Un Vasco esperanzado en el laberinto de las contradicciones

Pobre fútbol argentino, tan cerca de las pasiones, del fervor popular y de las emociones que escribieron una historia grande. Y tan lejos no ya de un funcionamiento institucional bueno, sino, aunque sea, normal.

08 JUL 2016 - 16:45 | Actualizado

Anonadado, el hincha observa cómo una sucesión de desastres llegaron hasta el punto límite de hacer peligrar una participación nacional en los mismísimos Juegos Olímpicos.

Contradictorios e hipócritas, los mismos dirigentes que tienen como parámetros las grandes ligas y las cotizaciones en bolsa de goles y jugadores, desdeñan una competencia que el mundo espera y observa cada cuatro años como una de las cimas que conjugan espectáculo (con su cuota de negocios) y deportes en partes iguales, con miles de atletas que durante años preparan su participación.

Hasta el mismísimo Roger Federer aseguró que quiere estar en estos Juegos Olímpicos, pero los dirigentes del fútbol local miran atentos a que si A no presta a B, C no presta a un juvenil de poco rodaje que sueña con competir en esas alturas.

En ese camino, un seleccionado argentino Sub 20 de fútbol ganó en un torneo sudamericano el derecho a participar en Río de Janeiro 2016, a sabiendas de que deberá lidiar con un seleccionado brasileño ávido de conseguir la única medalla que le falta, y que impulsado por su público intentará lograr como local. Y para la tenida reservó a Neymar, a quien liberó de disputar la Copa América.

Pero los dirigentes salientes y no pocos entrantes (que también son salientes, o sea que estarán muchos de los que estaban) parece que no mensuran un Juego Olímpico en su dimensión y demuestran conductas miserables.

Niegan jugadores de sus planteles como si manejaran una estancia y no un club de fútbol federado, y retrotraen la situación al primer contrato de César Luis Menotti en 1974, quien aceptó el cargo de director técnico de la AFA con la condición de que los clubes aceptaran pautas organizativas (entre ellas, obligación de ceder jugadores para competencias internacionales) que ahora lucen aniquiladas.

En medio de un desbarajuste que da vergüenza ajena, una bocanada de aire fresco llegó a través de Julio Olarticoechea, único DT que tenía un contrato con la AFA tras la renuncia del Tata Martino, víctima de una emboscada de literatura fantástica y de sus propios errores. La solitaria pero valiente voz del "Vasco" acercó la energía de los campeones de México '86: "Si nos niegan jugadores, iremos con menos de 18, con 13 o 14 a poner el pecho, no vamos a poner excusas".

"Me da pena que no ayuden a la selección, hay algunos que siguen poniendo piedras en el camino y no entienden que, de una vez por todas, hay que ordenarse", dijo el "Vasco" a modo de presentación pero también como una manera de marcar la cancha. Es un campeón del mundo que no ha dirigido técnicamente en el fútbol profesional, pero sabe de qué se trata y todo indica que dará pelea.

Una pelea que seguirá teniendo golpes bajos y desatinos varios, como ver y escuchar en la puerta de la AFA a Diego Maradona despotricando contra Juan Sebastián Verón por "querer ser patrón de los jugadores, yo le dije que no debía ser presidente de Estudiantes". Curiosa definición por parte de quien se postuló alguna vez para dirigir la FIFA, es decir, la gran cámara patronal del fútbol mundial.

Pero no fue la única gran contradicción, ya que otra de las frases célebres del ex astro mundial -indiscutido como crack de todos los tiempos- fue "esto va para atrás, yo quiero una AFA transparente y honesta". Y lo dijo flanqueado por su acompañante en el proyecto que presentó en la AFA, el abogado Víctor Stinfale, detenido, procesado y excarcelado por las cinco muertes en la fiesta electrónica Time Warp.

En ese contexto, es difícil creer que de ese cuerpo enfermo que clama por vitaminas, aire limpio y sangre nueva vaya a surgir una salida que reviva las mejores células del fútbol argentino. Quedan algunas banderas y flameando y alguien que puso el cuerpo por estas horas a cambio de nada. Ojalá que la patriada del "Vasco" campeón deje entrar vientos nuevos.

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08 JUL 2016 - 16:45

Anonadado, el hincha observa cómo una sucesión de desastres llegaron hasta el punto límite de hacer peligrar una participación nacional en los mismísimos Juegos Olímpicos.

Contradictorios e hipócritas, los mismos dirigentes que tienen como parámetros las grandes ligas y las cotizaciones en bolsa de goles y jugadores, desdeñan una competencia que el mundo espera y observa cada cuatro años como una de las cimas que conjugan espectáculo (con su cuota de negocios) y deportes en partes iguales, con miles de atletas que durante años preparan su participación.

Hasta el mismísimo Roger Federer aseguró que quiere estar en estos Juegos Olímpicos, pero los dirigentes del fútbol local miran atentos a que si A no presta a B, C no presta a un juvenil de poco rodaje que sueña con competir en esas alturas.

En ese camino, un seleccionado argentino Sub 20 de fútbol ganó en un torneo sudamericano el derecho a participar en Río de Janeiro 2016, a sabiendas de que deberá lidiar con un seleccionado brasileño ávido de conseguir la única medalla que le falta, y que impulsado por su público intentará lograr como local. Y para la tenida reservó a Neymar, a quien liberó de disputar la Copa América.

Pero los dirigentes salientes y no pocos entrantes (que también son salientes, o sea que estarán muchos de los que estaban) parece que no mensuran un Juego Olímpico en su dimensión y demuestran conductas miserables.

Niegan jugadores de sus planteles como si manejaran una estancia y no un club de fútbol federado, y retrotraen la situación al primer contrato de César Luis Menotti en 1974, quien aceptó el cargo de director técnico de la AFA con la condición de que los clubes aceptaran pautas organizativas (entre ellas, obligación de ceder jugadores para competencias internacionales) que ahora lucen aniquiladas.

En medio de un desbarajuste que da vergüenza ajena, una bocanada de aire fresco llegó a través de Julio Olarticoechea, único DT que tenía un contrato con la AFA tras la renuncia del Tata Martino, víctima de una emboscada de literatura fantástica y de sus propios errores. La solitaria pero valiente voz del "Vasco" acercó la energía de los campeones de México '86: "Si nos niegan jugadores, iremos con menos de 18, con 13 o 14 a poner el pecho, no vamos a poner excusas".

"Me da pena que no ayuden a la selección, hay algunos que siguen poniendo piedras en el camino y no entienden que, de una vez por todas, hay que ordenarse", dijo el "Vasco" a modo de presentación pero también como una manera de marcar la cancha. Es un campeón del mundo que no ha dirigido técnicamente en el fútbol profesional, pero sabe de qué se trata y todo indica que dará pelea.

Una pelea que seguirá teniendo golpes bajos y desatinos varios, como ver y escuchar en la puerta de la AFA a Diego Maradona despotricando contra Juan Sebastián Verón por "querer ser patrón de los jugadores, yo le dije que no debía ser presidente de Estudiantes". Curiosa definición por parte de quien se postuló alguna vez para dirigir la FIFA, es decir, la gran cámara patronal del fútbol mundial.

Pero no fue la única gran contradicción, ya que otra de las frases célebres del ex astro mundial -indiscutido como crack de todos los tiempos- fue "esto va para atrás, yo quiero una AFA transparente y honesta". Y lo dijo flanqueado por su acompañante en el proyecto que presentó en la AFA, el abogado Víctor Stinfale, detenido, procesado y excarcelado por las cinco muertes en la fiesta electrónica Time Warp.

En ese contexto, es difícil creer que de ese cuerpo enfermo que clama por vitaminas, aire limpio y sangre nueva vaya a surgir una salida que reviva las mejores células del fútbol argentino. Quedan algunas banderas y flameando y alguien que puso el cuerpo por estas horas a cambio de nada. Ojalá que la patriada del "Vasco" campeón deje entrar vientos nuevos.


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