Angela Merkel volvió a condenar el espionaje revelado por Snowden

La canciller alemana, Angela Merkel, reiteró hoy ante el parlamento que el caso de espionaje estadounidense a su país, que intervino hasta su propio teléfono móvil, fue un gesto inaceptable "entre amigos", y sugirió que Washington no permitió concertar un acuerdo de prohibición.

16 FEB 2017 - 11:52 | Actualizado

Merkel hizo esas declaraciones ante una comisión parlamentaria que investiga el espionaje masivo de Estados Unidos en el país que reveló en 2013 el ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos Edward Snowden.

En su intervención, la mandataria reiteró el "no está bien espiar a los amigos" que lanzó cuando se supo que también ella había sido objetivo del espionaje telefónico de la inteligencia estadounidense.

"Mi norma es que no puede aceptarse el espìonaje entre amigos, y si se da, tenemos que intervenir", especificó. El incidente provocó un altercado diplomático entre Berlín y Washington y agrió por un tiempo las relaciones mutuas.

Alemania buscó en ese momento acordar un acuerdo de no espiarse mutuamente, pero el intento fracasó. Interrogada al respecto, aseguró que estaba convencida de que su país había trabajado "muy intensamente" sobre esa línea, un modo de derivar la responsabilidad a Estados Unidos.

Antes de ser interrogada por los diputados, Merkel destacó la importancia de salvaguardar la esfera privada pero al mismo tiempo de proteger a la ciudadanía de la amenaza terrorista.

"Al final siempre se trata de encontrar el equilibrio entre libertad y seguridad", dijo la canciller.

Merkel aseguró que esta fue su postura cuando se enteró por los medios en junio de 2013 de que la inteligencia estadounidense trabajaba con "programas de recopilación de datos", informó la agencia de noticias DPA.

Más adelante salió a la luz que el servicio de inteligencia alemán BND había espiado datos a gran escala de empresas y funcionarios europeos por cuenta de otros países aliados, incluido Estados Unidos.

En 2013, el ex topo estadounidense, Edward Snowden, desató un escándalo al revelar que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), donde se desempeñaba, espió durante años a la canciler alemana Angela Merkel, y a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

Dos años después, medios alemanes difundieron una serie de cables filtrados por el portal Wikileaks que demostraban que los gobiernos de ese país habían sido espiados por la desde hacía al menos treinta años.

Entre los documentos filtrados apareció una lista con 56 números de teléfono pertenecientes a miembros del gabinete de Merkel así como también a los anteriores cancilleres Helmut Kohl (1980-1998) y Gerhard Schröder (1998-2005), y el del celular que utilizó la propia Merkel hasta 2013.

Semanas antes de esta segunda revelación, la Fiscalía alemana había sobreseído, por falta de pruebas, la investigación abierta en junio de 2014 contra los servicios secretos de Estados Unidos por presuntas escuchas al teléfono celular de Merkel.

16 FEB 2017 - 11:52

Merkel hizo esas declaraciones ante una comisión parlamentaria que investiga el espionaje masivo de Estados Unidos en el país que reveló en 2013 el ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos Edward Snowden.

En su intervención, la mandataria reiteró el "no está bien espiar a los amigos" que lanzó cuando se supo que también ella había sido objetivo del espionaje telefónico de la inteligencia estadounidense.

"Mi norma es que no puede aceptarse el espìonaje entre amigos, y si se da, tenemos que intervenir", especificó. El incidente provocó un altercado diplomático entre Berlín y Washington y agrió por un tiempo las relaciones mutuas.

Alemania buscó en ese momento acordar un acuerdo de no espiarse mutuamente, pero el intento fracasó. Interrogada al respecto, aseguró que estaba convencida de que su país había trabajado "muy intensamente" sobre esa línea, un modo de derivar la responsabilidad a Estados Unidos.

Antes de ser interrogada por los diputados, Merkel destacó la importancia de salvaguardar la esfera privada pero al mismo tiempo de proteger a la ciudadanía de la amenaza terrorista.

"Al final siempre se trata de encontrar el equilibrio entre libertad y seguridad", dijo la canciller.

Merkel aseguró que esta fue su postura cuando se enteró por los medios en junio de 2013 de que la inteligencia estadounidense trabajaba con "programas de recopilación de datos", informó la agencia de noticias DPA.

Más adelante salió a la luz que el servicio de inteligencia alemán BND había espiado datos a gran escala de empresas y funcionarios europeos por cuenta de otros países aliados, incluido Estados Unidos.

En 2013, el ex topo estadounidense, Edward Snowden, desató un escándalo al revelar que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), donde se desempeñaba, espió durante años a la canciler alemana Angela Merkel, y a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

Dos años después, medios alemanes difundieron una serie de cables filtrados por el portal Wikileaks que demostraban que los gobiernos de ese país habían sido espiados por la desde hacía al menos treinta años.

Entre los documentos filtrados apareció una lista con 56 números de teléfono pertenecientes a miembros del gabinete de Merkel así como también a los anteriores cancilleres Helmut Kohl (1980-1998) y Gerhard Schröder (1998-2005), y el del celular que utilizó la propia Merkel hasta 2013.

Semanas antes de esta segunda revelación, la Fiscalía alemana había sobreseído, por falta de pruebas, la investigación abierta en junio de 2014 contra los servicios secretos de Estados Unidos por presuntas escuchas al teléfono celular de Merkel.


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