El Estado echó a una docente por hacer compras ilegales

Verónica Reyes era directora de una escuela rural. Armó una triangulación para que su marido fuera proveedor. Engañaron a un comerciante analfabeto para usar su nombre.

17 ENE 2015 - 0:43 | Actualizado

Por Rolando Tobarez.

Mediante el decreto Nº 1.881, fechado el 23 de diciembre de 2014, el Gobierno provincial dio por concluido el sumario administrativo del caso y decidió exonerar a la docente Verónica Graciela Reyes. Se trata de la exdirectora de una escuela rural, condenada a tres años y seis meses de prisión en suspenso e inhabilitación especial perpetua para cargos públicos, por negociaciones incompatibles con la función pública. La pena había sido confirmada por el Superior Tribunal de Justicia.

En febrero de 2009, Reyes era directora en Aldea Blancuntre de la Escuela Provincial 128 con albergue Nº 5001. Según el fallo, armó una triangulación para que su propio marido fuera proveedor del establecimiento. Como este procedimiento está prohibido, engañaron a un comerciante analfabeto para usar sus facturas, sus cheques y su nombre. Hasta lo anotaron en la AFIP. Su marido, Helvio Cancián, fue condenado a tres años de prisión en suspenso.

De acuerdo al decreto, a la docente se le aplicó la sanción de exoneración prevista en el Estatuto del Personal Docente, por haber cometido un delito contra la administración pública. El castigo incluyó sacarle todos los cargos y horas cátedra que poseía. El dato se publicó en el Boletín Oficial del 6 de enero.

La historia

Reyes contrataba proveedores para abastecer al establecimiento con artículos de limpieza y comestibles como verduras, frutas, carnes, etcétera. Pero pese a que como funcionaria pública lo tenía prohibido, convirtió en proveedor al comercio que administraba su esposo, “Los Tres Hermanos”. La relación del negocio con la escuela no fue directa: se armó una triangulación con otro comercio de ramos generales: “El Orejano”, propiedad de Marcelo Torres.

Como Torres es analfabeto, Cancián lo inscribió ante la AFIP como monotributista para habilitarlo como proveedor. Se valió de su inexperiencia y realizó los trámites. Hasta confeccionó facturas a nombre de Torres. Se secuestraron más de veinte, con puño y letra del matrimonio, que también aclaraba la firma de Torres en los endosos de los cheques.

Usado, Torres quedó como intermediario ya que el verdadero proveedor fue Cancián a través de “Los Tres Hermanos”. La dueña formal de este negocio era María Luisa Montenegro, madre de Cancián y suegra de Reyes. Esta maniobra no pudo realizarse sin la cooperación del marido de la directora. Incluso, las facturas para Torres se imprimieron en “Impresora S SA”, la misma que confeccionaba las del negocio de la suegra.

Así, “Los Tres Hermanos” le proveía a “El Orejano”, que a su vez le vendía a la escuela. Torres comerciaba pan, harina, yerba, azúcar, sal y, de acuerdo a su exagerada facturación, al mismo tiempo abastecía al albergue escolar que daba de comer a treinta niños con leche, carne y fruta fresca, hasta kiwis. El local del hombre era tan chico que era imposible que tuviera lugar físico para almacenar y refrigerar esas mercaderías.

El fallo contra el matrimonio ya había sido revisado por los camaristas de Puerto Madryn Rafael Lucchelli, Flavia Trincheri y Leonardo Pitcovsky. Coincidieron con que el matrimonio usó a un tercero para poder contratar el negocio familiar, en una maniobra de triangulación prohibida. La causa acreditó un contrato de provisión de bienes entre una escuela pública y un particular. Y las compras se concretaron al poco tiempo de que Reyes asumió como directora. Su esposo hasta manejaba un camión con una lona con las iniciales de su negocio: “T. H”.

El matrimonio admitió que la directora no podía contratar a su esposo como proveedor. “Reyes estaba en uno y otro lado de la transacción siendo su esposo partícipe necesario”. Por las compras, Cancián se beneficiaba como único proveedor. Torres, el hombre analfabeto, dijo: “Nunca tuve ganancia. La plata que hacía se la llevaba Cancián”.

“Reyes se interesó en un negocio propio de su función en beneficio de su grupo familiar político, contando con la complicidad de su esposo (…) Utilizó el comercio ´El Orejano´ como un negocio interpuesto que ocultaba las ventas que realizaba ´Los Tres Hermanos”, dijo el fallo.

La directora podía comprar por contratación directa. Pero no usar a Torres para contratar a la familia de su esposo.

El agravante para Reyes es que su formación académica docente fue una “ostensible ventaja cultural” para aprovecharse de un analfabeto. Pidió disculpas pero no alcanzó.

Pollos y caramelos

El juicio original se realizó en Gastre. La investigación surgió luego que denunciaran que en la escuela le habían dado pollos vencidos a los niños, que se intoxicaron.

Si bien este dato no se comprobó, la causa derivó en numerosas irregularidades en el establecimiento educativo. Por ejemplo, que las donaciones de caramelos para la escuela se vendían en el quiosco.

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17 ENE 2015 - 0:43

Por Rolando Tobarez.

Mediante el decreto Nº 1.881, fechado el 23 de diciembre de 2014, el Gobierno provincial dio por concluido el sumario administrativo del caso y decidió exonerar a la docente Verónica Graciela Reyes. Se trata de la exdirectora de una escuela rural, condenada a tres años y seis meses de prisión en suspenso e inhabilitación especial perpetua para cargos públicos, por negociaciones incompatibles con la función pública. La pena había sido confirmada por el Superior Tribunal de Justicia.

En febrero de 2009, Reyes era directora en Aldea Blancuntre de la Escuela Provincial 128 con albergue Nº 5001. Según el fallo, armó una triangulación para que su propio marido fuera proveedor del establecimiento. Como este procedimiento está prohibido, engañaron a un comerciante analfabeto para usar sus facturas, sus cheques y su nombre. Hasta lo anotaron en la AFIP. Su marido, Helvio Cancián, fue condenado a tres años de prisión en suspenso.

De acuerdo al decreto, a la docente se le aplicó la sanción de exoneración prevista en el Estatuto del Personal Docente, por haber cometido un delito contra la administración pública. El castigo incluyó sacarle todos los cargos y horas cátedra que poseía. El dato se publicó en el Boletín Oficial del 6 de enero.

La historia

Reyes contrataba proveedores para abastecer al establecimiento con artículos de limpieza y comestibles como verduras, frutas, carnes, etcétera. Pero pese a que como funcionaria pública lo tenía prohibido, convirtió en proveedor al comercio que administraba su esposo, “Los Tres Hermanos”. La relación del negocio con la escuela no fue directa: se armó una triangulación con otro comercio de ramos generales: “El Orejano”, propiedad de Marcelo Torres.

Como Torres es analfabeto, Cancián lo inscribió ante la AFIP como monotributista para habilitarlo como proveedor. Se valió de su inexperiencia y realizó los trámites. Hasta confeccionó facturas a nombre de Torres. Se secuestraron más de veinte, con puño y letra del matrimonio, que también aclaraba la firma de Torres en los endosos de los cheques.

Usado, Torres quedó como intermediario ya que el verdadero proveedor fue Cancián a través de “Los Tres Hermanos”. La dueña formal de este negocio era María Luisa Montenegro, madre de Cancián y suegra de Reyes. Esta maniobra no pudo realizarse sin la cooperación del marido de la directora. Incluso, las facturas para Torres se imprimieron en “Impresora S SA”, la misma que confeccionaba las del negocio de la suegra.

Así, “Los Tres Hermanos” le proveía a “El Orejano”, que a su vez le vendía a la escuela. Torres comerciaba pan, harina, yerba, azúcar, sal y, de acuerdo a su exagerada facturación, al mismo tiempo abastecía al albergue escolar que daba de comer a treinta niños con leche, carne y fruta fresca, hasta kiwis. El local del hombre era tan chico que era imposible que tuviera lugar físico para almacenar y refrigerar esas mercaderías.

El fallo contra el matrimonio ya había sido revisado por los camaristas de Puerto Madryn Rafael Lucchelli, Flavia Trincheri y Leonardo Pitcovsky. Coincidieron con que el matrimonio usó a un tercero para poder contratar el negocio familiar, en una maniobra de triangulación prohibida. La causa acreditó un contrato de provisión de bienes entre una escuela pública y un particular. Y las compras se concretaron al poco tiempo de que Reyes asumió como directora. Su esposo hasta manejaba un camión con una lona con las iniciales de su negocio: “T. H”.

El matrimonio admitió que la directora no podía contratar a su esposo como proveedor. “Reyes estaba en uno y otro lado de la transacción siendo su esposo partícipe necesario”. Por las compras, Cancián se beneficiaba como único proveedor. Torres, el hombre analfabeto, dijo: “Nunca tuve ganancia. La plata que hacía se la llevaba Cancián”.

“Reyes se interesó en un negocio propio de su función en beneficio de su grupo familiar político, contando con la complicidad de su esposo (…) Utilizó el comercio ´El Orejano´ como un negocio interpuesto que ocultaba las ventas que realizaba ´Los Tres Hermanos”, dijo el fallo.

La directora podía comprar por contratación directa. Pero no usar a Torres para contratar a la familia de su esposo.

El agravante para Reyes es que su formación académica docente fue una “ostensible ventaja cultural” para aprovecharse de un analfabeto. Pidió disculpas pero no alcanzó.

Pollos y caramelos

El juicio original se realizó en Gastre. La investigación surgió luego que denunciaran que en la escuela le habían dado pollos vencidos a los niños, que se intoxicaron.

Si bien este dato no se comprobó, la causa derivó en numerosas irregularidades en el establecimiento educativo. Por ejemplo, que las donaciones de caramelos para la escuela se vendían en el quiosco.


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