Francescoli: “Almeyda puso a River por delante de su propia persona”

Enzo pasó por Comodoro y con la misma habilidad que lo caracterizaba como futbolista habló de su carrera, de las comparaciones y del mundo River. Tuvo autocrítica para analizar el pasado reciente en la B Nacional y como hincha, se ilusiona con el equipo de Ramón Díaz. “Vamos a estar ahí”, advirtió.

26 FEB 2013 - 21:51 | Actualizado

Con la misma clase que solía desplegar en el verde césped, el uruguayo Enzo Francescoli demostró que el fútbol sigue siendo una parte movilizadora de su vida. A los 51, mantiene la calma y el equilibrio que exponía con la diez de River. Habló del proceso del Millonario en el descenso; de los secretos para triunfar en el fútbol y del hoy, con un equipo volviendo al lugar que no debió perder, de la mano de Ramón Angel Díaz. Sencillo, espontáneo y abierto al afecto de los hinchas comodorenses, el “Príncipe” terminó de meterse definitivamente en el corazón del público con frases llenas de sabiduría, sin pirotecnia.

Su sola presencia hizo que en menos de una semana, se agotaran por completo las entradas para compartir una cena con el ídolo charrúa y que la conferencia de prensa, inevitablemente se cerrara con el costado más genuino, casi cholulo. Simplemente Enzo, el de la autocrítica a la hora de explicar el año del club en la Primera B Nacional; el que prefiere por ahora no volcarse a la dirección técnica y no por perder la simpatía popular. Francescoli se bajó del avión, compartió un almuerzo y se vio sorprendido por los contrastes que desde el aire, ofrece la ciudad. “Me pareció fantástico la aridez y el mar increíble que tienen. Disfruto del afecto que me da la gente. Para mí es un honor estar acá y compartir con los hinchas”.

Enzo reconoce “sorpresa” por lo que su figura despierta aún a quince años de su último partido oficial y se dijo agradecido de haber transitado una carrera exitosa dentro y fuera de las canchas. “Cuando regresé a la Argentina, me empecé a juntar con un grupo de veteranos para jugar los lunes. Empecé a jugar en las provincias, eso me llevó a hacer charlas y cenas. Me ha hecho mucho bien el cariño de todos , no solamente de los simpatizantes de River. Todo es muy reconfortante. Es lo más importante que me dejó mi paso por el fútbol”. También evaluó con mirada clínica, el gran momento del Millonario en el arranque de la era Ramón Díaz. “Se sabía que iba a generar lo que generó. Hay más tranquilidad y le quitó responsabilidad al grupo de trabajadores. Le hizo bien al club porque se habla más de River y de fútbol. Y no tanto de los problemas”.

El gol de chilena ante Polonia fue inevitable, casi tanto como una postal parecida en el amistoso despedida de Ariel Ortega; casi un túnel del tiempo futbolístico, un dejá vú que explotó en la red sin medir los tiempos. “Juego esporádicamente y con amigos y siempre se trata de hacer lo que uno siempre hizo. A veces salen y a veces no. Me sorprendí a mí mismo. Ahora juego y me duele todo el cuerpo”, tiró reconociendo un físico acorde al de golfista aficionado. Francescoli recordó su paso por el fútbol europeo, el orgullo de que su nombre sea una marca registrada y el esfuerzo que lo llevó a trascender las fronteras mismas de la pelota. “Tengo una carrera que ni yo mismo imaginé. Si bien tuve logros deportivos, lo más importante fue la parte humana”.

Admirado y respetado más allá de los colores, el uruguayo asume que es imposible abstraerse de los autógrafos y las fotos. Y atribuye su éxito, al equilibrio que logró establecer entre el ultraprofesionalismo del fútbol y el manejo y la conducta que marcharon a la par. “Hay gente que no es tan fanática pero que reconoce el comportamiento u otras cosas. Intenté ser un jugador de fútbol por sobre todas las cosas y eso me dio un medio de vida. Nunca imaginé esto, el cariño que durara tantos años”. Con diplomacia evitó comparar o buscar “sucesores” en el fútbol de hoy. “Hubo mejores y habrá mejores pero no creo que me compare con uno en especial. No sería bueno desde mi punto de vista. No creo que todo lo de antes era mejor sino que el fútbol tuvo grandes jugadores, estrellas, hoy hay otros nombres y equipos y sigue siendo un deporte fantástico. Saca a muchos chicos de la calle y te lleva a tener mucha relación de grupo”.

Reconoció su deseo de haber podido jugar junto a Walter Gómez, prócer Millonario, y con Adolfo Pedernera, un maestro que lo ayudó en su llegada a la Argentina. “Los dos River que jugué fueron importantes. Por nombres y por logros”. Francescoli le dedicó una reflexión especial al paso del club por la Primera B Nacional. “En la vida o el deporte cuando uno piensa que ya llegó, que ya está y que se logró todo es cuando se empieza a quedar. Eso le pasó a River. Se creyó que solo con la historia podía lograr cosas, despreció la organización que siempre hubo en el club y la calidad de sus jugadores. Por decirlo en palabras, nadie es inmortal. Cuando se dio cuenta, descendió. Por eso me salió del alma decir qué boludos habíamos sido los hinchas de River por pensar que eso nunca iba a pasar por ser River. El fútbol es así. Cuando uno se deja estar empieza a perder lugar”.

A pesar de la crítica, tomó distancia respecto a la gestión de Matías Almeyda como DT. “Rescato su lealtad con la camiseta. No debe estar bien, sino malherido por su salida. Puso por delante el club, eso que se dice en las palabras pero no siempre se traslada en los hechos. No la tuvo fácil pero puso a River por delante de su propia persona y esto me parece algo muy loable”.

Al final como broche deslizó su futuro como entrenador (“Por el momento no tengo las ganas. Ojalá que algún día, cuando las tenga, River quiera que sea su técnico…”) y de su presente como empresario de medios. “Era algo que podía hacer en Estados Unidos, un lugar en el que nadie imaginaba un canal de fútbol exitoso. Me fui con mi familia a vivir allá y fue una buena experiencia de vida para ellos. Lo tomé como una actividad más. Claro, no me llenó como jugar al fútbol aunque me dejó muy contento”. Lejos de acomplejarse, reconoció que la condición de ex no le generó adversidades. “Siempre tuve la contención de mi familia. No siempre, pero suelo ir a terapia. Eso me ayudó a enfocar una vida “de famoso” de la mejor manera. Tuve la posibilidad de elegir yo el momento de irme del fútbol. Traté de sentirme rápidamente un ex y eso me hizo sentir mejor”.

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26 FEB 2013 - 21:51

Con la misma clase que solía desplegar en el verde césped, el uruguayo Enzo Francescoli demostró que el fútbol sigue siendo una parte movilizadora de su vida. A los 51, mantiene la calma y el equilibrio que exponía con la diez de River. Habló del proceso del Millonario en el descenso; de los secretos para triunfar en el fútbol y del hoy, con un equipo volviendo al lugar que no debió perder, de la mano de Ramón Angel Díaz. Sencillo, espontáneo y abierto al afecto de los hinchas comodorenses, el “Príncipe” terminó de meterse definitivamente en el corazón del público con frases llenas de sabiduría, sin pirotecnia.

Su sola presencia hizo que en menos de una semana, se agotaran por completo las entradas para compartir una cena con el ídolo charrúa y que la conferencia de prensa, inevitablemente se cerrara con el costado más genuino, casi cholulo. Simplemente Enzo, el de la autocrítica a la hora de explicar el año del club en la Primera B Nacional; el que prefiere por ahora no volcarse a la dirección técnica y no por perder la simpatía popular. Francescoli se bajó del avión, compartió un almuerzo y se vio sorprendido por los contrastes que desde el aire, ofrece la ciudad. “Me pareció fantástico la aridez y el mar increíble que tienen. Disfruto del afecto que me da la gente. Para mí es un honor estar acá y compartir con los hinchas”.

Enzo reconoce “sorpresa” por lo que su figura despierta aún a quince años de su último partido oficial y se dijo agradecido de haber transitado una carrera exitosa dentro y fuera de las canchas. “Cuando regresé a la Argentina, me empecé a juntar con un grupo de veteranos para jugar los lunes. Empecé a jugar en las provincias, eso me llevó a hacer charlas y cenas. Me ha hecho mucho bien el cariño de todos , no solamente de los simpatizantes de River. Todo es muy reconfortante. Es lo más importante que me dejó mi paso por el fútbol”. También evaluó con mirada clínica, el gran momento del Millonario en el arranque de la era Ramón Díaz. “Se sabía que iba a generar lo que generó. Hay más tranquilidad y le quitó responsabilidad al grupo de trabajadores. Le hizo bien al club porque se habla más de River y de fútbol. Y no tanto de los problemas”.

El gol de chilena ante Polonia fue inevitable, casi tanto como una postal parecida en el amistoso despedida de Ariel Ortega; casi un túnel del tiempo futbolístico, un dejá vú que explotó en la red sin medir los tiempos. “Juego esporádicamente y con amigos y siempre se trata de hacer lo que uno siempre hizo. A veces salen y a veces no. Me sorprendí a mí mismo. Ahora juego y me duele todo el cuerpo”, tiró reconociendo un físico acorde al de golfista aficionado. Francescoli recordó su paso por el fútbol europeo, el orgullo de que su nombre sea una marca registrada y el esfuerzo que lo llevó a trascender las fronteras mismas de la pelota. “Tengo una carrera que ni yo mismo imaginé. Si bien tuve logros deportivos, lo más importante fue la parte humana”.

Admirado y respetado más allá de los colores, el uruguayo asume que es imposible abstraerse de los autógrafos y las fotos. Y atribuye su éxito, al equilibrio que logró establecer entre el ultraprofesionalismo del fútbol y el manejo y la conducta que marcharon a la par. “Hay gente que no es tan fanática pero que reconoce el comportamiento u otras cosas. Intenté ser un jugador de fútbol por sobre todas las cosas y eso me dio un medio de vida. Nunca imaginé esto, el cariño que durara tantos años”. Con diplomacia evitó comparar o buscar “sucesores” en el fútbol de hoy. “Hubo mejores y habrá mejores pero no creo que me compare con uno en especial. No sería bueno desde mi punto de vista. No creo que todo lo de antes era mejor sino que el fútbol tuvo grandes jugadores, estrellas, hoy hay otros nombres y equipos y sigue siendo un deporte fantástico. Saca a muchos chicos de la calle y te lleva a tener mucha relación de grupo”.

Reconoció su deseo de haber podido jugar junto a Walter Gómez, prócer Millonario, y con Adolfo Pedernera, un maestro que lo ayudó en su llegada a la Argentina. “Los dos River que jugué fueron importantes. Por nombres y por logros”. Francescoli le dedicó una reflexión especial al paso del club por la Primera B Nacional. “En la vida o el deporte cuando uno piensa que ya llegó, que ya está y que se logró todo es cuando se empieza a quedar. Eso le pasó a River. Se creyó que solo con la historia podía lograr cosas, despreció la organización que siempre hubo en el club y la calidad de sus jugadores. Por decirlo en palabras, nadie es inmortal. Cuando se dio cuenta, descendió. Por eso me salió del alma decir qué boludos habíamos sido los hinchas de River por pensar que eso nunca iba a pasar por ser River. El fútbol es así. Cuando uno se deja estar empieza a perder lugar”.

A pesar de la crítica, tomó distancia respecto a la gestión de Matías Almeyda como DT. “Rescato su lealtad con la camiseta. No debe estar bien, sino malherido por su salida. Puso por delante el club, eso que se dice en las palabras pero no siempre se traslada en los hechos. No la tuvo fácil pero puso a River por delante de su propia persona y esto me parece algo muy loable”.

Al final como broche deslizó su futuro como entrenador (“Por el momento no tengo las ganas. Ojalá que algún día, cuando las tenga, River quiera que sea su técnico…”) y de su presente como empresario de medios. “Era algo que podía hacer en Estados Unidos, un lugar en el que nadie imaginaba un canal de fútbol exitoso. Me fui con mi familia a vivir allá y fue una buena experiencia de vida para ellos. Lo tomé como una actividad más. Claro, no me llenó como jugar al fútbol aunque me dejó muy contento”. Lejos de acomplejarse, reconoció que la condición de ex no le generó adversidades. “Siempre tuve la contención de mi familia. No siempre, pero suelo ir a terapia. Eso me ayudó a enfocar una vida “de famoso” de la mejor manera. Tuve la posibilidad de elegir yo el momento de irme del fútbol. Traté de sentirme rápidamente un ex y eso me hizo sentir mejor”.


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