Condenan a un exmiembro de Prefectura por cobrar una multa en Rawson y quedarse con la plata

Fabio Solari era responsable de la Sección Sumarios en Puerto Rawson. En 2007 por una infracción le cobró más de 5 mil pesos a un patrón de pesca en la capital. Pero falsificó recibos y el dinero no entró a la cuenta oficial. Le dieron dos años de prisión en suspenso y 150 horas de trabajo comunitario.

Multa. Una postal de Puerto Rawson, escenario de un engaño.
24 NOV 2015 - 22:10 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / Twitter: @rtobarez

El marinero Fabio Enrique Solari fue condenado a dos años de prisión en suspenso por estafa y falsificación de documento público. El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia consideró probado que se quedó con la plata de una multa falsificando recibos.

Solari tiene 47 años y vive en el barrio Comercio II de Rawson. Deberá realizar 150 horas de trabajos no remunerados a favor del Estado o de una institución de bien público y quedó inhabilitado por el doble tiempo de la condena para la función pública.

Era suboficial encargado de la Sección Sumarios de la Prefectura Naval de Rawson. Los días 29 de mayo, 5 de julio, 7 de agosto, 4 de setiembre y 19 de noviembre de 2007, le cobró cuotas de 1.019,59 pesos en efectivo cada una al patrón de pesca Marcelo Alejandro Ramos. Estos 5.297,95 pesos fueron una multa marítima por pescar con el Neptunia I en una posición incorrecta.

Solari –entrerriano- le dio al infractor recibos provisorios como comprobantes de pago. Pero esa plata no ingresó en la cuenta oficial que Prefectura usa para el depósito de multas. El cobro se realizó en la sede capitalina y a los recibos los inventó el propio Solari. Incluyó membrete y sellos de la institución pero no oficiales. “Esas acciones no formaban parte del procedimiento normal y regular que usaba la Prefectura Naval Argentina para cobrar multas por infracciones marítimas”, advierte el fallo.

El condenado era funcionario público y por su cargo conocía el procedimiento a seguir. Solari no tenía, administraba, custodiaba ni cobraba dinero porque no trabajaba en la oficina recaudadora. Se desempeñaba en la Sección Sumarios, donde no se manejaba plata.

Si bien el patrón de pesca debía pagar esas cuotas en la Prefectura de Rawson, “la ilicitud es que pagó con error, a la persona equivocada, en la oficina equivocada. En ese error fue guiado deliberadamente por Solari, quien con su jerarquía y experiencia conocía perfectamente el procedimiento a seguir. En su oficina tramitaba el sumario y se practicaba la liquidación de la sanción, pero el cobro debió hacerse en la oficina recaudadora o Sección Intendencia habilitada a tales efectos”.

“Abusando de su posición laboral –dice la sentencia-, se arrogó ante el infractor facultades de percepción de dineros y de expedición de comprobantes consecuentes, provocando un error en Ramos, que abona la multa impuesta creyendo que lo está haciendo de manera correcta para su ingreso a las arcas del Estado cuando en realidad lo estaba haciendo a un infiel empleado de la fuerza de seguridad”.La perjudicada fue la administración pública porque se afectó su patrimonio ya que no le ingresó el dinero que debía ingresar.

La maniobra fue posible porque Solari tenía acceso al sumario, y a sellos y papelería. “Contaba con la experiencia, aptitud y pericia para hacerlo”, escribieron los jueces. “El ardid superó el mero incumplimiento administrativo, configuró una artimaña pensada, compleja, de cierta permanencia en el tiempo que posibilitó desapoderar fondos de un particular con destino al Estado Nacional y el beneficio patrimonial para el imputado”.

Solari confeccionó recibos falsos que acreditaban el pago, entregándolos a Ramos como verdadero: una falsedad con membrete y sellos de Prefectura. “Creó un documento completo, idóneo para engañar a Ramos pero como bien dijeron todos los testigos escuchados, antiguos compañeros de trabajo, dichos recibos no tenían numeración correlativa ni afectación específica, porque estaban fuera del circuito regular, más allá de las apariencias”.

El TOF consideró que Solari abusó de su cargo con Ramos y practicó la liquidación. “Lo indujo a abonarle dinero evitando el procedimiento regular, apropiándose de caudales que debían ingresar a la administración pública. Para completar su accionar omitió todo movimiento registral en el sistema informático y en los libros de movimientos de sumarios, y expidió recibos falsos de pago. El procesado, por su trayectoria en la Prefectura, por su jerarquía y experiencia, no podía ignorar el carácter ilegítimo y delictivo de sus acciones. Actuó con conocimiento y voluntad”.

Sabía que la plata no era suya, que perjudicaría a la fuerza pero igual tuvo voluntad para provocar el error en Ramos para que le pagara a él y privar a los fondos de su destino real.

Solari admitió los hechos pero aseguró que en 20 años de trabajo fue la única vez que sucedió. “Vio truncada su carrera. Defraudó a la Prefectura como funcionario pero siempre dio lo mejor”. En 2011 fue dado de baja. El infractor, Ramos, “se sintió defraudado y estafado”.

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Multa. Una postal de Puerto Rawson, escenario de un engaño.
24 NOV 2015 - 22:10

Por Rolando Tobarez / Twitter: @rtobarez

El marinero Fabio Enrique Solari fue condenado a dos años de prisión en suspenso por estafa y falsificación de documento público. El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia consideró probado que se quedó con la plata de una multa falsificando recibos.

Solari tiene 47 años y vive en el barrio Comercio II de Rawson. Deberá realizar 150 horas de trabajos no remunerados a favor del Estado o de una institución de bien público y quedó inhabilitado por el doble tiempo de la condena para la función pública.

Era suboficial encargado de la Sección Sumarios de la Prefectura Naval de Rawson. Los días 29 de mayo, 5 de julio, 7 de agosto, 4 de setiembre y 19 de noviembre de 2007, le cobró cuotas de 1.019,59 pesos en efectivo cada una al patrón de pesca Marcelo Alejandro Ramos. Estos 5.297,95 pesos fueron una multa marítima por pescar con el Neptunia I en una posición incorrecta.

Solari –entrerriano- le dio al infractor recibos provisorios como comprobantes de pago. Pero esa plata no ingresó en la cuenta oficial que Prefectura usa para el depósito de multas. El cobro se realizó en la sede capitalina y a los recibos los inventó el propio Solari. Incluyó membrete y sellos de la institución pero no oficiales. “Esas acciones no formaban parte del procedimiento normal y regular que usaba la Prefectura Naval Argentina para cobrar multas por infracciones marítimas”, advierte el fallo.

El condenado era funcionario público y por su cargo conocía el procedimiento a seguir. Solari no tenía, administraba, custodiaba ni cobraba dinero porque no trabajaba en la oficina recaudadora. Se desempeñaba en la Sección Sumarios, donde no se manejaba plata.

Si bien el patrón de pesca debía pagar esas cuotas en la Prefectura de Rawson, “la ilicitud es que pagó con error, a la persona equivocada, en la oficina equivocada. En ese error fue guiado deliberadamente por Solari, quien con su jerarquía y experiencia conocía perfectamente el procedimiento a seguir. En su oficina tramitaba el sumario y se practicaba la liquidación de la sanción, pero el cobro debió hacerse en la oficina recaudadora o Sección Intendencia habilitada a tales efectos”.

“Abusando de su posición laboral –dice la sentencia-, se arrogó ante el infractor facultades de percepción de dineros y de expedición de comprobantes consecuentes, provocando un error en Ramos, que abona la multa impuesta creyendo que lo está haciendo de manera correcta para su ingreso a las arcas del Estado cuando en realidad lo estaba haciendo a un infiel empleado de la fuerza de seguridad”.La perjudicada fue la administración pública porque se afectó su patrimonio ya que no le ingresó el dinero que debía ingresar.

La maniobra fue posible porque Solari tenía acceso al sumario, y a sellos y papelería. “Contaba con la experiencia, aptitud y pericia para hacerlo”, escribieron los jueces. “El ardid superó el mero incumplimiento administrativo, configuró una artimaña pensada, compleja, de cierta permanencia en el tiempo que posibilitó desapoderar fondos de un particular con destino al Estado Nacional y el beneficio patrimonial para el imputado”.

Solari confeccionó recibos falsos que acreditaban el pago, entregándolos a Ramos como verdadero: una falsedad con membrete y sellos de Prefectura. “Creó un documento completo, idóneo para engañar a Ramos pero como bien dijeron todos los testigos escuchados, antiguos compañeros de trabajo, dichos recibos no tenían numeración correlativa ni afectación específica, porque estaban fuera del circuito regular, más allá de las apariencias”.

El TOF consideró que Solari abusó de su cargo con Ramos y practicó la liquidación. “Lo indujo a abonarle dinero evitando el procedimiento regular, apropiándose de caudales que debían ingresar a la administración pública. Para completar su accionar omitió todo movimiento registral en el sistema informático y en los libros de movimientos de sumarios, y expidió recibos falsos de pago. El procesado, por su trayectoria en la Prefectura, por su jerarquía y experiencia, no podía ignorar el carácter ilegítimo y delictivo de sus acciones. Actuó con conocimiento y voluntad”.

Sabía que la plata no era suya, que perjudicaría a la fuerza pero igual tuvo voluntad para provocar el error en Ramos para que le pagara a él y privar a los fondos de su destino real.

Solari admitió los hechos pero aseguró que en 20 años de trabajo fue la única vez que sucedió. “Vio truncada su carrera. Defraudó a la Prefectura como funcionario pero siempre dio lo mejor”. En 2011 fue dado de baja. El infractor, Ramos, “se sintió defraudado y estafado”.


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