Cinturones ajustados y tironeos políticos, el panorama que nos espera hasta diciembre

Leé La Columna del Domingo, la tradicional editorial de la edición dominical de Jornada, con la mejor información política de Chubut.

Arcioni lleva el barco mientras retorna Das Neves, y Cisterna maneja las cosas con rienda corta.
06 AGO 2016 - 22:11 | Actualizado

La fantasía del “segundo semestre” que planteaba el presidente Mauricio Macri se esfumó hace rato y los argentinos ya empezamos a vivir los últimos cinco meses del año con angustia, prudencia y deseos de que el temporal no se lleve puesta a mucha gente y que el agua no llegue más arriba del cuello.

En este contexto, la situación de Chubut no dista mucho de lo que pasa en el resto del país pero hay dos agravantes locales que no se pueden soslayar: la situación económica que heredó el Gobierno de Mario Das Neves, una hipoteca difícil de levantar; y el precio del petróleo, que no termina de levantar vuelo y sigue poniendo en riesgo a la principal actividad productiva de la provincia, a miles de trabajadores y a los ingresos por regalías.

Esta semana se confirmó que Chubut recibirá hasta fin de año unos 250 millones de pesos extras en concepto de devolución del 15% de coparticipación que se viene reteniendo desde hace una década, que si bien aporta algo de oxígeno, no alcanza para sacarle el respirador a la economía provincial.

El ingreso de estos 250 millones de pesos, más otros 500 millones de pesos que el Gobierno nacional podría darle a Chubut a cuenta de la devolución del 15% -que se hará efectivo de acá a cuatro años- ya generó idas y vueltas en el mismo Gobierno provincial. Mientras el ministro de Economía, Pablo Oca, se mostró entusiasmado con que sean 750 millones de pesos los que puedan entrar, Víctor Cisterna, el ministro coordinador y jefe político de Oca, bajó de un escopetazo toda las expectativas: “Van a llegar 250 millones de pesos”, dijo tajante. “Se creó toda una idea de que van a venir 750 millones de pesos y no es así”, sentenció el jefe del Gabinete.

Cisterna hizo una cuenta sencilla: Chubut ya pidió 500 millones de pesos de adelanto al Gobierno nacional hace pocos meses, por lo que estos otros 500 millones que se podrían activar ahora, no harán más que descontarse por lo que ya se pidió prestado.

Dólares por goteo

Los 650 millones de dólares del bono están más cerca: ya fueron depositados en la cuenta que la provincia tiene en el Banco Central y de a poco se irán pesificando, de acuerdo a las necesidades que tenga el Gobierno.

Lo que está claro es que en Fontana 50 ya decidieron que los billetes verdes no entrarán todos de una vez a las arcas públicas. La idea es ir disponiendo de los fondos a medida que se tenga claro el destino y, además, ir sacando una pequeña renta financiera a los dólares que no se utilicen por el momento.

Hay que recordar que el espíritu original del endeudamiento fue financiar un plan de obras hasta 2019. Nadie piensa hoy que eso sea posible, pero se hará el intento de no liquidar todos los dólares juntos.

En el Gobierno tampoco han definido aún la manera en que se irán saldando las pesadas deudas que tiene con sus acreedores. En la cola para cobrar hay todo tipo de proveedores de insumos y servicios, y de montos muy distintos. En principio, lo que Cisterna filtró a algunos funcionarios de primera línea -que son los que escuchan cara a cara los reclamos de los proveedores- es que se va a respetar a rajatabla la orden del gobernador Das Neves: la prioridad la tendrán todos aquellos acreedores vinculados al sistema de Salud.

La obra pública también está entre las prioridades. La idea es que las empresas constructoras reactiven las obras que se pararon y no demoren ni medio día el inicio de otras que ya están licitadas y firmadas desde hace varios meses, a las que sólo les falta la inyección de los fondos presupuestados.

La obra pública es clave para cualquier gobierno porque reactiva a un sector que utiliza mucha mano de obra y que, habitualmente, dinamiza a muchos otros sectores.

Obras y municipios

El Gobierno inauguró la semana pasada la ronda de encuentros con intendentes para empezar a definir las obras que se financiarán con parte del bono. El primero en visitar Rawson con su carpetita bajo el brazo fue Carlos Linares, el intendente de Comodoro Rivadavia. Mañana será el turno de Adrián Maderna, su par de Trelew.

El jefe comunal de la ciudad petrolera, según aseguran en Fontana 50, no fue el primero por elección del Gobierno sino por decisión propia: “Carlitos picó en punta, fue el primero que vino”, aclaró Cisterna. “Para nosotros fue muy auspicioso que Linares ya estuviera tan avanzado en cuanto a las obras necesarias”, elogió el ministro coordinador.

Los que participaron del encuentro juran que Linares se mostró dócil como de costumbre y que no pronunció ni una palabra de su principal caballito de batalla político: la posibilidad de que los municipios utilicen parte del 15% del bono que le corresponde (unos 100 millones de dólares) para hacer frente a gastos corrientes.

Linares tiene un fuerte discurso mediático pero a la hora de los bifes consensua con el Gobierno provincial lo que más le conviene a su municipio. Esa es una crítica que se escucha cada vez más seguido entre los otros intendentes, inclusive de ciudades grandes. Creen que en su afán por ampliar la onda expansiva de su propuesta dentro del Partido Justicialista, el comodorense dice cosas para la tribuna que después no sostiene con tanto énfasis en las mesas de negociación.

De cualquier modo, es razonable que Linares esté más preocupado por responder las demandas urgentes de los comodorenes que por los aprietos económicos y financieros del resto de los intendentes.

El Gobierno también empezó a develar su estrategia para implementar la transferencia de los fondos del bono a los municipios, algo que por ahora es una incógnita. Se sabe que la idea es ir coordinando los plazos de ejecución de las obras con los ingresos de los fondos para que no pierdan valor, dando a entender que ese 15% no se depositará de una vez sino a medida que se vayan ejecutando las obras.

Aunque no está confirmado, esta semana podrían comenzar a firmarse los convenios marco con cada uno de los municipios, en los que se van a establecer los lineamientos globales del plan de obra pública que se va a financiar.

Desde la Legislatura observan los movimientos de Cisterna con cautela. Hay un grupo de diputados provinciales que comulga -al menos en este tema- con el discurso público de Linares, y que están dispuestos a volver a la carga con el proyecto para modificar la restricción que impuso el Gobierno provincial en el uso de los fondos.

Esa batalla política se adormeció cuando todos se dieron cuenta que el ruido que causaba podría trabar la emisión del bono, pero regresará con nuevos bríos en los próximos días.

Salud y política

La agenda política y económica de la semana estuvo matizada por otro tema central, como lo es el estado de salud del gobernador Das Neves. Aunque a algunos les moleste la insistencia con la que los medios de comunicación y gran parte de la sociedad se expresa al respecto, el interés por saber qué está ocurriendo con la salud del dirigente más importante e influyente de los últimos 20 años de la política chubutense es una cuestión de Estado.

No se trata solamente de la salud de un hombre muy querido por buena parte de la ciudadanía, sino de la máxima autoridad política de la provincia.

Es una muy buena señal que, de una vez por todas, se haya decidido que el gobernador se dedique a su recuperación plena por sobre cualquier interés político. Y en ese marco, es grande el desafío que tiene el vicegobernador Mariano Arcioni para llevar el barco hasta que regrese el capitán. Aun con poca experiencia, el vice está obligado a dar la talla.

Todas las gestiones funcionan mejor con su líder a la cabeza. Pero la mejor gestión es aquella que, aún sin su conductor en plenitud, puede seguir dando respuestas. Das Neves seguirá entregando todo, todos los días, como hace décadas. Ahora, es su equipo de gobierno el que tiene que demostrar que es digno de su líder.

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06 AGO 2016 - 22:11

La fantasía del “segundo semestre” que planteaba el presidente Mauricio Macri se esfumó hace rato y los argentinos ya empezamos a vivir los últimos cinco meses del año con angustia, prudencia y deseos de que el temporal no se lleve puesta a mucha gente y que el agua no llegue más arriba del cuello.

En este contexto, la situación de Chubut no dista mucho de lo que pasa en el resto del país pero hay dos agravantes locales que no se pueden soslayar: la situación económica que heredó el Gobierno de Mario Das Neves, una hipoteca difícil de levantar; y el precio del petróleo, que no termina de levantar vuelo y sigue poniendo en riesgo a la principal actividad productiva de la provincia, a miles de trabajadores y a los ingresos por regalías.

Esta semana se confirmó que Chubut recibirá hasta fin de año unos 250 millones de pesos extras en concepto de devolución del 15% de coparticipación que se viene reteniendo desde hace una década, que si bien aporta algo de oxígeno, no alcanza para sacarle el respirador a la economía provincial.

El ingreso de estos 250 millones de pesos, más otros 500 millones de pesos que el Gobierno nacional podría darle a Chubut a cuenta de la devolución del 15% -que se hará efectivo de acá a cuatro años- ya generó idas y vueltas en el mismo Gobierno provincial. Mientras el ministro de Economía, Pablo Oca, se mostró entusiasmado con que sean 750 millones de pesos los que puedan entrar, Víctor Cisterna, el ministro coordinador y jefe político de Oca, bajó de un escopetazo toda las expectativas: “Van a llegar 250 millones de pesos”, dijo tajante. “Se creó toda una idea de que van a venir 750 millones de pesos y no es así”, sentenció el jefe del Gabinete.

Cisterna hizo una cuenta sencilla: Chubut ya pidió 500 millones de pesos de adelanto al Gobierno nacional hace pocos meses, por lo que estos otros 500 millones que se podrían activar ahora, no harán más que descontarse por lo que ya se pidió prestado.

Dólares por goteo

Los 650 millones de dólares del bono están más cerca: ya fueron depositados en la cuenta que la provincia tiene en el Banco Central y de a poco se irán pesificando, de acuerdo a las necesidades que tenga el Gobierno.

Lo que está claro es que en Fontana 50 ya decidieron que los billetes verdes no entrarán todos de una vez a las arcas públicas. La idea es ir disponiendo de los fondos a medida que se tenga claro el destino y, además, ir sacando una pequeña renta financiera a los dólares que no se utilicen por el momento.

Hay que recordar que el espíritu original del endeudamiento fue financiar un plan de obras hasta 2019. Nadie piensa hoy que eso sea posible, pero se hará el intento de no liquidar todos los dólares juntos.

En el Gobierno tampoco han definido aún la manera en que se irán saldando las pesadas deudas que tiene con sus acreedores. En la cola para cobrar hay todo tipo de proveedores de insumos y servicios, y de montos muy distintos. En principio, lo que Cisterna filtró a algunos funcionarios de primera línea -que son los que escuchan cara a cara los reclamos de los proveedores- es que se va a respetar a rajatabla la orden del gobernador Das Neves: la prioridad la tendrán todos aquellos acreedores vinculados al sistema de Salud.

La obra pública también está entre las prioridades. La idea es que las empresas constructoras reactiven las obras que se pararon y no demoren ni medio día el inicio de otras que ya están licitadas y firmadas desde hace varios meses, a las que sólo les falta la inyección de los fondos presupuestados.

La obra pública es clave para cualquier gobierno porque reactiva a un sector que utiliza mucha mano de obra y que, habitualmente, dinamiza a muchos otros sectores.

Obras y municipios

El Gobierno inauguró la semana pasada la ronda de encuentros con intendentes para empezar a definir las obras que se financiarán con parte del bono. El primero en visitar Rawson con su carpetita bajo el brazo fue Carlos Linares, el intendente de Comodoro Rivadavia. Mañana será el turno de Adrián Maderna, su par de Trelew.

El jefe comunal de la ciudad petrolera, según aseguran en Fontana 50, no fue el primero por elección del Gobierno sino por decisión propia: “Carlitos picó en punta, fue el primero que vino”, aclaró Cisterna. “Para nosotros fue muy auspicioso que Linares ya estuviera tan avanzado en cuanto a las obras necesarias”, elogió el ministro coordinador.

Los que participaron del encuentro juran que Linares se mostró dócil como de costumbre y que no pronunció ni una palabra de su principal caballito de batalla político: la posibilidad de que los municipios utilicen parte del 15% del bono que le corresponde (unos 100 millones de dólares) para hacer frente a gastos corrientes.

Linares tiene un fuerte discurso mediático pero a la hora de los bifes consensua con el Gobierno provincial lo que más le conviene a su municipio. Esa es una crítica que se escucha cada vez más seguido entre los otros intendentes, inclusive de ciudades grandes. Creen que en su afán por ampliar la onda expansiva de su propuesta dentro del Partido Justicialista, el comodorense dice cosas para la tribuna que después no sostiene con tanto énfasis en las mesas de negociación.

De cualquier modo, es razonable que Linares esté más preocupado por responder las demandas urgentes de los comodorenes que por los aprietos económicos y financieros del resto de los intendentes.

El Gobierno también empezó a develar su estrategia para implementar la transferencia de los fondos del bono a los municipios, algo que por ahora es una incógnita. Se sabe que la idea es ir coordinando los plazos de ejecución de las obras con los ingresos de los fondos para que no pierdan valor, dando a entender que ese 15% no se depositará de una vez sino a medida que se vayan ejecutando las obras.

Aunque no está confirmado, esta semana podrían comenzar a firmarse los convenios marco con cada uno de los municipios, en los que se van a establecer los lineamientos globales del plan de obra pública que se va a financiar.

Desde la Legislatura observan los movimientos de Cisterna con cautela. Hay un grupo de diputados provinciales que comulga -al menos en este tema- con el discurso público de Linares, y que están dispuestos a volver a la carga con el proyecto para modificar la restricción que impuso el Gobierno provincial en el uso de los fondos.

Esa batalla política se adormeció cuando todos se dieron cuenta que el ruido que causaba podría trabar la emisión del bono, pero regresará con nuevos bríos en los próximos días.

Salud y política

La agenda política y económica de la semana estuvo matizada por otro tema central, como lo es el estado de salud del gobernador Das Neves. Aunque a algunos les moleste la insistencia con la que los medios de comunicación y gran parte de la sociedad se expresa al respecto, el interés por saber qué está ocurriendo con la salud del dirigente más importante e influyente de los últimos 20 años de la política chubutense es una cuestión de Estado.

No se trata solamente de la salud de un hombre muy querido por buena parte de la ciudadanía, sino de la máxima autoridad política de la provincia.

Es una muy buena señal que, de una vez por todas, se haya decidido que el gobernador se dedique a su recuperación plena por sobre cualquier interés político. Y en ese marco, es grande el desafío que tiene el vicegobernador Mariano Arcioni para llevar el barco hasta que regrese el capitán. Aun con poca experiencia, el vice está obligado a dar la talla.

Todas las gestiones funcionan mejor con su líder a la cabeza. Pero la mejor gestión es aquella que, aún sin su conductor en plenitud, puede seguir dando respuestas. Das Neves seguirá entregando todo, todos los días, como hace décadas. Ahora, es su equipo de gobierno el que tiene que demostrar que es digno de su líder.


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