Argentina consolida su soberanía antártica con la ciencia

El registro histórico del cambio climático, el descubrimiento de bacterias que abren la puerta a nuevos medicamentos o los microorganismos que sustentan la riqueza ictícola del Atlántico Sur son parte de las investigaciones que científicos argentinos desarrollan en alguna de las 13 bases que el país sostiene en la Antártida.

Antártida y Ciencia Argentinas. Como las islas Malvinas...
13 ENE 2016 - 16:40 | Actualizado

Protegido por el Tratado Antártico de 1959, ningún país puede explotar sus recursos naturales u ocupar el continente polar con fuerzas militares hasta que se resuelva en ese foro internacional la cuestión de los derechos soberanos de países como la Argentina y los reclamos de otros estados sobre parte de su territorio.

En este sentido, “el concepto de soberanía aplicable a la Antártida es el de lo propio, el de lo que nos pertenece; a esto se suma un concepto que los argentinos estamos asumiendo y que los británicos tienen muy incorporado que es que el mar también es territorio”, dijo en diálogo con Télam el director Nacional del Antártico, Mariano Memolli.

“El despliegue argentino en la Antártida es de los más importantes: ocupamos ese continente mucho antes que cualquiera, desde 1904, y no lo hicimos con una colonización militar sino con una ocupación civil y científica”, recordó.

El investigador explicó que “el Tratado Antártico declara a ese continente como destinado a la ciencia", y destacó que "la ciencia es una de las herramientas para consagrar el interés de un país en un territorio, cosa que se cuantifica en la cantidad de investigadores y trabajos científicos que se pueden sostener allí”.

“La logística para sostener esos desarrollos científicos está a cargo de las Fuerzas Armadas, que sólo pueden cumplir ese rol porque la Antártida es un territorio desmilitarizado, dónde no pueden utilizarse armas”, aclaró.

Memolli ejemplificó que “la construcción de soberanía antártica por parte de Argentina es a través del trabajo científico y la protección ambiental", y en este sentido recordó que cuando en la Cumbre del Clima de París COP21 celebrada en diciembre pasado se discutió el calentamiento global, "Alemania presentó un relevamiento de largo plazo llevado adelante por un equipo de argentinos y alemanes en la base antártica Carlini, de nuestro país”.

“Lo que estamos haciendo ahora es conocer científicamente la Antártida para establecer qué recursos hay allí y cuál es la manera más conveniente de cuidarlos. La Antártida es una gran formadora de climas y si queremos que el mundo siga teniendo más o menos las mismas temperaturas que ahora, hay que protegerla celosamente”, afirmó.

El funcionario subrayó que “la investigación científica es imprescindible a pesar de que a veces la vinculación con nuestra vida cotidiana no sea directa; por ejemplo, en un momento se descubrió que había bacterias en la Antártida y estudiándolas se descifró su genoma, y eso permitió identificar enzimas y proteínas que pueden ser utilizadas en medicamentos”.

“La mayoría de los caladeros de pesca del mundo están devastados por la sobreexplotación y el único lugar dónde ese daño no se registra es en la confluencia de las aguas antárticas con el Atlántico Sur, dónde a pesar de la pesca intensiva se mantiene un nivel de riqueza ictícola; la investigación de esas condiciones de la naturaleza y su protección es otra de las responsabilidades que tiene en la Antártida nuestro país”, precisó.

“Durante años Argentina no miró hacia el mar, pero de 1983 para acá, en mayor o menor intensidad, todos los gobiernos tuvieron políticas antárticas, que es algo más grande que ir a sacarse la foto de protocolo. Y eso es fundamental en la construcción de una política pública de largo plazo”, concluyó Memolli.

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13 ENE 2016 - 16:40

Protegido por el Tratado Antártico de 1959, ningún país puede explotar sus recursos naturales u ocupar el continente polar con fuerzas militares hasta que se resuelva en ese foro internacional la cuestión de los derechos soberanos de países como la Argentina y los reclamos de otros estados sobre parte de su territorio.

En este sentido, “el concepto de soberanía aplicable a la Antártida es el de lo propio, el de lo que nos pertenece; a esto se suma un concepto que los argentinos estamos asumiendo y que los británicos tienen muy incorporado que es que el mar también es territorio”, dijo en diálogo con Télam el director Nacional del Antártico, Mariano Memolli.

“El despliegue argentino en la Antártida es de los más importantes: ocupamos ese continente mucho antes que cualquiera, desde 1904, y no lo hicimos con una colonización militar sino con una ocupación civil y científica”, recordó.

El investigador explicó que “el Tratado Antártico declara a ese continente como destinado a la ciencia", y destacó que "la ciencia es una de las herramientas para consagrar el interés de un país en un territorio, cosa que se cuantifica en la cantidad de investigadores y trabajos científicos que se pueden sostener allí”.

“La logística para sostener esos desarrollos científicos está a cargo de las Fuerzas Armadas, que sólo pueden cumplir ese rol porque la Antártida es un territorio desmilitarizado, dónde no pueden utilizarse armas”, aclaró.

Memolli ejemplificó que “la construcción de soberanía antártica por parte de Argentina es a través del trabajo científico y la protección ambiental", y en este sentido recordó que cuando en la Cumbre del Clima de París COP21 celebrada en diciembre pasado se discutió el calentamiento global, "Alemania presentó un relevamiento de largo plazo llevado adelante por un equipo de argentinos y alemanes en la base antártica Carlini, de nuestro país”.

“Lo que estamos haciendo ahora es conocer científicamente la Antártida para establecer qué recursos hay allí y cuál es la manera más conveniente de cuidarlos. La Antártida es una gran formadora de climas y si queremos que el mundo siga teniendo más o menos las mismas temperaturas que ahora, hay que protegerla celosamente”, afirmó.

El funcionario subrayó que “la investigación científica es imprescindible a pesar de que a veces la vinculación con nuestra vida cotidiana no sea directa; por ejemplo, en un momento se descubrió que había bacterias en la Antártida y estudiándolas se descifró su genoma, y eso permitió identificar enzimas y proteínas que pueden ser utilizadas en medicamentos”.

“La mayoría de los caladeros de pesca del mundo están devastados por la sobreexplotación y el único lugar dónde ese daño no se registra es en la confluencia de las aguas antárticas con el Atlántico Sur, dónde a pesar de la pesca intensiva se mantiene un nivel de riqueza ictícola; la investigación de esas condiciones de la naturaleza y su protección es otra de las responsabilidades que tiene en la Antártida nuestro país”, precisó.

“Durante años Argentina no miró hacia el mar, pero de 1983 para acá, en mayor o menor intensidad, todos los gobiernos tuvieron políticas antárticas, que es algo más grande que ir a sacarse la foto de protocolo. Y eso es fundamental en la construcción de una política pública de largo plazo”, concluyó Memolli.


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