Un grupo de recuperación asegura que nueve de cada 10 chicos en Trelew probaron la droga

Los datos son duros pero ofrecen opciones para salir. Dicen en la comunidad Cenácolo que “la cruz de un hijo drogadicto se convierte en motivo de reflexión”. Ofrecen herramientas y aportan testimonios.

19 MAY 2013 - 22:29 | Actualizado

Trelew no está ajena al drama de la drogadicción. Pero evadir el infierno es posible. Así lo testifican integrantes de la comunidad “Cenácolo”, que significa “reunión”. Gabriela Perrone, una de las referentes, afirma que en la ciudad valletana hay una triste estadística: 9 de cada 10 adolescentes prueban la droga. Algunos quedan enganchados. También hay quienes se inclinan al alcohol. No hay que distraerse.

La comunidad Cenácolo es una entidad sin fines de lucro y gratuita. Se inició en Italia y en Argentina funciona en Pilar. Hacen reuniones y convocan a gente con problemas de adicciones. Concurren personas de distintas edades: desde menores hasta más de 60 años por alcoholismo.

Perrone le dice a la comunidad que más allá de lo preocupante en el índice de crecimiento de consumo de drogas, hay una opción para salir. La comunidad católica se inició en Italia por una hermana (sor Elvira) recogiendo chicos pobres de la calle. “En esa ocasión se le llenó la casa de chicos drogadictos y así se empezó a trabajar. Hace 6 años se abre una vivienda en Pilar, Buenos Aires, con el honor de tener 2 chicos de Trelew ahí”, reveló.

La modalidad de trabajo de Cenáculo incluye reuniones con padres y chicos en problemas. En Trelew se hace el primer y tercer sábado de cada mes en el Colegio María Auxiliadora, a las 14.30. No trabajan médicos ni psicólogos. La recuperación se realiza con testimonios y ayuda de exdrogadictos.

Recuperación

Respecto a la situación en Trelew, hoy son 6 los adolescentes en la comunidad. Para que la víctima ingrese, lo principal es que los padres o que algún interesado (un hermano o primo) tome conciencia y se acerque a las reuniones. “Lo importante es la perseverancia y que se les den herramientas para que puedan acercarse”, valoró.

Consultada al saldo del tratamiento, Gabriela fue sincera: “Se recuperan. La adicción es algo que van a llevar toda la vida. Acá se les dan herramientas para que se manejen fuera de la comunidad, es su vida normal y que después sepan diferenciar lo bueno de lo malo. Que se den cuenta de las debilidades y sepan encararlas”, dijo.

Perrone calificó al problema de la droga como “preocupante” y aseguró que “hay mucho” y mundialmente es un problema. “La droga está en todos lados, no hay parámetros”.

“Hay estadísticas que de 10 chicos en Trelew, 9 la prueban. Es un porcentaje alto. De ahí quedan unos cuantos enganchados. A veces es por heridas o problemas de la infancia. De 5 hijos, 1 puede ser el más débil y ese chico acude a la droga o al alcohol”, advirtió.

Dramático relato de una joven que vio a su hermano sufrir por la drogadicción

Andrea Pacho es una joven con mucha madurez. Su vida no fue fácil pero su hermano menor sufrió mucho más. Son 6 hermanos y de chicos perdieron a su padre. Juan Pablo no lo pudo superar y acumuló por varias razones mucha bronca e impotencia, que canalizó entregándose a las drogas. Estuvo varias veces preso, lo balearon y lo apuñalaron. Hoy su vida cambió. Forma parte de la comunidad Cenácolo.

“Juan Pablo se crió como pudo. Y le fueron sucediendo muchas cosas. Le han robado una bicicleta y otras cosas; fue juntando bronca y rencor en su corazón, ganas de hacer maldad. No sabía cómo defenderse y quizás nosotras, no sabíamos cómo hacer para que actúe en esas situaciones. No supimos decirle que él era capaz y muy importante, eso nos enseña la comunidad. Decirles que son capaces de vivir y salir adelante por sí solos. Ellos pierden las ganas de vivir y ahí es donde caen en depresión, angustia, droga o alcohol. También adictos al juego”, referenció.

Andrea recordó que “empezamos a notar un cambio en su carácter. Era un chico muy bueno, servicial, muy atento. Empezó a gritar, no cenaba en familia, no le daba el valor a nada. Nunca teníamos un momento de charla, entonces se fue criando solo e hizo su familia con sus amigos en la calle”, destacó.

“Se empezó a drogar, cayó preso varias veces por robar o algún conflicto de calle, terminó con un balazo y una puñalada. En casa no éramos capaces de ver lo que pasaba, éramos ignorantes de que era un tema de droga y alcohol”, aseveró. “Empecé a averiguar en programas cómo afecta el paco o la cocaína y era lo que pasaba con mi hermano, que es que primero se pone agresivo, no comparte más momentos en familia y ya entra en juego la delincuencia”.

Respecto a la forma en que comenzó su recuperación, Andrea recordó: “Un día mi mamá rezando en la iglesia ve un folleto de la comunidad y fuimos. Lo primero que nos dijeron fue ´Sí, se puede´. Fue la palabra de aliento. Ya hace 3 años y gracias a Dios está saliendo”.

El tratamiento se estima en 3 años.”El primer año logran cambios rápidos. Son totalmente distintos, ya no se quieren drogar, se reconcilian con la familia porque por lo general, están peleados todos. Es un año de gracia. El segundo año se tiene que fortalecer, es un trabajo más difícil. Para que cuando salga diga no a la droga y sí a la familia, al trabajo, al amor, al esfuerzo y a la vida, que es el valor que ellos pierden”.

Andrea reveló que su hermano cumplió 20 años el mes pasado. “Está feliz de la vida. Confesó que necesitaba que lo ayudáramos. Hoy nos dice gracias”.

“Cuesta darse cuenta lo que le está pasando a tu hijo”

Blanca Huenelaf tiene un hijo de 24 años que está en el hogar Cenácolo de recuperación en Pilar. El infierno se inició cuando tenía 13 años. “A uno le cuesta darse cuenta cuando las cosas le pasan a su propio hijo. Yo no me daba cuenta. No es fácil”, relató.

Sospechó que algo no estaba bien cuando el joven empezó a tener un comportamiento raro. “Andaba mal en la escuela y se volvió agresivo. No me confesó que consumía drogas, me di cuenta sola. Él también tomaba alcohol”, confesó con tristeza.

“Gracias a Dios pude encontrar un lugar. Hay otros lugares, pero no son como éste, son muy caros, por tema de dinero no pude. Él ya está allá, hace ya un año en abril. Lo fui a ver dos veces y está muy bien, contento”, aseveró. Blanca aseguró que relatar lo que pasó con su hijo es importante para ayudar a quienes atraviesen la misma situación. “Que queden inmersos en la droga tiene que ver también con el entorno de los chicos de su edad. A eso se suma algún problema familiar o algo que nunca pueden sacarse de adentro”, destacó.

“Mi hijo siempre trabajó. Y siempre tenía plata, así se la gastaba. Ahora me dijo que se sentía bien, que aprendió a valorar cosas que no valoraba. Él tiene un hijo. Ahora se da cuenta de las cosas que yo le decía”, concluyó.

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19 MAY 2013 - 22:29

Trelew no está ajena al drama de la drogadicción. Pero evadir el infierno es posible. Así lo testifican integrantes de la comunidad “Cenácolo”, que significa “reunión”. Gabriela Perrone, una de las referentes, afirma que en la ciudad valletana hay una triste estadística: 9 de cada 10 adolescentes prueban la droga. Algunos quedan enganchados. También hay quienes se inclinan al alcohol. No hay que distraerse.

La comunidad Cenácolo es una entidad sin fines de lucro y gratuita. Se inició en Italia y en Argentina funciona en Pilar. Hacen reuniones y convocan a gente con problemas de adicciones. Concurren personas de distintas edades: desde menores hasta más de 60 años por alcoholismo.

Perrone le dice a la comunidad que más allá de lo preocupante en el índice de crecimiento de consumo de drogas, hay una opción para salir. La comunidad católica se inició en Italia por una hermana (sor Elvira) recogiendo chicos pobres de la calle. “En esa ocasión se le llenó la casa de chicos drogadictos y así se empezó a trabajar. Hace 6 años se abre una vivienda en Pilar, Buenos Aires, con el honor de tener 2 chicos de Trelew ahí”, reveló.

La modalidad de trabajo de Cenáculo incluye reuniones con padres y chicos en problemas. En Trelew se hace el primer y tercer sábado de cada mes en el Colegio María Auxiliadora, a las 14.30. No trabajan médicos ni psicólogos. La recuperación se realiza con testimonios y ayuda de exdrogadictos.

Recuperación

Respecto a la situación en Trelew, hoy son 6 los adolescentes en la comunidad. Para que la víctima ingrese, lo principal es que los padres o que algún interesado (un hermano o primo) tome conciencia y se acerque a las reuniones. “Lo importante es la perseverancia y que se les den herramientas para que puedan acercarse”, valoró.

Consultada al saldo del tratamiento, Gabriela fue sincera: “Se recuperan. La adicción es algo que van a llevar toda la vida. Acá se les dan herramientas para que se manejen fuera de la comunidad, es su vida normal y que después sepan diferenciar lo bueno de lo malo. Que se den cuenta de las debilidades y sepan encararlas”, dijo.

Perrone calificó al problema de la droga como “preocupante” y aseguró que “hay mucho” y mundialmente es un problema. “La droga está en todos lados, no hay parámetros”.

“Hay estadísticas que de 10 chicos en Trelew, 9 la prueban. Es un porcentaje alto. De ahí quedan unos cuantos enganchados. A veces es por heridas o problemas de la infancia. De 5 hijos, 1 puede ser el más débil y ese chico acude a la droga o al alcohol”, advirtió.

Dramático relato de una joven que vio a su hermano sufrir por la drogadicción

Andrea Pacho es una joven con mucha madurez. Su vida no fue fácil pero su hermano menor sufrió mucho más. Son 6 hermanos y de chicos perdieron a su padre. Juan Pablo no lo pudo superar y acumuló por varias razones mucha bronca e impotencia, que canalizó entregándose a las drogas. Estuvo varias veces preso, lo balearon y lo apuñalaron. Hoy su vida cambió. Forma parte de la comunidad Cenácolo.

“Juan Pablo se crió como pudo. Y le fueron sucediendo muchas cosas. Le han robado una bicicleta y otras cosas; fue juntando bronca y rencor en su corazón, ganas de hacer maldad. No sabía cómo defenderse y quizás nosotras, no sabíamos cómo hacer para que actúe en esas situaciones. No supimos decirle que él era capaz y muy importante, eso nos enseña la comunidad. Decirles que son capaces de vivir y salir adelante por sí solos. Ellos pierden las ganas de vivir y ahí es donde caen en depresión, angustia, droga o alcohol. También adictos al juego”, referenció.

Andrea recordó que “empezamos a notar un cambio en su carácter. Era un chico muy bueno, servicial, muy atento. Empezó a gritar, no cenaba en familia, no le daba el valor a nada. Nunca teníamos un momento de charla, entonces se fue criando solo e hizo su familia con sus amigos en la calle”, destacó.

“Se empezó a drogar, cayó preso varias veces por robar o algún conflicto de calle, terminó con un balazo y una puñalada. En casa no éramos capaces de ver lo que pasaba, éramos ignorantes de que era un tema de droga y alcohol”, aseveró. “Empecé a averiguar en programas cómo afecta el paco o la cocaína y era lo que pasaba con mi hermano, que es que primero se pone agresivo, no comparte más momentos en familia y ya entra en juego la delincuencia”.

Respecto a la forma en que comenzó su recuperación, Andrea recordó: “Un día mi mamá rezando en la iglesia ve un folleto de la comunidad y fuimos. Lo primero que nos dijeron fue ´Sí, se puede´. Fue la palabra de aliento. Ya hace 3 años y gracias a Dios está saliendo”.

El tratamiento se estima en 3 años.”El primer año logran cambios rápidos. Son totalmente distintos, ya no se quieren drogar, se reconcilian con la familia porque por lo general, están peleados todos. Es un año de gracia. El segundo año se tiene que fortalecer, es un trabajo más difícil. Para que cuando salga diga no a la droga y sí a la familia, al trabajo, al amor, al esfuerzo y a la vida, que es el valor que ellos pierden”.

Andrea reveló que su hermano cumplió 20 años el mes pasado. “Está feliz de la vida. Confesó que necesitaba que lo ayudáramos. Hoy nos dice gracias”.

“Cuesta darse cuenta lo que le está pasando a tu hijo”

Blanca Huenelaf tiene un hijo de 24 años que está en el hogar Cenácolo de recuperación en Pilar. El infierno se inició cuando tenía 13 años. “A uno le cuesta darse cuenta cuando las cosas le pasan a su propio hijo. Yo no me daba cuenta. No es fácil”, relató.

Sospechó que algo no estaba bien cuando el joven empezó a tener un comportamiento raro. “Andaba mal en la escuela y se volvió agresivo. No me confesó que consumía drogas, me di cuenta sola. Él también tomaba alcohol”, confesó con tristeza.

“Gracias a Dios pude encontrar un lugar. Hay otros lugares, pero no son como éste, son muy caros, por tema de dinero no pude. Él ya está allá, hace ya un año en abril. Lo fui a ver dos veces y está muy bien, contento”, aseveró. Blanca aseguró que relatar lo que pasó con su hijo es importante para ayudar a quienes atraviesen la misma situación. “Que queden inmersos en la droga tiene que ver también con el entorno de los chicos de su edad. A eso se suma algún problema familiar o algo que nunca pueden sacarse de adentro”, destacó.

“Mi hijo siempre trabajó. Y siempre tenía plata, así se la gastaba. Ahora me dijo que se sentía bien, que aprendió a valorar cosas que no valoraba. Él tiene un hijo. Ahora se da cuenta de las cosas que yo le decía”, concluyó.


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