El que se fue de Sevilla, se perdió en L´Hospitalet

Me gusta la idea y se me representa de que al mismo tiempo, en todas las latitudes del planeta, hay mediadores mediando. A toda hora, meridianos incluidos, husos horarios, lenguas, instituciones, hombres y mujeres, están mediando.

26 MAR 2016 - 15:51 | Actualizado

Aquí en el sur, en el norte, en el centro, al este y al oeste, cruzando los grandes mares, hay conflictos. En todo lugar hay mediadores ayudando a que las personas puedan solucionar por sí mismas, aceptando escucharse y conocerse, dialogando, encontrar un punto en que la disputa cese. Encontrar aquello que pueda satisfacer a ambas partes y, además, haya sido edificado por ellos mismos.

Además de imaginarme esto, resulta motivador que tantas instituciones con mediadores deseosos de que se conozca y se divulgue la mediación, se afanen en organizar encuentros con ese fin.

Así es como se reunieron en Sevilla más de un centenar de mediadores de diferentes latitudes, en la Universidad de Loyola, y cobijados por el Foro Internacional de Mediadores Profesionales. Un evento, previo a la Semana Santa, abierto a todos aquellos que estuvieran deseosos de conocer y hacer de la mediación un espacio interdisciplinario, profesional, y colaborador en la construcción de vínculos no sólo pacíficos, sino afectuosos y alegres.

Por eso es que allí se trabajó sobre los abordajes de mediación en diferentes instituciones de España, Argentina, México, Costa Rica, Brasil y Rusia. Temas como la resiliencia, la ética, capacitación, mediación y medios informáticos, el juego y la magia como herramientas de diseño de soluciones. La mediación penal, familiar y comunitaria, se abordaron en diferentes metodologías, paneles, conferencias y talleres durante tres días.

Como digo, en una previa de la Semana Santa, justamente en Sevilla, en Andalucía, donde es conocida la religiosidad de sus habitantes. La Semana Santa en Sevilla, con sus procesiones, sus rutas, los pasos y los costaleros llevando a la Virgen y el canto de la famosa saeta. Entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, se realizan estas procesiones, con sus recorridos debidamente diagramados.

Es una fiesta transitar hacia lo que significa el perdón, la aceptación, y la posibilidad de una vida nueva. Porque siempre hay posibilidad de mirarnos a nosotros mismos y cambiar, y aceptar el cambio en los otros. Proponer cambios, positivos, que sean inclusivos y amplios. Vincularse con aceptación y reconocimiento del otro como legítimo otro, es parte de la celebración de la Semana Santa, más allá de todo credo.

Y cómo no era suficiente los catalanes, en una ciudad que contiene la densidad demográfica más alta de Europa, y una multiculturalidad asombrosa, su Ayuntamiento organizó una jornada de celebración de 10 años de Mediación Comunitaria en L´Hospitalet de Llobregat, cuyo leit motiv fue “El conflicto como oportunidad”.

Una jornada intensa de desande de la mediación comunitaria y la implicancia del Poder Judicial en su abordaje, un panel con referentes de la academia y la experiencia en un diálogo mutuo y con los asistentes, para rematar con el arte.

“La mirada del otro” es una obra de teatro que lleva al escenario una historia real. La historia de una familia que pierde a un miembro, al padre, víctima del movimiento ETA. Esta familia, una de sus hijas más precisamente, y el victimario, juzgado y condenado, formaron parte de una proyecto de mediación restaurativa. Transitaron un proceso de mediación. Este Proceso de Mediación es llevado al escenario. Tres actores representando a la mediadora, la hija y el victimario. Una puesta escenográfica con elementos precisos. Un libreto, verídico, que por momentos reproduce imágenes reales y la voz de los verdaderos protagonistas. Sí, pone la piel de gallina. Culminada la obra y, cuando uno aún está temblando de emoción, los actores comparten con el público, lo que el público desee conocer, y coordinado por dos mediadoras del equipo de Mediación Comunitaria del Ayuntamiento de Hospitalet. Una obra y una puesta, arrojada, valiente, y una forma de contar que se puede recordar, restaurar, perdonar, y trabajar para que no suceda más, aquello que como sociedad se desea que no vuelva a ocurrir.

Mientras latente estaba otro atentando en Europa, esto también sucedía y se vivía.

Así como hay almas y corazones trabajando para la paz, también las hay que no, aún cuando evidente, lo verbalizo.

Como creo y confío en lo cotidiano, en lo de cada día, donde está la construcción vital, amorosa, generosa, de crecimiento personal, de pedir y dar. Esa es mi esperanza.

“El horizonte es una línea que separa el cielo de la tierra y nos enseña que podemos mirar muy lejos… Se puede mirar desde una ventana, aunque se recomienda salir al campo para verlo. Es una ilusión que en realidad existe. La esperanza vive allí. Si quieres verla cierra los ojos; entonces sabrás que lo que está cerca o lejos depende de ti. Al abrirlos, verás que el horizonte es una línea que une el cielo con la tierra”, de Recetas de Lluvia y Azúcar.

Por Daniela Patricia Almirón (*)

En Twitter: @almirond

(*) Daniela Patricia Almirón es abogada-mediadora

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26 MAR 2016 - 15:51

Aquí en el sur, en el norte, en el centro, al este y al oeste, cruzando los grandes mares, hay conflictos. En todo lugar hay mediadores ayudando a que las personas puedan solucionar por sí mismas, aceptando escucharse y conocerse, dialogando, encontrar un punto en que la disputa cese. Encontrar aquello que pueda satisfacer a ambas partes y, además, haya sido edificado por ellos mismos.

Además de imaginarme esto, resulta motivador que tantas instituciones con mediadores deseosos de que se conozca y se divulgue la mediación, se afanen en organizar encuentros con ese fin.

Así es como se reunieron en Sevilla más de un centenar de mediadores de diferentes latitudes, en la Universidad de Loyola, y cobijados por el Foro Internacional de Mediadores Profesionales. Un evento, previo a la Semana Santa, abierto a todos aquellos que estuvieran deseosos de conocer y hacer de la mediación un espacio interdisciplinario, profesional, y colaborador en la construcción de vínculos no sólo pacíficos, sino afectuosos y alegres.

Por eso es que allí se trabajó sobre los abordajes de mediación en diferentes instituciones de España, Argentina, México, Costa Rica, Brasil y Rusia. Temas como la resiliencia, la ética, capacitación, mediación y medios informáticos, el juego y la magia como herramientas de diseño de soluciones. La mediación penal, familiar y comunitaria, se abordaron en diferentes metodologías, paneles, conferencias y talleres durante tres días.

Como digo, en una previa de la Semana Santa, justamente en Sevilla, en Andalucía, donde es conocida la religiosidad de sus habitantes. La Semana Santa en Sevilla, con sus procesiones, sus rutas, los pasos y los costaleros llevando a la Virgen y el canto de la famosa saeta. Entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, se realizan estas procesiones, con sus recorridos debidamente diagramados.

Es una fiesta transitar hacia lo que significa el perdón, la aceptación, y la posibilidad de una vida nueva. Porque siempre hay posibilidad de mirarnos a nosotros mismos y cambiar, y aceptar el cambio en los otros. Proponer cambios, positivos, que sean inclusivos y amplios. Vincularse con aceptación y reconocimiento del otro como legítimo otro, es parte de la celebración de la Semana Santa, más allá de todo credo.

Y cómo no era suficiente los catalanes, en una ciudad que contiene la densidad demográfica más alta de Europa, y una multiculturalidad asombrosa, su Ayuntamiento organizó una jornada de celebración de 10 años de Mediación Comunitaria en L´Hospitalet de Llobregat, cuyo leit motiv fue “El conflicto como oportunidad”.

Una jornada intensa de desande de la mediación comunitaria y la implicancia del Poder Judicial en su abordaje, un panel con referentes de la academia y la experiencia en un diálogo mutuo y con los asistentes, para rematar con el arte.

“La mirada del otro” es una obra de teatro que lleva al escenario una historia real. La historia de una familia que pierde a un miembro, al padre, víctima del movimiento ETA. Esta familia, una de sus hijas más precisamente, y el victimario, juzgado y condenado, formaron parte de una proyecto de mediación restaurativa. Transitaron un proceso de mediación. Este Proceso de Mediación es llevado al escenario. Tres actores representando a la mediadora, la hija y el victimario. Una puesta escenográfica con elementos precisos. Un libreto, verídico, que por momentos reproduce imágenes reales y la voz de los verdaderos protagonistas. Sí, pone la piel de gallina. Culminada la obra y, cuando uno aún está temblando de emoción, los actores comparten con el público, lo que el público desee conocer, y coordinado por dos mediadoras del equipo de Mediación Comunitaria del Ayuntamiento de Hospitalet. Una obra y una puesta, arrojada, valiente, y una forma de contar que se puede recordar, restaurar, perdonar, y trabajar para que no suceda más, aquello que como sociedad se desea que no vuelva a ocurrir.

Mientras latente estaba otro atentando en Europa, esto también sucedía y se vivía.

Así como hay almas y corazones trabajando para la paz, también las hay que no, aún cuando evidente, lo verbalizo.

Como creo y confío en lo cotidiano, en lo de cada día, donde está la construcción vital, amorosa, generosa, de crecimiento personal, de pedir y dar. Esa es mi esperanza.

“El horizonte es una línea que separa el cielo de la tierra y nos enseña que podemos mirar muy lejos… Se puede mirar desde una ventana, aunque se recomienda salir al campo para verlo. Es una ilusión que en realidad existe. La esperanza vive allí. Si quieres verla cierra los ojos; entonces sabrás que lo que está cerca o lejos depende de ti. Al abrirlos, verás que el horizonte es una línea que une el cielo con la tierra”, de Recetas de Lluvia y Azúcar.

Por Daniela Patricia Almirón (*)

En Twitter: @almirond

(*) Daniela Patricia Almirón es abogada-mediadora


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