El recorte de fondos a ciencia y técnica, un retroceso inoportuno y negativo para Chubut

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Científicos del CENPAT protestaron esta semana, mientras Sturzenegger presentaba el nuevo billete en Madryn.
29 OCT 2016 - 21:54 | Actualizado

Un joven científico chubutense, becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y formado en la estructura del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) durante siete años, se convirtió en los últimos años en un referente mundial en cuestiones de viento y su incidencia en la quema de pastizales. Es el mismo que acaba de renunciar a la estructura pública que lo formó y lo contuvo en los últimos años para irse a trabajar a Australia, buscando un mejor destino que el que se le plantea acá.

Es apenas un caso testigo pero, también, la punta del iceberg de lo que ya empezó a generar el recorte presupuestario que el Gobierno nacional que encabeza Mauricio Macri anticipó para 2017 en el área de ciencia y técnica.

Este joven, cuya identidad no viene al caso, es el primer científico de primera línea que pierde Chubut en este escenario de recorte de gasto público impulsado por el Gobierno de Cambiemos, pero seguramente no será el último. Y no es menor que el primero de la lista sea un experto en dos cuestiones básicas para Chubut: el viento y el efecto del fuego en la naturaleza.

Tampoco serán pocos los científicos argentinos que armarán sus valijas en los próximos meses y se calcula que serán miles los que el próximo año quedarán a la buena de Dios: algunos insatisfechos con sus escuálidos salarios. Otros, sin un peso de presupuesto para investigar. Que es lo mismo que mandarlos “a lavar los platos”, como hizo el inefable Domingo Felipe Cavallo en las década del 90.

Cifras

Los datos concretos sobre este recorte que se repercutirá ahora pero mucho más en las futuras generaciones, son brutales: el Presupuesto 2017 enviado al Congreso para su tratamiento, y luego de contemplar la inflación esperada para 2016 (alrededor de 40,9%), lleva la participación del sistema de ciencia y técnica de 0,71% en 2016 al 0,59% para 2017, recortando los fondos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en su conjunto en un 56%.

Los ajustes desagregados son más impactantes: la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (responsable de la mayor parte del financiamiento destinado a los proyectos de investigación en la Argentina), tendrá un presupuesto 60% menor. Y la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales (CONAE), esa que estuvo detrás de la colocación de varios satélites argentinos en órbita, tendrá 34% menos de fondos para funcionar.

Al CONICET le irá un poco “mejor”: es el único organismo que vería incrementado su presupuesto en 2017, pero apenas un 3% respecto a 2016. Sin embargo, le quitan la potestad de administrar los cargos asociados a la Carrera de Investigador Científico, lo que equivaldría al cierre de los ingresos de nuevos investigadores, además de significar un recorte en un 25% del número de becas para el año próximo.

Queja de Das Neves

A los científicos chubutenses del CONICET y el CENPAT les cayó muy bien que el gobernador Mario Das Neves se haya puesto al frente del reclamo la semana pasada, cuando se presentó el billete de $ 200 en Puerto Madryn y arribó a la zona el titular del Banco Central de la República Argentina, Federico Sturzenegger.

En ese marco, Das Neves le pidió a Sturzenegger que comunique al Gobierno nacional la posición de Chubut en relación al recorte presupuestario para ciencia y tecnología, y además que plantee la revisión de la medida: “Le pido que revean esta medida –le dijo a Sturzenegger-. Nosotros estamos en contra de esa posibilidad y esta será la posición que tendrán nuestros legisladores nacionales a la hora de discutir el presupuesto”, advirtió Das Neves, que hasta ahora venía teniendo una sintonía fina con el Gobierno nacional, acompañando muchas de sus medidas en el Congreso –la reforma electoral con voto electrónico incluido tuvo el apoyo de los tres diputados dasnevistas, por ejemplo-, pero que se despegó de un recorte presupuestario que es impresentable en términos políticos.

“A nosotros se nos ha indicado que somos una provincia rica porque tenemos petróleo, pero la verdad es que somos muy pobres porque todos esos ingresos se van terminando”, disparó el gobernador.

“Fede”, el terrible

Los científicos que el miércoles pasado fueron hasta la puerta del Ecocentro a protestar por el recorte no lo hicieron al voleo. Se encargaron de recordar cuál había sido el papel que jugó Sturzenegger en la historia reciente del país.

“El actual presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) representa, a nuestro entender, un verdadero tecnócrata de la derecha corporativa transnacional, instrumentador de políticas de vaciamiento económico, fuga de capitales y mecanismos que favorecen la especulación financiera y la utilización del Estado para negocios fraudulentos de grandes bancos y grupos económicos locales e internacionales”, dispararon los científicos en un comunicado.

Claro, recordaron que en 2001, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, Sturzenegger fue secretario de Política Económica y junto con Domingo Cavallo formó parte de una operación financiera conocida como “Megacanje”, que aumentó la deuda pública argentina en 53 mil millones de dólares.

Nadie resiste un archivo como este.

Consecuencias

El avance en el Congreso de la Ley de Presupuesto 2017 con el recorte a ciencia y técnica tendrá graves consecuencias para el país. Claro que también son importantes los recursos destinados a sostener el desarrollo social, o la educación. Si se quiere, es hasta políticamente más correcto horrorizarse con los recortes que hacen los gobiernos a estos dos sectores.

Pero desfinanciar a la comunidad científica puede tener las mismas o más graves consecuencias en el futuro de la Argentina.

La semana pasada, en esta misma columna, se aportaban datos oficiales del INDEC sobre los dramas ocultos de la falta de educación en la fuerza laboral de Chubut: en las principales ciudades del Valle Inferior, casi el 25% de las personas en condiciones de trabajar no terminó la secundaria. Y un 7% ni siquiera terminó la primaria. Y apenas el 14,9% de los jóvenes en condiciones de trabajar tiene una carrera superior o universitaria completa. En Comodoro Rivadavia y la zona sur las variables son menos alarmantes, pero tampoco son las ideales.

Con este tipo de realidades socio-educativas, que Macri decida achicar el gasto público a costa de un sector decididamente influyente en la calidad educativa de las personas es por lo menos una brutalidad. O sea, el gesto de un bruto.

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Científicos del CENPAT protestaron esta semana, mientras Sturzenegger presentaba el nuevo billete en Madryn.
29 OCT 2016 - 21:54

Un joven científico chubutense, becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y formado en la estructura del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) durante siete años, se convirtió en los últimos años en un referente mundial en cuestiones de viento y su incidencia en la quema de pastizales. Es el mismo que acaba de renunciar a la estructura pública que lo formó y lo contuvo en los últimos años para irse a trabajar a Australia, buscando un mejor destino que el que se le plantea acá.

Es apenas un caso testigo pero, también, la punta del iceberg de lo que ya empezó a generar el recorte presupuestario que el Gobierno nacional que encabeza Mauricio Macri anticipó para 2017 en el área de ciencia y técnica.

Este joven, cuya identidad no viene al caso, es el primer científico de primera línea que pierde Chubut en este escenario de recorte de gasto público impulsado por el Gobierno de Cambiemos, pero seguramente no será el último. Y no es menor que el primero de la lista sea un experto en dos cuestiones básicas para Chubut: el viento y el efecto del fuego en la naturaleza.

Tampoco serán pocos los científicos argentinos que armarán sus valijas en los próximos meses y se calcula que serán miles los que el próximo año quedarán a la buena de Dios: algunos insatisfechos con sus escuálidos salarios. Otros, sin un peso de presupuesto para investigar. Que es lo mismo que mandarlos “a lavar los platos”, como hizo el inefable Domingo Felipe Cavallo en las década del 90.

Cifras

Los datos concretos sobre este recorte que se repercutirá ahora pero mucho más en las futuras generaciones, son brutales: el Presupuesto 2017 enviado al Congreso para su tratamiento, y luego de contemplar la inflación esperada para 2016 (alrededor de 40,9%), lleva la participación del sistema de ciencia y técnica de 0,71% en 2016 al 0,59% para 2017, recortando los fondos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en su conjunto en un 56%.

Los ajustes desagregados son más impactantes: la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (responsable de la mayor parte del financiamiento destinado a los proyectos de investigación en la Argentina), tendrá un presupuesto 60% menor. Y la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales (CONAE), esa que estuvo detrás de la colocación de varios satélites argentinos en órbita, tendrá 34% menos de fondos para funcionar.

Al CONICET le irá un poco “mejor”: es el único organismo que vería incrementado su presupuesto en 2017, pero apenas un 3% respecto a 2016. Sin embargo, le quitan la potestad de administrar los cargos asociados a la Carrera de Investigador Científico, lo que equivaldría al cierre de los ingresos de nuevos investigadores, además de significar un recorte en un 25% del número de becas para el año próximo.

Queja de Das Neves

A los científicos chubutenses del CONICET y el CENPAT les cayó muy bien que el gobernador Mario Das Neves se haya puesto al frente del reclamo la semana pasada, cuando se presentó el billete de $ 200 en Puerto Madryn y arribó a la zona el titular del Banco Central de la República Argentina, Federico Sturzenegger.

En ese marco, Das Neves le pidió a Sturzenegger que comunique al Gobierno nacional la posición de Chubut en relación al recorte presupuestario para ciencia y tecnología, y además que plantee la revisión de la medida: “Le pido que revean esta medida –le dijo a Sturzenegger-. Nosotros estamos en contra de esa posibilidad y esta será la posición que tendrán nuestros legisladores nacionales a la hora de discutir el presupuesto”, advirtió Das Neves, que hasta ahora venía teniendo una sintonía fina con el Gobierno nacional, acompañando muchas de sus medidas en el Congreso –la reforma electoral con voto electrónico incluido tuvo el apoyo de los tres diputados dasnevistas, por ejemplo-, pero que se despegó de un recorte presupuestario que es impresentable en términos políticos.

“A nosotros se nos ha indicado que somos una provincia rica porque tenemos petróleo, pero la verdad es que somos muy pobres porque todos esos ingresos se van terminando”, disparó el gobernador.

“Fede”, el terrible

Los científicos que el miércoles pasado fueron hasta la puerta del Ecocentro a protestar por el recorte no lo hicieron al voleo. Se encargaron de recordar cuál había sido el papel que jugó Sturzenegger en la historia reciente del país.

“El actual presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) representa, a nuestro entender, un verdadero tecnócrata de la derecha corporativa transnacional, instrumentador de políticas de vaciamiento económico, fuga de capitales y mecanismos que favorecen la especulación financiera y la utilización del Estado para negocios fraudulentos de grandes bancos y grupos económicos locales e internacionales”, dispararon los científicos en un comunicado.

Claro, recordaron que en 2001, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, Sturzenegger fue secretario de Política Económica y junto con Domingo Cavallo formó parte de una operación financiera conocida como “Megacanje”, que aumentó la deuda pública argentina en 53 mil millones de dólares.

Nadie resiste un archivo como este.

Consecuencias

El avance en el Congreso de la Ley de Presupuesto 2017 con el recorte a ciencia y técnica tendrá graves consecuencias para el país. Claro que también son importantes los recursos destinados a sostener el desarrollo social, o la educación. Si se quiere, es hasta políticamente más correcto horrorizarse con los recortes que hacen los gobiernos a estos dos sectores.

Pero desfinanciar a la comunidad científica puede tener las mismas o más graves consecuencias en el futuro de la Argentina.

La semana pasada, en esta misma columna, se aportaban datos oficiales del INDEC sobre los dramas ocultos de la falta de educación en la fuerza laboral de Chubut: en las principales ciudades del Valle Inferior, casi el 25% de las personas en condiciones de trabajar no terminó la secundaria. Y un 7% ni siquiera terminó la primaria. Y apenas el 14,9% de los jóvenes en condiciones de trabajar tiene una carrera superior o universitaria completa. En Comodoro Rivadavia y la zona sur las variables son menos alarmantes, pero tampoco son las ideales.

Con este tipo de realidades socio-educativas, que Macri decida achicar el gasto público a costa de un sector decididamente influyente en la calidad educativa de las personas es por lo menos una brutalidad. O sea, el gesto de un bruto.


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