La diferencia debió estar en la puntería

Un tiempo para cada uno y punto repartido con mezquindad. Newbery lo abrió con Sebastián Benites y la CAI lo empató con Marcos Rilo pudiendo ganarlo. Dos mano a mano perdidos en el final, le restaron puntos valiosos al local que mereció más.

En el Estadio Municipal, la CAI y Jorge Newbery igualaron en un tanto. El local lo pudo haber ganado, pero no estuvo fino a la hora de definir.
20 AGO 2016 - 22:46 | Actualizado

El segundo capítulo empezó a mostrar otra parte de la trama. CAI sumó su primer punto pudiendo ganarlo y Jorge Newbery sin juego, no termina de aparecer. Apenas un tiempo con volantes encendidos y después con el empate consumado, de poco a casi nada. Solamente la impericia para definir de los delanteros azurros hizo la diferencia para que el 1-1 termine quedando chico. El partido recién puso “play” a los 31’ cuando Newbery encontró la llave del gol. El Lobo que ya se había acomodado con toques cortos para ampliar espacios, sorprendió con un remate de derecha de Sebastián Benites que se filtró entre el arquero Grasso y el poste, abajo e inalcanzable. La apertura le dio oxígeno a Newbery y le puso a la CAI un peso adicional en la espalda. El equipo de Segura que se había insinuado de arranque con un par de corridas de Covalschi, sufrió con la pelota en otros pies. El juego se le hizo esquivo, los volantes no sumaron en la recuperación y Orosco nunca pudo abastecer a los de arriba. Newbery con tranquilidad, se apoyó en la confianza y la siempre peligrosa presencia de Videla y Villegas. Igual hubo poco para ver en los primeros 45’: exceso de lucha, pocas emociones y divididas sin dueño.

La CAI pareció volver recargada desde el vestuario. Y enseguida forzó un error del arquero Romero en un tiro libre ejecutado por Vargas para reafirmar esa reacción. El barilochense se hizo protagonista, encaró con decisión y provocó foules que se tradujeron en peligrosas acciones de pelota parada. Justo a los 9’ la búsqueda tuvo premio. De un tiro libre a una maratón de rebotes sin marca a la aparición en el área de Marcos Rilo. Gol de defensor y paridad en el mismo combo. La CAI no se quedó con la sensación solamente de que podía. De cabeza, Leguiza tuvo el segundo y el fútbol ausente se cambió por una apuesta más a tono porque crecieron Orosco y Contreras en el manejo y se dejó de lado el pelotazo como argumento. Newbery respondió con pizarrón a pleno. Sobrecargó el ataque con el ingreso de Erro y adelantó posiciones resignando presencia defensiva. Por eso, el local lo cerró mejor y pudo ganarlo de no mediar dos opciones imperdibles que fallaron Orosco y Axel Figueroa. Ahí estuvo la clave, en la falta de puntería de los juveniles para poder llevarse un premio más gordo. Debió ser para la CAI pero los cierres nunca han sido su especialidad. Más bien, un karma no resuelto.

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En el Estadio Municipal, la CAI y Jorge Newbery igualaron en un tanto. El local lo pudo haber ganado, pero no estuvo fino a la hora de definir.
20 AGO 2016 - 22:46

El segundo capítulo empezó a mostrar otra parte de la trama. CAI sumó su primer punto pudiendo ganarlo y Jorge Newbery sin juego, no termina de aparecer. Apenas un tiempo con volantes encendidos y después con el empate consumado, de poco a casi nada. Solamente la impericia para definir de los delanteros azurros hizo la diferencia para que el 1-1 termine quedando chico. El partido recién puso “play” a los 31’ cuando Newbery encontró la llave del gol. El Lobo que ya se había acomodado con toques cortos para ampliar espacios, sorprendió con un remate de derecha de Sebastián Benites que se filtró entre el arquero Grasso y el poste, abajo e inalcanzable. La apertura le dio oxígeno a Newbery y le puso a la CAI un peso adicional en la espalda. El equipo de Segura que se había insinuado de arranque con un par de corridas de Covalschi, sufrió con la pelota en otros pies. El juego se le hizo esquivo, los volantes no sumaron en la recuperación y Orosco nunca pudo abastecer a los de arriba. Newbery con tranquilidad, se apoyó en la confianza y la siempre peligrosa presencia de Videla y Villegas. Igual hubo poco para ver en los primeros 45’: exceso de lucha, pocas emociones y divididas sin dueño.

La CAI pareció volver recargada desde el vestuario. Y enseguida forzó un error del arquero Romero en un tiro libre ejecutado por Vargas para reafirmar esa reacción. El barilochense se hizo protagonista, encaró con decisión y provocó foules que se tradujeron en peligrosas acciones de pelota parada. Justo a los 9’ la búsqueda tuvo premio. De un tiro libre a una maratón de rebotes sin marca a la aparición en el área de Marcos Rilo. Gol de defensor y paridad en el mismo combo. La CAI no se quedó con la sensación solamente de que podía. De cabeza, Leguiza tuvo el segundo y el fútbol ausente se cambió por una apuesta más a tono porque crecieron Orosco y Contreras en el manejo y se dejó de lado el pelotazo como argumento. Newbery respondió con pizarrón a pleno. Sobrecargó el ataque con el ingreso de Erro y adelantó posiciones resignando presencia defensiva. Por eso, el local lo cerró mejor y pudo ganarlo de no mediar dos opciones imperdibles que fallaron Orosco y Axel Figueroa. Ahí estuvo la clave, en la falta de puntería de los juveniles para poder llevarse un premio más gordo. Debió ser para la CAI pero los cierres nunca han sido su especialidad. Más bien, un karma no resuelto.


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