Las madres de la guerra

Inés López y Rosalina Piutrillán evocan el dolor de la guerra y el sufrimiento por la partida de sus hijos al combate. Heridas que siguen sin cerrar.

01 ABR 2015 - 21:24 | Actualizado

Malvinas es esencialmente una marca en la vida de los argentinos. La guerra del año 1982 tocó la vida de todos, pero aún más de aquellos que debieron ser parte y de sus familias que los esperaron. Jornada dialogó con dos madres de Veteranos de Malvinas, dos familias de Puerto Madryn que vieron volver a sus hijos de la guerra y que aún hoy sienten el dolor que les dejó.

Inés López, es la mamá de Bernardino Aguirre, fallecido luego de la guerra a raíz de una enfermedad que se agravó por las condiciones que vivieron durante el conflicto; y Rosalina Piutrillan es la mamá de Héctor Neira, Veterano que formó su familia y reside aún en la ciudad. Ambas vivieron la guerra de una manera similar, el dolor las unió a pesar de no conocerse. Hoy comparten recuerdos y sensaciones, que rememoran aquellos momentos de desesperación y tristeza.

Incertidumbre

Lo que las unió desde el principio fue la incertidumbre, el no saber que sus hijos viajarían a Malvinas, aunque en el fondo ellas lo presintieran. Inés recordó que en aquel momento “nos sentimos muy tristes, nos arrancaron un hijo y lo llevaron a Malvinas. Yo no sabía que iba, lo llamaron para decirle que le habían dado la baja, que viajara a Comodoro a retirar su documento, entonces se fue y, al no venir, pasando días y días, yo me preocupé y recién ahí me enteré que estaba en Malvinas”, expresó, recordando con dolor que sintió que “me arrancaban algo; yo decía: mi hijo se fue. No me avisaron nada, no supe dónde estaba, nadie respondía las llamadas. Nada”.

Sin despedirse

Rosalina asentía cada palabra de Inés, pasaba en su mente la historia de su hijo, la propia, recordando cuando lo vio por última vez en Río Grande, sitio a donde lo visitaban con su marido cuando podían. “Ellos hacían guardia allá por el conflicto del agua con Chile, viajábamos para poder verlo. En uno de los viajes que nos volvimos a Madryn mi marido presentía algo, pero no quiso viajar. Así que me fui sola a verlo, estuve charlando con él pero no me dijo nada que se iba a Malvinas”. Con las manos Rosalina contaba las veces que fue y volvió para ver a Héctor, su hijo.

El día que habló por última vez con su hijo, Rosalina no sabía que él viajaba a Malvinas, no quiso decirle para no preocuparla “Ese día volví a verlo, y ya no estaba. Anduve en la confitería, él estaba a la vuelta. Y cuando se animó a ir a contarme yo había subido al último piso a mirar cómo subían al avión los chicos. No pudimos despedirnos, pero sí pudimos volver a vernos”, dijo, recordando la desesperación de sentir que se iba su hijo y podía no volver.

Volver a verlos

“Para nosotros Malvinas es sufrimiento, estuvimos sufriendo hasta el día que ellos volvieron. Este día es un día especial, para recordar que nuestros hijos estuvieron allá”, expresó Inés.

“Yo estaba trabajando cuando llegó el barco, los veía en el muelle desde lejos, yo estaba trabajando. Ese día volví a mi casa y todos estaban contentos jugando al truco. Pero nadie me dijo nada. ¿Qué pasó que están tan alegres?, les pregunté yo y nada me decían”, comentó sonriendo Inés, para agregar que “después me dicen vaya a la pieza, y de ahí salió. Estaba escondido en el placard, fue una gran emoción ver a mi hijo; una alegría tan grande”, contó, con una gran sonrisa.

Para Rosalina fue diferente, porque su hijo no regresó a Madryn. “Cuando no llegó acá fue peor porque ahí pensamos lo peor, pero ninguno de la infantería de marina llegó acá. Entonces tuvimos que llamar hasta que un conocido nuestro de Ushuaia nos avisó que llegaba allá”, contó y dijo que recién el día que pisó Puerto Madryn pudo volver a hablar con él. “Uno se imaginaba lo peor, y si venían heridos no lo sabíamos hasta que llegaban. Cuando llegó fue una alegría inmensa, fue algo que no olvidamos. Y vino bien, dentro de todo volvió bien”, comentó.

No se valora nada

Para ambas madres Malvinas fue un dolor muy grande, y hoy sienten que no se valoró nada. “Cuando ellos volvieron heridos no tenían atención médica, los abandonaron. Yo quiero al país, pero no se hicieron responsables de ellos luego de la guerra”, expresó Rosalina. Inés no olvida su camino luego de la guerra, cómo tuvo que viajar con su hijo para que pueda ser asistido debido a sus problemas de salud. “Yo no sé leer, y tuve que viajar, pasamos momentos difíciles, sola con mi hijo enfermo que llegamos y me lo dejaron internado sin saber si iba a volver con mi hijo bien o muerto. Fueron momentos muy difíciles que pasé con él, sólo Huircapan de acá fue con otros combatientes a verlo. Ellos nos acompañaron”, expresó, recordando esa época y lo vivido con su hijo Bernardino Aguirre, quien luego falleció producto de un cáncer de huesos que se complicó con la mala alimentación durante el tiempo que estuvo en Malvinas.

Acompañamiento

Los veteranos de Puerto Madryn siempre estuvieron, “siempre juntos, ellos son los que nos acompañaron. Nada que reclamarles. Hoy en día siguen trabajando, charlan mucho, van a las escuelas, dan charlas que no dejan que se vaya el recuerdo de lo que sucedió”, comentaron ambas madres destacando que “de esta forma los chicos saben cómo fue la guerra, lo viven de otra forma, y eso es lo más importante, el mensaje que dejan nuestros veteranos”.

Hoy participarán del acto en el Monumento que recuerda a los caídos y remarcaron que este día “significa mucho, es un homenaje, uno viene a un acto para estar junto a la familia y juntos homenajearlos. Recordar a los que quedaron allá. Para mí es eso”, finalizó Rosalina junto a Inés que emocionada prefirió no agregar nada más.

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01 ABR 2015 - 21:24

Malvinas es esencialmente una marca en la vida de los argentinos. La guerra del año 1982 tocó la vida de todos, pero aún más de aquellos que debieron ser parte y de sus familias que los esperaron. Jornada dialogó con dos madres de Veteranos de Malvinas, dos familias de Puerto Madryn que vieron volver a sus hijos de la guerra y que aún hoy sienten el dolor que les dejó.

Inés López, es la mamá de Bernardino Aguirre, fallecido luego de la guerra a raíz de una enfermedad que se agravó por las condiciones que vivieron durante el conflicto; y Rosalina Piutrillan es la mamá de Héctor Neira, Veterano que formó su familia y reside aún en la ciudad. Ambas vivieron la guerra de una manera similar, el dolor las unió a pesar de no conocerse. Hoy comparten recuerdos y sensaciones, que rememoran aquellos momentos de desesperación y tristeza.

Incertidumbre

Lo que las unió desde el principio fue la incertidumbre, el no saber que sus hijos viajarían a Malvinas, aunque en el fondo ellas lo presintieran. Inés recordó que en aquel momento “nos sentimos muy tristes, nos arrancaron un hijo y lo llevaron a Malvinas. Yo no sabía que iba, lo llamaron para decirle que le habían dado la baja, que viajara a Comodoro a retirar su documento, entonces se fue y, al no venir, pasando días y días, yo me preocupé y recién ahí me enteré que estaba en Malvinas”, expresó, recordando con dolor que sintió que “me arrancaban algo; yo decía: mi hijo se fue. No me avisaron nada, no supe dónde estaba, nadie respondía las llamadas. Nada”.

Sin despedirse

Rosalina asentía cada palabra de Inés, pasaba en su mente la historia de su hijo, la propia, recordando cuando lo vio por última vez en Río Grande, sitio a donde lo visitaban con su marido cuando podían. “Ellos hacían guardia allá por el conflicto del agua con Chile, viajábamos para poder verlo. En uno de los viajes que nos volvimos a Madryn mi marido presentía algo, pero no quiso viajar. Así que me fui sola a verlo, estuve charlando con él pero no me dijo nada que se iba a Malvinas”. Con las manos Rosalina contaba las veces que fue y volvió para ver a Héctor, su hijo.

El día que habló por última vez con su hijo, Rosalina no sabía que él viajaba a Malvinas, no quiso decirle para no preocuparla “Ese día volví a verlo, y ya no estaba. Anduve en la confitería, él estaba a la vuelta. Y cuando se animó a ir a contarme yo había subido al último piso a mirar cómo subían al avión los chicos. No pudimos despedirnos, pero sí pudimos volver a vernos”, dijo, recordando la desesperación de sentir que se iba su hijo y podía no volver.

Volver a verlos

“Para nosotros Malvinas es sufrimiento, estuvimos sufriendo hasta el día que ellos volvieron. Este día es un día especial, para recordar que nuestros hijos estuvieron allá”, expresó Inés.

“Yo estaba trabajando cuando llegó el barco, los veía en el muelle desde lejos, yo estaba trabajando. Ese día volví a mi casa y todos estaban contentos jugando al truco. Pero nadie me dijo nada. ¿Qué pasó que están tan alegres?, les pregunté yo y nada me decían”, comentó sonriendo Inés, para agregar que “después me dicen vaya a la pieza, y de ahí salió. Estaba escondido en el placard, fue una gran emoción ver a mi hijo; una alegría tan grande”, contó, con una gran sonrisa.

Para Rosalina fue diferente, porque su hijo no regresó a Madryn. “Cuando no llegó acá fue peor porque ahí pensamos lo peor, pero ninguno de la infantería de marina llegó acá. Entonces tuvimos que llamar hasta que un conocido nuestro de Ushuaia nos avisó que llegaba allá”, contó y dijo que recién el día que pisó Puerto Madryn pudo volver a hablar con él. “Uno se imaginaba lo peor, y si venían heridos no lo sabíamos hasta que llegaban. Cuando llegó fue una alegría inmensa, fue algo que no olvidamos. Y vino bien, dentro de todo volvió bien”, comentó.

No se valora nada

Para ambas madres Malvinas fue un dolor muy grande, y hoy sienten que no se valoró nada. “Cuando ellos volvieron heridos no tenían atención médica, los abandonaron. Yo quiero al país, pero no se hicieron responsables de ellos luego de la guerra”, expresó Rosalina. Inés no olvida su camino luego de la guerra, cómo tuvo que viajar con su hijo para que pueda ser asistido debido a sus problemas de salud. “Yo no sé leer, y tuve que viajar, pasamos momentos difíciles, sola con mi hijo enfermo que llegamos y me lo dejaron internado sin saber si iba a volver con mi hijo bien o muerto. Fueron momentos muy difíciles que pasé con él, sólo Huircapan de acá fue con otros combatientes a verlo. Ellos nos acompañaron”, expresó, recordando esa época y lo vivido con su hijo Bernardino Aguirre, quien luego falleció producto de un cáncer de huesos que se complicó con la mala alimentación durante el tiempo que estuvo en Malvinas.

Acompañamiento

Los veteranos de Puerto Madryn siempre estuvieron, “siempre juntos, ellos son los que nos acompañaron. Nada que reclamarles. Hoy en día siguen trabajando, charlan mucho, van a las escuelas, dan charlas que no dejan que se vaya el recuerdo de lo que sucedió”, comentaron ambas madres destacando que “de esta forma los chicos saben cómo fue la guerra, lo viven de otra forma, y eso es lo más importante, el mensaje que dejan nuestros veteranos”.

Hoy participarán del acto en el Monumento que recuerda a los caídos y remarcaron que este día “significa mucho, es un homenaje, uno viene a un acto para estar junto a la familia y juntos homenajearlos. Recordar a los que quedaron allá. Para mí es eso”, finalizó Rosalina junto a Inés que emocionada prefirió no agregar nada más.


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