Murió el ex dictador uruguayo Gregorio Álvarez

A los 91 años, sepultado por la historia desde hacía mucho tiempo y tras pasar 10 de ellos en prisión por cometer graves violaciones a los derechos humanos, murió esta madrugada el ex dictador uruguayo Gregorio Álvarez debido a una falla cardíaca, informaron fuentes del Hospital Militar y del Ministerio del Interior.

28 DIC 2016 - 9:44 | Actualizado

Álvarez ejerció ilegítimamente la Presidencia de la República entre 1981 y 1984 y tuvo un peso fundamental en el golpe militar de 1973 y en la dictadura que se cernió sobre el país durante 12 años.

Una foto de aquella noche del 27 de junio lo muestra caminando con otros militares por el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo a donde los políticos no volverían durante mucho tiempo. Otra toma, no menos icónica, lo mostró mucho tiempo después con la cabeza apenas alzada y el número de procesado 276.487 que le adjudicó la Justicia civil.

Más conocido como "Goyo" y simpatizante del Partido Nacional, ascendió al grado de general en 1971 y prontamente fue designado como jefe del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) encargado de la lucha contra la guerrilla tupamara, que un año después ejecutó a su hermano, el también militar Artigas Álvarez.

Rápidamente escaló posiciones hasta comandar la división del Ejército en Lavalleja- de donde era oriundo y que fue conocida como "la república del Goyo"- para saltar luego a la comandancia del Ejército.

Álvarez llegó a la Presidencia de la República el 1 de setiembre de 1981 tras desplazar al mandatario títere Aparicio Méndez y cuando ya la mayoría de los uruguayos había expresado su rechazo a la dictadura en el plebiscito de 1980, refirió el diario El Observador.

En los meses previos al golpe se había mostrado como un militar progresista –o "peruanista" como se decía entonces- pero prontamente quedaron claras sus intenciones.

El día que asumió como presidente, el diario El País le dedicó un editorial en el que sostuvo que el discurso del general expresó "un pensamiento en forma sobria y al margen de todo desliz de carácter demagógico, fue mesurado pero no exento de la inevitable firmeza y energía que requieren los instantes que vivimos".

Fue invitado a integrar la logia militar Teniente de Artigas y la Masonería, pero no aceptó. En cambio, se introdujo de lleno en el denominado "Operativo Conserva", un contrato firmado en 1982 entre el gobierno y una empresa privada para exportar carne a Argentina. El directorio de uno los frigoríficos que recibía beneficios especiales para participar del negocio estaba integrado por la esposa del dictador.

Pero, progresivamente, los militares más aperturistas le fueron restando su apoyo y tras las elecciones de 1985 que ganó Julio María Sanguinetti, Álvarez le entregó provisoriamente el gobierno al entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Rafael Addiego.

En 2007 comenzaron los procesos judiciales en su contra que lo confinaron en la cárcel de la calle Domingo Arena, un centro de reclusión, vecino de un cuartel, especialmente acondicionado para recibir a militares violadores de los derechos humanos.

Álvarez fue procesado como coautor de reiterados delitos de desaparición forzada vinculadas a los traslados clandestinos de detenidos desde Argentina ocurridos en 1978, cuyos protagonistas fueron asesinados. Luego, se le agregaron otros delitos como el del homicidio de 37 personas cuando ejercía la comandancia del Ejército. La condena sumó 25 años de cárcel.

Durante su gobierno se produjo la ruptura de la denominada "tablita" (sistema de anuncio anticipado del precio del dólar) que sumió al país en una profunda crisis.

Antes de la catástrofe económica, un periodista le preguntó si no existía riesgo de que hubiera una devaluación. Álvarez respondió: "Ni que bajen los marcianos".

28 DIC 2016 - 9:44

Álvarez ejerció ilegítimamente la Presidencia de la República entre 1981 y 1984 y tuvo un peso fundamental en el golpe militar de 1973 y en la dictadura que se cernió sobre el país durante 12 años.

Una foto de aquella noche del 27 de junio lo muestra caminando con otros militares por el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo a donde los políticos no volverían durante mucho tiempo. Otra toma, no menos icónica, lo mostró mucho tiempo después con la cabeza apenas alzada y el número de procesado 276.487 que le adjudicó la Justicia civil.

Más conocido como "Goyo" y simpatizante del Partido Nacional, ascendió al grado de general en 1971 y prontamente fue designado como jefe del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) encargado de la lucha contra la guerrilla tupamara, que un año después ejecutó a su hermano, el también militar Artigas Álvarez.

Rápidamente escaló posiciones hasta comandar la división del Ejército en Lavalleja- de donde era oriundo y que fue conocida como "la república del Goyo"- para saltar luego a la comandancia del Ejército.

Álvarez llegó a la Presidencia de la República el 1 de setiembre de 1981 tras desplazar al mandatario títere Aparicio Méndez y cuando ya la mayoría de los uruguayos había expresado su rechazo a la dictadura en el plebiscito de 1980, refirió el diario El Observador.

En los meses previos al golpe se había mostrado como un militar progresista –o "peruanista" como se decía entonces- pero prontamente quedaron claras sus intenciones.

El día que asumió como presidente, el diario El País le dedicó un editorial en el que sostuvo que el discurso del general expresó "un pensamiento en forma sobria y al margen de todo desliz de carácter demagógico, fue mesurado pero no exento de la inevitable firmeza y energía que requieren los instantes que vivimos".

Fue invitado a integrar la logia militar Teniente de Artigas y la Masonería, pero no aceptó. En cambio, se introdujo de lleno en el denominado "Operativo Conserva", un contrato firmado en 1982 entre el gobierno y una empresa privada para exportar carne a Argentina. El directorio de uno los frigoríficos que recibía beneficios especiales para participar del negocio estaba integrado por la esposa del dictador.

Pero, progresivamente, los militares más aperturistas le fueron restando su apoyo y tras las elecciones de 1985 que ganó Julio María Sanguinetti, Álvarez le entregó provisoriamente el gobierno al entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Rafael Addiego.

En 2007 comenzaron los procesos judiciales en su contra que lo confinaron en la cárcel de la calle Domingo Arena, un centro de reclusión, vecino de un cuartel, especialmente acondicionado para recibir a militares violadores de los derechos humanos.

Álvarez fue procesado como coautor de reiterados delitos de desaparición forzada vinculadas a los traslados clandestinos de detenidos desde Argentina ocurridos en 1978, cuyos protagonistas fueron asesinados. Luego, se le agregaron otros delitos como el del homicidio de 37 personas cuando ejercía la comandancia del Ejército. La condena sumó 25 años de cárcel.

Durante su gobierno se produjo la ruptura de la denominada "tablita" (sistema de anuncio anticipado del precio del dólar) que sumió al país en una profunda crisis.

Antes de la catástrofe económica, un periodista le preguntó si no existía riesgo de que hubiera una devaluación. Álvarez respondió: "Ni que bajen los marcianos".


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