En un plan energético de largo plazo aprobado hoy se define la energía nuclear como una "importante fuente" para cubrir las necesidades energéticas del país.
El gobierno nipón decidió conectar nuevamente a la red los reactores nucleares que cumplan con las nuevas condiciones de seguridad, que son, según el propio gobierno, las más estrictas en todo el mundo.
El gobierno también manifestó su intención de reducir "en la mayor medida posible" la dependencia de la electricidad producida en centrales nucleares, consignó la agencia DPA.
Antes de la catástrofe de Fukushima, ocurrida el 11 de marzo de 2011, Japón cubría alrededor de un tercio de sus necesidades energéticas con centrales nucleares y actualmente, los 50 reactores nucleares que tiene están paralizados por motivos de seguridad y mantenimiento.
Para compensar la falta de energía nuclear, Japón puso en funcionamiento centrales térmicas, por lo que el país necesita importar más gas, petróleo y carbón.
Las autoridades japonesas ya abandonaron el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25 por ciento respecto a los niveles de 1990.
Sin embargo, con su nuevo plan energético, el gobierno de Abe deja abierta la posibilidad de construir nuevos reactores nucleares.
El Partido Liberal Democrático de Abe mantiene tradicionalmente posiciones cercanas a la industria atómica.
Los expertos en Tokio creen que más de una docena de los reactores existentes podrán volver a ser operativos.
En un plan energético de largo plazo aprobado hoy se define la energía nuclear como una "importante fuente" para cubrir las necesidades energéticas del país.
El gobierno nipón decidió conectar nuevamente a la red los reactores nucleares que cumplan con las nuevas condiciones de seguridad, que son, según el propio gobierno, las más estrictas en todo el mundo.
El gobierno también manifestó su intención de reducir "en la mayor medida posible" la dependencia de la electricidad producida en centrales nucleares, consignó la agencia DPA.
Antes de la catástrofe de Fukushima, ocurrida el 11 de marzo de 2011, Japón cubría alrededor de un tercio de sus necesidades energéticas con centrales nucleares y actualmente, los 50 reactores nucleares que tiene están paralizados por motivos de seguridad y mantenimiento.
Para compensar la falta de energía nuclear, Japón puso en funcionamiento centrales térmicas, por lo que el país necesita importar más gas, petróleo y carbón.
Las autoridades japonesas ya abandonaron el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25 por ciento respecto a los niveles de 1990.
Sin embargo, con su nuevo plan energético, el gobierno de Abe deja abierta la posibilidad de construir nuevos reactores nucleares.
El Partido Liberal Democrático de Abe mantiene tradicionalmente posiciones cercanas a la industria atómica.
Los expertos en Tokio creen que más de una docena de los reactores existentes podrán volver a ser operativos.