Piden que un cura no sea trasladado

Gastre está convulsionada. Y es que el cura José Kindslhener, más conocido como el “padre Pepe”, será trasladado después de 13 años de misionar en parajes y pueblos de la meseta central.

07 FEB 2011 - 22:06 | Actualizado

El nuevo destino del sacerdote de 81 años es Junín de los Andes, por decisión de la Inspectoría Salesiana. La carta que lo notificó le llegó hace pocos días y ordena que el 13 de febrero el cura deberá irse a Neuquén.

La novedad tomó de sorpresa a las autoridades comunales, pero mucho más a los vecinos, que tienen por el padre Pepe un especial aprecio y cariño. En Gastre ya circula un petitorio que los habitantes elevarán a la Inspectoría Salesiana para que revea la medida. Lagunita Salada, Blancuntre, Chacay Oeste y El Mirasol son algunos de los parajes visitados estos años por el cura. Allí también prometen que “no dejarán que se lo lleven”. Su costumbre es visitar a los enfermos y compartir largas mateadas con los vecinos.

“Nos dirigimos a usted a fin de hacerle saber nuestra profunda tristeza por el traslado del Padre Pepe a Junín de Los Andes dado que ya nos habíamos acostumbrado a tener la misa de los domingos, y que nuestra comunidad y zonas aledañas no contaban con un cura en forma estable para nuestra iglesia hace mucho tiempo”. Así dice la nota que la comunidad de Gastre le enviará al Inspector de la Comunidad Salesiana con la firma de los vecinos.

El petitorio comenzó a circular por el pueblo a media mañana de ayer y antes del mediodía tenía la firma de decenas de personas. Norma Ferreyra y Alfredo Jara son dos de los impulsores de la iniciativa. Según el escrito, “creemos que no es justo que al padre se lo traslade de un lugar hacia otro, como si nada. Sabemos que él se siente feliz de estar acá por lo tanto solicitamos a usted ver la forma de que esto se revea dado que como seres humanos sentimos la necesidad de que esto sea así”. Más adelante el petitorio explica que “debido a su edad se merece que su decisión y la nuestra sea respetada porque vemos que nuestra comunidad se siente contenida a través de su presencia, oración y carisma”. Los vecinos aseguran que por la novedad, el sacerdote “se encuentra triste al saber que nos tiene que dejar dado que siempre manifestó que su único deseo es quedarse acá hasta sus últimos días de vida”. O como le dijo Norma a Jornada: “No estamos haciendo nada malo y nuestra iglesia no sirve sin un cura al frente”.

En estos últimos 13 años el cura recorrió todos los parajes y pueblos de la meseta central. Le preocupa el éxodo de pobladores de zonas como Chacay Oeste y Bajada del Diablo. Según le dijo a este diario, “el traslado no es tan desesperante. No van a estar abandonados. La vida en Gastre sigue adelante y eso es lo importante”.

Una historia

José Kindslhener nació en Austria, su padre fue ferroviario y su madre ama de casa. Ambos eran viudos y tras casarse formaron una familia con siete hijos. El cura guarda especial recuerdo de su hermano mayor, un carpintero convocado por el Ejército para combatir. Esteban encontró la muerte en febrero de 1944 en Montecasino, Italia. “Yo tenía 14 años cuando murió mi hermano”, recordó Pepe, quien conoció de cerca el horror de la guerra.

En su juventud también vivió la ocupación de los rusos en Austria. “Nos manejábamos en la clandestinidad”, señaló. Como su hermano revistó en el Ejército y guarda imborrables recuerdos de la guerra y del paso de los bombarderos. “No hay guerras lícitas”, advirtió.

Desde muy chico quiso ser sacerdote. Recién lo logró en 1963 en Córdoba, tras cuatro años de seminario. La primera barrera fue el idioma. “No entendía nada y me llevó un año aprender el castellano”, rememoró Pepe, quien reconoció que hoy “sigo hablando mal, pero por lo menos me entienden”. Desde un principio el cura se dedicó a misionar y recorrer pequeños pueblos. Estuvo dos años en La Pampa. “Eran misiones de 15 días. Íbamos en dos camiones con otro curita y visitábamos todos los pueblos”, apuntó. Luego vendrían dos años en Comodoro Rivadavia, ocho en Stroeder -donde enseñó matemática- y seis años en Fortín Mercedes. Su tarea aún se recuerda, tal es así que en pocos días asistirá a una reunión de ex alumnos en ese pueblo bonaerense.Su camino siguió en Junín de los Andes. Allí permaneció seis años, dos de los cuales dedicó a las misiones ambulantes. De esa tarea destacó el “tomar contacto por primera vez con los indígenas”. Antes de llegar a Gastre, Pepe estuvo dos años en Bariloche.#

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07 FEB 2011 - 22:06

El nuevo destino del sacerdote de 81 años es Junín de los Andes, por decisión de la Inspectoría Salesiana. La carta que lo notificó le llegó hace pocos días y ordena que el 13 de febrero el cura deberá irse a Neuquén.

La novedad tomó de sorpresa a las autoridades comunales, pero mucho más a los vecinos, que tienen por el padre Pepe un especial aprecio y cariño. En Gastre ya circula un petitorio que los habitantes elevarán a la Inspectoría Salesiana para que revea la medida. Lagunita Salada, Blancuntre, Chacay Oeste y El Mirasol son algunos de los parajes visitados estos años por el cura. Allí también prometen que “no dejarán que se lo lleven”. Su costumbre es visitar a los enfermos y compartir largas mateadas con los vecinos.

“Nos dirigimos a usted a fin de hacerle saber nuestra profunda tristeza por el traslado del Padre Pepe a Junín de Los Andes dado que ya nos habíamos acostumbrado a tener la misa de los domingos, y que nuestra comunidad y zonas aledañas no contaban con un cura en forma estable para nuestra iglesia hace mucho tiempo”. Así dice la nota que la comunidad de Gastre le enviará al Inspector de la Comunidad Salesiana con la firma de los vecinos.

El petitorio comenzó a circular por el pueblo a media mañana de ayer y antes del mediodía tenía la firma de decenas de personas. Norma Ferreyra y Alfredo Jara son dos de los impulsores de la iniciativa. Según el escrito, “creemos que no es justo que al padre se lo traslade de un lugar hacia otro, como si nada. Sabemos que él se siente feliz de estar acá por lo tanto solicitamos a usted ver la forma de que esto se revea dado que como seres humanos sentimos la necesidad de que esto sea así”. Más adelante el petitorio explica que “debido a su edad se merece que su decisión y la nuestra sea respetada porque vemos que nuestra comunidad se siente contenida a través de su presencia, oración y carisma”. Los vecinos aseguran que por la novedad, el sacerdote “se encuentra triste al saber que nos tiene que dejar dado que siempre manifestó que su único deseo es quedarse acá hasta sus últimos días de vida”. O como le dijo Norma a Jornada: “No estamos haciendo nada malo y nuestra iglesia no sirve sin un cura al frente”.

En estos últimos 13 años el cura recorrió todos los parajes y pueblos de la meseta central. Le preocupa el éxodo de pobladores de zonas como Chacay Oeste y Bajada del Diablo. Según le dijo a este diario, “el traslado no es tan desesperante. No van a estar abandonados. La vida en Gastre sigue adelante y eso es lo importante”.

Una historia

José Kindslhener nació en Austria, su padre fue ferroviario y su madre ama de casa. Ambos eran viudos y tras casarse formaron una familia con siete hijos. El cura guarda especial recuerdo de su hermano mayor, un carpintero convocado por el Ejército para combatir. Esteban encontró la muerte en febrero de 1944 en Montecasino, Italia. “Yo tenía 14 años cuando murió mi hermano”, recordó Pepe, quien conoció de cerca el horror de la guerra.

En su juventud también vivió la ocupación de los rusos en Austria. “Nos manejábamos en la clandestinidad”, señaló. Como su hermano revistó en el Ejército y guarda imborrables recuerdos de la guerra y del paso de los bombarderos. “No hay guerras lícitas”, advirtió.

Desde muy chico quiso ser sacerdote. Recién lo logró en 1963 en Córdoba, tras cuatro años de seminario. La primera barrera fue el idioma. “No entendía nada y me llevó un año aprender el castellano”, rememoró Pepe, quien reconoció que hoy “sigo hablando mal, pero por lo menos me entienden”. Desde un principio el cura se dedicó a misionar y recorrer pequeños pueblos. Estuvo dos años en La Pampa. “Eran misiones de 15 días. Íbamos en dos camiones con otro curita y visitábamos todos los pueblos”, apuntó. Luego vendrían dos años en Comodoro Rivadavia, ocho en Stroeder -donde enseñó matemática- y seis años en Fortín Mercedes. Su tarea aún se recuerda, tal es así que en pocos días asistirá a una reunión de ex alumnos en ese pueblo bonaerense.Su camino siguió en Junín de los Andes. Allí permaneció seis años, dos de los cuales dedicó a las misiones ambulantes. De esa tarea destacó el “tomar contacto por primera vez con los indígenas”. Antes de llegar a Gastre, Pepe estuvo dos años en Bariloche.#


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