Herrera: "El rugby te da cosas que quedan para toda la vida..."

No hay nada de protocolo sino espontaneidad pura. Ningún casette. Ramiro "Cumpa" Herrera es un agradecido de su formación en tierras patagónicas, lleva a Chenque en el corazón y en su ancha espalda, la responsabilidad de ser un Puma.

Ismael Tebes, periodista del Grupo Jornada de Comodoro Rivadavia, tuvo un mano a mano con Ramiro Herrera.
14 ENE 2017 - 19:36 | Actualizado

Por Ismael Tebes.

El rugby a todo esto, pasó de ser una simple diversión, un deporte integrador como pocos a una profesión. Y la guinda, el vehículo de tantas y tantas historias movilizadoras. El "Cumpa" no visitaba la tierra de los vientos desde hace cinco años aunque mantiene un contacto fluído vía redes sociales y es un difusor constante de lo que ocurre en su club como en la Unión. Entiende que jugar ante las grandes potencias del rugby es apenas una circunstancia. Y que llegar a la Selección Argentina nunca había estado siquiera en sus planes cuando decidió hacer las valijas y partir para sumarse a Hindú. "Siempre nombro con orgullo a Chenque porque ahí empecé a conocer este deporte. El que jugaba era mi hermano hasta que un día decidí acompañarlo. Tengo amigos queridos con los cuales mantengo un vínculo muy afectuoso", dijo Herrera abriendo su exclusiva charla con Jornada en el lobby del Lucania Palazzo Hotel.

"El cariño y el afecto que me demuestra la gente lo interpreto de la manera que yo lo sentí siempre, con las cosas y los valores que me enseñó este deporte. Hay cosas que se forjan en el rugby que en otros lados no están y una de las características que tiene el rugby amateur en Argentina es formar jugadores y personas. Más allá de que forma un carácter fuerte y de acuerdo a eso, depende mucho tu vida en el día a día. Creo que es un lindo reconocimiento. Yo cuando era chico admiraba a muchos jugadores de Los Pumas que venían al Seven y me parecían superhéroes", remarcó sin ponerse en el lugar de figura e invitado de lujo en el ya famoso Seven Playero en Rada Tilly. "Está bueno hoy poder devolver eso. Cuando puedo durante el año, entreno divisiones juveniles en Hindú o voy a dar charlas. Eso es devolver un poco de todo lo que nos da este deporte. Me dio demasiado, la verdad. A veces estando en una Selección, uno está tan enfocado y hay tanta carga horaria que nos olvidamos de estas cosas. No tienen que pasarse por alto".

Del mismo modo en que sentís que el rugby te dio tantas cosas. A la inversa, ¿qué sentís que el deporte te quitó?

"Me dio más que otra cosa si es que tengo que ponerlo en la balanza. Quizás viajes familiares o cumpleaños y hasta un casamiento de mi hermana al que no pude ir. Navidades y fiestas cuando me tocó jugar en Francia. Siempre hay sacrificio y cosas para dejar de lado pero yo sé que es lo que me gusta y es ahora. Sea donde sea lo voy a disfrutar. Mañana quizás me arrepienta por no haber hecho cosas ya sea por extrañar o echar de menos. Estoy convencido en que las cosas se dan en un tiempo y después, queda disfrutar".

Hay "una" imagen que diferencia a la Selección de Rugby de cualquier otra. ¿Cómo se vivencia desde adentro la ceremonia del himno entonado en la previa de un test match ?

"El himno en general para un argentino es importante sobre todo cuando estás afuera, lejos ya sea en Europa o en Nueva Zelanda. También tiene que ver con los partidos y el rival. En ocasiones se siente y es muy emocionante; pasan mil cosas por la cabeza. Desde la familia hasta el momento que entrenaste por primera vez o la primera camiseta que te compraron. También los viajes en infantiles y los entrenadores que pusieron su grano de arena para que uno esté ahí. Hay partidos en que la emoción supera la cabeza".

Ramiro Herrera siempre se diferenció por su actitud más que por su físico. Aunque en su recorrida por las formativas de Chenque siempre debió justificar su talla con el documento. Ahí en la cancha de tierra negra, camino a Sarmiento, demostró que el rugby le quedaba a su medida. Un "XL" apto para afrontar la adversidad, viajar siendo un adolescente a forjarse un destino; a crecer técnicamente y pulir lo que muchos observaban como una perla en bruto. "En Chenque arranqué a los ocho años, medio de rebote y para no quedarme solo en mi casa. Me llevaron a entrenar, era gordito y grandote para mi edad. Me quedé ahí. Al primero que vi fue a "Panchita" Facundo Reynoso, que aún hoy es mi amigo. Mis primeros entrenadores fueron José Cardozo y 'Coco' Risso que en infantiles me entrenaron bastante a los gritos. Todo era muy temperamental porque era difícil tener a treinta pendejos que corrían por todos lados. Más de adolescente, ya con 14 o 15 años, tuve a Walter Sánchez, papá de Valentín, otro amigo. Todos aportaron en una etapa muy importante para mí, nunca jugué en Primera porque me fui muy joven cuando tenía 17. Con la Selección Austral jugué en Juveniles y un partido con la Mayor cuando cumplí 20. Creo que fue contra Alto Valle en la cancha de Calafate".

¿Cómo notás en general al rugby de la zona, sentís que hay una evolución en general en la región y en particular en lo que es la Unión Austral?

"Por lo que sé, se está poniendo mucho esfuerzo y se están poniendo cosas nuevas, generando concentraciones de entrenamiento. Hay una línea bajada de la UAR que yo sé que se está implementando en todas las provincias. Está bueno que los chicos se sigan acercando. Estoy al tanto que Austral ascendió en Juveniles y Mayores y eso significa que están en el lugar que se merecen. Todo lo que venga de ahora en más será progreso y buenas cosas. Es una ciudad que tiene mucha gente, pasión y ganas. Los clubes se preocupan en mejorar instalaciones y todo eso significa crecimiento".

Se ha generado una especie de debate respecto a la formación en el scrum. Y lamentablemente se dieron muchas lesiones de gravedad. Siendo pilar obviamente tenés opinión formada...

"En general el puesto tiene mucho sacrificio. Es arriesgado no de ahora sino de toda la vida. Se le está buscando la vuelta al scrum a nivel mundial hace años para reducir la cantidad de lesiones que hay. Se logró en cierta parte en el rugby profesional pero en el nivel amateur en Argentina pasaron algunos casos que para mí son catástrofes. Creo que se irá mejorando, se están tomando medidas importantes y creo que un jugador en ese puesto tiene que tener una madurez distinta. Por algo son los jugadores que suelen mantenerse hasta los 37 a 38 años. Quizás hasta deberían debutar más tarde. También tiene que ver con la educación de cómo llegar a esas instancias de un plantel superior. Un pilar tiene que saber cómo caer, qué hacer en situaciones límite y sobre todo, formado con destrezas para poder tener un físico adecuado, con eso el rugby en general mejorará un montón".

El "Cumpa" se formó tackleando en las canchas de tierra, un rasgo que solía maltratar rodillas pero agrandar hasta al más débil. Ese sello distintivo de los rugbiers del sur fueron una pequeña muestra gratis. Hoy Ramiro tiene nombre propio, llenó dos pasaportes y es casi un ciudadano del mundo. Del gran mundo ovalado. "El rugby me dio más allá de haber jugado en Los Pumas que no me parece debe ser el objetivo final, mil cosas que hoy agradezco. Te ordena, te organiza, te educa y exige. Todo eso se puede transmitir en la vida: caer, levantarte, sacrificarte, ir a entrenar después de trabajar y estudiar. Todo es por amor y por gusto. El rugby te da cosas que quedan para toda la vida. Amigos por todos lados, gente; conocidos y hasta posibles laburos. Después a cada uno le tocará estar donde deba estar. El objetivo final es hacer que todo lo anterior valga la pena".

Al final, sin mucha visión futurista, prefiere ser pasajero del presente. "Disfruto el día día. Te soy sincero, jugaré hasta que me divierta. Cuando eso ya no me pase, no volveré a entrar a una cancha. También tienen que ver el cuerpo y las lesiones. No me veo jugando hasta las 40 o quizas sí, si me divierto".

Aspira retomar su carrera universitaria (Recursos Humanos) en la medida que sus compromisos se lo permitan. "Estoy haciendo algunas materias a distancia, me anoté hace poco porque con los viajes no puedo cursar", aclaró sobre su vida sin la guinda. "Mis ídolos son mis viejos, Mónica y Luis, después como deportista me gusta mucho Emanuel Ginóbili, sé cómo se maneja y varias cosas de él. Es un grande y un gran ejemplo en general", concluyó el "Cumpa".

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Ismael Tebes, periodista del Grupo Jornada de Comodoro Rivadavia, tuvo un mano a mano con Ramiro Herrera.
14 ENE 2017 - 19:36

Por Ismael Tebes.

El rugby a todo esto, pasó de ser una simple diversión, un deporte integrador como pocos a una profesión. Y la guinda, el vehículo de tantas y tantas historias movilizadoras. El "Cumpa" no visitaba la tierra de los vientos desde hace cinco años aunque mantiene un contacto fluído vía redes sociales y es un difusor constante de lo que ocurre en su club como en la Unión. Entiende que jugar ante las grandes potencias del rugby es apenas una circunstancia. Y que llegar a la Selección Argentina nunca había estado siquiera en sus planes cuando decidió hacer las valijas y partir para sumarse a Hindú. "Siempre nombro con orgullo a Chenque porque ahí empecé a conocer este deporte. El que jugaba era mi hermano hasta que un día decidí acompañarlo. Tengo amigos queridos con los cuales mantengo un vínculo muy afectuoso", dijo Herrera abriendo su exclusiva charla con Jornada en el lobby del Lucania Palazzo Hotel.

"El cariño y el afecto que me demuestra la gente lo interpreto de la manera que yo lo sentí siempre, con las cosas y los valores que me enseñó este deporte. Hay cosas que se forjan en el rugby que en otros lados no están y una de las características que tiene el rugby amateur en Argentina es formar jugadores y personas. Más allá de que forma un carácter fuerte y de acuerdo a eso, depende mucho tu vida en el día a día. Creo que es un lindo reconocimiento. Yo cuando era chico admiraba a muchos jugadores de Los Pumas que venían al Seven y me parecían superhéroes", remarcó sin ponerse en el lugar de figura e invitado de lujo en el ya famoso Seven Playero en Rada Tilly. "Está bueno hoy poder devolver eso. Cuando puedo durante el año, entreno divisiones juveniles en Hindú o voy a dar charlas. Eso es devolver un poco de todo lo que nos da este deporte. Me dio demasiado, la verdad. A veces estando en una Selección, uno está tan enfocado y hay tanta carga horaria que nos olvidamos de estas cosas. No tienen que pasarse por alto".

Del mismo modo en que sentís que el rugby te dio tantas cosas. A la inversa, ¿qué sentís que el deporte te quitó?

"Me dio más que otra cosa si es que tengo que ponerlo en la balanza. Quizás viajes familiares o cumpleaños y hasta un casamiento de mi hermana al que no pude ir. Navidades y fiestas cuando me tocó jugar en Francia. Siempre hay sacrificio y cosas para dejar de lado pero yo sé que es lo que me gusta y es ahora. Sea donde sea lo voy a disfrutar. Mañana quizás me arrepienta por no haber hecho cosas ya sea por extrañar o echar de menos. Estoy convencido en que las cosas se dan en un tiempo y después, queda disfrutar".

Hay "una" imagen que diferencia a la Selección de Rugby de cualquier otra. ¿Cómo se vivencia desde adentro la ceremonia del himno entonado en la previa de un test match ?

"El himno en general para un argentino es importante sobre todo cuando estás afuera, lejos ya sea en Europa o en Nueva Zelanda. También tiene que ver con los partidos y el rival. En ocasiones se siente y es muy emocionante; pasan mil cosas por la cabeza. Desde la familia hasta el momento que entrenaste por primera vez o la primera camiseta que te compraron. También los viajes en infantiles y los entrenadores que pusieron su grano de arena para que uno esté ahí. Hay partidos en que la emoción supera la cabeza".

Ramiro Herrera siempre se diferenció por su actitud más que por su físico. Aunque en su recorrida por las formativas de Chenque siempre debió justificar su talla con el documento. Ahí en la cancha de tierra negra, camino a Sarmiento, demostró que el rugby le quedaba a su medida. Un "XL" apto para afrontar la adversidad, viajar siendo un adolescente a forjarse un destino; a crecer técnicamente y pulir lo que muchos observaban como una perla en bruto. "En Chenque arranqué a los ocho años, medio de rebote y para no quedarme solo en mi casa. Me llevaron a entrenar, era gordito y grandote para mi edad. Me quedé ahí. Al primero que vi fue a "Panchita" Facundo Reynoso, que aún hoy es mi amigo. Mis primeros entrenadores fueron José Cardozo y 'Coco' Risso que en infantiles me entrenaron bastante a los gritos. Todo era muy temperamental porque era difícil tener a treinta pendejos que corrían por todos lados. Más de adolescente, ya con 14 o 15 años, tuve a Walter Sánchez, papá de Valentín, otro amigo. Todos aportaron en una etapa muy importante para mí, nunca jugué en Primera porque me fui muy joven cuando tenía 17. Con la Selección Austral jugué en Juveniles y un partido con la Mayor cuando cumplí 20. Creo que fue contra Alto Valle en la cancha de Calafate".

¿Cómo notás en general al rugby de la zona, sentís que hay una evolución en general en la región y en particular en lo que es la Unión Austral?

"Por lo que sé, se está poniendo mucho esfuerzo y se están poniendo cosas nuevas, generando concentraciones de entrenamiento. Hay una línea bajada de la UAR que yo sé que se está implementando en todas las provincias. Está bueno que los chicos se sigan acercando. Estoy al tanto que Austral ascendió en Juveniles y Mayores y eso significa que están en el lugar que se merecen. Todo lo que venga de ahora en más será progreso y buenas cosas. Es una ciudad que tiene mucha gente, pasión y ganas. Los clubes se preocupan en mejorar instalaciones y todo eso significa crecimiento".

Se ha generado una especie de debate respecto a la formación en el scrum. Y lamentablemente se dieron muchas lesiones de gravedad. Siendo pilar obviamente tenés opinión formada...

"En general el puesto tiene mucho sacrificio. Es arriesgado no de ahora sino de toda la vida. Se le está buscando la vuelta al scrum a nivel mundial hace años para reducir la cantidad de lesiones que hay. Se logró en cierta parte en el rugby profesional pero en el nivel amateur en Argentina pasaron algunos casos que para mí son catástrofes. Creo que se irá mejorando, se están tomando medidas importantes y creo que un jugador en ese puesto tiene que tener una madurez distinta. Por algo son los jugadores que suelen mantenerse hasta los 37 a 38 años. Quizás hasta deberían debutar más tarde. También tiene que ver con la educación de cómo llegar a esas instancias de un plantel superior. Un pilar tiene que saber cómo caer, qué hacer en situaciones límite y sobre todo, formado con destrezas para poder tener un físico adecuado, con eso el rugby en general mejorará un montón".

El "Cumpa" se formó tackleando en las canchas de tierra, un rasgo que solía maltratar rodillas pero agrandar hasta al más débil. Ese sello distintivo de los rugbiers del sur fueron una pequeña muestra gratis. Hoy Ramiro tiene nombre propio, llenó dos pasaportes y es casi un ciudadano del mundo. Del gran mundo ovalado. "El rugby me dio más allá de haber jugado en Los Pumas que no me parece debe ser el objetivo final, mil cosas que hoy agradezco. Te ordena, te organiza, te educa y exige. Todo eso se puede transmitir en la vida: caer, levantarte, sacrificarte, ir a entrenar después de trabajar y estudiar. Todo es por amor y por gusto. El rugby te da cosas que quedan para toda la vida. Amigos por todos lados, gente; conocidos y hasta posibles laburos. Después a cada uno le tocará estar donde deba estar. El objetivo final es hacer que todo lo anterior valga la pena".

Al final, sin mucha visión futurista, prefiere ser pasajero del presente. "Disfruto el día día. Te soy sincero, jugaré hasta que me divierta. Cuando eso ya no me pase, no volveré a entrar a una cancha. También tienen que ver el cuerpo y las lesiones. No me veo jugando hasta las 40 o quizas sí, si me divierto".

Aspira retomar su carrera universitaria (Recursos Humanos) en la medida que sus compromisos se lo permitan. "Estoy haciendo algunas materias a distancia, me anoté hace poco porque con los viajes no puedo cursar", aclaró sobre su vida sin la guinda. "Mis ídolos son mis viejos, Mónica y Luis, después como deportista me gusta mucho Emanuel Ginóbili, sé cómo se maneja y varias cosas de él. Es un grande y un gran ejemplo en general", concluyó el "Cumpa".


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