Mueblería “Diana”, tras el incendio: “Hay clientes que nos buscan para pagar sus deudas”

Carlos Lasatti reveló a Jornada que su familia busca reponerse del duro golpe recibido en Trelew el día que también se quemó el boliche Barhaus. Más allá de las pérdidas materiales, el fuego devoró documentación y ficheros con créditos a clientes. Admite que cuesta pasar por el local devastado. Ahora atienden en el exdepósito ubicado en Pellegrini y Costa Rica.

La imagen de la desazón. “Nos cuesta pasar por acá . Nos dedicamos toda la vida a la mueblería” dijo Carlos.
01 MAR 2015 - 22:57 | Actualizado

Por Lorena Leeming

La desazón después de la desgracia. Mesas incineradas, alacenas destruídas, sillas aniquiladas, muebles demolidos y un local totalmente desplomado. Es la realidad de la que la familia Lasatti, propietarios de la mueblería “Diana”, debe reponerse. Y en eso están. Hoy atienden en su exdepósito de Pellegrini y Costa Rica. “Los clientes se acercan tanto para saber cómo estamos o para abonar los créditos que tenían”.

Así lo afirmó en una entrevista con Jornada Carlos Lasatti, uno de los propietarios. La mueblería, que estaba ubicada sobre la calle Fontana de Trelew, sufrió daños totales al ser alcanzada el pasado 14 de febrero poco después del mediodía por el terrible incendio que se originó en el boliche “Barhaus” emplazado a pocos metros del local.

El perjuicio económico para la familia es devastador. Se trata de la fuente laboral que construyeron durante toda la vida. Incluso, los hijos del matrimonio son los que están actualmente al frente del negocio. El nombre “Diana” es en honor a la mamá de los jóvenes.

Con el fuego se fueron muchas cosas. Entre ellas, las ilusiones y las fuerzas. Pero la calidad de persona a veces ayuda a superar hasta la peor circunstancia. Mas allá del stock de mercadería, los Lasatti perdieron toda la información de clientes. Es decir, un fichero en donde constaban los créditos que habían otorgado y lo que se les adeudaba.

La actitud de la gente

Es aquí donde Carlos admite que la actitud de la gente los sorprendió. No son todos, pero sí la mayoría. Hubo quienes buscaron el lugar en donde funcionan actualmente y se ofrecieron a pagar sus deudas. “La actitud de los clientes la relaciono a la calidad de persona que es mi papá. Nunca tuvo ningún problema con nadie”, confió con orgullo.

La imagen es fuerte. Pararse ante la caída de los años de arduo trabajo lleva a la desesperanza.

Así lo describe Carlos. “Para cualquier familia de trabajo, ver caer un proyecto de tantos años es muy doloroso. Además, no tener los medios para volver a levantarlo. A partir del día del siniestro, las condiciones son las mismas. No tuvimos apoyo de autoridades municipales. No tuvimos comunicación alguna desde el día del incendio”, reveló.

Se refirió a la forma en que están encaminando la lucha en el día a día. “La familia, está tratando de volver a acomodarse y en el otro local. Si bien era un depósito, hoy en día está ambientado como un lugar para atender al público. Obvio, no es de las mismas características de este que teníamos en el centro”, aseveró.

Allí, en Pellegrini y Costa Rica, sobre una esquina yace el sueño de la familia de recuperarse. Si bien el espacio es estrecho, la mercadería es variada y la calidad de lo que se expende es lo que aporta para que la gente no les suelte la mano. Las ventas de a poco se van encolumnando y los clientes se acercan para no perder el contacto.

“No pudimos salvar nada”

Carlos admite que del local del centro no pudieron salvar nada. Recuerda la fatídica tarde del 14 de febrero y resalta que en cuanto llegaron, el fuego ya estaba instalado y el ingreso fue imposible. “No pudimos pasar. Todo lo que estaba en su interior se perdió”.

Más allá de la mercadería, se fue con el fuego la documentación y el fichero de créditos. “Me acuerdo que cuando llegó mi hermano, estaba en estado de nerviosismo. Abre la puerta, quiere ingresar pero es atajado por las autoridades de bomberos y por nosotros mismos”.

Agregó el muchacho que “se perdió desde documentación de proveedores hasta créditos. No hay manera de acomodar ese tema”, sostuvo.

Reitera el joven que más allá del daño inmueble, lo que más les afecta es el tema de los créditos. “El dinero que hoy en día queda en la calle es muy importante”, describió.

Valoró en todo este escenario la actitud de la gente. “La verdad que la forma en que se portan los clientes lo relaciono a la persona que es mi papá. Nunca tuvo ningún problema con nadie. El día del incendio se acercaron al lugar a dar aliento a mi familia, a uno mismo. A partir de ese día se acercaron al otro local, ya sea por radio o preguntando dónde estaba. Se acercaron tanto para saber cómo está uno como para abonar los créditos que tenían”, resaltó.

Los jóvenes apuestan al desarrollo y ponen su optimismo para sacar a flote el comercio y reponerse en la adversidad. Al matrimonio propietario –según dijeron- les cuesta más superar el dolor de la pérdida de su bien. Prefieren incluso no pasar por el lugar. “Cuesta pasar por acá. Nos dedicamos toda la vida a esto. Mi hermano no terminó el secundario. Se dedicó desde muy chico a la mueblería para seguir con el oficio de mi viejo. Yo también, desde que terminé la escuela me dediqué de lleno. Es una empresa familiar con un empleado. No sabemos cómo va a seguir todo. Nosotros tratamos de levantarnos lentamente”.

“Queremos seguir”

No obstante, la idea es no aflojar. “Básicamente, queremos seguir con la firma. No sé si acá en este local, tal vez en otro lugar. Se hace difícil volver a poner en pie un emprendimiento como éste, artículos para el hogar, muebles y todo lo que representa en costo. El costo que generará refaccionar el local como estaba. En estas condiciones es imposible”, admitió.

Hizo hincapié al sitio en donde están trabajando actualmente. “Teníamos un stock mínimo. Antes, era un mini depósito, ahora es lo que nos quedó para atención al público. En cuanto a pedidos , se cancelaron a medida que pasaron los días. Dejó de producir la firma”, sintetizó.

Para finalizar, Carlos admitió que una ayuda por parte del Gobierno les facilitaría el camino para reponerse. “Hoy en día, la situación en la que estamos, levantar un local así es imposible sin ayuda. De Provincia mostraron buena predisposición, sin ninguna ayuda aún pero estuvieron presentes. No así desde el municipio local que nadie se comunicó con nosotros”, concluyó.

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01 MAR 2015 - 22:57

Por Lorena Leeming

La desazón después de la desgracia. Mesas incineradas, alacenas destruídas, sillas aniquiladas, muebles demolidos y un local totalmente desplomado. Es la realidad de la que la familia Lasatti, propietarios de la mueblería “Diana”, debe reponerse. Y en eso están. Hoy atienden en su exdepósito de Pellegrini y Costa Rica. “Los clientes se acercan tanto para saber cómo estamos o para abonar los créditos que tenían”.

Así lo afirmó en una entrevista con Jornada Carlos Lasatti, uno de los propietarios. La mueblería, que estaba ubicada sobre la calle Fontana de Trelew, sufrió daños totales al ser alcanzada el pasado 14 de febrero poco después del mediodía por el terrible incendio que se originó en el boliche “Barhaus” emplazado a pocos metros del local.

El perjuicio económico para la familia es devastador. Se trata de la fuente laboral que construyeron durante toda la vida. Incluso, los hijos del matrimonio son los que están actualmente al frente del negocio. El nombre “Diana” es en honor a la mamá de los jóvenes.

Con el fuego se fueron muchas cosas. Entre ellas, las ilusiones y las fuerzas. Pero la calidad de persona a veces ayuda a superar hasta la peor circunstancia. Mas allá del stock de mercadería, los Lasatti perdieron toda la información de clientes. Es decir, un fichero en donde constaban los créditos que habían otorgado y lo que se les adeudaba.

La actitud de la gente

Es aquí donde Carlos admite que la actitud de la gente los sorprendió. No son todos, pero sí la mayoría. Hubo quienes buscaron el lugar en donde funcionan actualmente y se ofrecieron a pagar sus deudas. “La actitud de los clientes la relaciono a la calidad de persona que es mi papá. Nunca tuvo ningún problema con nadie”, confió con orgullo.

La imagen es fuerte. Pararse ante la caída de los años de arduo trabajo lleva a la desesperanza.

Así lo describe Carlos. “Para cualquier familia de trabajo, ver caer un proyecto de tantos años es muy doloroso. Además, no tener los medios para volver a levantarlo. A partir del día del siniestro, las condiciones son las mismas. No tuvimos apoyo de autoridades municipales. No tuvimos comunicación alguna desde el día del incendio”, reveló.

Se refirió a la forma en que están encaminando la lucha en el día a día. “La familia, está tratando de volver a acomodarse y en el otro local. Si bien era un depósito, hoy en día está ambientado como un lugar para atender al público. Obvio, no es de las mismas características de este que teníamos en el centro”, aseveró.

Allí, en Pellegrini y Costa Rica, sobre una esquina yace el sueño de la familia de recuperarse. Si bien el espacio es estrecho, la mercadería es variada y la calidad de lo que se expende es lo que aporta para que la gente no les suelte la mano. Las ventas de a poco se van encolumnando y los clientes se acercan para no perder el contacto.

“No pudimos salvar nada”

Carlos admite que del local del centro no pudieron salvar nada. Recuerda la fatídica tarde del 14 de febrero y resalta que en cuanto llegaron, el fuego ya estaba instalado y el ingreso fue imposible. “No pudimos pasar. Todo lo que estaba en su interior se perdió”.

Más allá de la mercadería, se fue con el fuego la documentación y el fichero de créditos. “Me acuerdo que cuando llegó mi hermano, estaba en estado de nerviosismo. Abre la puerta, quiere ingresar pero es atajado por las autoridades de bomberos y por nosotros mismos”.

Agregó el muchacho que “se perdió desde documentación de proveedores hasta créditos. No hay manera de acomodar ese tema”, sostuvo.

Reitera el joven que más allá del daño inmueble, lo que más les afecta es el tema de los créditos. “El dinero que hoy en día queda en la calle es muy importante”, describió.

Valoró en todo este escenario la actitud de la gente. “La verdad que la forma en que se portan los clientes lo relaciono a la persona que es mi papá. Nunca tuvo ningún problema con nadie. El día del incendio se acercaron al lugar a dar aliento a mi familia, a uno mismo. A partir de ese día se acercaron al otro local, ya sea por radio o preguntando dónde estaba. Se acercaron tanto para saber cómo está uno como para abonar los créditos que tenían”, resaltó.

Los jóvenes apuestan al desarrollo y ponen su optimismo para sacar a flote el comercio y reponerse en la adversidad. Al matrimonio propietario –según dijeron- les cuesta más superar el dolor de la pérdida de su bien. Prefieren incluso no pasar por el lugar. “Cuesta pasar por acá. Nos dedicamos toda la vida a esto. Mi hermano no terminó el secundario. Se dedicó desde muy chico a la mueblería para seguir con el oficio de mi viejo. Yo también, desde que terminé la escuela me dediqué de lleno. Es una empresa familiar con un empleado. No sabemos cómo va a seguir todo. Nosotros tratamos de levantarnos lentamente”.

“Queremos seguir”

No obstante, la idea es no aflojar. “Básicamente, queremos seguir con la firma. No sé si acá en este local, tal vez en otro lugar. Se hace difícil volver a poner en pie un emprendimiento como éste, artículos para el hogar, muebles y todo lo que representa en costo. El costo que generará refaccionar el local como estaba. En estas condiciones es imposible”, admitió.

Hizo hincapié al sitio en donde están trabajando actualmente. “Teníamos un stock mínimo. Antes, era un mini depósito, ahora es lo que nos quedó para atención al público. En cuanto a pedidos , se cancelaron a medida que pasaron los días. Dejó de producir la firma”, sintetizó.

Para finalizar, Carlos admitió que una ayuda por parte del Gobierno les facilitaría el camino para reponerse. “Hoy en día, la situación en la que estamos, levantar un local así es imposible sin ayuda. De Provincia mostraron buena predisposición, sin ninguna ayuda aún pero estuvieron presentes. No así desde el municipio local que nadie se comunicó con nosotros”, concluyó.


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