“El agresor dijo que odia a los travestis”

La mamá de “Angie” o Miguel Angel reveló las palabras de la amiga de su hijo que fue testigo del hecho. Dijo que escuchó que el sujeto reveló odiar los travestis. Pide Justicia por su hijo. Le amputaron una pierna por un tiro en un bar. “Por más que sean travestis son personas y familias que los aman”.

25 DIC 2013 - 19:48 | Actualizado

Isolina Jaime está lejos del resentimiento. Es una joven mujer con mirada triste y lágrimas que surgen todo el tiempo a causa del dolor. Su hijo Miguel Angel, conocido como “Angie” perdió una pierna al ser baleado en un bar. A ella no le molesta que se use la palabra travesti cuando se lo nombra. “Nadie tiene derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad”, dice. Pide Justicia y que el autor del disparo “pague” lo que hizo, aunque aclaró que “yo oro por esa persona. Tiene familia. Pero que pague lo que hizo”.

El hecho sucedió el 16 de marzo a las 5 de la mañana en el bar “Carioca” situado en Edison y Nicaragua de Trelew. Allí, el sujeto de 35 años que hoy está detenido y esperando el juicio oral, ingresó armado. Según indican, se originó una discusión con Angie y extrajo el arma de fuego apuntándole a quemarropa hacia la cabeza. La víctima logró defenderse golpeando el brazo y el disparo le dio en la pierna.

Isolina hace un esfuerzo para relatar en la entrevista con Jornada todo cuanto sabe de ese día. Como si fuese necesario, pide que se entienda su dolor. Cuenta que la amiga de su hijo, testigo presencial del hecho, le aseguró que el sujeto que le disparó confió antes de apretar el gatillo que “odia los travestis”. Revela que incluso, tendría una causa por un hecho similar.

La mujer es clara en su pensamiento y se aleja de todo prurito que pueda existir sobre el tema de la elección de vida de cada individuo. “Por más que sean travestis, son personas. Atrás de esas personas, hay familias que los aman como son. No tenemos derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad, por más que uno no esté de acuerdo”, afirmó rompiendo en llanto.

Miguel Angel tiene 21 años. A causa del disparo estuvo varios días en coma hasta que logró sortear esa adversidad. Su mamá, recuerda cada minuto de aquel indeseado día de marzo. “Me llama mi hija mayor y me dice que Miguel estaba internado; que no me asuste pero que le pegaron un tiro. Me fui al hospital. Cuando llegué estaba bien, me hablaba, me conoció. Ya estaba en Terapia pero no podían hacer nada. No quiso contarme nada”, relató.

Isolina dice que en los primeros minutos de lo sucedido, el joven no quiso hablar. “No sé si era por miedo o porque no quería. Yo no podía denunciar porque no sabía nada. Hablo con el médico y me dicen que no podían hacer nada porque la bala estaba en la arteria principal del corazón”, recordó.

Dijo que llegó luego de una semana la médica especialista en cardiología. “Pero su pierna ya casi estaba perdida. A los 3 días del tiro, cayó en coma. De ahí, no se paró más. Estaba grave. Hasta que estuvo entre la vida y la muerte. No le pudieron salvar la pierna. Hubo que operarlo de urgencia. Era mejor cortarle la pierna y salvarle la vida. Fue muy difícil. Yo tenía que autorizar y no estaba en condiciones de hacer eso. Ahora tampoco lo estoy”, admitió.

Aseguró necesitaba una explicación de lo que había pasado. “La amiga de él, que estaba en el lugar, me contó que hubo una pelea en el bar y que el muchacho éste, le apuntó solamente a la cabeza. Ella vio todo. Después, Miguel también lo dijo, cuando se recuperó. El le bajó la mano y le pegó en la pierna”, remarcó.

Familias que los aman

Isolina asume con naturalidad la condición sexual de su hijo. Y no le pesa para nada. No es extraño porque no escapa a la ley de la vida: es su hijo y como madre, lo ama tal como es. Dice que en la familia todos lo llaman Miguel Angel pero su entorno lo conoce desde siempre como Angie.

“Esa noche, él estaba como estaba como Angie. Me cuenta su amiga, que estaba en el lugar, que antes de pegarle el tiro, el sujeto le dijo que odiaba a los travestis. Por más que sean travestis, son personas. Atrás de esas personas, hay familias que los aman como son. No tenemos derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad, por más que uno no esté de acuerdo”, repite hasta el cansancio; aunque también aclara que esa amiga “tiene miedo de declarar”.

“Estoy angustiada todo el tiempo. Todo lo que pasé en el hospital es tremendo. Yo soy cristiana y creo en Dios. Sabía que mi hijo iba a salir con vida. Me dijeron que solo un milagro podía salvarlo. El milagro existió. El día que lo iban a desconectar, estuve con él en terapia. Oré y le pedí a Dios que le salve la vida. Que le dé una oportunidad a él y otra, a mí como mamá. Es muy joven”, aseveró en voz baja.

Admitió Isolina que su hijo, hay muchos momentos en los que no quiere vivir por cómo se ve. “Hay mucho dolor en la casa. Cuando lo veo, para mí es doloroso”, confió.

Sin resentimiento

La madre de Miguel Angel no tiene resentimientos y se autodefine como cristiana. “Tiene que castigarse a quien le hizo tanto daño a mi hijo. Quiero que se haga justicia. Yo como cristiana no tengo maldad contra él. Yo oro por esa persona. Hay una familia que sufre por él y hay mucho sufrimiento. Hay mucha gente que me ha venido a decir que esa misma persona le hizo daño”, indicó.

En una audiencia realizada en los Tribunales de Trelew, el 11 de diciembre pasado, atendiendo a la acusación realizada por el doctor Lucas Kolchs en representación del Ministerio Público Fiscal, el juez Sergio Piñeda decidió elevar la causa a juicio. Sobre el proceso de investigación del hecho, Isolina Jaime expresó: “Me atendieron muy bien en Fiscalía. Estoy muy conforme. Estuvieron conmigo todo el tiempo. Informándome sobre la causa. Yo les llevé lo que necesitaban y lo que me pidieron”, resaltó.

Para finalizar, Isolina reclamó: “Que esta persona pague lo que hizo. Que se haga Justicia. Mi hijo no falleció pero a veces piden pocos años de cárcel. Parece que la vida de un ser humano no sirve. Mi hijo no está bien ni físicamente ni emocionalmente. Mi familia y yo, tampoco”, concluyó.

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25 DIC 2013 - 19:48

Isolina Jaime está lejos del resentimiento. Es una joven mujer con mirada triste y lágrimas que surgen todo el tiempo a causa del dolor. Su hijo Miguel Angel, conocido como “Angie” perdió una pierna al ser baleado en un bar. A ella no le molesta que se use la palabra travesti cuando se lo nombra. “Nadie tiene derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad”, dice. Pide Justicia y que el autor del disparo “pague” lo que hizo, aunque aclaró que “yo oro por esa persona. Tiene familia. Pero que pague lo que hizo”.

El hecho sucedió el 16 de marzo a las 5 de la mañana en el bar “Carioca” situado en Edison y Nicaragua de Trelew. Allí, el sujeto de 35 años que hoy está detenido y esperando el juicio oral, ingresó armado. Según indican, se originó una discusión con Angie y extrajo el arma de fuego apuntándole a quemarropa hacia la cabeza. La víctima logró defenderse golpeando el brazo y el disparo le dio en la pierna.

Isolina hace un esfuerzo para relatar en la entrevista con Jornada todo cuanto sabe de ese día. Como si fuese necesario, pide que se entienda su dolor. Cuenta que la amiga de su hijo, testigo presencial del hecho, le aseguró que el sujeto que le disparó confió antes de apretar el gatillo que “odia los travestis”. Revela que incluso, tendría una causa por un hecho similar.

La mujer es clara en su pensamiento y se aleja de todo prurito que pueda existir sobre el tema de la elección de vida de cada individuo. “Por más que sean travestis, son personas. Atrás de esas personas, hay familias que los aman como son. No tenemos derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad, por más que uno no esté de acuerdo”, afirmó rompiendo en llanto.

Miguel Angel tiene 21 años. A causa del disparo estuvo varios días en coma hasta que logró sortear esa adversidad. Su mamá, recuerda cada minuto de aquel indeseado día de marzo. “Me llama mi hija mayor y me dice que Miguel estaba internado; que no me asuste pero que le pegaron un tiro. Me fui al hospital. Cuando llegué estaba bien, me hablaba, me conoció. Ya estaba en Terapia pero no podían hacer nada. No quiso contarme nada”, relató.

Isolina dice que en los primeros minutos de lo sucedido, el joven no quiso hablar. “No sé si era por miedo o porque no quería. Yo no podía denunciar porque no sabía nada. Hablo con el médico y me dicen que no podían hacer nada porque la bala estaba en la arteria principal del corazón”, recordó.

Dijo que llegó luego de una semana la médica especialista en cardiología. “Pero su pierna ya casi estaba perdida. A los 3 días del tiro, cayó en coma. De ahí, no se paró más. Estaba grave. Hasta que estuvo entre la vida y la muerte. No le pudieron salvar la pierna. Hubo que operarlo de urgencia. Era mejor cortarle la pierna y salvarle la vida. Fue muy difícil. Yo tenía que autorizar y no estaba en condiciones de hacer eso. Ahora tampoco lo estoy”, admitió.

Aseguró necesitaba una explicación de lo que había pasado. “La amiga de él, que estaba en el lugar, me contó que hubo una pelea en el bar y que el muchacho éste, le apuntó solamente a la cabeza. Ella vio todo. Después, Miguel también lo dijo, cuando se recuperó. El le bajó la mano y le pegó en la pierna”, remarcó.

Familias que los aman

Isolina asume con naturalidad la condición sexual de su hijo. Y no le pesa para nada. No es extraño porque no escapa a la ley de la vida: es su hijo y como madre, lo ama tal como es. Dice que en la familia todos lo llaman Miguel Angel pero su entorno lo conoce desde siempre como Angie.

“Esa noche, él estaba como estaba como Angie. Me cuenta su amiga, que estaba en el lugar, que antes de pegarle el tiro, el sujeto le dijo que odiaba a los travestis. Por más que sean travestis, son personas. Atrás de esas personas, hay familias que los aman como son. No tenemos derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad, por más que uno no esté de acuerdo”, repite hasta el cansancio; aunque también aclara que esa amiga “tiene miedo de declarar”.

“Estoy angustiada todo el tiempo. Todo lo que pasé en el hospital es tremendo. Yo soy cristiana y creo en Dios. Sabía que mi hijo iba a salir con vida. Me dijeron que solo un milagro podía salvarlo. El milagro existió. El día que lo iban a desconectar, estuve con él en terapia. Oré y le pedí a Dios que le salve la vida. Que le dé una oportunidad a él y otra, a mí como mamá. Es muy joven”, aseveró en voz baja.

Admitió Isolina que su hijo, hay muchos momentos en los que no quiere vivir por cómo se ve. “Hay mucho dolor en la casa. Cuando lo veo, para mí es doloroso”, confió.

Sin resentimiento

La madre de Miguel Angel no tiene resentimientos y se autodefine como cristiana. “Tiene que castigarse a quien le hizo tanto daño a mi hijo. Quiero que se haga justicia. Yo como cristiana no tengo maldad contra él. Yo oro por esa persona. Hay una familia que sufre por él y hay mucho sufrimiento. Hay mucha gente que me ha venido a decir que esa misma persona le hizo daño”, indicó.

En una audiencia realizada en los Tribunales de Trelew, el 11 de diciembre pasado, atendiendo a la acusación realizada por el doctor Lucas Kolchs en representación del Ministerio Público Fiscal, el juez Sergio Piñeda decidió elevar la causa a juicio. Sobre el proceso de investigación del hecho, Isolina Jaime expresó: “Me atendieron muy bien en Fiscalía. Estoy muy conforme. Estuvieron conmigo todo el tiempo. Informándome sobre la causa. Yo les llevé lo que necesitaban y lo que me pidieron”, resaltó.

Para finalizar, Isolina reclamó: “Que esta persona pague lo que hizo. Que se haga Justicia. Mi hijo no falleció pero a veces piden pocos años de cárcel. Parece que la vida de un ser humano no sirve. Mi hijo no está bien ni físicamente ni emocionalmente. Mi familia y yo, tampoco”, concluyó.


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