Masiva marcha por alumno de Ayotzinapa identificado por forenses

La marcha en homenaje a Alexander Mora Venancio que ayer recorrió las calles de Tecoanapa y de allí a la casa natal del estudiante de Ayotzinapa cuyos restos fueron identificados se convirtió en una emotiva y potente manifestación de repudio al gobierno de Enrique Peña Nieto, cuya caída se auguró entre reclamos de justicia, del fin de la "impunidad" y anuncios al "narcoestado" de que "la lucha sigue".

12 DIC 2014 - 14:51 | Actualizado

Al frente de los manifestantes marchó con un afiche del estudiante su hermano, Hugo Mora Venancio, vestido como muchos otros con una remera negra con la palabra "justicia" en la espalda, y seguido por centenares de compañeros de estudios, familiares de los otros 42 estudiantes desaparecidos, el gremio de los docentes, organizaciones sociales y también los pobladores del municipio.

Una mujer de rasgos indígenas y largas trenzas canosas y vestida completamente de negro participaba de la marcha con una foto de Alexander Mora, como tantos, y lágrimas en los ojos, como muchos. "Es que yo sé lo que es el dolor de perder a un hijo", dijo a Télam, aunque en su caso no fue por una militancia que lo llevara a confrontar con el poder sino por motivos vinculados a la violencia cotidiana de estas tierras. "Le tenían envidia", explicó.

Cuando la marcha se acercaba al zócalo de Tecoanapa el calor de las cuatro de la tarde apretaba y este cronista se acercó a un comercio a comprar una botella de agua. La mujer que atendía se negó a cobrar, pese a las protestas. "No, no, lleve, y gracias por venir", dijo.

Tecoanapa es un municipio rural perdido entre las montañas de Guerrero, pero hoy pareció el germen de un cambio. No sólo por la consigna "por un gobierno obrero, campesino y popular", repetida muchas veces, sino por los anuncios de los últimos días sobre la formación de Consejos Municipales Populares que se comenzaron a crear en las últimas semanas y que remiten a la experiencia del zapatismo en los años '90.

No casualmente, entre vivas al Che Guevara y reivindicaciones a la admiración por el guerrillero cubano-argentino que profesaba Alejander Mora, se afirmó, quienes arengaban la marcha desde una camioneta citaron una y otra vez a los movimientos insurgentes surgidos en México en los años '60.

Hugo Mora Venancio dijo en el zócalo frente a cientos de puños izquierdos en alto: "Alexander, hermano, hoy sentí la necesidad de escribirte, que no debo seguir callado", y "observamos tu bandera libertaria, abrazamos tu consigna y haremos que en cada lugar no haya injusticia".

Luego, entre lágrimas, agregó: "No cabe en mí esta injusticia, este profundo dolor por este gobierno maldito que dice que hay que superar Ayotzinapa. Enrique Peña Nieto, quiero que me digas en la cara, que se lo digas a mi padre, que tenemos que olvidar a mi hermano", desafió.

"Gobierno corrupto por tu culpa estoy de luto", "narcoestado" y "Peña fuera" son sólo algunas de las consignas que los manifestantes dedicaron a los gobernantes del estado de Guerrero y al del país, al responsabilizarlos por el accionar de las bandas criminales "con las que sean coludidos los políticos, al punto que los narcos les pagan las campañas".

A la consigna "Alexander vive, la lucha sigue" y la que coreaban los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, "por qué nos asesinan, somos la esperanza de América Latina", luego se sumaron otras con alto contenido político, como "cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra temblarán los poderosos desde el mar hasta la sierra".

A unos pocos kilómetros de Tecoanapa está El Pericón, el humilde pueblo natal del estudiante de la Escuela Normalista de Ayotzinapa que despareció el 26 de septiembre junto a otros 42 y fue identificado la semana pasada a partir de restos óseos encontrados en un basural de Cocula, cercano a Iguala.

Allí se trasladó la marcha, en varios vehículos, para entregarle a Ezequiel Mora Chora, padre de la única víctima identificada de ese ataque, una corona de flores que fue llevada en la marcha y para que los compañeros de estudios de su hijo le presentaran su pésame.

El hombre, rústico, de pocas palabras, esperó a la multitud parado frente a la casa que visitó su hijo pocos días antes de viajar a Iguala para una protesta. Una más de las que habitualmente se impulsan en el colegio normalista de Ayotzinapa, que tiene una tradición combativa, donde se plantean consignas para que sus egresados, que serán docentes rurales, tengan clara su función: "Cuando se nace pobre la mayor rebeldía es el estudio".

Luego habló brevemente con la prensa y los asistentes, muchos de los cuales tenían viajes de tres horas por delante, terminaron la jornada de protesta, que hoy se continuará en la capital de Guerrero, Chilpancingo, con una marcha de conmemoración de dos estudiantes de Ayotzinapa asesinados el 12 de diciembre de 2011 en una represión policial en esta ciudad.

Se llamaban Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús y sus asesinatos desataron una escalada de agresiones contra los estudiantes de Ayotzinapa que derivó en esta última del 26 de septiembre de este año, que fue la que rebasó la copa de la violencia en este estado.

12 DIC 2014 - 14:51

Al frente de los manifestantes marchó con un afiche del estudiante su hermano, Hugo Mora Venancio, vestido como muchos otros con una remera negra con la palabra "justicia" en la espalda, y seguido por centenares de compañeros de estudios, familiares de los otros 42 estudiantes desaparecidos, el gremio de los docentes, organizaciones sociales y también los pobladores del municipio.

Una mujer de rasgos indígenas y largas trenzas canosas y vestida completamente de negro participaba de la marcha con una foto de Alexander Mora, como tantos, y lágrimas en los ojos, como muchos. "Es que yo sé lo que es el dolor de perder a un hijo", dijo a Télam, aunque en su caso no fue por una militancia que lo llevara a confrontar con el poder sino por motivos vinculados a la violencia cotidiana de estas tierras. "Le tenían envidia", explicó.

Cuando la marcha se acercaba al zócalo de Tecoanapa el calor de las cuatro de la tarde apretaba y este cronista se acercó a un comercio a comprar una botella de agua. La mujer que atendía se negó a cobrar, pese a las protestas. "No, no, lleve, y gracias por venir", dijo.

Tecoanapa es un municipio rural perdido entre las montañas de Guerrero, pero hoy pareció el germen de un cambio. No sólo por la consigna "por un gobierno obrero, campesino y popular", repetida muchas veces, sino por los anuncios de los últimos días sobre la formación de Consejos Municipales Populares que se comenzaron a crear en las últimas semanas y que remiten a la experiencia del zapatismo en los años '90.

No casualmente, entre vivas al Che Guevara y reivindicaciones a la admiración por el guerrillero cubano-argentino que profesaba Alejander Mora, se afirmó, quienes arengaban la marcha desde una camioneta citaron una y otra vez a los movimientos insurgentes surgidos en México en los años '60.

Hugo Mora Venancio dijo en el zócalo frente a cientos de puños izquierdos en alto: "Alexander, hermano, hoy sentí la necesidad de escribirte, que no debo seguir callado", y "observamos tu bandera libertaria, abrazamos tu consigna y haremos que en cada lugar no haya injusticia".

Luego, entre lágrimas, agregó: "No cabe en mí esta injusticia, este profundo dolor por este gobierno maldito que dice que hay que superar Ayotzinapa. Enrique Peña Nieto, quiero que me digas en la cara, que se lo digas a mi padre, que tenemos que olvidar a mi hermano", desafió.

"Gobierno corrupto por tu culpa estoy de luto", "narcoestado" y "Peña fuera" son sólo algunas de las consignas que los manifestantes dedicaron a los gobernantes del estado de Guerrero y al del país, al responsabilizarlos por el accionar de las bandas criminales "con las que sean coludidos los políticos, al punto que los narcos les pagan las campañas".

A la consigna "Alexander vive, la lucha sigue" y la que coreaban los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, "por qué nos asesinan, somos la esperanza de América Latina", luego se sumaron otras con alto contenido político, como "cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra temblarán los poderosos desde el mar hasta la sierra".

A unos pocos kilómetros de Tecoanapa está El Pericón, el humilde pueblo natal del estudiante de la Escuela Normalista de Ayotzinapa que despareció el 26 de septiembre junto a otros 42 y fue identificado la semana pasada a partir de restos óseos encontrados en un basural de Cocula, cercano a Iguala.

Allí se trasladó la marcha, en varios vehículos, para entregarle a Ezequiel Mora Chora, padre de la única víctima identificada de ese ataque, una corona de flores que fue llevada en la marcha y para que los compañeros de estudios de su hijo le presentaran su pésame.

El hombre, rústico, de pocas palabras, esperó a la multitud parado frente a la casa que visitó su hijo pocos días antes de viajar a Iguala para una protesta. Una más de las que habitualmente se impulsan en el colegio normalista de Ayotzinapa, que tiene una tradición combativa, donde se plantean consignas para que sus egresados, que serán docentes rurales, tengan clara su función: "Cuando se nace pobre la mayor rebeldía es el estudio".

Luego habló brevemente con la prensa y los asistentes, muchos de los cuales tenían viajes de tres horas por delante, terminaron la jornada de protesta, que hoy se continuará en la capital de Guerrero, Chilpancingo, con una marcha de conmemoración de dos estudiantes de Ayotzinapa asesinados el 12 de diciembre de 2011 en una represión policial en esta ciudad.

Se llamaban Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús y sus asesinatos desataron una escalada de agresiones contra los estudiantes de Ayotzinapa que derivó en esta última del 26 de septiembre de este año, que fue la que rebasó la copa de la violencia en este estado.


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