entorno de estas características. En concreto, y de acuerdo con el archivo que se guardaba con respecto a él, Timothy Treadwell había violado entre 1994 y 2003 al menos seis normas de seguridad del parque. Entre estos incumplimientos estaba el de guiar a turistas sin poseer la licencia apropiada, almacenar de modo incorrecto la comida o acampar en el mismo lugar durante más de siete días (esta última fue conocida como la “regla Treadwell”, una norma creada ad hoc, específicamente para él). Asimismo, los guardabosques también le insistían en que llevase un spray de pimienta como arma de defensa personal, critica en la que coincidía el naturalista Charlie Russell, otro experto en la convivencia con los osos.

Pero durante 13 años, Timothy Treadwell se las arregló para vivir sin armas entre los gigantescos osos del Parque Nacional de Katmai y logró así filmar sus aventuras en la naturaleza durante sus últimos cinco temporadas.

En compañía de osos

Ya en 1992, y junto a su novia Amie Hughenard, estaba acampado de forma independiente en la Reserva de Katmai, viviendo entre los osos, en un lugar donde convergían estas bestias por las migraciones de salmón. Durante sus primeros 10 años, Treadwell realizó una crónica diaria de sus experiencias y observaciones con los osos. La difusión de las aventuras de un arriesgado hombre entre osos salvajes llegó a oídos de la firma Minolta que le facilitó una cámara fotográfica para que le ayudase con la documentación de sus experiencias con los grizzlys. En 1997, Treadwell comenzó a utilizar una filmadora para capturar la vida cotidiana de los osos de Katmai, como nunca antes se había hecho, y que serviría para realizar un documental que él estaba llevando a cabo con la ayuda de Discovery Channel llamado “Diario de los Grizzlys”, que se estrenó en 1999. Después de eso, Timothy incorporó el uso de una videocámara de mano en su documentación de la naturaleza.

Además de estudiar y vivir con los osos, Treadwell fue coautor de un libro, “Entre Grizzlies”, con su amigo Jewel Palovak para compartir sus experiencias con el mundo. En 1998, Treadwell y Palovak forman “Grizzly People”, una organización de base dedicada a la preservación de los osos y su hábitat. A través de esta organización benéfica, Treadwell educa a miles de escolares sobre la vida de los osos. Treadwell también utilizó su carisma y su creciente fama para difundir sus conocimientos, apareciendo en diversos programas de televisión.

Los 13 años que Timothy convivió con los osos se pueden decir que fueron afortunados. Muchos naturalistas no podían creer que nunca haya sufrido un solo rasguño o ataque de parte de estas formidables bestias en todo ese tiempo. La osadía de Treadwell rayaba lo suicida y por eso sus filmaciones impactaban no tan solo por los imponentes paisajes sino por la cercanía de los grizzlis con él.

Trágico final

Pero todo tiene una primera vez y la suerte tarde o temprano se acaba y Timothy había cometido un error gravísimo que a la postre pagaría con su vida. Cegado por su amor por los osos y empeñado en darles una personalidad humana que no tenían, fue peligrosamente desafiando el mundo de estas bestias, invadiendo sus espacios de caza y procreación. Finalmente, la noche del 5 de octubre de 2003, Timothy Treadwell murió en compañía de su novia, Amie Huguenard. Ambos fueron atacados, muertos y devorados por uno o más osos grizzly, y sus cadáveres los descubrió al día siguiente Willy Fulton, el piloto que tenía el trabajo de ir a buscarlos. Parte de sus restos fueron encontrados en el lugar de la matanza, y otra parte en el interior de uno de los osos que los devoró, el etiquetado como “oso 141”, un macho de gran tamaño y de más de tres metros que el propio Timothy consideraba (de acuerdo a sus grabaciones) como un animal peligroso y no precisamente amistoso. Este oso y otro más joven fueron muertos a tiros por los guardabosques durante la operación de recuperación de los restos humanos. También se encontró una cámara de vídeo que supuestamente habría grabado 6 minutos de audio correspondiente al ataque. En los 85 años de existencia del Parque Nacional de Katmai, éste había sido el primer caso de seres humanos muertos por las garras de un oso. La noticia de la horrible muerte de Treadwell y su novia, conmocionaron al público de ese año y a los naturalistas que habían conocido a este loco aventurero. Pero su final no dejó de ser cantado para algunas personas que conocieron a Timothy, y así se puede entender en este crudo pero realista comentario de un nativo del lugar, que afirma que “lo que le pasó fue lo correcto, porque quiso tratar a los osos como seres humanos, y eso es un error: el oso hizo lo que se supone que tienen que hacer los osos, así de sencillo”.

Timothy Treadwell encontró su destino, de una forma brutal pero tal vez como él hubiera querido, viviendo entre sus amadas bestias y en un lugar que verdaderamente lo hizo feliz y libre pese al alto precio que tuvo que pagar por vivir entre osos salvajes.#


NOTICIAS RELACIONADAS