“Mi escuela es la calle, esa es mi galería”

Reportaje al artista plástico de Rawson, Bruno Berrettini.

Bruno Berrettini forma parte de una generación de artistas jóvenes que ha copado la calle con su arte.
05 SEP 2016 - 20:23 | Actualizado

Por Sergio Praváz.
Se trata de un artista plástico cuya pasión por los colores lo lleva a experimentar con materiales diversos. Su temperamento lo obliga a meter los brazos hasta la última línea de los hombros en el pozo de la disciplina que cultiva. 
Así indaga como se paladea aquello que busca cuando encara una pared en el espacio público, un cuadro de formato chico, o las horas de observación de los grandes maestros a fin de desentrañar una técnica, un concepto, una idea. Bruno Berrettini forma parte de una generación de artistas jóvenes que sin prejuicios toman por asalto las comarcas establecidas de la pintura en nuestra provincia para dejar su impronta.
Sus viajes por Latinoamérica fueron la escuela que completó su formación como artista. A partir de una iniciativa suya se llevó a cabo hasta finales de 2015 un proyecto de embellecimiento del espacio urbano que en Rawson le permitió pintar cuatro murales. 
Al concluir esa posibilidad de resignificar el perfil urbano de la capital provincial desde el color y la historia, se perdió la chance de llevar a cabo una experiencia estética notable. -¿Cómo definirías la estética de tu arte urbano?
-Yo a partir de lo que es mi trabajo, mi impronta en expresarme en la calle, lo que planteo, a diferencia de lo que es el muralismo conceptual y con la bajada latinoamericana y con todo el peso que tiene y el respeto por artistas como Diego Rivera, como acá en Rawson.
Esteban Ferreyra en su momento, despegándome un poco de esa escuela, yo planteo principalmente que el mundo da una vuelta todos los días y vivimos en esta época. Principalmente a lo que apuesto y a lo que voy es que tengo muchísimas herramientas con las cuales trabajar, a ese conjunto de herramientas las describo como arte urbano, no me considero grafitero, ni muralista, pero si considero que hago arte urbano. 
La cuestión es el impacto que quiero lograr en el peatón, que de repente se encuentra con una ochava pintada de naranja, entonces por ahí, de esa manera, es a lo que apuesto a la hora de expresarme en la calle.
-Ese impacto que vos pretendes generar con tu arte ¿tiene una carga ideológica, una carga histórica o es pura sensación?
-Y bueno, tiene un poco de todo, porque yo podría no hacerme cargo de que estoy expresándome, pero estamos hablando de arte, es expresión pura, entonces de repente pinto flores, yo podría decirte que es un Amancay, pero también me encuentro en el momento que lo estoy haciendo, que alguien pase y me diga es hermoso, entonces indudablemente una sensación despierta, es la devolución del transeúnte, además. Uno toma decisiones porqué poner ese amarillo y no otro con un poco más de blanco, entonces el concepto del desarrollo de la imagen siempre está cargado de sensaciones, nada más que uno al producir tanto es como que no está deslumbrado siempre, al estar trabajando continuamente espera que el que recibe devuelva esa sensación, que es lo que sucede. Pintar en la calle tiene eso.
-¿Tu actitud es permanecer el mayor tiempo posible en actitud de arte?.
-Sí, siempre. Es lo que hablábamos con vos, estás en el laburo leyendo una ley y se te cayó un pensamiento y lo anotaste en algún papel; es un mal necesario. Yo estoy por ahí en la calle, el tema es que la disciplina que yo elegí tiene que ver con los colores y con la visión, indudablemente siempre estás ligado, mirá que bien queda ese verde, como recorta con ese blanco y ya es una anotación mental que después uno la va a utilizar; es como que no podés salirte de ese lugar; siempre está ahí.
Tres palabras

-¿Cuál es el verdadero placer:  la ejecución de la obra, el paso anterior, cuando concluís?
-Yo tengo un gran problema con respecto a eso y es que me cuesta muchísimo terminar las cosas, como que no me puedo desprender. Me pasa mucho cuando estoy por terminar las obras de formato chico, el cuadro; está ahí para terminar y no puedo, es como que le doy una vuelta, me acerco, me voy, vuelvo. Si bien hago varias cosas, no solamente pinto en la calle y hago muralismo, a mi lo que me importa es la impronta de cargar un rodillo, yo vibro ahí. Cuando alguien quiere hacer un mural en su casa pero no sabe qué es lo que quiere, trato de llevarme tres palabras, hago una propuesta de boceto, se corrige, y esa segunda corrección se encamina a lo que va a ser la pared. Ese es mi contrato, ese boceto va a estar ahí aprobado por el cliente, entonces no puede haber malos entendidos, porque también sucede mucho “vos sos el que pinta, haceme un dibujito acá che ¿porqué no le pones celeste? y no, porque yo en el contrato digo que el celeste que va a ir es este. Entonces una vez que pasa ese proceso que para mí no es tedioso porque no dejo de dibujar, sí paso al formato de pared, que es lo que me define. O  sea, yo soy un artista formato de pared, siempre busco la dimensión grande. 
-¿Cuántas paredes pintaste en Rawson hasta el momento y cuáles son?
-A partir del proyecto de embellecimiento del espacio urbano, cuatro murales llevo realizados: uno es la espalda de la escuela 20 (Gregorio Mayo al 500) relacionado al deporte, el otro en Bernardo Vacchina y Pueyrredón que sería una visión del pueblo de hoy, la energía eólica, citamos a Sancho Panza y al Quijote peleando con los molinos. También se trabajó la flota amarilla porque yo soy un enamorado de esa idea; yo veo un atardecer y la mata que se ve en el horizonte, a eso voy. Entonces para mi hay que rescatar conceptualmente esa imagen, nosotros, un accidente geográfico increíble como en pocas partes del mundo, el río que muere en el mar. 
El tercero, el de los colonos, donde planteamos un concepto de 150 años, cruce de culturas, está en la diagonal de 15 de Septiembre y Manuel Belgrano, que es una callecita que siempre me gustó. También incluimos un dragón, está en la bandera, como no vamos a hacer un dragón rojo de 25 metros que está soplando fuego y está prendiendo las velas, no las apaga, hacemos hincapié en eso, que la comunión entre el indio y el galés existe, no se como habrá sido la historia, quién tiene la verdad de la milanesa, pero doy fe de que el indio Davies existe y el galenso Huentelaf también, entonces el planteo era eso, la comunión existe, lo que planteamos es eso, 150 años de no apagar cultura.
El cuarto es Flora que está en la esquina de Mariano Moreno y Gregorio Mayo, a mí me gusta mucho la naturaleza, apuesto mucho a pintar animales, especies autóctonas, volvemos a lo mismo, vos vas al costado de la ruta, vamos a plantar un árbol y... ¿un pino vas a plantar acá?... pero perjudicás al mollo... el molle es hermoso, un poco rescatar eso.#

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Bruno Berrettini forma parte de una generación de artistas jóvenes que ha copado la calle con su arte.
05 SEP 2016 - 20:23

Por Sergio Praváz.
Se trata de un artista plástico cuya pasión por los colores lo lleva a experimentar con materiales diversos. Su temperamento lo obliga a meter los brazos hasta la última línea de los hombros en el pozo de la disciplina que cultiva. 
Así indaga como se paladea aquello que busca cuando encara una pared en el espacio público, un cuadro de formato chico, o las horas de observación de los grandes maestros a fin de desentrañar una técnica, un concepto, una idea. Bruno Berrettini forma parte de una generación de artistas jóvenes que sin prejuicios toman por asalto las comarcas establecidas de la pintura en nuestra provincia para dejar su impronta.
Sus viajes por Latinoamérica fueron la escuela que completó su formación como artista. A partir de una iniciativa suya se llevó a cabo hasta finales de 2015 un proyecto de embellecimiento del espacio urbano que en Rawson le permitió pintar cuatro murales. 
Al concluir esa posibilidad de resignificar el perfil urbano de la capital provincial desde el color y la historia, se perdió la chance de llevar a cabo una experiencia estética notable. -¿Cómo definirías la estética de tu arte urbano?
-Yo a partir de lo que es mi trabajo, mi impronta en expresarme en la calle, lo que planteo, a diferencia de lo que es el muralismo conceptual y con la bajada latinoamericana y con todo el peso que tiene y el respeto por artistas como Diego Rivera, como acá en Rawson.
Esteban Ferreyra en su momento, despegándome un poco de esa escuela, yo planteo principalmente que el mundo da una vuelta todos los días y vivimos en esta época. Principalmente a lo que apuesto y a lo que voy es que tengo muchísimas herramientas con las cuales trabajar, a ese conjunto de herramientas las describo como arte urbano, no me considero grafitero, ni muralista, pero si considero que hago arte urbano. 
La cuestión es el impacto que quiero lograr en el peatón, que de repente se encuentra con una ochava pintada de naranja, entonces por ahí, de esa manera, es a lo que apuesto a la hora de expresarme en la calle.
-Ese impacto que vos pretendes generar con tu arte ¿tiene una carga ideológica, una carga histórica o es pura sensación?
-Y bueno, tiene un poco de todo, porque yo podría no hacerme cargo de que estoy expresándome, pero estamos hablando de arte, es expresión pura, entonces de repente pinto flores, yo podría decirte que es un Amancay, pero también me encuentro en el momento que lo estoy haciendo, que alguien pase y me diga es hermoso, entonces indudablemente una sensación despierta, es la devolución del transeúnte, además. Uno toma decisiones porqué poner ese amarillo y no otro con un poco más de blanco, entonces el concepto del desarrollo de la imagen siempre está cargado de sensaciones, nada más que uno al producir tanto es como que no está deslumbrado siempre, al estar trabajando continuamente espera que el que recibe devuelva esa sensación, que es lo que sucede. Pintar en la calle tiene eso.
-¿Tu actitud es permanecer el mayor tiempo posible en actitud de arte?.
-Sí, siempre. Es lo que hablábamos con vos, estás en el laburo leyendo una ley y se te cayó un pensamiento y lo anotaste en algún papel; es un mal necesario. Yo estoy por ahí en la calle, el tema es que la disciplina que yo elegí tiene que ver con los colores y con la visión, indudablemente siempre estás ligado, mirá que bien queda ese verde, como recorta con ese blanco y ya es una anotación mental que después uno la va a utilizar; es como que no podés salirte de ese lugar; siempre está ahí.
Tres palabras

-¿Cuál es el verdadero placer:  la ejecución de la obra, el paso anterior, cuando concluís?
-Yo tengo un gran problema con respecto a eso y es que me cuesta muchísimo terminar las cosas, como que no me puedo desprender. Me pasa mucho cuando estoy por terminar las obras de formato chico, el cuadro; está ahí para terminar y no puedo, es como que le doy una vuelta, me acerco, me voy, vuelvo. Si bien hago varias cosas, no solamente pinto en la calle y hago muralismo, a mi lo que me importa es la impronta de cargar un rodillo, yo vibro ahí. Cuando alguien quiere hacer un mural en su casa pero no sabe qué es lo que quiere, trato de llevarme tres palabras, hago una propuesta de boceto, se corrige, y esa segunda corrección se encamina a lo que va a ser la pared. Ese es mi contrato, ese boceto va a estar ahí aprobado por el cliente, entonces no puede haber malos entendidos, porque también sucede mucho “vos sos el que pinta, haceme un dibujito acá che ¿porqué no le pones celeste? y no, porque yo en el contrato digo que el celeste que va a ir es este. Entonces una vez que pasa ese proceso que para mí no es tedioso porque no dejo de dibujar, sí paso al formato de pared, que es lo que me define. O  sea, yo soy un artista formato de pared, siempre busco la dimensión grande. 
-¿Cuántas paredes pintaste en Rawson hasta el momento y cuáles son?
-A partir del proyecto de embellecimiento del espacio urbano, cuatro murales llevo realizados: uno es la espalda de la escuela 20 (Gregorio Mayo al 500) relacionado al deporte, el otro en Bernardo Vacchina y Pueyrredón que sería una visión del pueblo de hoy, la energía eólica, citamos a Sancho Panza y al Quijote peleando con los molinos. También se trabajó la flota amarilla porque yo soy un enamorado de esa idea; yo veo un atardecer y la mata que se ve en el horizonte, a eso voy. Entonces para mi hay que rescatar conceptualmente esa imagen, nosotros, un accidente geográfico increíble como en pocas partes del mundo, el río que muere en el mar. 
El tercero, el de los colonos, donde planteamos un concepto de 150 años, cruce de culturas, está en la diagonal de 15 de Septiembre y Manuel Belgrano, que es una callecita que siempre me gustó. También incluimos un dragón, está en la bandera, como no vamos a hacer un dragón rojo de 25 metros que está soplando fuego y está prendiendo las velas, no las apaga, hacemos hincapié en eso, que la comunión entre el indio y el galés existe, no se como habrá sido la historia, quién tiene la verdad de la milanesa, pero doy fe de que el indio Davies existe y el galenso Huentelaf también, entonces el planteo era eso, la comunión existe, lo que planteamos es eso, 150 años de no apagar cultura.
El cuarto es Flora que está en la esquina de Mariano Moreno y Gregorio Mayo, a mí me gusta mucho la naturaleza, apuesto mucho a pintar animales, especies autóctonas, volvemos a lo mismo, vos vas al costado de la ruta, vamos a plantar un árbol y... ¿un pino vas a plantar acá?... pero perjudicás al mollo... el molle es hermoso, un poco rescatar eso.#


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