El crimen organizado gravita cada vez más en la economía

La necesidad de construir una cultura para la paz frente a los efectos de la violencia en todas sus formas, desde la violencia cotidiana y urbana, institucional y económica, hasta el crimen organizado y el armamentismo, fue el eje de la pre conferencia Latinoamericana "Hablemos de paz en Argentina", que culmina hoy en la ciudad de Buenos Aires, con vistas a la conferencia mundial que se realizará en Alemania en octubre.

29 JUN 2016 - 13:11 | Actualizado

"Nos planteamos el tema de la paz como ausencia de violencia y no únicamente como ausencia de guerra, y decimos que la cultura de la paz es una construcción, en la que es necesario que la gente pueda internalizar y visualizar que esto que pasa cotidianamente en la calle, con el tránsito, con un papá que le grita a su hijo, es violencia y que uno tiene la herramienta en su mano para empezar a modificarla en su hogar, y luego en su trabajo, en la comunidad", aseguró a Télam Patricia Pérez, dirigente social argentina y directora del Instituto Latinoamericano para la Paz y la Ciudadanía, una de las entidades organizadoras del evento junto con la Oficina Internacional por la Paz.

"Esta no es una tarea sencilla, es una construcción de todos los días y en todos los lugares", añadió tras destacar la importancia de la participación en las jornadas de funcionarios, especialistas y dirigentes sociales argentinos y extranjeros.

Para Pérez, la violencia en la región y el tema de la construcción de la paz es una problemática central y urgente: "Queremos que la voz de América Latina con sus particularidades esté presente en la Conferencia Mundial del International Peace Bureau (IPB) de octubre próximo.

Por su parte, Daniel Barberis, de la Dirección de Violencia Institucional y Delitos de Interés Federal del Ministerio de Seguridad de la Nación, aseguró que "el problema central que vemos en el área de seguridad, acerca de cómo impacta la violencia, está íntimamente relacionado con la necesidad de entender que hay que cambiar el paradigma de seguridad".

En este marco, "planteamos que la seguridad es un derecho humano y no una acción represiva del Estado", dijo tras contrastar con la lógica de la violencia en todas las áreas de la vida cotidiana, "que la hemos naturalizado y pensamos que la única manera de combatir la violencia es con mas violencia".

Si bien planteó que "podríamos suponer que la violencia se eliminaría cuando se equilibra el reparto, la verdad es que es una parte muy importante pero no la única, porque hay un modelo de relaciones sociales, hay un cúmulo de situaciones que te llevan a la violencia o a la paz".

Asimismo, añadió que "el Estado a partir de estas ideas de la cultura para la paz, está tratando de reparar una falencia que tuvo", dijo al referirse a una condición histórica del rol estatal, donde "formamos instituciones y personas en la violencia y después les pedimos que no sean violentos, entonces la idea es dar otro instrumento, que es la cultura de la paz".

En tanto, la dirigente española "Tica" Font, del Instituto Catalán de Investigaciones para la Paz, una entidad referente a nivel internacional en esta problemática, precisó que la violencia "en América Latina es mucho más dramática que en otras partes del mundo, es la violencia no política, ligada a esa esfera de la criminalidad organizada; yo creo que es necesario que América Latina ponga esto en la agenda internacional de todos los estamentos y organizaciones mundiales, que sería esa violencia ligada a la economía".

"Sucede que en la paz, hablamos de esa violencia ligada a la política pero muy poco hablamos de esa violencia ligada a la economía, ese es el gran reto", enfatizó la especialista catalana.

Destacó que "es el Estado quien tiene que proporcionar esa seguridad y el cumplimiento de los derechos que tenemos, pero a veces al Estado se le escapan muchos actos de violencia injustificada o incumplimientos de los derechos de la ciudadanía".

Font fue aún más allá en cuanto a las falencias del Estado al asegurar que "la parte mas relevante en este caso es cómo el Estado no actúa contra todo lo que es el crimen organizado, que es la gran fuente de la violencia que sufrimos; sabemos que el Estado tiene limitaciones y eso hay que afrontarlo de forma global con otros Estados, pero es verdad que desde los estamentos financieros y políticos, que son los que controlan la gran parte del ciclo de todas las armas, no hay voluntad de acabar con esto".

Encuadró esta situación a nivel global y precisó que "esta criminalidad mueve gran cantidad de la riquezas y tiene cada vez más peso en la economía mundial, mientras el ciudadano es el que sufre las consecuencias", dijo tras señalar que éste es otro de los terrenos en los que hay que actuar, que se suma a la tarea de desarrollar una educación para la paz, una cultura para la paz.

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29 JUN 2016 - 13:11

"Nos planteamos el tema de la paz como ausencia de violencia y no únicamente como ausencia de guerra, y decimos que la cultura de la paz es una construcción, en la que es necesario que la gente pueda internalizar y visualizar que esto que pasa cotidianamente en la calle, con el tránsito, con un papá que le grita a su hijo, es violencia y que uno tiene la herramienta en su mano para empezar a modificarla en su hogar, y luego en su trabajo, en la comunidad", aseguró a Télam Patricia Pérez, dirigente social argentina y directora del Instituto Latinoamericano para la Paz y la Ciudadanía, una de las entidades organizadoras del evento junto con la Oficina Internacional por la Paz.

"Esta no es una tarea sencilla, es una construcción de todos los días y en todos los lugares", añadió tras destacar la importancia de la participación en las jornadas de funcionarios, especialistas y dirigentes sociales argentinos y extranjeros.

Para Pérez, la violencia en la región y el tema de la construcción de la paz es una problemática central y urgente: "Queremos que la voz de América Latina con sus particularidades esté presente en la Conferencia Mundial del International Peace Bureau (IPB) de octubre próximo.

Por su parte, Daniel Barberis, de la Dirección de Violencia Institucional y Delitos de Interés Federal del Ministerio de Seguridad de la Nación, aseguró que "el problema central que vemos en el área de seguridad, acerca de cómo impacta la violencia, está íntimamente relacionado con la necesidad de entender que hay que cambiar el paradigma de seguridad".

En este marco, "planteamos que la seguridad es un derecho humano y no una acción represiva del Estado", dijo tras contrastar con la lógica de la violencia en todas las áreas de la vida cotidiana, "que la hemos naturalizado y pensamos que la única manera de combatir la violencia es con mas violencia".

Si bien planteó que "podríamos suponer que la violencia se eliminaría cuando se equilibra el reparto, la verdad es que es una parte muy importante pero no la única, porque hay un modelo de relaciones sociales, hay un cúmulo de situaciones que te llevan a la violencia o a la paz".

Asimismo, añadió que "el Estado a partir de estas ideas de la cultura para la paz, está tratando de reparar una falencia que tuvo", dijo al referirse a una condición histórica del rol estatal, donde "formamos instituciones y personas en la violencia y después les pedimos que no sean violentos, entonces la idea es dar otro instrumento, que es la cultura de la paz".

En tanto, la dirigente española "Tica" Font, del Instituto Catalán de Investigaciones para la Paz, una entidad referente a nivel internacional en esta problemática, precisó que la violencia "en América Latina es mucho más dramática que en otras partes del mundo, es la violencia no política, ligada a esa esfera de la criminalidad organizada; yo creo que es necesario que América Latina ponga esto en la agenda internacional de todos los estamentos y organizaciones mundiales, que sería esa violencia ligada a la economía".

"Sucede que en la paz, hablamos de esa violencia ligada a la política pero muy poco hablamos de esa violencia ligada a la economía, ese es el gran reto", enfatizó la especialista catalana.

Destacó que "es el Estado quien tiene que proporcionar esa seguridad y el cumplimiento de los derechos que tenemos, pero a veces al Estado se le escapan muchos actos de violencia injustificada o incumplimientos de los derechos de la ciudadanía".

Font fue aún más allá en cuanto a las falencias del Estado al asegurar que "la parte mas relevante en este caso es cómo el Estado no actúa contra todo lo que es el crimen organizado, que es la gran fuente de la violencia que sufrimos; sabemos que el Estado tiene limitaciones y eso hay que afrontarlo de forma global con otros Estados, pero es verdad que desde los estamentos financieros y políticos, que son los que controlan la gran parte del ciclo de todas las armas, no hay voluntad de acabar con esto".

Encuadró esta situación a nivel global y precisó que "esta criminalidad mueve gran cantidad de la riquezas y tiene cada vez más peso en la economía mundial, mientras el ciudadano es el que sufre las consecuencias", dijo tras señalar que éste es otro de los terrenos en los que hay que actuar, que se suma a la tarea de desarrollar una educación para la paz, una cultura para la paz.


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