Fuerte crítica de los obispos de la Patagonia a los cortes de ruta y las medidas de fuerza "extorsivas"

Lo cuestionaron en su tradicional mensaje por las Pascuas. Entre los firmantes están Joaquín Gimeno Lahoz, obispo de Comodoro Rivadavia, y José Slaby, obispo de la Prelatura de Esquel. También expresaron su preocupación por la educación, la salud, la seguridad y el alza "desproporcionada" de los precios. Leé el comunicado completo.

17 ABR 2014 - 13:34 | Actualizado

Mensaje Pascual 2014 de los Obispos de la Región Patagonia-Comahue "Yo hago nuevas todas las cosas"(Apoc 21,5)

¡Feliz Pascua! Este saludo, que con alegría compartimos, es una invitación a una vida nueva, personal y comunitaria, que nos permita caminar como hijos de Dios y como hermanos, responsables del destino de la patria. Es una invitación a mirarnos y descubrir los caminos de una sociedad que busca y trabaja por el bien de todos. Es un llamado esperanzador y gozoso.

Con Cristo Resucitado resucita también la comunidad:Ese feliz Pascua se hace realidad en personas que quieren vivir y convivir de esa manera. Cristo, al resucitar, vence el pecado, el mal, la muerte … reúne y une a los discípulos, que se habían dispersado ante la condena y muerte de su Señor. La Pascua, la Resurrección de Jesús, disipa el conflicto que los disgregó y los reúne de nuevo en una comunidad fortalecida, tanto que llegaron a formar "un solo corazón y una sola alma". Por eso no solo resucita Jesús sino que, en la Pascua, resucita también la comunidad.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos manifiesta este fruto de la Pascua: "Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse"(He. 2,42.44-47)

Queremos anunciarles que hoy es posible esta 'resurrección': en Cristo y con Él podemos resucitar como una comunidad de hombres y mujeres nuevos. Necesitamos compartir con alegría y sencillez de corazón esta verdad. Ese es el fundamento para mirarnos como hermanos, no como extraños. Esta mirada engendra cercanía, confianza. Mirarnos así promueve el interés por el bien de todos, el compromiso para superar las situaciones que crean excluidos, sobrantes. Mirarnos así es el camino que conduce a una sociedad que, apostando por el diálogo, cree y valora la "cultura del encuentro".

Sin encuentro, sin diálogo, los conflictos y problemas no solo no se solucionan sino que se agrandan, prolongan y agravan. El Resucitado nos ofrece la verdadera paz. ¡Él es nuestra paz y reconciliación! También nos convoca y reúne en fraternidad, de modo que de simples habitantes de este suelo pasemos a ser ciudadanos comprometidos en la construcción de la felicidad plena para todos.

Cultura del encuentro:Ante los problemas que se viven en nuestra región la oración y reflexión se hace cuestionamiento: ¿cómo es posible que los conflictos se prolonguen hasta el desgaste, llevando a pensar que esto es una estrategia de gobierno?; ¿cómo es posible que en nuestra sociedad se haya instalado el convencimiento que los únicos medios eficaces para un reclamo justo sean los cortes de ruta o medidas de fuerza extorsivas?; ¿puede ser ese el camino normal, usual, para un pueblo que quiere crecer y reafirmar su destino común?; ¿Cómo puede ser que estemos legitimando el ilícito como herramienta necesaria de toda negociación, convirtiéndolo en un derecho?. Actuar así nos enfrenta y confronta, nos divide y paraliza.

Tanto los que gobiernan como los sectores que reclaman sus justos derechos deben repensar sus estrategias. Estas deben inspirarse en el diálogo honesto y la sincera búsqueda del bien común. El Papa Francisco nos da algunas claves: "la unidad debe prevalecer sobre el conflicto" ("La alegría del Evangelio" 226), y "el todo es superior a la parte"" ("La alegría del Evangelio" 234).

Sin descontar otras situaciones, nos preocupan especialmente la educación, la salud, la seguridad, el aprovechamiento de muchos empresarios y comerciantes en el alza desproporcionada de los precios...

En estos conflictos, cuya solución con frecuencia se demora en el tiempo, se termina dejando una comunidad sin la atención adecuada de sus enfermos, sin la convivencia serena en su vida cotidiana, sin niños y adolescentes en las aulas y con más pobres en todas partes. Como pastores de esta extensa región patagónica nos preguntamos y lo compartimos con ustedes: como cuerpo social ¿no debemos descubrir los itinerarios de diálogo y encuentro entre las partes para adelantarnos, ayudando a que se solucionen los reclamos sin dejar de prestar esos servicios? Esto creemos que es responsabilidad de todos. Los lamentos, las acusaciones, la bronca, los insultos no son solución sino violencia. Como sociedad en su conjunto debemos adelantarnos con propuestas de caminos de solución. Las estrategias equivocadas están perjudicando mucho a nuestra sociedad

Pero hay una responsabilidad especial que le cabe a los que gobiernan. La Pascua puede significar para ellos también un llamado a resucitar con un nuevo espíritu: el del servicio y del bien común, libres de todo interés falso. Y como muchos, de ambas partes, somos miembros de la Iglesia, asumamos con humildad y gozo la invitación de Jesús a despojarnos del "hombre viejo" para resucitar como comunidad pascual. Soñemos y queramos una sociedad feliz, a eso tiende la Pascua de Jesús.

¿Es esta una utopía? ciertamente, pero pedimos que la utopía se convierta en la realidad de "una sociedad nueva":sociedad en la que estamos convencidos que en Cristo Resucitado el bien ha vencido, y por eso hoy todo mal social y estructural se puede vencer con la Gracia de Dios y la participación de todos;sociedad en la que promovemos el encuentro y el diálogo porque sabemos mirarnos y vernos como hermanos, y experimentamos así en lo diario la cercanía y la ternura de quienes, aceptándonos en sus diversidades trabajan por el bien común;

sociedad en la que podemos afrontar los problemas y conflictos sin enfrentamientos, adelantándonos en un compromiso claro y contundente por el bien común, evitando ser rehenes o cómplices de situaciones a veces extorsivas;sociedad en la que rechazamos toda violencia, corrupción y deshonestidad, porque buscan ganancias a cualquier precio perjudicando a todos, especialmente a los más pobres;sociedad en la que, como creyentes pascuales, estamos convencidos de que debemos y podemos construir un mundo más justo, solidario y fraterno para que el "¡Feliz Pascua!" suene sincero en nuestros corazones y en nuestras mentes.

Que la Virgen María nos cobije bajo su manto maternal y nos impulse a construir una patria de hermanos. Recen por nosotros. De corazón pedimos la bendición de Dios para todos, y les renovamos los sinceros augurios de ¡Feliz Pascua!

Abril del 2014

Firman: Virginio D. Bressanelli, scj (Obispo de Neuquén);Marcelo A. Cuenca(Obispo de Alto Valle del Río Negro);Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche);Miguel Ángel D'Annibale(Obispo de Río Gallegos);Joaquín Gimeno Lahoz(Obispo de Comodoro Rivadavia);Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma);José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel);Miguel E. Hesayne (Obispo emérito de Viedma);Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén);Néstor H. NavarroyJosé Pedro Pozzi, sdb (Obispos eméritos de Alto Valle del Río Negro).

Las más leídas

17 ABR 2014 - 13:34

Mensaje Pascual 2014 de los Obispos de la Región Patagonia-Comahue "Yo hago nuevas todas las cosas"(Apoc 21,5)

¡Feliz Pascua! Este saludo, que con alegría compartimos, es una invitación a una vida nueva, personal y comunitaria, que nos permita caminar como hijos de Dios y como hermanos, responsables del destino de la patria. Es una invitación a mirarnos y descubrir los caminos de una sociedad que busca y trabaja por el bien de todos. Es un llamado esperanzador y gozoso.

Con Cristo Resucitado resucita también la comunidad:Ese feliz Pascua se hace realidad en personas que quieren vivir y convivir de esa manera. Cristo, al resucitar, vence el pecado, el mal, la muerte … reúne y une a los discípulos, que se habían dispersado ante la condena y muerte de su Señor. La Pascua, la Resurrección de Jesús, disipa el conflicto que los disgregó y los reúne de nuevo en una comunidad fortalecida, tanto que llegaron a formar "un solo corazón y una sola alma". Por eso no solo resucita Jesús sino que, en la Pascua, resucita también la comunidad.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos manifiesta este fruto de la Pascua: "Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse"(He. 2,42.44-47)

Queremos anunciarles que hoy es posible esta 'resurrección': en Cristo y con Él podemos resucitar como una comunidad de hombres y mujeres nuevos. Necesitamos compartir con alegría y sencillez de corazón esta verdad. Ese es el fundamento para mirarnos como hermanos, no como extraños. Esta mirada engendra cercanía, confianza. Mirarnos así promueve el interés por el bien de todos, el compromiso para superar las situaciones que crean excluidos, sobrantes. Mirarnos así es el camino que conduce a una sociedad que, apostando por el diálogo, cree y valora la "cultura del encuentro".

Sin encuentro, sin diálogo, los conflictos y problemas no solo no se solucionan sino que se agrandan, prolongan y agravan. El Resucitado nos ofrece la verdadera paz. ¡Él es nuestra paz y reconciliación! También nos convoca y reúne en fraternidad, de modo que de simples habitantes de este suelo pasemos a ser ciudadanos comprometidos en la construcción de la felicidad plena para todos.

Cultura del encuentro:Ante los problemas que se viven en nuestra región la oración y reflexión se hace cuestionamiento: ¿cómo es posible que los conflictos se prolonguen hasta el desgaste, llevando a pensar que esto es una estrategia de gobierno?; ¿cómo es posible que en nuestra sociedad se haya instalado el convencimiento que los únicos medios eficaces para un reclamo justo sean los cortes de ruta o medidas de fuerza extorsivas?; ¿puede ser ese el camino normal, usual, para un pueblo que quiere crecer y reafirmar su destino común?; ¿Cómo puede ser que estemos legitimando el ilícito como herramienta necesaria de toda negociación, convirtiéndolo en un derecho?. Actuar así nos enfrenta y confronta, nos divide y paraliza.

Tanto los que gobiernan como los sectores que reclaman sus justos derechos deben repensar sus estrategias. Estas deben inspirarse en el diálogo honesto y la sincera búsqueda del bien común. El Papa Francisco nos da algunas claves: "la unidad debe prevalecer sobre el conflicto" ("La alegría del Evangelio" 226), y "el todo es superior a la parte"" ("La alegría del Evangelio" 234).

Sin descontar otras situaciones, nos preocupan especialmente la educación, la salud, la seguridad, el aprovechamiento de muchos empresarios y comerciantes en el alza desproporcionada de los precios...

En estos conflictos, cuya solución con frecuencia se demora en el tiempo, se termina dejando una comunidad sin la atención adecuada de sus enfermos, sin la convivencia serena en su vida cotidiana, sin niños y adolescentes en las aulas y con más pobres en todas partes. Como pastores de esta extensa región patagónica nos preguntamos y lo compartimos con ustedes: como cuerpo social ¿no debemos descubrir los itinerarios de diálogo y encuentro entre las partes para adelantarnos, ayudando a que se solucionen los reclamos sin dejar de prestar esos servicios? Esto creemos que es responsabilidad de todos. Los lamentos, las acusaciones, la bronca, los insultos no son solución sino violencia. Como sociedad en su conjunto debemos adelantarnos con propuestas de caminos de solución. Las estrategias equivocadas están perjudicando mucho a nuestra sociedad

Pero hay una responsabilidad especial que le cabe a los que gobiernan. La Pascua puede significar para ellos también un llamado a resucitar con un nuevo espíritu: el del servicio y del bien común, libres de todo interés falso. Y como muchos, de ambas partes, somos miembros de la Iglesia, asumamos con humildad y gozo la invitación de Jesús a despojarnos del "hombre viejo" para resucitar como comunidad pascual. Soñemos y queramos una sociedad feliz, a eso tiende la Pascua de Jesús.

¿Es esta una utopía? ciertamente, pero pedimos que la utopía se convierta en la realidad de "una sociedad nueva":sociedad en la que estamos convencidos que en Cristo Resucitado el bien ha vencido, y por eso hoy todo mal social y estructural se puede vencer con la Gracia de Dios y la participación de todos;sociedad en la que promovemos el encuentro y el diálogo porque sabemos mirarnos y vernos como hermanos, y experimentamos así en lo diario la cercanía y la ternura de quienes, aceptándonos en sus diversidades trabajan por el bien común;

sociedad en la que podemos afrontar los problemas y conflictos sin enfrentamientos, adelantándonos en un compromiso claro y contundente por el bien común, evitando ser rehenes o cómplices de situaciones a veces extorsivas;sociedad en la que rechazamos toda violencia, corrupción y deshonestidad, porque buscan ganancias a cualquier precio perjudicando a todos, especialmente a los más pobres;sociedad en la que, como creyentes pascuales, estamos convencidos de que debemos y podemos construir un mundo más justo, solidario y fraterno para que el "¡Feliz Pascua!" suene sincero en nuestros corazones y en nuestras mentes.

Que la Virgen María nos cobije bajo su manto maternal y nos impulse a construir una patria de hermanos. Recen por nosotros. De corazón pedimos la bendición de Dios para todos, y les renovamos los sinceros augurios de ¡Feliz Pascua!

Abril del 2014

Firman: Virginio D. Bressanelli, scj (Obispo de Neuquén);Marcelo A. Cuenca(Obispo de Alto Valle del Río Negro);Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche);Miguel Ángel D'Annibale(Obispo de Río Gallegos);Joaquín Gimeno Lahoz(Obispo de Comodoro Rivadavia);Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma);José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel);Miguel E. Hesayne (Obispo emérito de Viedma);Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén);Néstor H. NavarroyJosé Pedro Pozzi, sdb (Obispos eméritos de Alto Valle del Río Negro).


NOTICIAS RELACIONADAS