Obama enfrenta las presiones del G-20 para no atacar a Siria

El presidente estadounidense, Barack Obama, chocó ayer con una creciente oposición de líderes mundiales a una intervención militar en Siria, durante una cumbre del G-20 dominada por el conflicto en el país árabe.

05 SEP 2013 - 22:04 | Actualizado

Los líderes de los países del G-20, entre ellos la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, iniciaron la cumbre anual en la ciudad rusa para discutir formas de reactivar la economía global, pero la crisis siria enseguida se metió en la agenda, y de inmediato quedó claro el rechazo mayoritario a un ataque militar.

Obama llegó a la cumbre del G-20 con la intención de persuadir a los demás jefes de Estado y de Gobierno sobre la necesidad de apoyar una acción militar punitiva contra Siria por considerar probado que el gobierno del presidente Bashar Al Assad usó armas químicas en el marco de la guerra que se libra en su país.

El presidente estadounidense logró el miércoles una victoria en sus planes militares cuando una comisión del Senado de su país aprobó una resolución de autorización del uso de la fuerza contra Siria que ahora será sometida a votación en ambas cámaras del Congreso, cuya aval decidió pedir Obama antes de lanzar la ofensiva.

La cuestión de Siria inicialmente no estaba en el temario exclusivamente económico del encuentro del G20, pero el presidente anfitrión, el ruso Vladimir Putin, un aliado de Damasco que se opone a un ataque, propuso ayer debatir el tema durante la cena de trabajo privada de la primera jornada del encuentro.

En su discurso de bienvenida en el Palacio de Constantino, Putin dijo a los demás que había decidido ampliar el orden de día a Siria “por pedido de varios presidentes”. Con el correr de la primera jornada, las voces se inclinaron más hacia la postura de Rusia que hacia la de Obama, ya que China, la UE, el bloque de los BRICS, la presidente Cristina y hasta el Papa advirtieron de los riesgos de un ataque a Siria.

05 SEP 2013 - 22:04

Los líderes de los países del G-20, entre ellos la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, iniciaron la cumbre anual en la ciudad rusa para discutir formas de reactivar la economía global, pero la crisis siria enseguida se metió en la agenda, y de inmediato quedó claro el rechazo mayoritario a un ataque militar.

Obama llegó a la cumbre del G-20 con la intención de persuadir a los demás jefes de Estado y de Gobierno sobre la necesidad de apoyar una acción militar punitiva contra Siria por considerar probado que el gobierno del presidente Bashar Al Assad usó armas químicas en el marco de la guerra que se libra en su país.

El presidente estadounidense logró el miércoles una victoria en sus planes militares cuando una comisión del Senado de su país aprobó una resolución de autorización del uso de la fuerza contra Siria que ahora será sometida a votación en ambas cámaras del Congreso, cuya aval decidió pedir Obama antes de lanzar la ofensiva.

La cuestión de Siria inicialmente no estaba en el temario exclusivamente económico del encuentro del G20, pero el presidente anfitrión, el ruso Vladimir Putin, un aliado de Damasco que se opone a un ataque, propuso ayer debatir el tema durante la cena de trabajo privada de la primera jornada del encuentro.

En su discurso de bienvenida en el Palacio de Constantino, Putin dijo a los demás que había decidido ampliar el orden de día a Siria “por pedido de varios presidentes”. Con el correr de la primera jornada, las voces se inclinaron más hacia la postura de Rusia que hacia la de Obama, ya que China, la UE, el bloque de los BRICS, la presidente Cristina y hasta el Papa advirtieron de los riesgos de un ataque a Siria.


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