Se calienta la campaña por la presidencia de Francia

La campaña presidencial francesa atravesó hoy momentos dramáticos con Francois Fillon defendiendo con uñas y dientes y con un acto masivo en el corazón de París su candidatura por el principal partido de derecha, Republicanos, mientras varios barones de esa fuerza conservadora preparan un motín interno para derrocarlo y reemplazarlo con su rival de las primarias, el ex ministro Alain Juppé.

05 MAR 2017 - 15:38 | Actualizado

La candidatura de Fillon, quien hasta sólo unos meses era el claro favorito de todas las encuestas, comenzó a debilitarse cuando la revista satírica y de investigación, Le Canard Enchainé, publicó que su esposa, Penelope, y sus hijos habían cobrado como sus asesores cuando era diputado sin haber cumplido ninguna tarea parlamentaria real.

La Justicia ya anunció que el ex primer ministro y actual candidato presidencial será imputado por cargos de corrupción y esto precipitó la crisis en la centroderecha que había cerrado filas detrás de Fillon. Quizás por eso su esposa rompió hoy el silencio.

"Mi papel era ayudarlo en su relación de cargo electo con la gente. (...) Me encargaba del correo junto con la secretaria, preparaba a mi marido notas y fichas sobre las manifestaciones locales de la circunscripción (...), le hacía una especie de revista de la prensa local, la representaba en manifestaciones, releía sus discursos", explicó Penelope Fillon en una entrevista con el diario dominical Le Journal du Dimanche, citado por la agencia de noticias EFE.

Pero, pese a las aclaraciones de Penelope Fillon, varios barones de la derecha francesa anunciaron hoy con bombos y platillos que están preparando un arremetida contra su candidato presidencial.

"En las próximas horas, daremos a conocer una propuesta. (...) No tenemos tiempo para debatir quién tiene más talento. No creo que ningún político de unos 40 años en nuestro partido, que tenga el talento, pueda asumir el rol de unificarnos", aseguró Christian Estrosi, un cercano aliado del ex presidente Nicolas Sarkozy, en una entrevista con el canal de noticias BFMTV, citado por la agencia de noticias Reuters.

"Lo más fácil, obviamente (...) es elegir a la persona que llegó en segundo lugar en las primarias (...) Alain Juppé", agregó el dirigente conservador, quien prometió que su propuesta será presentada antes de que el mañana lunes a la mañana la cúpula del partido, Republicanos, se reúna para analizar la situación legal y política de su candidato, que en los últimos días sufrió una importante hemorragia de apoyos.

Por su parte, Jean-Christophe Lagarde, el jefe de partido de centroderecha Unión de Demócratas e Independientes (UDI), uno de los principales aliados de Republicanos en esta campaña presidencial, fue igual de directo al advertir que la candidatura de Fillon llevará a "un fracaso seguro" y pidió que Juppé lo reemplace.

"En los Juegos Olímpicos cuando el medallista de oro queda descalificado entonces el medallista de plata toma su lugar", argumentó Lagarde a menos de dos meses de la primera vuelta presidencial.

Pero Fillon no tiene pensado dar un paso al costado; está dispuesto a pelear hasta el último minuto.

Por eso, hoy convocó a un acto masivo en el corazón de París, cerca de la Torre de Eiffel, para demostrarle a su partido que su candidatura sigue teniendo apoyo popular.

"¿Permitirán que los intereses de agrupaciones, luchas de poder y segundas intenciones de todo tipo se impongan a la grandeza y coherencia de un programa compartido por millones de electores?", desafió Fillon.

Según la Policía, el ex premier convocó a unas 40.000 personas -los organizadores hablaron de más de 200.000- y esta multitud fue suficiente para que el líder, generalmente de carácter conciliador, se animara a denunciar las "traiciones" y "la deserción asumida sin vergüenza y también sin orgullo" de muchos de sus correligionarios a sólo semanas de la primera vuelta presidencial de abril próximo.

El objetivo de la ira de Fillon fue Emmanuel Macron, el candidato liberal en ascenso, un ex ministro de Economía del actual gobierno socialista y el principal beneficiario de su caída en las encuestas.

"¡No nos dejemos engañar por estos gurús modernos que están de vuelta sin haber ido a ninguna parte!", sentenció el frágil candidato en referencia a su rival que no se presenta por ningún partido establecido y que promete "renovar" la clase política francesa.

Al mismo tiempo, la candidata que aparece como favorita para la primera vuelta presidencial, la ultraderechista Marine Le Pen, también está sufriendo un duro embate judicial a sólo semanas de las elecciones.

La semana pasada Le Pen se animó a desafiar a la Justicia y se negó a declarar ante los jueces que la investigan por un caso muy similar al de la familia Fillon: contratar como asesores legislativos -en este caso para el Parlamento Europeo- a personas cercanas que en realidad no cumplieron ninguna función real.

"Hay un perfume de persecución", se justificó hoy la líder del partido xenófobo Frente Nacional en una entrevista con BFMTV.

Le Pen acusó a la Justicia de tener "el objetivo evidente de perturbar la elección presidencial" y sostuvo que "la Fiscalía es totalmente dependiente del poder político", aunque no demostró ninguna prueba concreta para sustentar esas denuncias.

05 MAR 2017 - 15:38

La candidatura de Fillon, quien hasta sólo unos meses era el claro favorito de todas las encuestas, comenzó a debilitarse cuando la revista satírica y de investigación, Le Canard Enchainé, publicó que su esposa, Penelope, y sus hijos habían cobrado como sus asesores cuando era diputado sin haber cumplido ninguna tarea parlamentaria real.

La Justicia ya anunció que el ex primer ministro y actual candidato presidencial será imputado por cargos de corrupción y esto precipitó la crisis en la centroderecha que había cerrado filas detrás de Fillon. Quizás por eso su esposa rompió hoy el silencio.

"Mi papel era ayudarlo en su relación de cargo electo con la gente. (...) Me encargaba del correo junto con la secretaria, preparaba a mi marido notas y fichas sobre las manifestaciones locales de la circunscripción (...), le hacía una especie de revista de la prensa local, la representaba en manifestaciones, releía sus discursos", explicó Penelope Fillon en una entrevista con el diario dominical Le Journal du Dimanche, citado por la agencia de noticias EFE.

Pero, pese a las aclaraciones de Penelope Fillon, varios barones de la derecha francesa anunciaron hoy con bombos y platillos que están preparando un arremetida contra su candidato presidencial.

"En las próximas horas, daremos a conocer una propuesta. (...) No tenemos tiempo para debatir quién tiene más talento. No creo que ningún político de unos 40 años en nuestro partido, que tenga el talento, pueda asumir el rol de unificarnos", aseguró Christian Estrosi, un cercano aliado del ex presidente Nicolas Sarkozy, en una entrevista con el canal de noticias BFMTV, citado por la agencia de noticias Reuters.

"Lo más fácil, obviamente (...) es elegir a la persona que llegó en segundo lugar en las primarias (...) Alain Juppé", agregó el dirigente conservador, quien prometió que su propuesta será presentada antes de que el mañana lunes a la mañana la cúpula del partido, Republicanos, se reúna para analizar la situación legal y política de su candidato, que en los últimos días sufrió una importante hemorragia de apoyos.

Por su parte, Jean-Christophe Lagarde, el jefe de partido de centroderecha Unión de Demócratas e Independientes (UDI), uno de los principales aliados de Republicanos en esta campaña presidencial, fue igual de directo al advertir que la candidatura de Fillon llevará a "un fracaso seguro" y pidió que Juppé lo reemplace.

"En los Juegos Olímpicos cuando el medallista de oro queda descalificado entonces el medallista de plata toma su lugar", argumentó Lagarde a menos de dos meses de la primera vuelta presidencial.

Pero Fillon no tiene pensado dar un paso al costado; está dispuesto a pelear hasta el último minuto.

Por eso, hoy convocó a un acto masivo en el corazón de París, cerca de la Torre de Eiffel, para demostrarle a su partido que su candidatura sigue teniendo apoyo popular.

"¿Permitirán que los intereses de agrupaciones, luchas de poder y segundas intenciones de todo tipo se impongan a la grandeza y coherencia de un programa compartido por millones de electores?", desafió Fillon.

Según la Policía, el ex premier convocó a unas 40.000 personas -los organizadores hablaron de más de 200.000- y esta multitud fue suficiente para que el líder, generalmente de carácter conciliador, se animara a denunciar las "traiciones" y "la deserción asumida sin vergüenza y también sin orgullo" de muchos de sus correligionarios a sólo semanas de la primera vuelta presidencial de abril próximo.

El objetivo de la ira de Fillon fue Emmanuel Macron, el candidato liberal en ascenso, un ex ministro de Economía del actual gobierno socialista y el principal beneficiario de su caída en las encuestas.

"¡No nos dejemos engañar por estos gurús modernos que están de vuelta sin haber ido a ninguna parte!", sentenció el frágil candidato en referencia a su rival que no se presenta por ningún partido establecido y que promete "renovar" la clase política francesa.

Al mismo tiempo, la candidata que aparece como favorita para la primera vuelta presidencial, la ultraderechista Marine Le Pen, también está sufriendo un duro embate judicial a sólo semanas de las elecciones.

La semana pasada Le Pen se animó a desafiar a la Justicia y se negó a declarar ante los jueces que la investigan por un caso muy similar al de la familia Fillon: contratar como asesores legislativos -en este caso para el Parlamento Europeo- a personas cercanas que en realidad no cumplieron ninguna función real.

"Hay un perfume de persecución", se justificó hoy la líder del partido xenófobo Frente Nacional en una entrevista con BFMTV.

Le Pen acusó a la Justicia de tener "el objetivo evidente de perturbar la elección presidencial" y sostuvo que "la Fiscalía es totalmente dependiente del poder político", aunque no demostró ninguna prueba concreta para sustentar esas denuncias.


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