Cosechó su siembra

Se trata de Daniel Pérez, el “Chacarero” de Trelew. Revivió su rica historia en el fútbol transandino, donde fue campeón con la Universidad Católica y Cobreloa. Además jugó en la “U” y vistió los colores selección chilena. Una historia de película.

Estampa de goleador. Daniel Pérez celebra uno de los tantos goles que cosechó jugando para Católica.
09 AGO 2015 - 20:47 | Actualizado

Nacer en el Vepam, un barrio de Trelew de aquellos mal denominados vulnerables, para cruzar la Cordillera de los Andes, lograr la idolatría, nacionalizarse y jugar en la Selección trasandina.

Compartir vestuario con Alexis Sánchez, David Pizarro y Jorge Valdivia, mundialistas y flamantes campeones de la Copa América. Nadie es profeta en su tierra, dicen. Pero el protagonista, lo intenta. Busca dejar una nueva huella.

Tras esa singladura reservada a un acotado puñado de jugadores de la región, Daniel Pérez, el “Chacarero”, regresó a su tierra natal. En los últimos años, dirige en el ámbito de la Liga del Valle (actual DT de Gaiman), sin que le desvelen los títulos.

“Haber defendido los colores de la tierra de mi viejo es el máximo orgullo de mi vida. Pero, desde mi nuevo lugar, lograr que un pibe estudie y trabaje es más importante que un título”, afirmó Pérez, en charla con Jornada.

“Si no viviste eso, como es mi caso, es difícil enseñarlo. Como agradecido que soy, trato de devolverle a la vida y a Dios todo lo que me han dado, que es mucho más de lo que pedí. Como tuve la suerte de tener llegada a los chicos, me hizo estar a diario con ellos, tratar de que dejen los hábitos son malos, me tienen considerado un referente deportivo”, acotó.

Ese rol de referente al cual el “Chacarero” alude, se construyó en Chile, donde supo construir una trayectoria poco frecuente en otro futbolista local. Luego de un paso con campeonato con Soltex (extinto club), fue captado por Carlos Peralta, hombre fuerte de la CAI de Comodoro.

Tras convertirse allí en un delantero referencial, el destino le abría las puertas de par en par del suelo trasandino, a mediados de 1999.

“Fue algo fortuito. Un muchacho no puede ir por razones particulares. Queda un pasaje; todos en la CAI sabían que ese era mi sueño: ir a Chile. Marcelo Fuentes (actual DT de Brown) me sube al viaje”, relató con mezclas iguales de nostalgia y entusiasmo. “Vamos a Católica, donde mi función era acompañar la delegación de la Sub 15, como referente en Primera. La misión era cuidarlos para que no pasara nada en otro país”, acotó.

“Al tercer día, Fuentes logra que yo haga una prueba con la Sub 23 de la Católica. Estaba afiladísimo. Empiezo a hacer goles y goles y goles. Me suben a probarme con el primer equipo. Fueron los tres meses más importantes de mi vida. Quedé y me ceden al Everton, en Primera”, remarcó.

En su ruta, tras esa cesión, emerge un hombre que le marcará su historia: Juvenal Olmos. Bajo su batuta, Daniel Pérez consiguió su primer título en Chile, con la UC (Apertura 2002), convirtiendo en la final ante Rangers, tanto en la ida (1-1) como en la vuelta (4-0). “Juvenal tenía el cupo cubierto de extranjeros. Cuando me ve jugar, da de baja un cupo y me suma. Fue mi padre futbolístico en Chile, me dio la oportunidad de lo que soy”, relató.

“En Católica, por ejemplo, soy socio vitalicio y tengo entrada vitalicia al estadio San Carlos de Apoquindo. Me encuentro con mis excompañeros. Con Arturo Norambuena, conformamos una dupla que estadísticamente esta casi a la par de la de Gorosito-”Beto” Acosta”, relató. Tiempo después, cosechó su segunda corona (Clausura ‘04), jugando para Cobreloa (allí conoció a Alexis Sánchez), ante Unión Española, con un tanto en la final de ida (3-1, que también fue el marcador global). Olmos, nombrado DT de la Selección, convocó en 2005 al “Chaca”, para el amistoso del 9/2 ante Ecuador. De titular, compartió cancha con Pizarro, Valdivia y Mark González. “Fue aceptable el partido que tuve. Luego, hubo citaciones por eliminatorias ante Uruguay y Paraguay, pero no entré. Y me tocó una gira por Estados Unidos y China. Disfrutaba absolutamente todo el doble, también con los clubes donde jugué. Disputé Libertadores, Sudamericana, Mercosur. Era todo nuevo para mí”. puntualizó.

El 2006, lo encontró en la Universidad de Chile, con Marcelo Salas. A los dos años por añoranzas familiares, consideró que era momento de emprender el regreso. “Sufrí la envidia, el antichilenismo, el que te digan vendepatria y se metan con la familia acá. Lo sigo asumiendo como un error, pero no me puedo quejar de lo que la vida me ha dado. Ahora, me preparó para dirigir en Chile u otra provincia. Entro a los barrios a reclutar jugadores, a alejarlos de los malos vicios, a formarlos en las bases, partiendo de lo humano”, remató.

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Estampa de goleador. Daniel Pérez celebra uno de los tantos goles que cosechó jugando para Católica.
09 AGO 2015 - 20:47

Nacer en el Vepam, un barrio de Trelew de aquellos mal denominados vulnerables, para cruzar la Cordillera de los Andes, lograr la idolatría, nacionalizarse y jugar en la Selección trasandina.

Compartir vestuario con Alexis Sánchez, David Pizarro y Jorge Valdivia, mundialistas y flamantes campeones de la Copa América. Nadie es profeta en su tierra, dicen. Pero el protagonista, lo intenta. Busca dejar una nueva huella.

Tras esa singladura reservada a un acotado puñado de jugadores de la región, Daniel Pérez, el “Chacarero”, regresó a su tierra natal. En los últimos años, dirige en el ámbito de la Liga del Valle (actual DT de Gaiman), sin que le desvelen los títulos.

“Haber defendido los colores de la tierra de mi viejo es el máximo orgullo de mi vida. Pero, desde mi nuevo lugar, lograr que un pibe estudie y trabaje es más importante que un título”, afirmó Pérez, en charla con Jornada.

“Si no viviste eso, como es mi caso, es difícil enseñarlo. Como agradecido que soy, trato de devolverle a la vida y a Dios todo lo que me han dado, que es mucho más de lo que pedí. Como tuve la suerte de tener llegada a los chicos, me hizo estar a diario con ellos, tratar de que dejen los hábitos son malos, me tienen considerado un referente deportivo”, acotó.

Ese rol de referente al cual el “Chacarero” alude, se construyó en Chile, donde supo construir una trayectoria poco frecuente en otro futbolista local. Luego de un paso con campeonato con Soltex (extinto club), fue captado por Carlos Peralta, hombre fuerte de la CAI de Comodoro.

Tras convertirse allí en un delantero referencial, el destino le abría las puertas de par en par del suelo trasandino, a mediados de 1999.

“Fue algo fortuito. Un muchacho no puede ir por razones particulares. Queda un pasaje; todos en la CAI sabían que ese era mi sueño: ir a Chile. Marcelo Fuentes (actual DT de Brown) me sube al viaje”, relató con mezclas iguales de nostalgia y entusiasmo. “Vamos a Católica, donde mi función era acompañar la delegación de la Sub 15, como referente en Primera. La misión era cuidarlos para que no pasara nada en otro país”, acotó.

“Al tercer día, Fuentes logra que yo haga una prueba con la Sub 23 de la Católica. Estaba afiladísimo. Empiezo a hacer goles y goles y goles. Me suben a probarme con el primer equipo. Fueron los tres meses más importantes de mi vida. Quedé y me ceden al Everton, en Primera”, remarcó.

En su ruta, tras esa cesión, emerge un hombre que le marcará su historia: Juvenal Olmos. Bajo su batuta, Daniel Pérez consiguió su primer título en Chile, con la UC (Apertura 2002), convirtiendo en la final ante Rangers, tanto en la ida (1-1) como en la vuelta (4-0). “Juvenal tenía el cupo cubierto de extranjeros. Cuando me ve jugar, da de baja un cupo y me suma. Fue mi padre futbolístico en Chile, me dio la oportunidad de lo que soy”, relató.

“En Católica, por ejemplo, soy socio vitalicio y tengo entrada vitalicia al estadio San Carlos de Apoquindo. Me encuentro con mis excompañeros. Con Arturo Norambuena, conformamos una dupla que estadísticamente esta casi a la par de la de Gorosito-”Beto” Acosta”, relató. Tiempo después, cosechó su segunda corona (Clausura ‘04), jugando para Cobreloa (allí conoció a Alexis Sánchez), ante Unión Española, con un tanto en la final de ida (3-1, que también fue el marcador global). Olmos, nombrado DT de la Selección, convocó en 2005 al “Chaca”, para el amistoso del 9/2 ante Ecuador. De titular, compartió cancha con Pizarro, Valdivia y Mark González. “Fue aceptable el partido que tuve. Luego, hubo citaciones por eliminatorias ante Uruguay y Paraguay, pero no entré. Y me tocó una gira por Estados Unidos y China. Disfrutaba absolutamente todo el doble, también con los clubes donde jugué. Disputé Libertadores, Sudamericana, Mercosur. Era todo nuevo para mí”. puntualizó.

El 2006, lo encontró en la Universidad de Chile, con Marcelo Salas. A los dos años por añoranzas familiares, consideró que era momento de emprender el regreso. “Sufrí la envidia, el antichilenismo, el que te digan vendepatria y se metan con la familia acá. Lo sigo asumiendo como un error, pero no me puedo quejar de lo que la vida me ha dado. Ahora, me preparó para dirigir en Chile u otra provincia. Entro a los barrios a reclutar jugadores, a alejarlos de los malos vicios, a formarlos en las bases, partiendo de lo humano”, remató.


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