Ojo con las mordeduras: el polémico buceo con lobos marinos

Un informe oficial asegura que la actividad no provoca impacto ambiental ni afecta la fauna. Pero advierte sobre no tocar a los lobos y evitar los ruidos en los apostaderos.

15 JUN 2014 - 22:38 | Actualizado

Un estudio técnico elaborado a pedido de la Secretaría de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut para medir el impacto ambiental del buceo con lobos marinos, concluyó que esta actividad no tendría una incidencia relevante en la vida de los animales del apostadero de Península Valdés, pero sí que las interacciones entre humanos y lobos marinos podría causar situaciones de riesgo.

Concretamente, el informe dice que hay altas probabilidades de que ese contacto termine en mordeduras.

Historia natural

En las costas de Chubut, la presencia de mamíferos marinos (en particular lobos marinos de un pelo, elefantes marinos y ballena franca austral, promovieron la creación de reservas turísticas destinadas a la observación de fauna.

La primera reserva creada fue la Lobería de Punta Loma, ubicada a unos 12 kilómetros de Puerto Madryn, cuyo objetivo fue proteger un apostadero invernal de lobos marinos de un pelo, al mismo tiempo que promovía la visita de turistas.

En este sentido, el avistaje de fauna marina es una actividad que se ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas, especialmente en lugares donde la presencia de mamíferos marinos es predecible.

Metodología

El objetivo del informe técnico fue “evaluar la importancia relativa de factores los naturales y antrópicos relacionados con la actividad del buceo y natación en inmediaciones de la lobería sobre la dinámica del apostadero, y evaluar el tipo y característica de las interacciones que se producen entre los animales y los turistas.”

Para ello, se definió el área de influencia directa e indirecta del proyecto y se realizaron relevamientos de campo del área de estudio y una recopilación de la información ambiental existente.

Se realizaron estudios de campo con el objetivo de respondder dos preguntas: ¿Cómo afecta la actividad del buceo a la colonia de lobos en la cual se realiza la actividad? Y ¿de qué tipo son las interacciones que se producen entre el buzo y el lobo marino?

El proceso para la evaluación del impacto de la actividad comenzó en enero de 2011, la información se relevó a partir de junio de 2011 y se extendió hasta febrero de 2012 mediante la realización de censos en la lobería de Punta Loma.

Conclusiones

Los resultados obtenidos indicaron que “la actividad no presenta una influencia que se encuentre fuera del límite de cambio aceptable. Las fluctuaciones en la estructura de la lobería y número de animales en el apostadero está regulada principalmente por factores ambientales ajenos a la actividad”, señala el informe.

“La actividad, medida a través de variables controladas, presenta influencia sobre el número de animales y la dinámica de la lobería, pero sin embargo, a los niveles actuales esta influencia es mucho menor que la de los factores ambientales”, agrega.

“De esta manera, se concluye que la actividad de buceo/natación con lobos puede ser realizada manteniendo los parámetros actuales sin que exista un impacto ambiental de carácter irreversible”, concluyen los técnicos.

Sin embargo, aclaran que “las secuencias comportamentales que pueden calificarse como potencialmente riesgosas son las que involucran el contacto físico entre los lobos y los turistas.”

El mayor efecto detectado sobre los animales en el apostadero está relacionado al número de nadadores que puede llegar a haber en la superficie: “Estos deberían minimizar las comunicaciones a viva voz entre ellos una vez que se encuentran en el sitio.”

De ser posible, las embarcaciones deberían tomar turnos para realizar la actividad, con el objetivo de disminuir la cantidad de embarcaciones simultáneas en la lobería y minimizar la cantidad de nadadores que realizan la actividad a un mismo tiempo.

El número de embarcaciones es el principal efecto antrópico que actúa sobre el número de animales en el agua, incrementando la fracción disponible para interactuar con los turistas.

Para el final del informe, se aclara que “la mayoría de las secuencias comportamentales detectadas involucran el contacto físico entre los animales y los buzos. Las secuencias que involucran el contacto físico, ya sea que hayan sido iniciadas por los buzos o los lobos terminan en el comportamiento muerde”.

Por eso, los especialistas recomiendan “minimizar el inicio de las secuencias comportamentales por parte de los buzos, y que sólo si el lobo lo desea toque al buzo, sin que este retribuya la acción.”

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15 JUN 2014 - 22:38

Un estudio técnico elaborado a pedido de la Secretaría de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut para medir el impacto ambiental del buceo con lobos marinos, concluyó que esta actividad no tendría una incidencia relevante en la vida de los animales del apostadero de Península Valdés, pero sí que las interacciones entre humanos y lobos marinos podría causar situaciones de riesgo.

Concretamente, el informe dice que hay altas probabilidades de que ese contacto termine en mordeduras.

Historia natural

En las costas de Chubut, la presencia de mamíferos marinos (en particular lobos marinos de un pelo, elefantes marinos y ballena franca austral, promovieron la creación de reservas turísticas destinadas a la observación de fauna.

La primera reserva creada fue la Lobería de Punta Loma, ubicada a unos 12 kilómetros de Puerto Madryn, cuyo objetivo fue proteger un apostadero invernal de lobos marinos de un pelo, al mismo tiempo que promovía la visita de turistas.

En este sentido, el avistaje de fauna marina es una actividad que se ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas, especialmente en lugares donde la presencia de mamíferos marinos es predecible.

Metodología

El objetivo del informe técnico fue “evaluar la importancia relativa de factores los naturales y antrópicos relacionados con la actividad del buceo y natación en inmediaciones de la lobería sobre la dinámica del apostadero, y evaluar el tipo y característica de las interacciones que se producen entre los animales y los turistas.”

Para ello, se definió el área de influencia directa e indirecta del proyecto y se realizaron relevamientos de campo del área de estudio y una recopilación de la información ambiental existente.

Se realizaron estudios de campo con el objetivo de respondder dos preguntas: ¿Cómo afecta la actividad del buceo a la colonia de lobos en la cual se realiza la actividad? Y ¿de qué tipo son las interacciones que se producen entre el buzo y el lobo marino?

El proceso para la evaluación del impacto de la actividad comenzó en enero de 2011, la información se relevó a partir de junio de 2011 y se extendió hasta febrero de 2012 mediante la realización de censos en la lobería de Punta Loma.

Conclusiones

Los resultados obtenidos indicaron que “la actividad no presenta una influencia que se encuentre fuera del límite de cambio aceptable. Las fluctuaciones en la estructura de la lobería y número de animales en el apostadero está regulada principalmente por factores ambientales ajenos a la actividad”, señala el informe.

“La actividad, medida a través de variables controladas, presenta influencia sobre el número de animales y la dinámica de la lobería, pero sin embargo, a los niveles actuales esta influencia es mucho menor que la de los factores ambientales”, agrega.

“De esta manera, se concluye que la actividad de buceo/natación con lobos puede ser realizada manteniendo los parámetros actuales sin que exista un impacto ambiental de carácter irreversible”, concluyen los técnicos.

Sin embargo, aclaran que “las secuencias comportamentales que pueden calificarse como potencialmente riesgosas son las que involucran el contacto físico entre los lobos y los turistas.”

El mayor efecto detectado sobre los animales en el apostadero está relacionado al número de nadadores que puede llegar a haber en la superficie: “Estos deberían minimizar las comunicaciones a viva voz entre ellos una vez que se encuentran en el sitio.”

De ser posible, las embarcaciones deberían tomar turnos para realizar la actividad, con el objetivo de disminuir la cantidad de embarcaciones simultáneas en la lobería y minimizar la cantidad de nadadores que realizan la actividad a un mismo tiempo.

El número de embarcaciones es el principal efecto antrópico que actúa sobre el número de animales en el agua, incrementando la fracción disponible para interactuar con los turistas.

Para el final del informe, se aclara que “la mayoría de las secuencias comportamentales detectadas involucran el contacto físico entre los animales y los buzos. Las secuencias que involucran el contacto físico, ya sea que hayan sido iniciadas por los buzos o los lobos terminan en el comportamiento muerde”.

Por eso, los especialistas recomiendan “minimizar el inicio de las secuencias comportamentales por parte de los buzos, y que sólo si el lobo lo desea toque al buzo, sin que este retribuya la acción.”


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