Editorial / La entereza de Das Neves para asumir los desafíos versus la taquicardia presidencial
La Columna del Domingo, el tradicional análisis político de la edición impresa de Jornada.
No les voy a dar el gusto, me van tener que aguantar hasta el 10 de diciembre de 2019, no tengan ninguna duda”. Fue una de las frases que retumbó en la semana. La pronunció el gobernador Mario Das Neves el martes pasado, durante una entrevista exclusiva con el periodista Esteban Gallo, integrante del Grupo Jornada.
Fue la primera vez, al menos de manera pública, que el gobernador se echó para atrás en el sillón de su despacho y habló largo y tendido, sin vueltas, sobre su salud.
Se lo veía tan tranquilo y entero que la cruda descripción de lo que la vida le ha puesto en el camino sonaba normal: “Tengo cuarenta y cinco quimios en este cuerpo, y veintisiete sesiones de rayos, más todos los procesos habidos y por haber que te puedas imaginar”, contó el gobernador.
“Pero si me dicen que dentro de un mes tengo que ir al médico, no cambio eso por nada. Ese día voy porque dependo de ellos. Soy un paciente aplicado. Mientras tanto, me organizo la vida de tal manera que eso pase inadvertido. Si no tuviera ni las ganas ni el convencimiento ni la energía, sería el primero en decir ‘hasta acá llegue’. Siempre le hablé claro a la gente”, sentenció.
La entrevista fue mucho más extensa: habló de la gestión, de la relación con el Gobierno nacional y de los desafíos. Inclusive, de la reelección: “Hay que ir despacio por la ruta”, dijo para calmar los ánimos reeleccionistas de varios.
La tercera gobernación de Das Neves, la del “bronce”, como los propios dasnevistas la definen, tiene y seguirá teniendo a la épica como un factor fundamental. Puede sonar exagerado pero no lo es. Entusiasma ver al gobernador superar los escollos de la manera que lo hace.
Pero es inevitable comparar. La actitud de una persona que con su enfermedad a cuestas no para ni un día, con la del presidente Mauricio Macri, que a seis meses de asumir ya pasó por una unidad coronaria porque su corazón mostró signos de endeblez.
Das Neves volvió con más canas, más experiencia y con los defectos de siempre. Pero esta vez le saca lustre a sus virtudes. Más de una vez se escribió en esta Columna que no había una persona más indicada para sacar a Chubut del pozo, sobre todo en estos tiempos de vacas flacas. Lo seguimos sosteniendo.
El saqueo a Trelew
El mismo día que el gobernador concretó la firma de obras por 95 millones para la ciudad de Trelew, criticó con dureza a la anterior gestión de Martín Buzzi: “Le saquearon los fondos a la ciudad durante cuatro años”, disparó.
Das Neves no hizo más que comparar lo que ha generado esta gestión para Trelew en seis meses contra los cuatro años de Buzzi. Lo hizo con una variable incontrastable: Buzzi tuvo varios años el barril de petróleo a 100 dólares y la actual gestión arrancó con uno a 35 dólares.
En Trelew, el gobernador firmó más viviendas y la reparación a nuevo de instalaciones sanitarias en 261 departamentos del Barrio Constitución, un sector que muestra como pocos la decadencia de la ciudad.
Das Neves venía de recordar en su última visita a Comodoro Rivadavia que en esa ciudad había en marcha y a punto de comenzar, obras por más de 1.200 millones de pesos. Ahora sintió que es el turno de darle una mano a Trelew, su pago chico, que no tendrá privilegios pero sí el apoyo de un hijo pródigo.
El gobernador está convencido que Buzzi y sus funcionarios le sacaron a la ciudad valletana los fondos que le correspondían, llevando el dinero a otros lugares. Cree que el exmandatario condenó a una comunidad nada más y nada menos como la de Trelew por diferencias absurdas de la política.
Es más, Das Neves sorprendió a todos al responder sobre su eventual reelección en 2019 con la posibilidad de ir por algo que cerraría el círculo de su carrera política: retirarse siendo cuatro años intendente de Trelew. Un lujo que los trelewenses no evitarían darse, casi seguro.
Iguales y distintos
Das Neves quiere que se note que no hará diferencias con nadie. Ni siquiera con Adrián Maderna y Carlos Linares, los jefes comunales de las dos ciudades más influyentes de la provincia, con los que tiene muchas coincidencias pero varias divergencias.
Maderna, por ejemplo, es el intendente que lo ayudó a ganar la reñida elección de 2015 pero ahora quiere volver a jugar dentro del peronismo. El gobernador lo entiende pero algunos influyentes de su entorno, no tanto, y actúan en consecuencia. Maderna lo sabe y por eso se maneja con cuidado. No va a levantar la voz en público contra los que le petardean algunas áreas del municipio pero les marca la cancha en privado.
Con Linares, la cosa es un poco más compleja. Cuando el comodorense viaja a Rawson se muestra muy cercano al gobernador pero cuando regresa al sur, lanza dardos. A veces, venenosos, como cuando puso en duda el volumen de obras que la Provincia está llevando adelante en la ciudad petrolera. Fue tal el enojo en Fontana 50 que decidieron salir con las tapones de punta con una Solicitada que sólo publicaron en el los medios de Comodoro, como para que no quedaran dudas de quién era el destinatario.
Y dale con el gas
El tarifazo del gas pareció encarrilarse la semana anterior cuando se fijaron los topes para las facturas. Sin embargo, esta semana apareció un nuevo condimento: la presión del Gobierno de Macri a la Corte Suprema para ponerle un freno a los amparos judiciales que habían dejado sin efecto el tarifazo.
La idea de Macri y los suyos es desactivar cualquier otro intento judicial en contra de los múltiples tarifazos que impulsó el Gobierno. Una camarista porteña le dio una mano a la Corte –y al Gobierno- al fallar contra los jueces federales del interior –entre ellos, el titular del Juzgado Federal de Rawson, Hugo Sastre-, ordenándoles que se inhiban de intervenir en la cuestión tarifaria.
La jueza María Alejandra Biotti quiere quedarse con todos los amparos para dormirlos y, de esa manera, disciplinar a los jueces que osen fallar en contra del Gobierno. No le salió tan mal.
Aunque primero se sostuvo que los amparos estaban vigentes, desde el Gobierno provincial le bajaron un poco el tono a la cuestión y decidieron hacer una presentación para suspender los efectos de las cautelares contra el aumento del gas por treinta días, para posibilitar la refacturación fijada por la resolución, que establecen un tope de incremento de hasta un 400% en las tarifas domiciliarias, y de hasta 500% en las comerciales y pymes.
El fiscal de Estado, Diego Martínez Zapata, explicó que no se trataba de un levantamiento de los amparos, sino de una suspensión temporal de los efectos.
De cualquier modo, se espera que sea la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia la que se expida sobre el amparo que frenó el tarifazo en Chubut. Nadie cree que se pueda evitar pagar los aumentos pero lo que muchos esperan es que no se la abra la puerta a otra intimidación jurídico-política como la de la jueza Biotti.
Si el Gobierno nacional elige el “per saltum” como única estrategia para hacer frente a los que se oponen a los tarifazos, seguirá equivocando el camino.
Sería otra mala señal del presidente Macri en medio del descontento social, los despidos, la recesión económica y las taquicardias que aquejan al país.
No les voy a dar el gusto, me van tener que aguantar hasta el 10 de diciembre de 2019, no tengan ninguna duda”. Fue una de las frases que retumbó en la semana. La pronunció el gobernador Mario Das Neves el martes pasado, durante una entrevista exclusiva con el periodista Esteban Gallo, integrante del Grupo Jornada.
Fue la primera vez, al menos de manera pública, que el gobernador se echó para atrás en el sillón de su despacho y habló largo y tendido, sin vueltas, sobre su salud.
Se lo veía tan tranquilo y entero que la cruda descripción de lo que la vida le ha puesto en el camino sonaba normal: “Tengo cuarenta y cinco quimios en este cuerpo, y veintisiete sesiones de rayos, más todos los procesos habidos y por haber que te puedas imaginar”, contó el gobernador.
“Pero si me dicen que dentro de un mes tengo que ir al médico, no cambio eso por nada. Ese día voy porque dependo de ellos. Soy un paciente aplicado. Mientras tanto, me organizo la vida de tal manera que eso pase inadvertido. Si no tuviera ni las ganas ni el convencimiento ni la energía, sería el primero en decir ‘hasta acá llegue’. Siempre le hablé claro a la gente”, sentenció.
La entrevista fue mucho más extensa: habló de la gestión, de la relación con el Gobierno nacional y de los desafíos. Inclusive, de la reelección: “Hay que ir despacio por la ruta”, dijo para calmar los ánimos reeleccionistas de varios.
La tercera gobernación de Das Neves, la del “bronce”, como los propios dasnevistas la definen, tiene y seguirá teniendo a la épica como un factor fundamental. Puede sonar exagerado pero no lo es. Entusiasma ver al gobernador superar los escollos de la manera que lo hace.
Pero es inevitable comparar. La actitud de una persona que con su enfermedad a cuestas no para ni un día, con la del presidente Mauricio Macri, que a seis meses de asumir ya pasó por una unidad coronaria porque su corazón mostró signos de endeblez.
Das Neves volvió con más canas, más experiencia y con los defectos de siempre. Pero esta vez le saca lustre a sus virtudes. Más de una vez se escribió en esta Columna que no había una persona más indicada para sacar a Chubut del pozo, sobre todo en estos tiempos de vacas flacas. Lo seguimos sosteniendo.
El saqueo a Trelew
El mismo día que el gobernador concretó la firma de obras por 95 millones para la ciudad de Trelew, criticó con dureza a la anterior gestión de Martín Buzzi: “Le saquearon los fondos a la ciudad durante cuatro años”, disparó.
Das Neves no hizo más que comparar lo que ha generado esta gestión para Trelew en seis meses contra los cuatro años de Buzzi. Lo hizo con una variable incontrastable: Buzzi tuvo varios años el barril de petróleo a 100 dólares y la actual gestión arrancó con uno a 35 dólares.
En Trelew, el gobernador firmó más viviendas y la reparación a nuevo de instalaciones sanitarias en 261 departamentos del Barrio Constitución, un sector que muestra como pocos la decadencia de la ciudad.
Das Neves venía de recordar en su última visita a Comodoro Rivadavia que en esa ciudad había en marcha y a punto de comenzar, obras por más de 1.200 millones de pesos. Ahora sintió que es el turno de darle una mano a Trelew, su pago chico, que no tendrá privilegios pero sí el apoyo de un hijo pródigo.
El gobernador está convencido que Buzzi y sus funcionarios le sacaron a la ciudad valletana los fondos que le correspondían, llevando el dinero a otros lugares. Cree que el exmandatario condenó a una comunidad nada más y nada menos como la de Trelew por diferencias absurdas de la política.
Es más, Das Neves sorprendió a todos al responder sobre su eventual reelección en 2019 con la posibilidad de ir por algo que cerraría el círculo de su carrera política: retirarse siendo cuatro años intendente de Trelew. Un lujo que los trelewenses no evitarían darse, casi seguro.
Iguales y distintos
Das Neves quiere que se note que no hará diferencias con nadie. Ni siquiera con Adrián Maderna y Carlos Linares, los jefes comunales de las dos ciudades más influyentes de la provincia, con los que tiene muchas coincidencias pero varias divergencias.
Maderna, por ejemplo, es el intendente que lo ayudó a ganar la reñida elección de 2015 pero ahora quiere volver a jugar dentro del peronismo. El gobernador lo entiende pero algunos influyentes de su entorno, no tanto, y actúan en consecuencia. Maderna lo sabe y por eso se maneja con cuidado. No va a levantar la voz en público contra los que le petardean algunas áreas del municipio pero les marca la cancha en privado.
Con Linares, la cosa es un poco más compleja. Cuando el comodorense viaja a Rawson se muestra muy cercano al gobernador pero cuando regresa al sur, lanza dardos. A veces, venenosos, como cuando puso en duda el volumen de obras que la Provincia está llevando adelante en la ciudad petrolera. Fue tal el enojo en Fontana 50 que decidieron salir con las tapones de punta con una Solicitada que sólo publicaron en el los medios de Comodoro, como para que no quedaran dudas de quién era el destinatario.
Y dale con el gas
El tarifazo del gas pareció encarrilarse la semana anterior cuando se fijaron los topes para las facturas. Sin embargo, esta semana apareció un nuevo condimento: la presión del Gobierno de Macri a la Corte Suprema para ponerle un freno a los amparos judiciales que habían dejado sin efecto el tarifazo.
La idea de Macri y los suyos es desactivar cualquier otro intento judicial en contra de los múltiples tarifazos que impulsó el Gobierno. Una camarista porteña le dio una mano a la Corte –y al Gobierno- al fallar contra los jueces federales del interior –entre ellos, el titular del Juzgado Federal de Rawson, Hugo Sastre-, ordenándoles que se inhiban de intervenir en la cuestión tarifaria.
La jueza María Alejandra Biotti quiere quedarse con todos los amparos para dormirlos y, de esa manera, disciplinar a los jueces que osen fallar en contra del Gobierno. No le salió tan mal.
Aunque primero se sostuvo que los amparos estaban vigentes, desde el Gobierno provincial le bajaron un poco el tono a la cuestión y decidieron hacer una presentación para suspender los efectos de las cautelares contra el aumento del gas por treinta días, para posibilitar la refacturación fijada por la resolución, que establecen un tope de incremento de hasta un 400% en las tarifas domiciliarias, y de hasta 500% en las comerciales y pymes.
El fiscal de Estado, Diego Martínez Zapata, explicó que no se trataba de un levantamiento de los amparos, sino de una suspensión temporal de los efectos.
De cualquier modo, se espera que sea la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia la que se expida sobre el amparo que frenó el tarifazo en Chubut. Nadie cree que se pueda evitar pagar los aumentos pero lo que muchos esperan es que no se la abra la puerta a otra intimidación jurídico-política como la de la jueza Biotti.
Si el Gobierno nacional elige el “per saltum” como única estrategia para hacer frente a los que se oponen a los tarifazos, seguirá equivocando el camino.
Sería otra mala señal del presidente Macri en medio del descontento social, los despidos, la recesión económica y las taquicardias que aquejan al país.