La Justicia citó al Jefe de la Policía del Chubut por la desobediencia de los agentes

Mucha molestia de los jueces federales porque los policías convocados no van a declarar a los juicios por narcotráfico.

05 JUL 2015 - 22:10 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / Twitter: @rtobarez

Hartos de que los policías provinciales no concurran a testificar a las audiencias o de que se olviden lo que vieron en los allanamientos, los jueces del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia citaron al jefe de la fuerza, comisario mayor Rubén Cifuentes, para que explique y corrija urgente esta actitud de sus subordinados.

El enojo estalló luego de que en un juicio por narcotráfico en Comodoro, el oficial Jorge Cayul debiera ser buscado por la fuerza pública. Hay mucho malestar de los jueces Pedro de Diego, Enrique Guanziroli y Nora Cabrera de Monella con el desinterés de los uniformados, ya que su testimonio es clave para ratificar los procedimientos antinarcóticos que pueden terminar en condenas.

Por el caso en cuestión fueron condenados tres dominicanos: Joel Antonio Rodríguez, por tenencia simple de estupefacientes, a un año y seis meses de prisión efectiva y 200 pesos de multa; su madre, Cruz María Rodríguez, y Bernardo Díaz Marte, fueron sentenciados por tenencia con fines de comercialización, a cuatro años de prisión a cumplir y 2.000 pesos de multa. Los tres son nacidos en Santiago de los Caballeros. Otros cinco extranjeros fueron absueltos.

La causa se inició por una denuncia anónima a la División Drogas Peligrosas, el 13 de febrero de 2013: un dominicano vendería droga en 13 de Diciembre 973, de la ciudad petrolera.

Hubo vigilancia y seguimiento desde el 15 de febrero hasta el 1º de marzo. Se comprobó que allí vivían dominicanas, que se quedaban adentro casi sin salir, con persianas bajas. Era constante y diario el movimiento de sujetos a pie o en vehículo, que ingresaban a la reja del predio y en menos de un minuto se iban. Las visitas eran más intensas de 21 a 3.Algunos salían frotándose la nariz, mirando hacia ambos lados. Típico del menudeo de droga. Se observó a personas conocidas por la Policía, como Joel Rodríguez en su VW Gol, y a Cruz María Rodríguez en un Mazda con Bernardo Díaz. Eran claras maniobras claras de delivery, en apariencia de drogas.

Hubo allanamientos de madrugada y se hallaron fracciones de pequeños envoltorios para distribución, y anotaciones en cuadernos Gloria y papeles.

También mensajes de texto y escuchas telefónicas que revelaron el comercio de drogas. Incluso, se desenroscó el palo de un escobillón que ocultaba 20 envoltorios de nylon negro, con la punta sellada y con cocaína.

Otro hallazgo curioso fue dentro del Mazda involucrado: una media blanca con vivos rojos y azules y en su interior, un envoltorio de nylon negro con 6 envoltorios pequeños con cocaína.

Cruz María Rodríguez declaró que los cuadernos eran apuntes de su negocio y los llamados, conversaciones con Rubén, una pareja que la ayudaba en la cervecería Punta Cana. Los precios que se oyeron eran de las bebidas. Ahora vendía ropa y productos Avon. Podía hacerlo en las viviendas de las chicas que conocía, como las de 13 de diciembre y después les pasaba a cobrar.

Según el fallo, los acusados “tuvieron droga en su poder en la parte más íntima de su casa y en el auto, ya fraccionada en pequeñas dosis para su venta, en envoltorios, aptos para su preservación”. Ninguno era adicto, y la cantidad era excesiva para un uso personal y muy cara para su bolsillo y su limitada capacidad laboral.

En sus casas se incautaron elementos para preservar, fraccionar y poner en circulación la droga. “Hacen pensar en un destino de tráfico y no para satisfacer propias adicciones. Se guardaba en casas o autos para su negociación futura”.

También se encontraron pesos argentinos y dominicanos, dólares y cinta de embalar.

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05 JUL 2015 - 22:10

Por Rolando Tobarez / Twitter: @rtobarez

Hartos de que los policías provinciales no concurran a testificar a las audiencias o de que se olviden lo que vieron en los allanamientos, los jueces del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia citaron al jefe de la fuerza, comisario mayor Rubén Cifuentes, para que explique y corrija urgente esta actitud de sus subordinados.

El enojo estalló luego de que en un juicio por narcotráfico en Comodoro, el oficial Jorge Cayul debiera ser buscado por la fuerza pública. Hay mucho malestar de los jueces Pedro de Diego, Enrique Guanziroli y Nora Cabrera de Monella con el desinterés de los uniformados, ya que su testimonio es clave para ratificar los procedimientos antinarcóticos que pueden terminar en condenas.

Por el caso en cuestión fueron condenados tres dominicanos: Joel Antonio Rodríguez, por tenencia simple de estupefacientes, a un año y seis meses de prisión efectiva y 200 pesos de multa; su madre, Cruz María Rodríguez, y Bernardo Díaz Marte, fueron sentenciados por tenencia con fines de comercialización, a cuatro años de prisión a cumplir y 2.000 pesos de multa. Los tres son nacidos en Santiago de los Caballeros. Otros cinco extranjeros fueron absueltos.

La causa se inició por una denuncia anónima a la División Drogas Peligrosas, el 13 de febrero de 2013: un dominicano vendería droga en 13 de Diciembre 973, de la ciudad petrolera.

Hubo vigilancia y seguimiento desde el 15 de febrero hasta el 1º de marzo. Se comprobó que allí vivían dominicanas, que se quedaban adentro casi sin salir, con persianas bajas. Era constante y diario el movimiento de sujetos a pie o en vehículo, que ingresaban a la reja del predio y en menos de un minuto se iban. Las visitas eran más intensas de 21 a 3.Algunos salían frotándose la nariz, mirando hacia ambos lados. Típico del menudeo de droga. Se observó a personas conocidas por la Policía, como Joel Rodríguez en su VW Gol, y a Cruz María Rodríguez en un Mazda con Bernardo Díaz. Eran claras maniobras claras de delivery, en apariencia de drogas.

Hubo allanamientos de madrugada y se hallaron fracciones de pequeños envoltorios para distribución, y anotaciones en cuadernos Gloria y papeles.

También mensajes de texto y escuchas telefónicas que revelaron el comercio de drogas. Incluso, se desenroscó el palo de un escobillón que ocultaba 20 envoltorios de nylon negro, con la punta sellada y con cocaína.

Otro hallazgo curioso fue dentro del Mazda involucrado: una media blanca con vivos rojos y azules y en su interior, un envoltorio de nylon negro con 6 envoltorios pequeños con cocaína.

Cruz María Rodríguez declaró que los cuadernos eran apuntes de su negocio y los llamados, conversaciones con Rubén, una pareja que la ayudaba en la cervecería Punta Cana. Los precios que se oyeron eran de las bebidas. Ahora vendía ropa y productos Avon. Podía hacerlo en las viviendas de las chicas que conocía, como las de 13 de diciembre y después les pasaba a cobrar.

Según el fallo, los acusados “tuvieron droga en su poder en la parte más íntima de su casa y en el auto, ya fraccionada en pequeñas dosis para su venta, en envoltorios, aptos para su preservación”. Ninguno era adicto, y la cantidad era excesiva para un uso personal y muy cara para su bolsillo y su limitada capacidad laboral.

En sus casas se incautaron elementos para preservar, fraccionar y poner en circulación la droga. “Hacen pensar en un destino de tráfico y no para satisfacer propias adicciones. Se guardaba en casas o autos para su negociación futura”.

También se encontraron pesos argentinos y dominicanos, dólares y cinta de embalar.


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