Obama viaja a Dallas en medio de la creciente tensión racial

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su antecesor, George W. Bush, viajarán mañana a una Dallas consternada por la muerte de los cinco policías asesinados la semana pasada durante una protesta por los casos de gatillo fácil contra negros, a fin de honrar a las víctimas y mostrar unidad en medio de la tensión racial que sacude al país.

11 JUL 2016 - 18:33 | Actualizado

Consciente del creciente clima de crispación, Obama acortó su última gira europea antes de abandonar el cargo y volvió anoche a Estados Unidos para participar mañana junto a Bush, su esposa Laura y el actual vicepresidente, Joe Biden, de un servicio multirreligioso en honor a los policías que fallecieron en la ciudad texana.

Allí se reunirán con familiares de las víctimas, y tanto Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, como su antecesor, que fue gobernador de Texas y cuya familia está muy vinculada al estado, hablarán ante el reducido público, según anunció hoy la Casa Blanca en un comunicado, citado la agencia de noticias DPA.

Desde Europa, Obama ya había reaccionado a los dos últimas muertes por gatillo fácil de jóvenes negros -"No son casos aislados", advirtió- y también había destacado su consternación por la masacre cometida por un ex soldado, Micah Johnson, contra un grupo de policías en Dallas, al que calificó como "un demente".

Los ataques de esta magnitud contra la policía no son comunes en Estados Unidos.

Los últimos se registraron en 2009, fueron dos y cuatro policías fallecieron en cada uno. Antes, 72 oficiales murieron en los atentados cometidos por Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 y, en la primera mitad de los 90, un total de 12 hombres de la fuerza cayeron en dos ataques. No hubo otras agresiones de este tipo hasta la primera mitad de los años 70.

Mientras Dallas se preparaba para la llegada presidencial, los actos y homenajes a las víctimas y las noticias sobre la investigación siguieron dominando hoy la atención de millones de estadounidenses.

Durante la tarde, un grupo de cadetes de la Academia de Policía de Dallas cumplió un momento de silencio, rodeados por decenas de civiles y alrededor del altar de flores, globos y peluches construido en honor de los oficiales caídos el viernes pasado a menos del ex soldado.

Johnson se apostó como francotirador y les disparó durante una protesta convocada por el movimiento Black Lives Matter (La Vida de los Negros Importan).

El ataque mató a cinco policías, hirió a otros nueve y a dos civiles, según informó hoy el jefe de la Policía de Dallas, David Brown, en una conferencia de prensa en la que actualizó el número de heridos, informó la agencia de noticias EFE.

Según explicó, de los nueve oficiales heridos, cuatro trabajaban para el Departamento de Policía de Dallas, tres estaban en la agencia de transporte de la ciudad, el Dallas Area Rapid Transit, mientras que los restantes dos eran empleados de un centro de educación superior municipal.

Brown contó que están analizando 170 horas de material grabado por cámaras de seguridad y más de 300 testimonios para reconstruir el minuto a minuto del ataque.

Los funerales de los oficiales caídos comenzarán el próximo miércoles.

Los restos de dos policías serán velados en iglesias baptistas ese día y el cuerpo de un tercero será despedido al día siguiente. Los familiares de las otras dos víctimas fatales aún no anunciaron fecha para sus funerales.

El jefe policial Brown también informó hoy que Johnson murió en el segundo piso de un centro de estudios superior municipal y no en un estacionamiento, como primero había informado la fuerza de seguridad.

Después de horas de asedio policial y de que dos alumnos se escondieran toda la noche en el edificio, los oficiales enviaron un robot-bomba que estalló y mató al ex soldado.

La muerte de los cinco policías sacudió al país entero y rápidamente se metió de lleno en la campaña presidencial.

En un acto en Virginia Beach en el estado de Virginia, el virtual aspirante por el Partido Republicano, el empresario Donald Trump, se presentó como "el candidato de la ley y el orden", según reprodujo la cadena de noticias CNN.

"Debemos mantener la ley y el orden en el máximo nivel o dejaremos de existir como país...100%", sentenció Trump, quien además agregó que "todo niño en Estados Unidos debe sentirse seguro de caminar las calles de su barrio", una posible referencia a los últimos casos de gatillo fácil policial contra jóvenes negros.

Mientras la atención parece estar puesta en Dallas en la víspera de la visita presidencial, la tensión sigue escalando en otros puntos del país.

Anoche otras 48 personas fueron detenidas en una nueva protesta en Baton Rouge, la ciudad del estado de Luisiana donde el miércoles pasado dos policías mataron a tiros a un vendedor ambulante de CDs negro, Alton Sterling, sin aparente causa.

Las protestas se suceden en esa localidad y en el resto del país desde finales de la semana pasada y, desde entonces, cerca de 200 personas ya fueron detenidas sólo en Baton Rouge.

En tanto, en St Paul, la ciudad de Minnesota en la que el jueves pasado un policía blanco acribilló y mató a un hombre negro, Philando Castile, mientras realizaba un control de tráfico, el fiscal general de la localidad, Samuel Clark, anunció hoy que está analizando si acusa formalmente por disturbios a 52 personas que fueron detenidas el sábado a la noche por cortar una autopista en protesta por la muerte de Castile.

Las repercusiones por la seguidilla de muertes de los últimos días también alcanzaron el mundo político.

Un legislador estatal de Wisconsin anunció hoy que presentará un proyecto de ley bautizado "Blue Lives Matter" (Las Vidas de los Policías Importan) para convertir los ataques a los miembros de fuerzas de seguridad en crímenes de odio, lo que conllevaría una pena de cárcel mucho mayor.

Este tipo de proyectos de ley no es nuevo en Estados Unidos. En mayo pasado el estado de Luisiana aprobó una norma similar y desde entonces otros nueve estados, ahora incluyendo a Wisconsin, analizan sumarse a la iniciativa.

11 JUL 2016 - 18:33

Consciente del creciente clima de crispación, Obama acortó su última gira europea antes de abandonar el cargo y volvió anoche a Estados Unidos para participar mañana junto a Bush, su esposa Laura y el actual vicepresidente, Joe Biden, de un servicio multirreligioso en honor a los policías que fallecieron en la ciudad texana.

Allí se reunirán con familiares de las víctimas, y tanto Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, como su antecesor, que fue gobernador de Texas y cuya familia está muy vinculada al estado, hablarán ante el reducido público, según anunció hoy la Casa Blanca en un comunicado, citado la agencia de noticias DPA.

Desde Europa, Obama ya había reaccionado a los dos últimas muertes por gatillo fácil de jóvenes negros -"No son casos aislados", advirtió- y también había destacado su consternación por la masacre cometida por un ex soldado, Micah Johnson, contra un grupo de policías en Dallas, al que calificó como "un demente".

Los ataques de esta magnitud contra la policía no son comunes en Estados Unidos.

Los últimos se registraron en 2009, fueron dos y cuatro policías fallecieron en cada uno. Antes, 72 oficiales murieron en los atentados cometidos por Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 y, en la primera mitad de los 90, un total de 12 hombres de la fuerza cayeron en dos ataques. No hubo otras agresiones de este tipo hasta la primera mitad de los años 70.

Mientras Dallas se preparaba para la llegada presidencial, los actos y homenajes a las víctimas y las noticias sobre la investigación siguieron dominando hoy la atención de millones de estadounidenses.

Durante la tarde, un grupo de cadetes de la Academia de Policía de Dallas cumplió un momento de silencio, rodeados por decenas de civiles y alrededor del altar de flores, globos y peluches construido en honor de los oficiales caídos el viernes pasado a menos del ex soldado.

Johnson se apostó como francotirador y les disparó durante una protesta convocada por el movimiento Black Lives Matter (La Vida de los Negros Importan).

El ataque mató a cinco policías, hirió a otros nueve y a dos civiles, según informó hoy el jefe de la Policía de Dallas, David Brown, en una conferencia de prensa en la que actualizó el número de heridos, informó la agencia de noticias EFE.

Según explicó, de los nueve oficiales heridos, cuatro trabajaban para el Departamento de Policía de Dallas, tres estaban en la agencia de transporte de la ciudad, el Dallas Area Rapid Transit, mientras que los restantes dos eran empleados de un centro de educación superior municipal.

Brown contó que están analizando 170 horas de material grabado por cámaras de seguridad y más de 300 testimonios para reconstruir el minuto a minuto del ataque.

Los funerales de los oficiales caídos comenzarán el próximo miércoles.

Los restos de dos policías serán velados en iglesias baptistas ese día y el cuerpo de un tercero será despedido al día siguiente. Los familiares de las otras dos víctimas fatales aún no anunciaron fecha para sus funerales.

El jefe policial Brown también informó hoy que Johnson murió en el segundo piso de un centro de estudios superior municipal y no en un estacionamiento, como primero había informado la fuerza de seguridad.

Después de horas de asedio policial y de que dos alumnos se escondieran toda la noche en el edificio, los oficiales enviaron un robot-bomba que estalló y mató al ex soldado.

La muerte de los cinco policías sacudió al país entero y rápidamente se metió de lleno en la campaña presidencial.

En un acto en Virginia Beach en el estado de Virginia, el virtual aspirante por el Partido Republicano, el empresario Donald Trump, se presentó como "el candidato de la ley y el orden", según reprodujo la cadena de noticias CNN.

"Debemos mantener la ley y el orden en el máximo nivel o dejaremos de existir como país...100%", sentenció Trump, quien además agregó que "todo niño en Estados Unidos debe sentirse seguro de caminar las calles de su barrio", una posible referencia a los últimos casos de gatillo fácil policial contra jóvenes negros.

Mientras la atención parece estar puesta en Dallas en la víspera de la visita presidencial, la tensión sigue escalando en otros puntos del país.

Anoche otras 48 personas fueron detenidas en una nueva protesta en Baton Rouge, la ciudad del estado de Luisiana donde el miércoles pasado dos policías mataron a tiros a un vendedor ambulante de CDs negro, Alton Sterling, sin aparente causa.

Las protestas se suceden en esa localidad y en el resto del país desde finales de la semana pasada y, desde entonces, cerca de 200 personas ya fueron detenidas sólo en Baton Rouge.

En tanto, en St Paul, la ciudad de Minnesota en la que el jueves pasado un policía blanco acribilló y mató a un hombre negro, Philando Castile, mientras realizaba un control de tráfico, el fiscal general de la localidad, Samuel Clark, anunció hoy que está analizando si acusa formalmente por disturbios a 52 personas que fueron detenidas el sábado a la noche por cortar una autopista en protesta por la muerte de Castile.

Las repercusiones por la seguidilla de muertes de los últimos días también alcanzaron el mundo político.

Un legislador estatal de Wisconsin anunció hoy que presentará un proyecto de ley bautizado "Blue Lives Matter" (Las Vidas de los Policías Importan) para convertir los ataques a los miembros de fuerzas de seguridad en crímenes de odio, lo que conllevaría una pena de cárcel mucho mayor.

Este tipo de proyectos de ley no es nuevo en Estados Unidos. En mayo pasado el estado de Luisiana aprobó una norma similar y desde entonces otros nueve estados, ahora incluyendo a Wisconsin, analizan sumarse a la iniciativa.


NOTICIAS RELACIONADAS