La incierta economía global, en la mira del G-7

Los líderes de los siete países más industrializados del mundo inauguraron hoy la cumbre del G7 en la localidad de Ise, en Japón, donde pusieron el foco en cómo relanzar el lento crecimiento económico mundial y apostaron por aplicar estímulos fiscales y reformas en función de la situación de cada nación.

Un momento relajado de la importante cumbre en el Extremo Oriente.
26 MAY 2016 - 13:12 | Actualizado

Más allá de Barack Obama como figura centelleante en su histórica gira por Asia y su inminente visita de mañana a Hiroshima, los demás mandatarios también quisieron su protagonismo en una jornada que quedó marcada por el debate de la economía a gran escala.

Los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido coincidieron hoy en su diagnóstico de la coyuntura económica, que definen como "de incertidumbre creciente" debido a factores como la ralentización de China y de otros países emergentes o la caída de los precios del petróleo, informó la agencia de noticias EFE.

Fue el anfitrión, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien tiró la primera piedra al comparar el panorama económico actual con el escenario de crisis global que dejó la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, en 2008, un dato desalentador con el que procuró conseguir un paquete coordinado entre las potencias que logre el estímulo fiscal.

En declaraciones a la cadena pública japonesa NHK, Abe explicó que durante el encuentro con los líderes de las otras seis economías más desarrolladas y de la Unión Europea (UE) quiso dejar clara la postura nipona sobre los riesgos que encara la economía mundial.

Y habló de los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre precios de productos primarios que cayeron un 55 por ciento interanual con respecto a 2014, cuando la ralentización de China y los emergentes comenzó a aflorar.

El dato es similar al hundimiento de la demanda que se registró en 2008 cuando el banco de inversión estadounidense se declaró en bancarrota y desató una crisis financiera global.

Pero Abe, que no está pasando por su mejor momento por los resultados poco favorables de su programa de inyección de liquidez bautizado como "Abenomics", no encontró eco sobre un programa coyuntural de inyección de fondos global.

La negativa más profusa vino de Alemania, que se opone a los paquetes de estímulo y también del Reino Unido, cuyo líder, David Cameron espera en estos días un fuerte respaldo público a la permanencia británica en la UE.

Ambos países se mostraron partidarios de la disciplina presupuestaria y de las reformas estructurales con vistas a incrementar la competitividad. Aunque sí Japón consiguió más comprensión por parte de Estados Unidos y Canadá que ayudarían a potenciar la demanda.

Merkel, señaló, sin embargo, que el grupo acordó aprobar "una iniciativa económica común" con medidas de política monetaria y subrayó que las posibilidades son limitadas: "Creo que aquí no se puede hacer mucho más respetando la independencia de los bancos centrales".

"El mundo tiene un cierto crecimiento estable, pero hay puntos débiles, sobre todo en los países emergentes, y hay una serie de riesgos", zanjó la alemana.

Hoy, los siete apostaron a aplicar estímulos fiscales y reformas estructurales en función de la situación de cada país, como receta común para dejar atrás la actual incertidumbre económica global y volver al camino del crecimiento, en un mensaje unificado sobre política económica.

Según la agencia de noticias DPA, también se acordó un pronunciamiento contra el proteccionismo y a favor del rápido avance en las negociaciones del tratado de libre comercio entre la UE y Estados Unidos (TTIP).

Como para salir del escollo que suponen los intereses particulares de cada nación, al término de la cumbre, el grupo no subrayó apuestas claras en materia de economía global sino que declaró utilizar políticas fiscales, monetarias y estructurales de manera "combinada y equilibrada" de cara a sustentar la recuperación, anunció la agencia EFE.

Si bien la economía se llevó la atención de casi toda la jornada, el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, reclamó hoy a las grandes naciones industrializadas más dinero para ayudar a los refugiados.

"Esperamos de la comunidad internacional que muestre solidaridad y reconozca que se trata de una crisis global", sostuvo.

Y agregó tajante: "Turquía, Líbano y Jordania están prestando un servicio global al aceptar a millones de refugiados y eso debe ser financiado también por la comunidad internacional. El G7 debe asumir un papel líder en la ayuda a los refugiados. Si no tomamos el liderazgo en el manejo de esta crisis, nadie lo hará".

El tema está en agenda; de hecho Merkel es la que busca el apoyo conjunto en el manejo de la llamada crisis de refugiados, aunque también se anunció que los líderes analizarán "cómo combatir las causas que provocan la migración y el tráfico de personas" y buscarán un plan de acción "contra el terrorismo y el extremismo violento".

Los líderes también expresaron su inquietud compartida ante la situación de la región ucraniana de Crimea, incorporada a Rusia, por el auge del extremismo en Oriente Medio y por los desarrollos armamentísticos de Corea del Norte.

El presidente estadounidense, Barack Obama, señaló en este sentido que el régimen norcoreano "sigue siendo una amenaza a medio plazo" y una "gran preocupación" para la comunidad internacional.

"No hemos visto los progresos que querríamos ver en cuanto a esfuerzos para detener el programa nuclear norcoreano", afirmó el estadounidense frente a los medios.

La jornada también se vio atravesada por la fuerte presencia de un ausente: China. Los G7 abogaron por una resolución "pacífica" sobre el conflicto en el que el gigante de Asia reclama la soberanía sobre casi todo el mar de la China Meridional y se enfrenta en su reclamo a Filipinas, Brunei, Malasia, Vietnam y Taiwan, indicaron fuentes diplomáticas.

Sin mencionar a China de forma directa, el G7 sostuvo en un texto conjunto firmado en abril, y refrendado en esta cumbre, que rechazaba "todas las medidas unilaterales intimidatorias, forzadas o provocadoras" que modifiquen el statu quo o aumenten la tensión.

Desde Beijing hubo una reacción inmediata hoy por la tirantez sobre esta zona rica en pesca, materias primas y por donde pasan importantes rutas de navegación e instó al grupo a mantenerse al margen de la disputa.

"Para no convertirse en superfluo e incluso influir de forma negativa sobre la paz y la estabilidad en el mundo, el G7 debería ocuparse de sus propios asuntos en vez de apuntar con el dedo contra otros y desatar conflictos", escribió la agencia estatal Xinhua en un editorial que coincide con la cumbre.

En la agenda del día, Obama enfatizó que su visita de mañana a Hiroshima debe verse como una señal contra las guerras. "Vietnam e Hiroshima son dos recordatorios de que la guerra significa sufrimiento y tenemos que hacer todo lo posible para evitar esto", dijo.

Obama será el primer presidente estadounidense que visite una de las dos ciudades niponas atacadas con bombas atómicas por Estados Unidos en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, por lo que el viaje a Hiroshima es la parte de la gira que despierta más atención, aunque ya anunció que el objetivo no es pedir perdón a Japón.

Las conversaciones de los países más industrializados del mundo seguirán mañana y ya se anunció que el año próximo la sede de la cumbre será Sicilia, según dijo ayer el primer ministro italiano, Matteo Renzi.

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Un momento relajado de la importante cumbre en el Extremo Oriente.
26 MAY 2016 - 13:12

Más allá de Barack Obama como figura centelleante en su histórica gira por Asia y su inminente visita de mañana a Hiroshima, los demás mandatarios también quisieron su protagonismo en una jornada que quedó marcada por el debate de la economía a gran escala.

Los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido coincidieron hoy en su diagnóstico de la coyuntura económica, que definen como "de incertidumbre creciente" debido a factores como la ralentización de China y de otros países emergentes o la caída de los precios del petróleo, informó la agencia de noticias EFE.

Fue el anfitrión, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien tiró la primera piedra al comparar el panorama económico actual con el escenario de crisis global que dejó la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, en 2008, un dato desalentador con el que procuró conseguir un paquete coordinado entre las potencias que logre el estímulo fiscal.

En declaraciones a la cadena pública japonesa NHK, Abe explicó que durante el encuentro con los líderes de las otras seis economías más desarrolladas y de la Unión Europea (UE) quiso dejar clara la postura nipona sobre los riesgos que encara la economía mundial.

Y habló de los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre precios de productos primarios que cayeron un 55 por ciento interanual con respecto a 2014, cuando la ralentización de China y los emergentes comenzó a aflorar.

El dato es similar al hundimiento de la demanda que se registró en 2008 cuando el banco de inversión estadounidense se declaró en bancarrota y desató una crisis financiera global.

Pero Abe, que no está pasando por su mejor momento por los resultados poco favorables de su programa de inyección de liquidez bautizado como "Abenomics", no encontró eco sobre un programa coyuntural de inyección de fondos global.

La negativa más profusa vino de Alemania, que se opone a los paquetes de estímulo y también del Reino Unido, cuyo líder, David Cameron espera en estos días un fuerte respaldo público a la permanencia británica en la UE.

Ambos países se mostraron partidarios de la disciplina presupuestaria y de las reformas estructurales con vistas a incrementar la competitividad. Aunque sí Japón consiguió más comprensión por parte de Estados Unidos y Canadá que ayudarían a potenciar la demanda.

Merkel, señaló, sin embargo, que el grupo acordó aprobar "una iniciativa económica común" con medidas de política monetaria y subrayó que las posibilidades son limitadas: "Creo que aquí no se puede hacer mucho más respetando la independencia de los bancos centrales".

"El mundo tiene un cierto crecimiento estable, pero hay puntos débiles, sobre todo en los países emergentes, y hay una serie de riesgos", zanjó la alemana.

Hoy, los siete apostaron a aplicar estímulos fiscales y reformas estructurales en función de la situación de cada país, como receta común para dejar atrás la actual incertidumbre económica global y volver al camino del crecimiento, en un mensaje unificado sobre política económica.

Según la agencia de noticias DPA, también se acordó un pronunciamiento contra el proteccionismo y a favor del rápido avance en las negociaciones del tratado de libre comercio entre la UE y Estados Unidos (TTIP).

Como para salir del escollo que suponen los intereses particulares de cada nación, al término de la cumbre, el grupo no subrayó apuestas claras en materia de economía global sino que declaró utilizar políticas fiscales, monetarias y estructurales de manera "combinada y equilibrada" de cara a sustentar la recuperación, anunció la agencia EFE.

Si bien la economía se llevó la atención de casi toda la jornada, el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, reclamó hoy a las grandes naciones industrializadas más dinero para ayudar a los refugiados.

"Esperamos de la comunidad internacional que muestre solidaridad y reconozca que se trata de una crisis global", sostuvo.

Y agregó tajante: "Turquía, Líbano y Jordania están prestando un servicio global al aceptar a millones de refugiados y eso debe ser financiado también por la comunidad internacional. El G7 debe asumir un papel líder en la ayuda a los refugiados. Si no tomamos el liderazgo en el manejo de esta crisis, nadie lo hará".

El tema está en agenda; de hecho Merkel es la que busca el apoyo conjunto en el manejo de la llamada crisis de refugiados, aunque también se anunció que los líderes analizarán "cómo combatir las causas que provocan la migración y el tráfico de personas" y buscarán un plan de acción "contra el terrorismo y el extremismo violento".

Los líderes también expresaron su inquietud compartida ante la situación de la región ucraniana de Crimea, incorporada a Rusia, por el auge del extremismo en Oriente Medio y por los desarrollos armamentísticos de Corea del Norte.

El presidente estadounidense, Barack Obama, señaló en este sentido que el régimen norcoreano "sigue siendo una amenaza a medio plazo" y una "gran preocupación" para la comunidad internacional.

"No hemos visto los progresos que querríamos ver en cuanto a esfuerzos para detener el programa nuclear norcoreano", afirmó el estadounidense frente a los medios.

La jornada también se vio atravesada por la fuerte presencia de un ausente: China. Los G7 abogaron por una resolución "pacífica" sobre el conflicto en el que el gigante de Asia reclama la soberanía sobre casi todo el mar de la China Meridional y se enfrenta en su reclamo a Filipinas, Brunei, Malasia, Vietnam y Taiwan, indicaron fuentes diplomáticas.

Sin mencionar a China de forma directa, el G7 sostuvo en un texto conjunto firmado en abril, y refrendado en esta cumbre, que rechazaba "todas las medidas unilaterales intimidatorias, forzadas o provocadoras" que modifiquen el statu quo o aumenten la tensión.

Desde Beijing hubo una reacción inmediata hoy por la tirantez sobre esta zona rica en pesca, materias primas y por donde pasan importantes rutas de navegación e instó al grupo a mantenerse al margen de la disputa.

"Para no convertirse en superfluo e incluso influir de forma negativa sobre la paz y la estabilidad en el mundo, el G7 debería ocuparse de sus propios asuntos en vez de apuntar con el dedo contra otros y desatar conflictos", escribió la agencia estatal Xinhua en un editorial que coincide con la cumbre.

En la agenda del día, Obama enfatizó que su visita de mañana a Hiroshima debe verse como una señal contra las guerras. "Vietnam e Hiroshima son dos recordatorios de que la guerra significa sufrimiento y tenemos que hacer todo lo posible para evitar esto", dijo.

Obama será el primer presidente estadounidense que visite una de las dos ciudades niponas atacadas con bombas atómicas por Estados Unidos en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, por lo que el viaje a Hiroshima es la parte de la gira que despierta más atención, aunque ya anunció que el objetivo no es pedir perdón a Japón.

Las conversaciones de los países más industrializados del mundo seguirán mañana y ya se anunció que el año próximo la sede de la cumbre será Sicilia, según dijo ayer el primer ministro italiano, Matteo Renzi.


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