François Hollande reconoce problemas con el Islam

El presidente francés, Francois Hollande, cree que Francia tiene "un problema con el islam", porque quiere ocupar el espacio público, al tiempo que considera que hay demasiada inmigración en su país, según extracto de un libro que se publicará mañana en Francia y que hoy anticipó el diario Le Monde.

12 OCT 2016 - 14:37 | Actualizado

Estas y otras confesiones que el jefe del Estado francés realizó a lo largo de su mandato a dos periodistas del vespertino Le Monde, Gérard Davet y Fabrice Lhomme, serán publicadas mañana en un libro con el título "Un président ne dévrait pas dire ça..." (Un presidente no debería decir eso...).

"Hay un problema con el islam, porque pide lugares de culto, ser reconocido. No es el islam lo que provoca el problema en el sentido de que sea una religión peligrosa, sino porque quiere ser reconocida como una religión en la República", afirmó Hollande.

"La mujer con velo de hoy será la Marianne (la representación femenina de la República en el ideario francés) de mañana. Porque si somos capaces de ofrecerle condiciones para expresarse, se liberará de su velo y se convertirá en una francesa, religiosa si quiere, capaz de ser portadora de un ideal", añadió el presidente.

Hollande reconoció que "hay demasiadas llegadas" de inmigrantes a Francia, personas "que no tendrían que estar" en el país, según consignó la agencia de noticias EFE.

Pero el mandatario socialista rechazó que la identidad francesa, uno de los temas preferidos de la extrema derecha y, en particular, de su antecesor en el cargo, el conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012), deba ser defendida por la izquierda.

"La izquierda no puede ganar con el tema de la identidad, pero puede perder", señaló.

A lo largo del libro, queda en evidencia el rencor que Hollande guarda a Sarkozy, a quien calificó de "pequeño De Gaulle", de "conejo de Duracell, siempre agitado", obsesionado por el dinero y de quien detesta "su grosería, su crueldad, su cinismo".

"No distingue lo posible de lo imposible, lo legal de lo ilegal, lo decente de lo indecente. ¿Por qué tiene este vicio por el dinero? Se rodea de gente con dinero. El dinero, siempre pensando en el dinero", comenta.

Tampoco se olvidó de señalar los problemas de Sarkozy con la Justicia, su imputación por la posible financiación ilegal de su campaña en 2012, la investigación por presuntas presiones a un juez o sobre la eventual financiación por parte del régimen libio de Muammar Kaddafi.

Pese a todo, Hollande sostuvo que pediría el voto para Sarkozy en caso de que pasara a la segunda vuelta de las presidenciales y se enfrentara entonces a la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen.

En tanto que de su campo político, alabó a su primer ministro, Manuel Valls, por su "lealtad absoluta", y lo consideró su heredero.

12 OCT 2016 - 14:37

Estas y otras confesiones que el jefe del Estado francés realizó a lo largo de su mandato a dos periodistas del vespertino Le Monde, Gérard Davet y Fabrice Lhomme, serán publicadas mañana en un libro con el título "Un président ne dévrait pas dire ça..." (Un presidente no debería decir eso...).

"Hay un problema con el islam, porque pide lugares de culto, ser reconocido. No es el islam lo que provoca el problema en el sentido de que sea una religión peligrosa, sino porque quiere ser reconocida como una religión en la República", afirmó Hollande.

"La mujer con velo de hoy será la Marianne (la representación femenina de la República en el ideario francés) de mañana. Porque si somos capaces de ofrecerle condiciones para expresarse, se liberará de su velo y se convertirá en una francesa, religiosa si quiere, capaz de ser portadora de un ideal", añadió el presidente.

Hollande reconoció que "hay demasiadas llegadas" de inmigrantes a Francia, personas "que no tendrían que estar" en el país, según consignó la agencia de noticias EFE.

Pero el mandatario socialista rechazó que la identidad francesa, uno de los temas preferidos de la extrema derecha y, en particular, de su antecesor en el cargo, el conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012), deba ser defendida por la izquierda.

"La izquierda no puede ganar con el tema de la identidad, pero puede perder", señaló.

A lo largo del libro, queda en evidencia el rencor que Hollande guarda a Sarkozy, a quien calificó de "pequeño De Gaulle", de "conejo de Duracell, siempre agitado", obsesionado por el dinero y de quien detesta "su grosería, su crueldad, su cinismo".

"No distingue lo posible de lo imposible, lo legal de lo ilegal, lo decente de lo indecente. ¿Por qué tiene este vicio por el dinero? Se rodea de gente con dinero. El dinero, siempre pensando en el dinero", comenta.

Tampoco se olvidó de señalar los problemas de Sarkozy con la Justicia, su imputación por la posible financiación ilegal de su campaña en 2012, la investigación por presuntas presiones a un juez o sobre la eventual financiación por parte del régimen libio de Muammar Kaddafi.

Pese a todo, Hollande sostuvo que pediría el voto para Sarkozy en caso de que pasara a la segunda vuelta de las presidenciales y se enfrentara entonces a la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen.

En tanto que de su campo político, alabó a su primer ministro, Manuel Valls, por su "lealtad absoluta", y lo consideró su heredero.


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