Naciones Unidas advierte riesgo de genocidio en Sudán

El enviado especial de la ONU para la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, advirtió hoy que la actual violencia en Sudán del Sur y "la propagación del odio étnico podrían derivar en genocidio si no se hace ahora algo para detenerlo".

11 NOV 2016 - 20:00 | Actualizado

En Yuba, la capital del país africano, Dieng pidió a las autoridades de Sudán del Sur proteger a los civiles para evitar más agresiones étnicas, en declaraciones a la prensa en la sede de la misión de la ONU.

Al final de su visita al país, el más joven del mundo, el enviado de Naciones Unidas aseguró que de momento "no hay genocidio en Sudán del Sur, pero el peligro que llevaría a este acto aumenta".

"El genocidio no ocurre en un solo día, por ello hay que impedirlo", subrayó Dieng, insistiendo en que "el terreno ya está preparado para un genocidio en Sudán del Sur", citado por la agencia de noticias EFE.

Además que durante su visita a los campamentos de desplazados establecidos por la ONU en Yuba y Yei, situado al sur de la capital, comprobó "la falta de confianza entre el Ejército y los civiles".

La población habla "de soldados indisciplinados, divididos en distintos grupos armados y bandas que el gobierno no puede controlar. Ya no los ven como protectores", lamentó.

Dieng aconsejó a las autoridades del gobierno aplicar el artículo de las sanciones para presentar a los implicados en actos de violencia contra los civiles ante la justicia inmediatamente y evitar que salgan impunes.

Y opinó que deben ser juzgados porque "las violaciones siguen hasta ahora y la violencia se renueva de forma diaria, por lo que de esta forma no hay esperanza de reconciliación en Sudán del Sur".

El 1 de noviembre pasado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, despidió al comandante de la fuerza de paz en Sudán del Sur, luego que un informe de la propia organización concluyera que los soldados de Naciones Unidas no protegieron a la población civil durante un reciente estallido de violencia en la capital del país africano.

Una investigación realizada por un equipo independiente a pedido de la ONU determinó que la falta de liderazgo en la misión de los cascos azules en Sudán del Sur (UNMISS) derivó en una "respuesta caótica e ineficaz", cuando ocurrieron violentos enfrentamientos en Yuba en julio pasado y los días posteriores.

Firmó su independencia el 9 de julio de 2011, tras un guerra de 22 años contra el gobierno de Sudán que dejó 2 millones de muertos y casi 1 millón de refugiados y desplazados.

Tras un inicio auspicioso, el pequeño y joven país cayó otra vez en las intrigas políticas y los conflictos armados.

En diciembre de 2013, el país se sumió en el caos cuando el presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, denunció un intento de golpe de Estado encabezado por su vicepresidente Rieck Machar, de etnia nuer.

Decenas de miles de personas murieron y más de dos millones fueron desplazadas por los enfrentamientos entre unidades militares leales Kiir y las de Machar. Esta nueva escalada terminó con la firma de un acuerdo de paz en agosto de 2015 y la creación de un gobierno de unidad nacional.

Pero el acuerdo no duró mucho.

La rivalidad continuó y entre el 8 y el 11 de julio pasado, cuando el país celebraba el quinto aniversario de su independencia, se produjeron duros combates entre unidades militares rivales en Yuba, la capital, que terminaron con más de 300 personas y miles de desplazados.

Tras estos enfrentamientos, el Consejo de Seguridad de la ONU, cuya misión en Sudán del Sur ya contaba con 13.000 cascos azules, aprobó el envío de 4.000 soldados más.

11 NOV 2016 - 20:00

En Yuba, la capital del país africano, Dieng pidió a las autoridades de Sudán del Sur proteger a los civiles para evitar más agresiones étnicas, en declaraciones a la prensa en la sede de la misión de la ONU.

Al final de su visita al país, el más joven del mundo, el enviado de Naciones Unidas aseguró que de momento "no hay genocidio en Sudán del Sur, pero el peligro que llevaría a este acto aumenta".

"El genocidio no ocurre en un solo día, por ello hay que impedirlo", subrayó Dieng, insistiendo en que "el terreno ya está preparado para un genocidio en Sudán del Sur", citado por la agencia de noticias EFE.

Además que durante su visita a los campamentos de desplazados establecidos por la ONU en Yuba y Yei, situado al sur de la capital, comprobó "la falta de confianza entre el Ejército y los civiles".

La población habla "de soldados indisciplinados, divididos en distintos grupos armados y bandas que el gobierno no puede controlar. Ya no los ven como protectores", lamentó.

Dieng aconsejó a las autoridades del gobierno aplicar el artículo de las sanciones para presentar a los implicados en actos de violencia contra los civiles ante la justicia inmediatamente y evitar que salgan impunes.

Y opinó que deben ser juzgados porque "las violaciones siguen hasta ahora y la violencia se renueva de forma diaria, por lo que de esta forma no hay esperanza de reconciliación en Sudán del Sur".

El 1 de noviembre pasado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, despidió al comandante de la fuerza de paz en Sudán del Sur, luego que un informe de la propia organización concluyera que los soldados de Naciones Unidas no protegieron a la población civil durante un reciente estallido de violencia en la capital del país africano.

Una investigación realizada por un equipo independiente a pedido de la ONU determinó que la falta de liderazgo en la misión de los cascos azules en Sudán del Sur (UNMISS) derivó en una "respuesta caótica e ineficaz", cuando ocurrieron violentos enfrentamientos en Yuba en julio pasado y los días posteriores.

Firmó su independencia el 9 de julio de 2011, tras un guerra de 22 años contra el gobierno de Sudán que dejó 2 millones de muertos y casi 1 millón de refugiados y desplazados.

Tras un inicio auspicioso, el pequeño y joven país cayó otra vez en las intrigas políticas y los conflictos armados.

En diciembre de 2013, el país se sumió en el caos cuando el presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, denunció un intento de golpe de Estado encabezado por su vicepresidente Rieck Machar, de etnia nuer.

Decenas de miles de personas murieron y más de dos millones fueron desplazadas por los enfrentamientos entre unidades militares leales Kiir y las de Machar. Esta nueva escalada terminó con la firma de un acuerdo de paz en agosto de 2015 y la creación de un gobierno de unidad nacional.

Pero el acuerdo no duró mucho.

La rivalidad continuó y entre el 8 y el 11 de julio pasado, cuando el país celebraba el quinto aniversario de su independencia, se produjeron duros combates entre unidades militares rivales en Yuba, la capital, que terminaron con más de 300 personas y miles de desplazados.

Tras estos enfrentamientos, el Consejo de Seguridad de la ONU, cuya misión en Sudán del Sur ya contaba con 13.000 cascos azules, aprobó el envío de 4.000 soldados más.


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